Nilo Juan Cinta Álvarez

Nilo Juan Cinta Álvarez
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NombreNilo Juan Cinta Álvarez
Nacimiento3 de noviembre de 1935
San José de los Ra­mos, Matanzas, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento21 de febrero de 1961
Matanzas, Bandera de Cuba
NacionalidadCubana
PadresJuan Cinta Apaduren y Ramona Margarita Álvarez

Nilo Juan Cinta Álvarez. Combatiente revolucionario cubano. Integrante de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y participante en la lucha contra bandidos.

Síntesis biográfica

Nació el 3 de noviembre de 1935 en San José de los Ra­mos, Matanzas. Hijo de Ramona Margarita Álvarez y de Juan Cinta Apaduren. Su madre tenía título de maestra, pero nunca encontra­ba plaza y el padre, un carretero, dependía de la zafra, que solo duraba tres meses. Esta circunstancia obligaba a los padres, junto con los ocho hijos, a recorrer constantemente diversas zonas del país, por lo que se trasladaron hacia Victoria de las Tunas en busca de mejores condiciones de vida. La situación de la familia mejoró algo cuando Ramona le consiguió empleo al esposo en la finca de unos hacendados a cuyos hijos ella instruía.

Nilo era un niño intranquilo, pero muy respetuoso; gustaba de jugar a la pelota, oír música y ver peleas de gallos. Tuvo que abandonar los estu­dios después de vencer el sexto grado e incorporarse al corte de caña quemada junto a los mayores por la situación de la familia.

Trayectoria revolucionaria

A los 15 años decidió irse a laborar como ca­fetalero en las lomas orientales. Empezó sus actividades revolucionarias en 1951, en la finca Cecilia en el pueblo de Violeta, en unión de Pablo Sánchez, militante del Partido Socialista Popular (PSP), con el incendio de una casa y una bodega de la compañía norteamericana. Cayó preso por sospechas, fue gol­peado y amenazado de muerte. Estuvo detenido 25 días.

Posteriormente su madre fue a trabajar a La Habana en la casa de una amiga. Al cabo de algún tiempo logró alquilar un cuartico en la calle Ánimas y Nilo se unió a su madre y a sus hermanos. Cada madrugada iba al mercado de La Habana, invertía unos centa­vos en alquilar una carretilla y compraba frutas para venderlas. La pequeña ganancia servía de sustento a la familia.

Así conoció en la calle Oquendo a varios jóvenes del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) y comenzó a participar en la lucha contra Fulgencio Batista. Su primera misión fue ocultar por algunos días a varios revolucionarios perseguidos, así como material de pro­paganda.

Estuvo entre los conspiradores que en 1958 con una fuerte carga de dinamita dejaron sin fluido eléctrico a La Habana por largas horas. Aceptó el cargo de mensajero en la farmacia de Oquendo y San Miguel para moverse más fácilmente de un lugar a otro con los medicamentos y los recursos necesarios para la lucha en los distintos frentes. Llegó un momento en que su actividad era tal que la policía sospechó de él y registró la vivienda don­de residía; por suerte logró sacar antes las pruebas compro­metedoras. Se trasladaron entonces a una nueva vivien­da en Neptuno No. 634. Cambió de empleo y comenzó a trabajar como vendedor comisionista de las Lámparas Quesada.

A un integrante de la célula le fue ocupada una relación con el nombre de todos los compañeros y fue encarcelado. Como medida preventiva, Nilo se escondió por varias semanas en un cuarto de Oquendo No. 210, esquina a San Miguel, hasta que le fue posible viajar a San José de los Ramos, donde encontró refugio en casa de Julián Sánchez.

Regresó a La Habana a finales de 1958 y continuó conspirando hasta el 1 de enero de 1959. Cuando escuchó la noticia de la fuga de Batista salió de inmediato hacia la Quinta Estación de Policía y junto a un grupo de revolucionarios la tomó.

Desde entonces per­maneció en las filas de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), destacado en la Quinta Esta­ción con el No. 1595, hasta sus últimos momentos. Participó en disímiles tareas como el rescate de las víctimas de La Coubre.

Al conocer que el batallón de la PNR mar­charía en breve hacia las lomas de Las Villas para limpiarlas de los grupos de bandidos que allí operaban, se presentó ante el jefe de la unidad dispuesto a incorporarse. Debido a que no poseía la experiencia de otros vete­ranos de la Sierra Maestra y del II Frente Oriental Frank País, iba a ser emplantillado como sanitario pero el joven insistió en participar como combatiente de una escuadra. Recibió un entrenamiento en el Castillo del Príncipe y más tarde en el Pitirre, hasta que la tropa salió hacia el teatro de operaciones y cerca de un mes hostigaron al enemigo. No pudo despedirse de la madre.

Muerte

Se trasladó hacia Matanzas al anunciarles la inminencia de un desembarco por algún lugar de esa provincia. Decidieron acampar en las proximidades del viejo central Santa Gertrudis. Cuentan que esa noche Nilo improvisó muchas décimas campesi­nas a solicitud de sus compañeros. Después todos hicieron si­lencio y se impuso la calma aparente de la madrugada.

Cuando se dis­ponían a reiniciar la marcha, un grupo de bandidos comenzó a disparar contra ellos desde un monte cercano ubicado en la retaguardia. Luego se dieron a la fuga.

Nilo dirigió el cañón de su arma hacia el enemigo, pero ya estaba herido. Una bala explosiva le había destrozado la arteria pulmonar izquierda. A toda prisa sus camaradas lo acostaron en un jeep para trasladarlo al centro médico más cercano. El vehículo se rompió y perdieron algún tiempo, por último lo condujeron al hospital de Matanzas. Los médicos decidieron operarlo nuevamente ante la gravedad de su estado, pero el esfuerzo de la ciencia fue infructuoso. Murió el 21 de febrero de 1961.

Fuente

• Mártires del MININT. Semblanzas biográficas, t. I, La Habana, Editora Política, 1990.