Movimiento Nacional de Veteranos y Patriotas

Movimiento de Veteranos y Patriotas
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Organización surgida en la Asamblea Magna de la Asociación Nacional de Veteranos de la Independencia de Cuba
Fecha:12 de agosto de 1923
Lugar:Bandera de Cuba Cuba
Descripción:
Organización surgida en la Asamblea Magna de la Asociación Nacional de Veteranos de la Independencia de Cuba
Resultado:
Reveló la política de Estados Unidos en relación a Cuba
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
Veteranos y Patriotas


Movimiento Nacional de Veteranos y Patriotas. Organización surgida en la Asamblea Magna de la Asociación Nacional de Veteranos de la Independencia de Cuba, efectuada el 12 de agosto de 1923. De composición heterogénea y diversidad ideológica, fracasó en su intento de reestructurar las instituciones republicanas de la nación.

La unión de los veteranos y patriotas tuvo la virtud de revelar a los ojos de los crédulos, la entraña de la política de Estados Unidos en relación a Cuba, dejaron claras sus intenciones frente a su patria y la lucha que continuarían llevando contra el "gran vecino del Norte".

Ambiente político en 1923

A mediados de 1923, la corrupción administrativa había alcanzado alturas increíbles. El embajador Crowder, repuesto del temporal disgusto que le infligió la bellaquería socarrona de Alfredo Zayas al destituir a sus más fieles secretarios Despaigne y Castillo Pokorny, volvía a practicar el más crudo intervencionismo.

El ambiente nacional estaba sumamente caldeado. La oposición popular al Gobierno de Zayas era universal.

El vicio del juego y, especialmente, la lotería nacional, eran fuentes de capitales malhabidos. El nepotismo señoreaba cargos. La venta de indultos o su otorgamiento por motivos políticos a delincuentes de toda talla y, sobre todo, a criminales, era el pan de cada día 28. Un organismo de la Sociedad de Naciones encargado de perseguir el contrabando de drogas supo, con infinito estupor, que la maldita carga había sido depositada, nada menos que en el Palacio Presidencial.

En la atmósfera bien cargada y tensa de aquel agosto canicular, una fricción cualquiera podía incendiar un bosque. Los ingredientes estaban a la vista: la reforma universitaria continuaba su marcha; la joven culpable, poniendo en alto el decoro y la dignidad de la nación dirigida por la incapacidad, cuando no por la mala fe, de los que se han erigido por decreto en sus amos.
Y a la consecución de sus propósitos tan enaltecedores desprovistos de soluciones partidarias y animosidad de bandería, consagrarán los que han asumido la dirección de este movimiento eminentemente popular, todas sus energías, las viejas energías y el mismo ánimo de sacrificio que alentó a los precursores y mantenedores de los ideales de la Patria en sus luchas por la independencia

Ley Tarafa

Como puede apreciarse, el documento de Veteranos y Patriotas hacía veladas amenazas insurreccionales y su tono no se salía de las fronteras del statu quo semicolonial, bordeando la periferia de los reales problemas de la nación. La médula de su proclama era la exigencia de la honestidad gubernativa en lo que atañe a determinados renglones de la administración pública; a disposiciones electorales y a la impartición de justicia. Sin embargo, planteaba dos grandes preocupaciones del momento: una, de carácter político la abolición de la reelección presidencial, que tenía profundas raíces de repulsa popular; y, la otra, de carácter económico el asunto ferrocarrilero, que reunía a lirios y troyanos en una misma trinchera.

La lucha contra la ley Tarafa, hacía converger, en yuxtaposición extraña, a la oligarquía azucarera, a instituciones de pequeños y medianos comerciantes e industriales, y a elementos de la clase obrera susceptibles de ser afectados por sus disposiciones. El ángulo más progresista de la proclama era el punto que postulaba los derechos políticos de la mujer, sobre el que se pronunciaban hacía tiempo las organizaciones de avanzada. La mujer estaba privada del derecho a elegir y a ser elegida. En lo social, la petición de una "Ley que armonice el esfuerzo del capital y el trabajo" era tan vaga como sospechosa; no obstante que, a renglón seguido, manifiesta aunque también imprecisamente la aspiración al derecho preferente del obrero cubano a ocupar los puestos de trabajo.

Comentario de Rubén Martínez Villena

La exposición programática de Veteranos y Patriotas, fue entregada par el mayor general José M. Capote al presidente Zayas y al Presidente del Senado Aurelio Álvarez El comentario público hecho por Rubén Martínez Villena retrata el desdén con que fue acogida:

….No es posible usar de la palabra académica y serena cuando palpita en el pueblo la más honda protesta, por las formas casi de burla en que fue recibida la Comisión de la Asamblea de Veteranos y Patriotas por el Jefe de la Nación y los Presidentes del Congreso; (...) "que aunque el Presidente del Senado no lo crea, existe el ciudadano cubano, cansado de que lo desprecien. Y que es peligroso provocarlo" y que "la exposición entregada por la Comisión a dichos señores será leída y rápidamente olvidada...

Asamblea de veteranos y patriotas

El día 12 de agosto se efectúa en el teatro Maxim de La Habana una asamblea de veterano y otros elementos el móvil de la reunión es exigir al gobierno que normalice el pago de pensiones a los miembros del ejercito libertador elevándola por una ley al presupuesto de la nación, aunque también se enarbolan otras dos demandas protestar de la ley de lotería y de la impremeditada aprobación de la llamada le de consolidación ferrocarrilera en la cámara de representantes.

Pronto la causa inicia una irritación mas se transforma en petitorio concerniente a problemas mas generales y salta de localidad en localidad en rápida sucesión eran os tiempos que vivían decenas de miles de veteranos de la guerra del 95 y en que están aún a pesar de las quiebras de los patricios tahúres conservaban un real predicamento de la conciencia cubana prende el chispazo y se conmueven muchas fibras patrióticas la magnitud del infarto es impresionante. Las ansias y los intereses, dispersos y heterogéneos pero todos insatisfecho se vuelcan tras notables figuras del ejercito libertador se articula un gran movimiento nacional que adopta el calificativo de Veteranos y Patriotas la jefatura del estampido la toma el mayor general Carlos García Vélez hijo del lugar teniente general sustituto de Antonio Maceo eximio patriota y soldado general Calixto García Iñiguez, que fungía como representante de Cuba ante Gran Bretaña.

Participación de las masas

La participación obrera en el movimiento era limitada, pero puede rastrearse. Evidentemente, los núcleos más revolucionarios de la clase obrera no se mezclaron con los Veteranos y Patriotas; sin embargo, algunos grupos de trabajadores habaneros y gremios reformistas en el interior de la Isla -en Santa Clara, por ejemplo, los gremios de zapateros, panaderos, cocheros y carretoneros-, al parecer, sucedió lo contrario, aunque su presencia no fuese importante.

Existe un indicio de que la Federación Obrera de La Habana, el único organismo estructurado y de real poder, no comulgó con el movimiento. Los estatutos de la FOH, como se recordará, prohibían a los miembros del Comité Federativo, militar "en los partidos burgueses" o tener "íntima relación con los patrones" y rechazaban "la acción electoral" postulando la "acción directa". Todo esto correspondía a la corriente ideológica predominante en su seno: al anarcosindicalismo. Sus dirigentes eran honestos y poseían un agudo espíritu de clase. La explicación mediante la cual se notifica la adhesión de ciertos trabajadores a Veteranos y Patriotas es reveladora: "pero sin pedir permiso a los que se creen amos de los trabajadores no invocamos nombres de gremios y por lo tanto ejercitamos nuestro indiscutible derecho de ciudadanos y obreros".

Crecimiento de los ideales del movimiento

El impulso toma la forma de delegaciones, que van constituyéndose por todo el país se convoca a una asamblea de veteranos y patriotas en agosto en el teatro Martí con el objetivo de …dirigirse al país concretando el programa de rectificaciones que se propone convertir en realidad por medio de la acción pública que se ha organizado y actúa dentro de la más estricta legalidad, justamente esperanzado de que no se le cerrara el camino a las aspiraciones ciudadanas obligando al pueblo burlado en sus ansias rebendicadora, a defender sus derechos en campos de peligrosas violencias

Y después de desvirtuar maliciosas imputaciones “de mezclarse en la vida de los partidos “, a de servir “miras interesada”, o” intereses personales” subraya que:
La Asamblea Magna de Veteranos y Patriotas declara una vez mas que no tiene otra mira que la de resguardar al país del desorden culpable, poniendo en alto el decoro y la dignidad de la nación dirigida por la incapacidad, cuando no por la mala fe, de los que se han erigido por decreto de sus amo.

El Movimiento de Veteranos y Patriotas va en aumento, absorbe la atención nacional y crea grandes esperanzas. El día 9 de septiembre se constituyen, simultáneamente, las delegaciones provinciales. Es noticia obligada en primera plana de todos los grandes diarios. Genera poderosas simpatías populares. El Gobierno comienza a proceder contra sus personeros. La policía entra en acción. La asociación protesta en declaración de corte constitucionalista y que encabeza con el lema: "Por la regeneración de Cuba"

Los estudiantes apoyan el movimiento

El presidente Zayas dicta un decreto mediante el cual prohíbe la celebración de nuevas reuniones o asambleas de la Asociación de Veteranos y Patriotas, a menos que éstas se realicen en el domicilio reconocido de la misma.

El soborno y la represión comienzan a fluir con mayor intensidad. El Congreso Nacional de Estudiantes que estaba celebrándose se hace eco de la arbitrariedad y se declara por la libertad de reunión de todos los ciudadanos.

Entre los más activos en la búsqueda y acopio de armas y dinamita, se encuentran Rubén Martínez Villena. Julio Antonio Mella que participa en los preparativos bélicos. Otros se encargaron de recaudar fondos.

Crowder se entera de los manejos y juega dos cartas, con el objeto de mediatizar el movimiento y chantajear a Zayas.

El 30 de abril, el coronel Federico Laredo Bru se ubicó en pose de paladín, en una finca de la región de Trinidad, Las Villas, en unión de algunos partidarios, y anunció su peculiar alzamiento. El día anterior, veintitrés soldados se habían llevado armas de un cuartel, en Santa Clara.

Como el 17 de marzo, Zayas había decretado la extinción de la acción penal contra los Veteranos y Patriotas; y el Departamento de Estado de Estados Unidos había declarado, inmediatamente, su horror a las insurrecciones y su respaldo al poder legalmente establecido con lo que originó, en la práctica, el desbando de tantos veteranos y patriotas y la virtual disolución de lo que pareció arrolladora asociación, el gesto de Laredo Bru no podía ser sino una moneda de cambio. Zayas acudió, entonces, al arma preferida de su arsenal: el dinero. Tomó el tren hacia Cienfuegos. Fue personalmente a visitar a los supuestos alzados: "Vengo en misión de paz y de concordia." La gente de la época, no existen pruebas documentales; afirmaron con la razón que da, a veces, la experiencia, que algunos repartos de gruesos fajos de billetes resolvieron la trifulca. Laredo Bru, regresó a su residencia del elegante barrio de El Vedado, en La Habana, donde se instaló sin la menor dificultad. En definitiva, allí no se libró la menor escaramuza y ni un contuso, siquiera, sirvió para justificarla.

Fin de movimiento

Así terminó el Movimiento de Veteranos y Patriotas.

Los Partidos Políticos, como tales, no lo aprobaron. El general Menocal, desde Europa, le envió un cable de adhesión; Mendieta, se prestó a figurar en su presidencia de honor, pero con poco entusiasmo que, aún así, debió ser lesivo a su buen entendimiento con el Departamento de Estado; Gerardo Machado, no abrió la boca ni para comentarlo, aunque se aprovechó indirectamente de sus resultados.

Bibliografía

  • La revolución del 33 tomo 1 p 143-160.
  • Cairo Ballester, Ana: El Grupo Minorista y su tiempo, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1978.
  • Instituto de Historia de Cuba: Historia de Cuba. La neocolonia, organización y crisis, desde 1899 hasta 1940, Editora Política, La Habana, 1998.
  • Núñez Machín, Ana: Rubén Martínez Villena, Ediciones Unión, La Habana, 1971.
  • Pichardo Viñals, Hortensia: «Un gran movimiento cívico abortado», Documentos para la historia de Cuba, t. III, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1978.

Fuentes