Nínive

Nínive
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Ciudad de La Edad Antigua de Mesopotamia
Ubicación de Nínive
EntidadCiudad de La Edad Antigua
 • PaísPlantilla:Geodatos Mesopotamia
 • FundaciónSiglo VII a.n.e.
GentilicioNinivitas

Nínive. En acadio: Ninua. Una de las ciudades míticas de Mesopotamia, se encuentra en la actual Tell Kuyunjik, en Irak. Habitada desde el VII milenio a.n.e., durante el periodo Uruk (4000-3000 a.n.e.) Durante el segundo milenio fue una ciudad importante, gracias fundamentalmente a su templo dedicado a la diosa Ishtar. Fue un valioso punto de paso de las rutas comerciales que cruzaban el Tigris. Recibiendo influencias y riqueza de muchos lugares. Toda esta extensa área es ahora una inmensa zona de ruinas.[1]

Posición geográfica

Ubicada en la confluencia entre en la orilla oriental del río Tigris y el Khosr. A lo largo del cual se extiende por 50 kilómetros, con una anchura media de 20 kilómetros o más desde el río hasta las colinas del este. Dominaba una posición central en las rutas entre el Mediterráneo y el Índico, uniendo así el Este y el Oeste.

Historia de la ciudad

Nínive, es considerada una de las ciudades antiguas de Mesopotamia. Ocupada desde el VII milenio a.n.e., durante el periodo Uruk (4000-3000 a.n.e.) estuvo en relación con el sur mesopotámico. Fue una ciudad importante, gracias fundamentalmente a su templo dedicado a la diosa Ishtar.

Senaquerib, rey asirio, fue quien la eligió como capital del Imperio a finales del siglo VII a.n.e., ordenando erigir el magnífico palacio del Suroeste, decorado con relieves en piedra. También hizo construir un arsenal, ubicado en Tell Nebi Yubus, según la tradición el lugar donde estuvo la tumba del profeta Jonás.

Asurbanipal cuarto rey de la dinastía sargónida, convirtió Nínive en una de las ciudades más influyentes de la época, pues a sus puertas llegaban multitudes de comerciantes desde la lejana India, y su biblioteca llegó a ser la mayor de la Antigüedad, con miles de tablillas. Para ese tiempo la ciudad superó los cien mil habitantes. También Asurbanipal fue el responsable de la construcción de otro palacio, el del Norte, en Tell Kuyunjik, donde se encuentra el famoso relieve de la caza de los leones.

La riqueza de Nínive hizo que fuera objeto de la codicia de sus vecinos y a la muerte de Asurbanipal, un grupo de tropas compuesto por medos, escitas y caldeos la arrasaron, en el 612 a.n.e., siendo saqueados sus palacios y destruidos sus templos, con la prohibición de no levantar allí ningún otro edificio.

Las ruinas permanecieron largo tiempo en el olvido, sólo aludidas por el Antiguo Testamento. A mediados del siglo XIX Austen H. Layard (viajero británico, arqueólogo, historiador del arte, dibujante, coleccionista, escritor, político y diplomático) descubrió que se correspondían con los tell -colinas artificiales que rodean la actual ciudad iraquí de Mosul. A partir de ese momento ha sido objeto de varias campañas arqueológicas, que han sacado a la luz numerosos restos, la mayoría de los cuales están en el Museo del Louvre y el British Museum y han permitido conocer el elevado nivel cultural que alcanzó esta población.

Hallazgos arqueológicos

Actualmente, la localización de la ciudad de Nínive se encuentra señalada por dos grandes montículos, llamados Kouyunjik y Nebi Yunus ("Profeta Jonás") así como por los restos de su muro (una circunferencia de unos 12 km). El primero de ellos el mogote (Kouyunjik) ha sido explorado en profundidad. Sin embargo, en el otro no se han hecho demasiadas excavaciones debido a la presencia de un santuario musulmán dedicado al profeta Jonás en ese lugar.

En el siglo XIX, el cónsul francés en Mosul emprendió la búsqueda en las grandes elevaciones que había en la otra orilla del río. Los hombres que empleó en sus excavaciones, árabes, llegaron a una construcción en el montículo de Khorsabad. Exploraciones posteriores del edificio expusieron que se trataba del palacio real de Sargón II, en el cual se exploró en profundidad en busca de esculturas y otras reliquias.

En 1847, el joven aventurero británico Sir Austen Henry Layard estudió las ruinas. Y redescubre en el montículo Kouyunjik el palacio de Senaquerib, que tenía 71 habitaciones y colosales bajorrelieves. Igualmente desenterró el palacio y la famosa biblioteca de Assurbanipal que contenía 22.000 tablillas. El estudio de la arqueología de Nínive revela el poder y la gloria de la antigua Asiria.

Numerosos objetos fueron exhumados y trasladados a museos europeos. Se descubrieron multitud de palacios, con sus decoraciones y losas esculpidas, revelando la vida y costumbres de este antiguo pueblo, sus formas de guerra y paz, de religión, el estilo de su arquitectura y la grandeza de sus monarcas. Las calles de la ciudad han sido exploradas y se han descifrado las inscripciones en los ladrillos, tablillas y figuras esculpidas. Pudiendo ser revelados los secretos de su historia.

Las tablillas descubiertas de la que fue una de las más grandes bibliotecas describen la historia, leyes y religión. Fue éste uno de los mayores tesoros de la literatura del mundo antiguo. La biblioteca contenía también antiguos documentos acadios, que son los documentos existentes más antiguos jamás encontrados, probablemente de la época de Sargón de Acad.

Caída de la ciudad

La magnificencia de Nínive perduró poco. Alrededor del 633 a.n.e. el Imperio Asirio empezó a dar muestras de debilidad y los medos atacaron Nínive. Estos volvieron a atacar, esta vez junto a Babilonia y Susa, en 625 a.n.e.

En 612 a.n.e., nuevamente, babilonios y medos se volvieron a reunir para el asalto de la ciudad. El cerco se mantuvo durante 3 meses, en los que se utilizaron todo tipo de tácticas, como desviar el curso del río Khosr o atacar a la vez por varios flancos para debilitar la defensa asiria. Posteriormente, el ataque final se produjo por el cauce ya seco del río. Nínive cayó y fue arrasada hasta los cimientos. El imperio asirio llegó a su final, y los babilonios y medos se repartieron sus provincias.

Después de gobernar durante más de seis siglos, desde el Cáucaso y el Caspio hasta el Golfo Pérsico, y más allá del Tigris hasta Asia Menor y Egipto, la ciudad desapareció como un si nunca hubiera existido.

Subsiguientemente a las excavaciones del siglo XIX, las nociones sobre el gran Imperio Asirio y su grandiosa capital eran casi nulas. Imprecisos indicios llevan a pensar en su poder y magnificencia, pero irreversiblemente se sabe muy poco sobre Nínive. Ciudades ya extintas, como Palmira, Persépolis o Tebas, dejaron tras de sí ruinas para marcar sus emplazamientos y mostrar su antiguo poder; pero de la imperial Nínive incluso su extensión es una simple hipótesis.

Fuente

  • [1]