Mortero de combate

Mortero de combate
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Mortero 82 mm (82-PM43) en posición de combate

Mortero de combate. Pieza de artillería destinada a efectuar en tiro parabólico, constituyendo un potente medio de fuego para aniquilar a las fuerzas vivas y técnica del enemigo, en el terreno, trincheras o en abrigos fortificados.

Desarrollo

El primer mortero que entre en servicio no fue en Francia como pregonan algunos apologistas de la tecnología occidental sino en el ejército ruso, en 1904, fabricado por el teniente general L.N. Gobiato y empleado durante la defensa de Puerto Arturo, en la guerra ruso-japonesa, utilizaba granadas subcalibradas de 11,5 kg y ángulos de elevación 45-65º.

A partir de allí los morteros fueron adoptados por los ejércitos de otros Estados, dada sus excelentes cualidades tales como elevada cadencia de fuego, exactitud, construcción sencilla, poco peso y elevado nivel de preparación para la apertura del fuego. De hecho se comenzó la fabricación masiva de los mismos en diferentes calibres.

Estos poseen ángulos de elevación entre 45-85º lo que les permite destruir objetivos cubiertos que no pueden ser batidos por armas de infantería, lanzagranadas y cañones sin retroceso, además cuentan con una gran fiabilidad lo que les permite funcionar prácticamente sin interrupción en cualquier condición meteorológica.

En servicio

Los morteros se utilizan prácticamente en todos los ejércitos del mundo y van desde pequeños calibres utilizados a nivel de compañía generalmente de 60 mm hasta morteros divisionarios de 160-230 mm. Son clasificados acorde al método de carga como avancarga, si se cargan por la boca del tubo (calibres pequeños y medianos) y retrocarga si se cargan por la parte trasera (más de 120 mm de calibre). Igualmente pueden ser transportados por la dotación, en vehículos blindados o no, remolcados y autopropulsados.

Su lugar en la historia

En la década del 30 se fabricaron en la URSS con diseño fundamentalmente de las oficinas de V.I. Chaburin, N.A. Dorovlev y E.N. Chamarin, morteros de 50, 82, 107 y 120 mm que superaron a sus análogos extranjeros por sus cualidades combativas. La industria soviética fabricó durante toda la Segunda Guerra Mundial cerca de 348 000 piezas de distintos calibres y fueron utilizados en todas las operaciones realizadas por el ejército soviético. De hecho a las baterías reactivas Katiushas se les llamaba unidades de mortero de la guardia.

Los morteros 82 mm fueron muy utilizados durante la guerra de Viet Nam por los guerrilleros del Frente de Liberación Nacional (FLN) demostrando allí ser un arma muy efectiva, estos destruyeron casi tantos aviones en tierra como en el aire, mediante los ataques sorpresivos que hacían magistralmente los vietnamitas a las bases aéreas norteamericanas, y eso que las baterías antiaéreas y la aviación vietnamita se hicieron famosas por su efectividad. El poco peso del arma, su poder destructivo y su fiabilidad lo hicieron idóneo para el tipo de guerra asimétrica llevada a cabo por aquellos patriotas.

Una batería de morteros 82 emplazada en Angola

Los morteros 82 mm, los fusiles de asalto AK y los lanzacohetes antitanque RPG fueron las armas clásicas de la victoria en Viet Nam contra un agresor mucho más fuerte demostrando que no hay poder invencible.

En Cuba

Los morteros entran a Cuba a formar parte del Ejercito Nacional (EN) mediante los tratados de ayuda mutua y convenios militares con Estados Unidos, siendo Cuba un mercado seguro para la técnica de combate obsoleta del US Army a medida que este iba modernizando sus inventarios. No obstante estos estaban en correspondencia con las posibilidades y objetivos del EN para aquellos años, siendo uno de los mejores equipados del continente sin incluir EE UU y Canadá.

Para finales de los años 50 en EN contaba con piezas de morteros entrados al país a mediados de 1956 en los calibres 60 mm y 81 mm siendo destinados al Rgto. 7 de artillería Máximo Gómez y la División de Inf. Alejandro Rodríguez Velazco. También junto a otros armamentos modernos se asignaron al batallón especial de paracaidistas o infantería ligera, el de mejor desempeño en toda la lucha insurreccional, lo cual no pudo impedir que fuera derrotado por el Ejército Rebelde durante la última ofensiva de la tiranía contra la Sierra Maestra, codificada FF.

Un combatiente carga un mortero 120 mm durante la primera invasión sudafricána en 1976

Cuando se produce el triunfo de la Revolución cubana, el Ejército Rebelde hereda el arsenal entregado por los norteamericanos al gobierno de Fulgencio Batista, que basaba su doctrina militar en un ejército profesional limitado, por lo que los inventarios con que contaban las fuerzas armadas de entonces solo respondía al concepto suficiente para sofocar levantamientos populares, y en los casos de defensa extrafrontreras se preveía que el Ejército Nacional se subordinara a la estructura norteamericana de defensa hemisférica para operaciones de contra insurgencia, patrulla naval o apoyo logístico.

Ante la agresividad perfilada y el bloqueo económico, incluyendo el armamentístico de EE.UU., la dirección de la Revolución se ve en la necesidad de buscar nuevos suministradores de armas. La URSS y otros países socialistas responden con el envío de armas y para abril de 1961 cuando se produjo la invasión por Playa Girón ya el país contaba con los excelentes morteros 82 mm y 120 mm que buenos servicios prestaron a los bisoños artilleros junto a los obuses 122 mm modelo 38 y los 130 mm con que contó la artillería patriótica.

Una batería 120 mm abre fuego durante la toma de Carmona en 1976

Los morteros 82 y 120 mm han sido participes de toda la epopeya cubana en África, los primeros internacionalistas que viajaron como asesores de los guerrilleros del PAIGC fueron a instruir a aquellos en el uso de la artillería, fundamentalmente los morteros. Utilizados por el contingente cubano que derrotó la invasión somalí al Ogaden Etíope (ver guerra del Ogaden) y durante la Operación Carlota.

Hoy día Cuba moderniza su arsenal instalando los morteros M 120 mm en transportadores blindados del tipo BRDM, dotándolos de una mayor movilidad, protección y efectividad.

Véase también

Fuente

  • Gleijeses, Piero (2002). “Misiones en conflicto”. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana.
  • Libro en preparación “Las armas de la victoria. Tecnología soviética en las FAR”
  • Martínez Ochoa. Capitán W. “Historia del mortero”.RTM de las FAR. Año 10 no. 4 de 1982.
  • Uralde Cancio M. y Rosado Eiro L. “El ejército soy yo”. Editoriales de Ciencias Sociales. La Habana 2006.