Nicolás del Hierro

Nicolás
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poeta, escritor, conferenciante y crítico literario
NombreNicolás del Hierro
Nacimiento1934
Piedrabuena, Ciudad Real,España
NacionalidadBandera de España España
CiudadaníaEspañola

Nicolás del Hierro. Poeta, escritor, conferenciante y crítico literario.

Síntesis Biográafica

Nació en Piedrabuena, Ciudad Real; en 1934.

A la edad de veinte años, dejó su lugar de nacimiento para venir a residir en Madrid.

Inicios

Su gran labor ilustrativa cubre un sinnúmero de actividades. En España, Europa y América es colaborador de prensa diaria y revistas especializadas,. Fue fundador de los pliegos poéticos TOLVA y cofundador de los de AL VENT.

Tiene publicados doce poemarios, entre los que destacan “Profecías de la Guerra”, “Este caer de rotos pájaros”, “Lejana presencia”, “Muchacha del Sur” (premio Puerta de Bisagra, Toledo) “Cobijo de la memoria”,“Lectura de la niebla” (accésit del premio Alfonso VIII, Cuenca, 1999), “Mariposas de asfalto” (accésit del premio Rafael Morales, Talavera de la Reina, 1999), “El latir del tiempo” y “Dolor de ausencia”; tres novelas (“El Temporal” –accésit premio Ciudad Real, “El oscuro mundo de una nuez”, (premio de La Crítica Castilla-La Mancha 2004); dos libros de relatos y, en colaboración, la Historia de Piedrabuena.

Trayectoria

Se han publicado dos Antologías de sus versos: “Toda la soledad es tuya” (Biblioteca de Autores Manchegos) y “Antología de la Poesía Cósmica de José Hierro y Nicolás del Hierro” (40 poemas de cada uno, México, 2004), además de una muestra de cinco poetas manchegos (“Como agua de lluvia”) y la participación en numerosas antologías colectivas.

En la era de los premios, está en posesión de casi un centenar de los mismos, pero la distinción que más estima es la que elevó en acuerdo el pleno del Ayuntamiento de su villa natal (Piedrabuena) al crear, el 17 de abril de 1997, un premio con su nombre para galardonar un libro de versos, ya en su décima convocatoria. Es cofundador de la Asociación de Escritores de astilla-La Mancha, de la que es Vicepresidente, desempeñando este mismo cargo en la Asociación Castellano-Manchega de Escritores de Turismo.

Premios Otorgados

  • Accésit del premio Alfonso VIII Cuenca 1999
  • Accésit del premio Rafael Morales Talavera de la Reina 1999
  • Premio Puerta de Bisagra Toledo
  • Premio de de La Crítica Castilla-La Mancha 2004

Obra

Alrededor de la tierra suelen girar los recuerdos más humanos. Esa gran Madre- Tierra que nos termina acogiendo a todos. Y de su atracción nadie escapa. Nicolás del Hierro reside en Madrid desde hace muchas lunas, allí se ha mezclado con la multitud enorme de los que van y vienen de un punto geográfico a otro. Ha debido de escuchar muchas veces el susurro de cientos de voces extrañas pasar a su lado, y en su piel debe de llevar los perfiles de los visitantes venidos de lugares distantes del mundo.

Pero el poeta que habita su interior no olvida las fuentes primigenias de donde bebió su dádiva creativa. Es un poeta curtido en el trabajo con paradas en el corazón de la vida, y con memoria del ayer de las cosas, a las que le pone palabras, para que el lector se adentre en el cuerpo de los acontecimientos sin distancias de fechas ni rencores enconados.

Leer a Nicolás del Hierro es navegar por la inexistencia de la utopía porque toda su poesía se nos hace posible por su enorme sabor a hechos sucedidos, a esencia de las verdades que acercan a los unos y a los otros, sin necesidad de etiquetas ni nombres altisonantes dentro de su obra poética.

Poeta por vocación, y por necesidad de echar fuera de sí todo cuanto no cabe dentro del alma. Poeta sin estruendo, de aquello que duele y hiere el corazón de las cosas más sublimes e íntimas, nos suele acercar a la infinidad de sus vivencias, sin necesidad de propaganda ni tendencias de servilismos políticos. Y esto no siempre es así. E

l libro de poemas "Dolor de ausencia" es una constatación de las luces y sombras de una vida. Pero nadie, ni siquiera aquellos poetas que presumen de pasar de los acontecimientos normales y son elevados a la categoría de irreverentes y provocadores escapan a sus propias vivencias. La buena poesía vagabundea por los andamios de la vida, y el poeta Nicolás del Hierro, ensambla en su obra, su personal visión de las estructuras sociales que le ha deparado los diferentes ciclos.

En el libro "Dolor de Ausencia" hay retazos de realidad y fantasía y para descubrirlo hay que empezar desde el principio con el titulo que se abre el libro "A modo de preludio" y con el poema "Evidencia" donde el poeta escribe "desde el pulso tribal de la armonía/ y el tiempo y los lugares se abatieran/ en este humano cuerpo que me habita,/ dejaría mi verso de ser mío/ y yo de ser su pulso de mañana." Y en efecto un pulso de descripciones y de reencuentros con el paso de la vida en el poeta es el libro.

Así está estructurado el libro en tres partes y un epilogo, la primera "El tiempo y los lugares", la segunda "Invitación al sueño y la llanura", la tercera "Poemas con ausencia", Se cierra con "A modo de epilogo".

El Prólogo es de José María Barreda Fontes Presidente de Castilla-La Mancha, bajo el titulo `Dolor de Ausencia`, el regreso a Ítaca del poeta: en el que cabe destacar el párrafo en el que se lee "En estos poemas conviven en perfecta simbiosis Don Quijote y otros personajes que alumbró la pluma de Cervantes con los hombres que edificaron la idiosincrasia de nuestros pueblos, así como se entremezclan escenarios reales con otros imaginados y soñados en un bel lo ejercicio lírico en el que el poeta nos plantea la comunión entre la realidad social y el ideal utópico".

Desde los pueblos hasta los hombres sólo hay un camino y una meta la de existir y que después de la muerte algo o alguien nos recuerde. Porque toda vida vivida es un cúmulo de emociones y un viaje incesante a través del tiempo. El poeta que es Nicolás del Hierro con su visión sensible, atisba todo lo que emociona a las personas, a los lectores de poesía, y viaja en un itinerario interior para de este modo acercarnos a lo que es poesía del alma. Un poemario es eso, una trasmisión del dolor y el amor universal por todo lo que nos hace y somos. Queda para los intelectuales de salón la quinta esencia de encasillar a los poetas en bloques más o menos de alta o baja intelectualidad.

Nicolás del Hierro en este libro nos introduce en estampas universales con nombres de lugares y de personas concretas dentro del recinto amado de un lugar de la tierra. Pero ese es el autentico ejercicio del poeta dibujar con palabra los lugares del corazón. "Dolor de Ausencia" se lee de un tirón y luego se vuelve a él, porque sus poemas no nos defraudan ni nos es preciso para emocionarnos adentrarnos en cuestiones escabrosas o rebuscar en complejas metáforas el significado de los versos. Interpretar un libro de poemas no es otra cosa que compartir con el poeta la belleza de la palabra, junto con los hechos que al poeta le hicieron vibrar, y que trasmite al lector adentrándolo en un universo sin edad mi época, porque desde esa perspectiva es únicamente donde la poesía se convierte en un elemento de permanencia.

El libro está editado por Ediciones LLANURA. la ilustración de la portada "Tomad y comed" es de Ana Cano Campos. Se terminó de imprimir un día cinco de enero 2006.

Entre los poemas que componen el libro hay imágenes de fuerza narrativa que valen para hoy y para mañana, al tiempo que son imágenes rescatadas del ayer. También son reflexiones que dejan al descubierto la humanidad del autor. En el poema "El espejo" Nicolás del Hierro dice..."Era hermoso asomarnos/ a su ventana generosa;/tanto, tanto que ni siquiera/ hoy, cuando me miro,/ descubro en mí la arruga/ ganada con el tiempo."

El tiempo es el único notario que notifica lo que perdura o se olvida. Hasta para los poetas el tiempo es fundamental. Estoy segura que algún poema de Nicolás del Hierro persevera el tiempo de su olvido.

Galería de Poemas

¿QUÉ VE DETRÁS DE TANTA LUZ?

Nace y crece la vida en su mirada,

ojos que van al interior del hombre,
al alma de las cosas que son nuestras.
Cuando nos mira, noble se dispone
la entraña de la tierra a ser latido; palpitación que surge a los acordes de una música existencial y dura, que al dios de los humanos predispone frente a la inevitable incertidumbre de su constelación y a los albores con que la sociedad traza sus duelos. ¿Qué nos revela el brillo cuando expone esta mirada el curso de su historia? Humilde, no demanda. Sí interpone un reto interrogante, una llamada. ¿Qué ve detrás de tanta luz? ¿Qué brote de sinrazón empapa las conciencias para que el sentimiento nos devore? Ojos que no denuncian, pero calan (largos faros de luz vindicadores) en las cavernas cóncavas del alma. Saben cuánto dolor, crecido en hombre, guarda la desazón de estas arrugas porque el ensueño anida en los quiñones con que, en su piel de larga sementera, mil arados de vientos y de soles cincelaron el rostro, y en la entraña le habitó un largo pez de sinsabores, que hoy emana en sus ojos, en su rostro centenario de esfuerzos y perdones. Nos mira con dolor; con amor mira. Sabe que somos fruto de su goce, del esfuerzo que un día fue su causa, y se siente feliz en los albores de un tiempo sin final, una parcela ignota y sorprendente donde el hombre sea, a ejemplo del árbol machadiano,

“un tronco carcomido que da flores”.


EL VINO COMO RITUAL

El vino era en la mesa una liturgia,

una casi oración, cuando a los labios del abuelo llegaba en las comidas; sobre todo en aquellos corros grandes, los de matanza o recogidas, cuando, celebración de toda la familia, se armonizaba un sueño de unidad. La botella a su lado, dispondría el momento oportuno en que la rueda habría de iniciarse. Comenzaba con él, y la pasaba a su derecha. Lenta, daba la vuelta y a él volvía, excluyendo en la entrega a los pequeños, agua para su sed y su garganta. Nunca había temor ni desagrado que de un labio a otro labio se pasara la botella, tan solo con un gesto de higiene, que la propia mano hacía sobre la embocadura del cristal, cuando llegaba el turno a cada quien. ¿Cómo pensar en semejante escrúpulo cuando el más íntimo horizonte era el sano corro en torno de la mesa, luz familiar de las cucharas todas? Era como un conjunto; éramos, todos, un apretado núcleo, un círculo donde el amor, el sueño y la amargura combinaban los odres de aquel mundo crecido en la llanura de la tierra que simboliza el tiempo con el trago natural y añorante, aquel beso libal en la ternura cristalina de una limpia botella que de mano en mano transmitía su concierto en la fiesta de tono familiar, en el corro de una sana comida donde el vino era un rito casi bíblico

administrado a manos del abuelo.

PRIMEROS PASOS

He despertado pronto, pronto,

al tiempo casi de la alondra, cuando la calle es toda obrera y olor silvestre hay en las horas. Mis pasos, lentos, buscan algo, quieren hallar alguna cosa, y va aquí, en mi lado izquierdo, grabando el alma de las sombras. Me sabe a triste la alborada; un gusto casi negro toma mi paladar. Cansadamente ando; no sé que tengo. Formas extrañas siento en mi cerebro; algo de ayer, pero que ahora me duele dentramente todo... Humano crece el río. Toda su pobre/gran corriente corre por la pendiente de las horas; el mar del tajo lo reclama y en él, silente, desemboca: Mar del taller, mar de oficina, mar del comercio, mar de la obra... He despertado pronto. Voy cansadamente con mis cosas. El río, humilde, pasa. Siento mi ayer gustándolo en la boca y voy aquí –en mi lado izquierdo-

guardando el agrio de sus notas.

Fuentes