Nacionalizaciones en Cuba

Nacionalizaciones en Cuba
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Fecha:1960 - 1968
País(es) involucrado(s)
Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
Estado cubano


Nacionalizaciones en Cuba. Conjunto de medidas emprendidas en 1960, como parte del plan de desarrollo económico de Cuba, en tránsito hacia el Socialismo.

Antecedentes históricos

La Revolución Cubana nacionalizó las empresas norteamericanas a fines de 1960 y, como consecuencia de esta medida, comenzó a avanzar paulatinamente hacia el Socialismo. En esos momentos Cuba se enfrentaba a constantes amenazas emitidas por el imperialismo norteamericano, sin embargo las masas populares tenían plena confianza en el programa revolucionario. Por otra parte la URSS y el Campo Socialista apoyaron la política emprendida por el país en ese entonces.

Esa voluntad de independencia económica, la poseía el país, desde la década de 1930, momento en que los revolucionarios cubanos se habían trazado, entre sus objetivos de lucha por la emancipación nacional. Así lo reflejaron en sus programas y proyectos tanto el primer Partido Comunista, como la Joven Cuba.

Antonio Guiteras había alertado en su articulo Septembrismo, publicado en la revista Bohemia el 1 de abril de 1934, que todo movimiento o partido en la Isla, para considerarse revolucionario, tenía que ser necesariamente antiimperialista.

Inmediatamente luego del Triunfo de la Revolución, y antes de que arreciaran las agresiones de los Estados Unidos, Fidel afirmaba que el enfrentamiento con el capital extranjero:

"(...) era el camino correcto de un pueblo que quisiera liberarse (…) que las industrias sen de la nación; y la nación pague con su producción; pero que las empresas sean nacionales, que el país no tenga que estar dependiendo de la voluntada de amos extranjero. Que el amo de sus riquezas sea el país, porque no se concibe que un país libre, cuya economía es economía de extranjeros".

En plena correspondencia con las ideas de Fidel, el Ché subrayó semanas después, en una comparecencia televisiva:

"Nuestro camino hacia la liberación nacional está dado por la victoria sobre los monopolios y sobre los monopolios norteamericanos concretamente".

Nacionalizaciones de la propiedad norteamericana. Legislación

La Ley No. 851 de 6 de julio de 1960 fue una ley defensiva de la soberanía nacional para garantizar el libre desenvolvimiento económico de Cuba ante la constante agresión con fines políticos a los fundamentales intereses de la economía cubana por parte de la administración norteamericana. Esta fue dictada bajo la preceptiva constitucional de expropiación forzosa, de incuestionable valor jurídico, y era contentiva de procedimientos de pagos de los bienes expropiados. A ese efecto, el Banco Nacional de Cuba abriría una cuenta especial en dólares, denominada “Fondo para el Pago de las Expropiaciones de Bancos y Empresas de Nacionales de los Estados Unidos de Norteamérica”, y los bonos devengarían un interés no menor del 2% anual, pagada exclusivamente contra tales fondos. Estos bonos serían amortizados en un plazo no menor de 30 años, contados a partir de la fecha de expropiación del bien.

No es hasta un mes después, el 6 de agosto de 1960, que se dicta la Resolución No. 1 del Poder Ejecutivo de la República de Cuba -en virtud del mandato de la citada Ley No. 851- , la cual disponía la nacionalización de 26 empresas norteamericanas radicada en Cuba, entre ellas, la Compañía de Electricidad, la Compañía de Teléfonos, las refinerías de petróleo y los centrales azucareros.

El 17 de septiembre de 1960 se dictó la Resolución No. 2 del Poder Ejecutivo de la República de Cuba, por la cual se nacionalizaron los tres bancos norteamericanos que operaban en Cuba: First National Cirty Bank of New York, First National Bank of Boston y Chase Manhattan Bank. Con esto se daba otro paso por la total independencia económica de la nación cubana.

La banca norteamericana siempre sirvió de vehículo financiero para facilitar la actuación monopolista de las empresas norteamericanas en Cuba y para la invasión masiva del capital imperialistas, el cual, lejos de facilitar el crecimiento económico del país, propició en épocas de crisis los innumerables procesos judiciales que culminaron en la absorción –por parte de ese capital imperialista- de las riquezas nacionales cubanas.

El 24 de octubre de 1960 se dictó la Resolución No. 3 del Poder Ejecutivo de la República de Cuba, la cual dispuso la nacionalización de todos los bienes en Cuba de empresas que fueran propiedad de las personas naturales o jurídicas de nacionalidad estadounidense. Fueron algo más de unas 160 empresas de diferentes ramas, las cuales tenían un importante peso económico y que servirían para ser puestas al servicio de la economía nacional.

Sobre la propiedad en Cuba

Ante las garantías de que disfruta la inversión extranjera en Cuba, amparados por la Constitución de la República, los Estados Unidos aspiran a sembrar la desconfianza aduciendo un pretendido derecho de propiedad norteamericana en Cuba y presentándose como “consultores” sobre la posible inversión extranjera que incluya una u otra propiedad norteamericana. En Cuba no hay propiedad norteamericana, estas pasaron al patrimonio del pueblo cubano en un proceso de nacionalización de depurada técnica jurídica, conforme al derecho internacional, ejecutados a través del procedimiento de expropiación forzosa por causa de utilidad pública según el artículo 24 de la Constitución de la Ley Fundamental de 1959.

En el terreno internacional fue de naturaleza compleja lo relativo al derecho de una nación soberana a nacionalizar la propiedad dentro de sus fronteras por causas de interés público, utilidad pública e interés nacional en beneficio del pueblo. La Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados (Resolución 3281 (XXIX) de 12/12/74 de la Asamblea General de la ONU), declaró el derecho de “nacionalizar”, expropiar o transferir la propiedad de bienes extranjeros, en cuyo caso, el Estado que adopte esas medidas deberá pagar una compensación apropiada, teniendo en cuenta sus leyes y reglamentos pertinentes. Y esto fue hecho por Cuba, según lo dispuesto en sus leyes de nacionalización, con la propiedad extranjera, mediante los acuerdos globales suscritos con diferentes países (Lum sum agreements).

Esto no ha sido así con la propiedad norteamericana a pesar de que la Ley 851 de 1960 reconoció la indemnización y estableció el procedimiento de pago para ello, mediante el azúcar, dado que era en su momento la divisa cubana principal y EE.UU. el principal comprador hasta 1960 de más de 3 millones de toneladas anuales. La principal causa de esta situación fue y es la política de agresión e intervención de los EE.UU. hacia Cuba.

A todos los efectos que el ilegal bloqueo ha impuesto a Cuba, los EE.UU., al prohibir todo comercio de azúcar con Cuba, impidió que los ciudadanos y entidades norteamericanas pudieran recibir la compensación apropiada establecida por la ley cubana conforme al derecho internacional.

Los Estados Unidos utilizan el pretexto de proteger a sus ciudadanos con propiedades nacionalizadas en Cuba para justificar el bloqueo y fue precisamente éste el que impidió a sus ciudadanos el disfrute de igual tratamiento que otros extranjeros tenían en Cuba cuando sus gobiernos los representaron debidamente en negociación, en pie de igualdad y respeto mutuo con el Gobierno de Cuba. Además, la propiedad norteamericana en Cuba que se consideró afectada por las leyes de nacionalización, fue liquidada por la propia Ley de Reclamaciones del programa Cuba y convertida en un certificado de valor para una negociación futura.

Las nacionalizaciones devolvieron la propiedad al pueblo de Cuba y este dispone de ella y la administra conforme la Constitución y las leyes. Las nacionalizaciones cumplieron una etapa vital inicial en su desarrollo. No puede temer el inversionista extranjero en Cuba, su inversión está protegida por normativas de rango constitucional y por decisión de su legítimo dueño, el pueblo cubano.

El diferendo petrolero

Durante décadas, tres empresas foráneas (ESSO, Texaco y Shell), asumían la importación, refinación y el suministro de combustible en Cuba. Transportaban el petróleo en sus barcos desde pozos de su propiedad y se lo vendían al Estado cubano a casi tres dólares el barril. Luego el Estado les pagaba por la refinación y la producción de derivados, los que eran vendidos luego, en la red de gasolineras de esas trasnacionales.

Por órdenes del gobierno de los Estados Unidos, las compañías limitaron la importación y refinación para provocar una escasez artificial en nuestro país. Sucedió entonces que Cuba adquiría petróleo en Venezuela, sin embargo las empresas yanquis se rehusaron a alquilar sus supertanqueros.

En el primer convenio comercial con la URSS, el estado soviético se comprometió a vender petróleo a Cuba, a poco más de dos dólares el barril y transportarlo. Entonces las trasnacionales estadounidense se negaron a refinarlo, con lo que violaban el articulo 44 de la Ley de Minerales y Combustibles (en vigor desde el 9 de mayo de 1938). Esta ley estipulaba la necesidad de procesar el petróleo crudo que les fuera suministrado por el Estado cubano.

Desde Washington se alzaron voces prepotentes profiriendo amenazas de reducir o eliminar la cuota cubana, en el mercado azucarero norteamericano, si el gobierno revolucionario aplicaba con rigor la legislación. Fidel respondió:

"Nos quitaran las cuotas, ¡pero con las cuotas que nos quiten tendrán que acabarse de arrancar la careta de explotadores y enemigos de la humanidad!, nos quitaran las cuotas, ¡pero con las cuotas tendrán que arrancarse para siempre la simpatía del pueblo de Cuba!, nos quitaran las cuotas, ¡pero con las cuotas no podrán quitarnos la vergüenza y la dignidad con que estamos dispuestos a morir en nuestra tierra"

Aún así persistieron en su actitud y el 28 de junio de 1960, de acuerdo con la Resolución 166 del gobierno revolucionario, se intervino la planta de Texaco, en Santiago de Cuba. Tres días después, corrieron igual suerte en La Habana, las instalaciones de la ESSO y la angloholandesa Shell.

En respuesta, Estados Unidos promulgó la tristemente célebre Ley Puñal, con la cual redujeron la cuota azucarera cubana al mercado norteamericano. El 5 de julio de 1960, Cuba replicó mediante la Ley Escudo, que facultaba al presidente y primer ministro de la República, a nacionalizar empresas y bienes foráneos por la vía de la expropiación forzosa, garantizando su correspondiente indemnización.

Cuatro días después, el líder soviético, Nikita Jruschov, anunció, en un mensaje solidario a Fidel, que su país estaba dispuesto a comprar todo el azúcar cubano, que Estados Unidos no comprara.

Discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz

Al clausurar el I Congreso Latinoamericano de Juventudes, en el Estadio del Cerro, (hoy llamado Estadio Latinoamericano), durante la noche del sábado 6 de agosto de 1960, Fidel anunció la nacionalización de 26 compañías yanquis que poseían tres refinerías de petróleo, los monopolios de la electricidad y del teléfono, así como 36 de los mejores centrales azucareros del país, cuya producción abarcaba el 36 % del total nacional y un volumen similar a lo elaborado entonces por Hawai y Puerto Rico.

Las nacionalizaciones de 1960 tenían obviamente un marcado carácter antimperialista, pero no eliminaban la propiedad privada, la burguesía cubana, lejos de verse afectada, estuvo en mejores condiciones de desarrollar una producción nacional al librarse de la desleal competencia de los monopolios norteamericanos. En ocasiones se le brindó apoyo por parte del sector estatal, robustecido por la recuperación de los bienes bajo la antigua posesión de la tiranía batistiana, y su reciente control de las empresas foráneas expropiadas.

Respuesta del pueblo

Desde horas tempranas el 17 de agosto de 1960, numerosas personas se concentraron ante el edificio de la Cuban Telephone Company, en la capitalina calle Dragones. Auxiliándose de una escalera, un obrero retiraba todo letrero alusivo a la transnacional. Otros trabajadores despojaban de las paredes los afiches de Tonito Rin Rin, logo utilizado para la publicidad por esa firma. En la calle, los ciudadanos portaban carteles que transmitían el júbilo del pueblo cubano por las recientes nacionalizaciones de las empresas yanquis.

A esa misma hora, en el edificio principal de la Cuba Electric Company (Cubaneleco), ubicado en la calle Carlos III, funcionarios del gobierno revolucionario hacían efectiva la nacionalización. Irónicamente, desde las puertas de vidrio que custodiaban la entrada, el logo de esta trasnacional (un bombillo risueño y con casco llamado K- Listo Kilowatt) permanecía a la entrada.

Ante el Palacio de los Trabajadores (actual sede de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), se congregaron muchas personas que representaban los intereses de las masas populares. Varios ataúdes, que representaban a diversos monopolios expropiados, a los que seguían actores y actrices disfrazados de llorosas viudas, fueron cargados en hombros. La muchedumbre se dirigió hacia las calles Carlos III, continuó por Reina y luego por Prado.

En el Capitolio Nacional aguardaba otra multitud, hasta el Malecón habanero, los cuales exclamaban: "Hay Fidel para rato (...)". Allí se mencionaban cada una de las compañías yanquis expropiadas (ESSO, United Fruit Company, Texaco, Manatí Sugar Company y otras) y un coro gigantesco replicaba al unísono: "Se llamaba".

Fuentes