Movimiento Anexionista Cubano

Movimiento Anexionista Cubano
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Escudo de Cuba-Cuban Filibuster Movement (1849-1856)-Narciso Lopez.png
Escudo de Cuba diseñado por el Movimiento Filibustero Cubano para que sirviera como símbolo de la república que se establecería en suelo cubano una vez liberada la Isla.
Lugar Capitanía General de Cuba, Bandera del Imperio Español Imperio Español
Beligerantes
Bandera de Cuba Revolucionarios cubanos
Bandera de los Estados Unidos de América Colaboradores de la Unión
Bandera del Imperio Español Imperio Español
Comandantes
Narciso López
Isidoro Armenteros
Joaquín de Agüero
José Gutiérrez de la Concha

Movimiento Anexionista Cubano (1849-1856), también denominado como Movimiento Filibustero Cubano (en inglés: Cuban Filibuster Movement) por algunos estudiosos no-cubanos del tema[1]. Fue un movimiento cívico-militar cubano, con apoyo estadounidense e impulsado por el independentista y anexionista venezolano Narciso López, que tenía como objetivo principal la expulsión del territorio cubano de las fuerzas coloniales españolas, para lograr de esta forma su independencia y preparar las condiciones para una futura anexión de la Isla de Cuba a los Estados de la Unión.

El movimiento tenía carácter nacional, siendo sus principales figuras, además del mencionado Narciso López, fue el trinitario Isidoro Armenteros, Presidente de la Sociedad Liberadora de Puerto Príncipe y líder de la Conspiración de la Mina de la Rosa Cubana, y el camagüeyano Joaquín de Agüero, jefe de las acciones en la provincia de Camagüey.

Historia

Formación del ideal anexionista

La corriente anexionista alcanzó fuerza en Cuba después de la salvaje represión antiabolicionista realizada por el gobernador y capitán general Leopoldo O'Donnell la supuesta conspiración de la Escalera, en la cual involucraron también a criollos blancos. Se produjeron varias conspiraciones y alzamientos, así como las expediciones de Narciso López, todos reprimidos por las autoridades coloniales.

Los grandes hacendados azucareros cubano consideran la anexión a los estados esclavistas del sur de los Estados Unidos como una buena opción para la Isla. Los anexionistas abogaban por la incorporación a Estados Unidos, aspiraban a mantener la esclavitud, mayores libertades comerciales, rebajas arancelarias y otras ventajas económicas. Para algunos de sus partidarios, por ejemplo, Gaspar Betancourt Cisneros, era atractivo el progreso económico alcanzado por el país vecino luego de su independencia; deseosos de liberarse de España no tenían confianza en las fuerzas propias para hacerlo. Este enfoque prevaleció en la mente de algunos anticolonialistas hasta los inicios de la Revolución de 1868.

Los movimientos anexionistas, se habían desarrollado paralelamente en Cuba y en los Estados Unidos. En Cuba, este tipo de movimiento se vió fomentado gracias a la foramción, por parte de ricos hacendados, del denominado Club de La Habana. Fundado en 1847, el Club era una sociedad de carácter secreto y entre sus miembros principales se encontraban José Luis Alfonso, masques de Montelo, Miguel Aldama, José Antonio Echeverría, Francisco de Frías Jacott, Anacleto Bermúdez, Domingo de Coicuría, Cristóbal Madan y Madan, Ramón de Palma, Cirilo Villaverde y el norteamericano John S. Trasher, quien residiendo en La Habana era el director del periódico cubano El Faro Industrial, entre otros, que se reunión en el palacio de Miguel Aldama principalmente.

En los Estados Unidos también se habían establecido grupos anexionistas, principalmente formados con patriotas cubanos, exiliados en su mayoría por opiniones liberales. El grupo de Nueva York aglutinaba entre otros a Cristóbal Madan y Madan, Gaspar Betancourt Cisneros y José Aniceto Iznaga. En 1847 Cristóbal Madan organizó en Nueva York en Consejo Cubano, el cual a principio de 1848 comenzó a publicar el periódico La Verdad, editado en inglés y en español, se distribuía gratuitamente entre los grupos anexionistas, tanto en Estados Unidos como en Cuba, a donde llegaba clandestinamente. En julio de 1847, ya los órganos de opinión en los Estados Unidos como el Sun de Nueva York, donde también se imprimía sin costo alguno La Verdad, gracias a su director, el anexionista Moses Y. Beach, en su editorial titulado Cuba bajo la bandera de los Estados Unidos, este expresaba entre otras cosas que Cuba debía ser de la Unión. Poco a poco los periodistas, patriotas y políticos cubanos y de la Unión preparaban al pueblo cubano para el levantamiento armado y el establecimiento de la república que se ideaba para la Isla.

Conspiraciones

Conspiración de la Mina de la Rosa Cubana

Bandera mandada a confeccionar por Narciso López en 1848 para una Trinidad no-española.

En 1842 tomaba posesión del Cargo de Gobernador del Departamento Central el general del ejército español, de origen venezolano, Narciso López, quien se estableció en Trinidad. López trabajo, junto a otros miembros de la oligarquía trinitaria entre los que se encontraba José Sánchez Iznaga, por derrocar el gobierno colonial y anexarse a la Unión. Narciso López alentó la conocida Mina de la Rosa Cubana en 1848, diseñando para esta una bandera que identificaba a Trinidad y luego sirvió de patrón para la actual enseña de la República de Cuba[2].

El propósito del movimiento era separar a Cuba de España en caso de que aquella, cediendo a las presiones británicas, decretara la abolición de la esclavitud. De ahí que cuando a los grandes capitalistas de la Junta, Cristóbal Madan, José Luis Alfonso, Miguel Aldama, Miguel Teurbe Tolón, entre otros-, les falló el plan de pagar una invasión capitaneada por el general norteamericano William Jenkins Worth al frente de 5 000 mercenarios veteranos de la recién concluida guerra contra México, volvieron sus ojos hacia el venezolano, quien contaba con el apoyo de algunas unidades de Trinidad, Sancti Spíritus, Cienfuegos y Matanzas para iniciar la insurrección.

Sin embargo, el presidente norteamericano, que en esos momentos negociaba con Madrid la compra de Cuba, consideró que un estallido armado en la Isla podía conducir a resultados indeseables para sus planes, por lo que, tan pronto como su cónsul en La Habana le puso al tanto de los acontecimientos, informó de ello al gobierno español el 4 de julio de 1848.

Rápidamente el nuevo capitán general de la Isla, Federico Roncalli envió tropas a la región de Manicaragua para impedir el levantamiento y apresar a los conspiradores, pero Narciso López y su principal colaborador, José M. Sánchez Iznaga, lograron escapar a Estados Unidos donde continuaron conspirando.

Conspiración de 1851 en Trinidad

Isidoro Armenteros, líder del movimiento revolucionario en Trinidad.

La conspiración más significativa en Trinidad la realizó el hacendado Isidoro Armenteros, teniente coronel graduado de milicias de caballería adscrito al ejército español y amigo del anexionista Narciso López, además de ser en el presidente de la Sociedad Libertadora de Puerto Príncipe. Armenteros quería detener al gobernador de la Isla que se encontraba en la región, pero ante el aviso de que los españoles habían descubierto la conspiración decidió, junto a unos sesenta y nueve hombres, entre los que figuraban el poeta Fernando Hernández Echarri y el mayoral del ingenio Palmarito, Rafael Arcís Bravo, hombre de confianza del marqués de Guáimaro, ir hacia el monte. En la montañas trinitarias Isidoro y sus hombre proclamaron el levantamiento en armas contra el régimen colonial, esto ocurrió el 24 de julio de 1851, en los márgenes del río Ay.

Entre los colaboradores de Isidoro estaban ricos hacendados y oligarcas trinitarios entre los que figuran el Conde de Casa Brunet, a través del administrador de sus bienes, Juan Cadalso; la familia Iznaga, a través de Alejo y Pedro José Isnaga, y Justo Germán Cantero. Este alzamiento pretendía, junto con la de Joaquín de Agüero y Agüero en Puerto Príncipe , apoyar la última de las expediciones de Narciso López creando un clima insurreccional en la zona montañosa próxima al lugar donde el venezolano conspiró en 1848.

Después de un ligero encuentro con las fuerzas españolas, la tropa de guerreros improvisados se internó en las montañas, acogiéndose poco más tarde, viendo fracasado el movimiento, al bando de indulto dictado por el gobierno. Armenteros, habiendo quedado solo en lugares desconocidos y sin orientación, el 1 de agosto decidió presentarse ante al teniente de regimiento de Tarragona, José María Espinosa, siendo conducido a Trinidad para ser juzgado por la Comisión Militar Ejecutora y Permanente. Después de 8 días de deliberaciones, el Tribunal Militar dictó el veredicto de muerte para el culpable[3].

El 18 de agosto de 1851, Armenteros, Echarri y Arcí fueron conducidos al lugar conocido como la Mano del Negro, donde fueron fusilados por la espalda. Por este hecho Isidoro Armenteros es conocido como El Mártir de Mano del Negro. Los demás implicados fueron condenados a penas de cárcel.

Alzamiento de Joaquín Agüero

Joaquín de Agüero, líder del movimiento revolucionario en Camagüey.

El Alzamiento de Joaquín Agüero, fue un levantamiento armado ocurrido en 1851 contra el Imperio Español ocurrido en Guáimaro, Camagüey, Capitanía General de Cuba, bajo el liderazgo de Joaquín de Agüero, de ahí su nombre.

La unión de estas fuerzas revolucionarias se produjo a finales del año 1849, cuando se constituyó en Camagüey la Sociedad Libertadora de ese territorio, la cuan tenía como fin de secundar los planes de la Junta Cubana de Nueva York y de organizar la futura revolución cubana. La conducta tiránica del general Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, secundado por el general Lemery, motivaron la precipitación del movimiento revolucionario para acabar de una vez y por todas con el gobierno ibérico que dirigía la Isla de Cuba.

Ante los informes de posibles estallidos revolucionarios las fuerzas coloniales comenzaron a infiltrar personas en las reuniones de los criollos con ideas progresistas y a detener a toda persona que representara una amenaza para el estatus colonial de Cuba. En mayo de 1851, el comandante general del Departamento del Centro (Puerto Príncipe) ordenó la prisión de un grupo de conspiradores que fueron presos a La Habana o desterrados. A pesar de la persecución Joaquín de Agüero y Agüero logró escapar y ocultarse hasta el 4 de julio cuando se levantó en armas con varias decenas de partidarios, firmando una declaración de independencia en la hacienda San Francisco del Jucaral, Cascorro, donde publicó un manifiesto en el cual exponía los motivos y los fines del alzamiento.

Al levantarse en armas contra España, Agüero enarboló la bandera de la estrella solitaria, similar a la izada por Narciso López el 2 de diciembre. Intentó tomar Las Tunas, en Oriente, pero en la oscuridad de la noche sus fuerzas se atacaron entre sí.

En la finca San Carlos el día 13 de julio de 1851 sobre las cinco horas de la tarde, Camagüey —en el límite con el territorio tunero— libraron un combate y causaron más de 30 bajas, entre muertos y heridos a los españoles, sufriendo 5 bajas de su parte: Victoriano Mayedo (esclavo fugado que se incorporó a la partida); Francisco Perdomo Batista; Mariano Benavides (posiblemente José Mariano Benavides Valdés); Juan Francisco de Torres y Miguel Antonio Agüero. Al no recibir refuerzos desde el exterior, dejó a sus hombres en libertad de marcharse o seguirlo.

Fue traicionado y apresado, condenado a la pena de muerte en garrote vil la que se le conmutó por fusilamiento por no estar designado verdugo, a causa de la muerte natural del verdugo de Puerto Principe nombrado Carlos Callejas el dia 4 de Julio según consta en acta capitular del cabildo, luego se creó la leyenda del envenenamiento del mismo por parte de los Camagüeyanos, finalmente resultó fusilado el 12 de agosto junto con Miguel Benavides, Fernando de Zayas y José Tomás Betancourt. La población de Puerto Príncipe guardó luto y las mujeres se cortaron sus bellas trenzas en señal de protesta.

Intentos de invasión

Tras la fallida conspiración de la Mina de la Rosa Cubana, Narciso López logro escapar hacia Nueva York el 7 de julio de 1848, de donde se trasladaría más tarde a la ciudad de Nueva Orleans. Mientras esto ocurría en el norte, en el territorio cubano un tribunal español lo juzgaba de rebelde y lo condenó a muerte. Su estancia en Estados Unidos fue aprovechada por los cubanos que deseaban una Cuba independiente de España y anexada a los Estados Unidos para proponerle que fuese el jefe militar de un futura invasión libertadora a suelo cubano, lo cual aceptó. En el propio 1848 establece su residencia en el estado de Misisipi bajo la protección de su gobernador.

Entre julio y agosto de de 1849 organizó una invasión a Cuba, la cual salió de Round Island, Nueva Orleans. En ella participaban algunos veteranos norteamericanos de la guerra contra México. Otros iban por la oferta de 1.000 dólares y 64 hectáreas de Cuba que se les habría hecho efectivas en caso de tener éxito. López ofreció el mando al político sudista Jefferson Davis, quien recomendó al coronel Robert E. Lee por 200.000 dólares. Lee rehusó ante la oposición del gobierno de Washington de romper el Tratado de Neutralidad con España de 1818 y consecuentemente, López decidió asumir personalmente la jefatura de la expedición. Este expedición fue frustrada por la negativa del presidente de los Estados Unidos, Zachary Taylor, como consecuencia de su cambio de política con respecto a la anexión de Cuba.

Invasión a Matanzas

Toma de Matanzas por las fuerzas de Narciso López en 1850.

Pero los planes conspirativos no se detuvieron y entre el 15 y el 16 de mayo de 1850, a bordo del Creole, emprende, al frente de más de seiscientos hombres, el camino de Cuba, y en la madrugada del 19 efectúa el desembarco en la ciudad de Cárdenas, Matanzas, la cual es tomada por los expedicionarios por cuarenta y ocho horas, tiempo en que se hizo por vez primera la actual bandera de Cuba. Transcurrido ese tiempo reembarca a sus hombres y regresa a Cayo Hueso, llevando consigo la decepción de solo haber sumado a dos hombres de Matanzas a sus fuerzas, las cuales estaban compuestas por voluntarios de varios estados del sureste de los Estados Unidos y el general Ambrosio José González como segundo al mando. Durante la travesía de regreso a aguas estadounidenses estuvo perseguido muy de cerca por un barco de guerra español.

Invasión a Pinar del Río

Mapa del desembarco de las fuerzas revolucionarias al mando de Narciso López por Pinar del Río.
Narciso López, uno de los principales cabecillas del Movimiento Anexionista Cubano y líder de la invasión a Pinar del Río en la cual pierde la vida.

Después del fracaso Narciso López regresa a Nueva Orleans para preparar una nueva expedición. También vivió un tiempo en Pau-Christian, lugar donde se empieza a gestar el movimiento libertario. López, más activo que nunca, logro reclutar cerca de mil hombres para invadir la isla de Cuba. A la hora de la partida, en Nueva Orleans, sólo seiscientos hombres lo acompañan, y más tarde, debido a que el barco expedicionario necesitaba aligerarse de peso, deja en el puerto de Belice ciento cincuenta más. Así, al frente de cuatrocientos ochenta, número de soldados que contaba el ejército invasor al llegar a aguas cubanas, llega en breves días (12 de agosto de 1851) a Playitas, lugar perteneciente a la tenencia de Bahía Honda, en Pinar del Río, en la costa norteña de Cuba, al oeste de La Habana.

El plan inicial era desembarcar en la parte central de Cuba, donde existían seguidores de Narciso López esperando su llegada para comenzar la lucha insurreccionar. Pero noticias llegadas a sus oídos sobre la existencia de sublevados en el territorio de Pinar del Río hicieron que el contingente revolucionario se dirigiese hacia esa zona. Los que una vez llegados a tierra sostienen un intercambio de disparos con algunos vecinos del Morrillo. Desde donde emprenden la marcha hacia las Pozas, siendo el contingente insurrecto de unos trescientos sesenta hombres, dejando el resto de la fuerza custodiando parte del armamento y provisiones de guerra y víveres.

Mientras esto ocurría en suelo pinareño, a la comandancia del Gobierno español ubicada en La Habana llegaban noticias que por las costas occidentales de la isla se había visto un vapor sospechoso, por lo que se ordena la salida del buque de guerra Pizarro, llevando una fuerte columna de cazadores, al mando del Comandante General del Apostadero de Marina, Manuel de Enna. Desembarcando en Bahía Honda el mismo día que las fuerzas revolucionarias llegan a Playitas, desde donde se dirigieron a las Pozas como hicieron los insurrectos pero aprovechando el camino las fuerzas hispanas llegan primero y se atrincheran en el poblado, desde donde le ordenan a un capitán, con su compañía, salir a efectuar un recorrido. Apenas sale el capitán a cumplir lo ordenado comienza un nutrido fuego entre la gente de López y la del referido capitán. En este primer encuentro las tropas insurrectas fueron las vencedoras.

También los expedicionarios que habían quedado cerca de Playitas tuvieron un enfrentamiento con el enemigo, saliendo victoriosos del mismo. Pero la conducta del coronel George Bibb Crittenden, segundo de López, provoca el desorden en las filas rebeldes. Durante la noche del día 13, este coronel, temeroso, se reembarca con cincuenta expedicionarios más, los que, capturados por los vapores Cárdenas y Habanero, fueron conducidos a la capital cubana y fusilados -todos en un solo día- a la falda del Castillo de Atarés.

Tras acabar con las fuerzas insurrectas ubicadas en Playitas las autoridades españolas comenzaron una persecución contra las de Narciso López, siendo empleadas todas las fuerzas necesarias para dar captura el revolucionario venezolano y su gente. España llegó a mantener persiguiendo al caudillo unos seis mil hombres divididos en numerosas columnas de cazadores. Este hecho hace que Narciso López abandone las Pozas y se interne en el monte.

Durante la huida son capturados cinco soldados insurgentes y fusilados allí mismo. Luego se produce un enfrentamiento en el asiento del Cuzco. A continuación los revolucionarios acampa en Peñablanca, y más tarde en el cafetal de Arrastri, situado a tres leguas de Candelaria, donde se produce un fiero ataque. Del cafetal de Arrastri pasan al cafetal de Frías. Aquí sostienen un fuerte combate los fuerzas revolucionarias y las ibéricas al mando del general Enna y el brigadier Rosales. Hostigado por la superioridad de los contrarios, López abandona el campo, y con él a sus muertos y heridos. Los españoles, por su parte, tuvieron, entre otras bajas, la del general Enna, quien herido mortalmente en el vientre, murió a los pocos días.

Después de esconderse por un tiempo corto, evitando los cercos enemigos y las patrullas enviadas en su búsqueda, acampa López con la poca gente que le queda en un lugar llamado Martitorena o Candelaria, donde es atacado de improviso, bajo un temporal de agua y viento, por el coronel Angel Elizalde al frente de nutrida columna compuesta de todas las armas. Ante esta situación Narciso López abandona sus posiciones después de dar un breve intercambio de disparos donde caen la mayoría de sus compañeros de lucha. En Bahía Honda, en San Cristóbal, en mitad del campo, fusilan los españoles a los expedicionarios prisioneros. Vuelve López a ser batido en el demolido ingenio del Aguacate y en la Sierra de Arroyo Grande.

Participantes

Entre los principales líderes y figuras representativas de este movimiento estaban:

Pensadores

Uno de los pensadores iniciales de la anexión fue el maestro José Antonio Saco, quien la describió de la siguiente forma[4]:

Si el Gobierno español llegase alguna vez a cortar los lazos políticos que unen a Cuba con España no sería yo tan criminal que propusiese uncir mi patria al carro de la Gran Bretaña. Darle entonces una existencia propia, una existencia independiente; y si posible fuera, tan aislada en lo político como lo está en la Naturaleza. Pero, si arrastrada por las circunstancias, tuviera que arrojarse en brazos extraño, en ningunos podría caer con más honor ni más gloria que en los de la Gran Confederación Norte-Americana. En ellos encontraría paz y consuelo, fuerza y protección, justicia y libertad; y apoyándose sobre tan sólidas bases, en breve exhibiría al mundo el portentoso espectáculo de un pueblo, que del más profundo abatimiento se levante y pasa con la velocidad del relámpago al más alto punto de grandeza.

Referencias

Fuentes