Nueva Reforma Apostólica

La Nueva Reforma Apostólica
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Surge más formalmente en la década de los 90.
Nombre original:La Nueva Reforma Apostólica
Autor(es):Lindomar del Castillo
Categoría:Religión
Idioma:Español
Origen:Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Lugar:Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos

La Nueva Reforma Apostólica es un movimiento que en la iglesia cristiana que crece y se extiende a gran velocidad.

Características

En la actualidad, se ha despertado una nueva época de rivalidad en el cuerpo de Cristo. Para algunos evangélicos, la Tercera Ola es la gota que colma el vaso. Por otra parte, los protagonistas de este Neo-pentecostalismo manifiestan un total desprecio por las opiniones contrarias, las que más bien les resultan “evidencias” de su autenticidad como genuinos representantes del “nuevo mover de Dios” en la iglesia contemporánea.

Sus profundas obras literarias proponen con agresividad sus modelos de iglecrecimiento y sus novedosas interpretaciones de antiguas doctrinas del cristianismo histórico.

Las principales doctrinas del Neopentecostalismo sostienen que la autoridad bíblica (la Palabra escrita) tiene que estar siempre supeditada a la autoridad de la viva y “dinámica” Palabra de Dios dada a conocer por la presente actividad del Espíritu mismo. La subordinación de la Escritura a la autoridad del Espíritu Santo, también se ilustra por la aceptación en este movimiento de la validez del don de profecía en la vida de la iglesia contemporánea.

Para el Neo-pentecostal, Dios habla hoy con tanta autoridad, como hablaba a los autores bíblicos. Este es un entendimiento existencial de la Palabra de Dios. De acuerdo a esto, los carismáticos creen que el canon bíblico no está cerrado, de modo que la Palabra de Dios escrita no es la autoridad final. Ellos creen que Dios da hoy a la iglesia revelación adicional y que esta nueva revelación es tan autoritativa o aún más autoritativa que la Biblia misma.

Puntos de vista

La Nueva Reforma Apostólica (NRA) surge más formalmente en la década de los 90. Uno de sus proclamadores vanguardistas es el profesor C. Peter Wagner, quien en 1994 acuñara primero el nombre de Postdenominacionalismo para identificar al nuevo movimiento, y que luego le diera en definitiva el nombre que lleva actualmente.

Los promotores de la NRA, aseguran que las raíces históricas de este movimiento se hallan en la Reforma de Lutero. Pero en realidad, este movimiento es un resultado directo del Neo-carismatismo o Tercera Oleada del Pentecostalismo, surgida en 1980. De ella, incluye sus postulados y tendencias. Además, incorpora en su haber teológico doctrinas del movimiento “La lluvia Tardía” y del “Reino Ahora”. Este último toma una buena parte de sus enseñanzas del movimiento Restauracionista (1948) y del Recontruccionista (finales de los 60 y comienzos de los 70.).

Los diversos exponentes de la NRA, presentan variaciones doctrinales en mayor o menor grado. Aún así, se percibe alguna uniformidad de enfoques. Entre sus principales propuestas, está la restauración del denominado “Ministerio Quíntuple”, con un énfasis superlativo en los apóstoles. Según ellos, éstos y los profetas, constituyen el fundamento de la iglesia, lo que da a entender que la iglesia de Cristo lleva casi dos mil años sin fundamento.

Sostienen que el apóstol y el profeta desempeñan ministerios superiores, por lo que los demás ministerios los necesitan para funcionar en el plan de Dios. Sin embargo, este argumento, en vez de apoyar la interdependencia que defiende la Biblia y que da un sano equilibrio a las funciones de los ministerios dentro de la iglesia aboga más bien, por una desmedida y anti escritural dependencia de los apóstoles y profetas.Los heraldos de esta Nueva Reforma, insisten en que es necesario sustituir el gobierno pluralista que sostienen la mayoría de las confesiones evangélicas actuales, para implantar una regencia unipersonal del apóstol.

Declaran ser portadores de nuevas revelaciones, que solo ellos reciben por su condición de Apóstoles y Profetas y que son pertinentes para que el cuerpo de Cristo funcione en el diseño de Dios. En ocasiones, ponen sus proclamas proféticas a la altura o por encima incluso de las Sagradas Escrituras.

Tal postura tiene similitud con el Montanismo del siglo II. Reclaman además ser una especie de élite de iluminados, únicos receptores de los dones del espíritu los cuales en realidad han sido dados a los creyentes y no a ciertos ministros. Estas enseñanzas ignoran el sacerdocio de todos los creyentes.

Ministerio de la Iglesia

Una de las propuestas medulares de la NRA, es la formulación de un nuevo sistema eclesial, referido comúnmente como el “ministerio quíntuple.” Para su justificación, toman como base a Efesios 4:11, en el que se enumeran cinco ministerios como dones de Cristo a la iglesia. A partir de la interpretación que dan a esta porción de las Escrituras, promueven su aplicación a la iglesia contemporánea como un modelo para su ministerio, e incluso, para una transformación total de las estructuras de autoridad en la iglesia o denominación correspondiente.

Prioridad en los Ministerios

La Nueva Reforma Apostólica asegura que el orden en que son mencionados los ministerios en Efesios 4:11, implica la preeminencia de los primeros sobre los últimos. Esto les hace concluir que el apóstol es el mayor y más importante de todos, bajo cuya autoridad deben funcionar los restantes ministerios. No sólo reducen a cinco el número de ministerios, sino que además, enfatizan injustificadamente la supremacía del ministerio apostólico y profético sobre los demás.

Los ministerios como oficios

La NRA enseña que los ministerios apostólicos y proféticos deben ser ejercidos como oficios dentro de la iglesia. El término “oficio” debe ser entendido como el reconocimiento y la designación de una persona como apóstol o profeta. Esto implicaría que sólo ellos son los capacitados y autorizados para comunicar el mensaje divino (profetas) y los únicos que pondrán en función el plan revelado, mediante la movilización y dirección de la Iglesia (apóstoles).

Distribución de los Ministerios

Los que actualmente se consideran apóstoles, además de auto-proclamarse poseedores de ministerios utilizando todas sus habilidades, carismas y recursos creen poseer la autoridad necesaria para otorgar dones y ministerios a otros. La realidad bíblica (1 Corintios y Efesios 4:7) indica que es Dios y no otro quien imparte los dones y establece los ministerios. Por ello, se puede afirmar que son regalos divinos para los creyentes, a fin de edificar el cuerpo de Cristo.

Ministerio del Apóstol

Una de las principales demandas de los promotores de la NRA, es la “restauración” del oficio del apóstol. Acusan a la iglesia contemporánea de haber abandonado el modelo apostólico, necesario para su extensión y conquista del mundo. Sin embargo, el concepto del apostolado que proponen, dista mucho ser el que se observa en el Nuevo Testamento.

El Ministerio del Profeta

Los profetas se encuentran casi inmediatamente después de los apóstoles en una lista de dones de ministerio (Efesios 4:11) y se asocian íntimamente con los apóstoles a través del Nuevo Testamento. Pablo tenía en gran estima su papel: “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas” (1 Corintios 12:28). Los profetas eran dones complementarios a los apóstoles en la era fundacional de la iglesia.

Teología de la Nueva Reforma Apostólica

Los postulados teológicos de la NRA tienen sus raíces fundamentalmente en el movimiento de Restauracionismo de principios de 1948. Con elementos añadidos del movimiento Reconstructivo y del Reino Ahora, se ha elaborado todo un sistema teológico que sirve de justificación para sus propuestas eclesiológicas y doctrinales.

Una de sus principales declaraciones toma como base la declaración que aparece en Gn. 1:28 donde dice “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”

De esta porción escogen la frase “sojuzgad la tierra” y la asumen como una tarea prioritaria para la iglesia. Esta tarea implicaría que la iglesia debe conquistar literalmente la autoridad política y el gobierno de las naciones, para imponer así el reino de Dios sobre toda la tierra.

Si analizamos esta porción de Gn. 1:28, notaremos que aquí se habla del dominio del ser humano sobre el ámbito en el cual Dios lo colocó. Una declaración similar aparece en Gn. 9:7, con la notable ausencia de las órdenes “sojuzgad” y “enseñoread”. El hombre se ha multiplicado considerablemente sobre la tierra, poblando sus cinco continentes. De igual manera el hombre ha impuesto su voluntad sobre los animales, y ha utilizado la tierra según sus propósitos para cultivarla y edificarla. Asimismo ha tenido en sus manos el gobierno de la tierra que habita.

Todo esto hace dudar que el hombre haya fracasado en el cumplimiento de su tarea primordial. Con esto concuerda la declaración que hace David en el Salmos 8:6-8 “Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar”. Aquí se describe al hombre realizando la tarea que Dios le había encomendado. Por su parte Santiago asegura: “Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana.” (Santiago 3:7). De esto se concluye, que la afirmación de la NRA al respecto, no tiene respaldo bíblico.

Partiendo de esta deficiente interpretación, los promotores de la NRA aseguran que la tarea de sojuzgar la tierra quedó inconclusa por la caída del hombre en pecado. Afirman que la obra de Jesucristo reconcilió al hombre con el plan original de Dios; esto es: señorear y sojuzgar la tierra. Sin hacer distinción alguna entre la misión del hombre natural y la misión de la iglesia, aseguran que Jesús otorga nuevamente al hombre autoridad y poder para concluir la obra que este había comenzado al principio de la creación.

A partir de esta confusión, aseguran que la tarea de la iglesia ahora, es establecer el reino de Dios aquí en la tierra, para lo que nos dio “el ministerio de la reconciliación” (2 Corintios 5:18).

Fue el propio Jesucristo quien calificó la tarea a la iglesia en los momentos previos a su ascensión. Por las palabras de Marcos conocemos que esta tarea es: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).

Esta interpretación de la tarea de la iglesia que propone la NRA, se conoce como la “Teología de Dominio” o “Teología Histórica”. Teología que tiene la tendencia a introducir a la iglesia en una lucha política y social en contra de los inconversos, haciéndola enemiga de las personas a las que debe alcanzar con el evangelio. Fomenta de este modo una actitud que va en contra de lo que el Señor Jesucristo dijo ante Pilato: “Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Juan 18:36).

La Biblia esclarece perfectamente, que sólo la obra de Jesucristo va a restaurar la Tierra, colocándola en su perfecta función y lugar durante el reinado milenial de Cristo (Romanos 8:19-25; 1 Corintios 15:24-28).

La doctrina del Rapto o Traslado de la Iglesia calificada como teología futurista por los promotores de la NRA proviene de la interpretación de la Biblia mediante el método de interpretación literal, histórico, y gramatical. Por su parte, la Nueva Reforma Apostólica, abandonando esta manera segura de interpretar la Biblia, utiliza el método de interpretación alegórico. Esto les conduce a la formulación y aceptación de un sin número de nuevas enseñanzas, algunas de las cuales conducen al error. Entre estas enseñanzas se encuentran los métodos extremos de guerra espiritual, visualización, sanidad interior, prosperidad, súper fe, el pensamiento positivo y otros.

Evaluación de sus puntos de vista sobre el Ministerio

En el Nuevo Testamento existen varios listados de ministerios. Los mismos deben ser vistos de forma representativa y no restrictiva de los ministerios que pueden tener lugar en el cuerpo de Cristo.

Los ministerios tal y como enseña el apóstol Pablo no han sido establecidos por Dios para que unos sean superiores a otros. El énfasis bíblico está en la colaboración entre los ministerios para lograr los propósitos establecidos por nuestro Señor: “Perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. El que en cierto pasaje aparezca un ministerio determinado antes que otro, no es suficiente razón para sostener la superioridad de algunos ministerios sobre los que les siguen en la lista. Si esto fuera así, aparecerían las listas uniformemente en las otras epístolas, cosa que no ocurre.

Reconocer un ministerio apostólico o profético como un oficio, tal y como la NRA lo sugiere, implicaría que sólo ellos son los capacitados y autorizados para comunicar el mensaje divino (profetas) y los únicos que pondrán en función el plan revelado, mediante la movilización y dirección de la iglesia (apóstoles).

Esto traería más mal que bien al cuerpo de Cristo.Reconocemos la labor apostólica al estilo de Bernabé, Silas y Timoteo en medio nuestro. De igual manera creemos que el ministerio profético está presente hoy, pero la historia ha demostrado que sería muy peligroso si se quiere salvaguardar la unidad y la doctrina de la iglesia el reconocimiento de estos ministerios como oficios.

Dios y no otro es quien imparte los dones a los creyentes y establece los ministerios en la manera que soberanamente él determina, sin la intervención de ningún ser humano (1Co. 12:11 y Ef. 4:7). En este acto nada puede hacer la iglesia. Ella y sus líderes están, no para entregar ministerios, sino para reconocerlos ulteriormente, cuando se hagan visibles por el desempeño fiel de su receptor.

Sobre el apostolado

En el Nuevo Testamento el término “apóstol” se empleó con diferentes implicaciones. Entre ellas se encuentran “los Doce”, “los apóstoles de Cristo”, “los otros apóstoles”, y en un sentido más amplio, se presenta “el apostolado de todos los creyentes”, puesto que ellos son los enviados a predicar y a hacer discípulos entre las naciones.

Hay suficiente evidencia para asegurar el carácter único e irrepetible de los Doce apóstoles. Ocupan un lugar de especial honor como apóstoles, tanto por su cercanía a Cristo en los días de su carne, como por el lugar guardado para ellos en el futuro profetizado y en la eternidad. Estos Doce son los homólogos de los doce hijos de Jacob, a partir de los cuales surgieron las doce tribus de Israel. De esta manera, la deserción y subsiguiente suicidio de Judas destruye la simetría entre las doce tribus de Israel y los doce apóstoles. Por esta razón fue necesario encontrar un sustituto de Judas para cumplir, “este ministerio y apostolado” (Hecho. 1:25 KJV).

Una vez establecida la sustitución de Judas, posterior a Pentecostés no hubo esfuerzo alguno por reemplazar a ninguno de los Doce Apóstoles al momento de su muerte, ni mandamiento alguno de perpetuar el número doce (Hecho. 12:2-3).

El caso del apóstol Pablo tiene características especiales. El lugar de Pablo como apóstol era único. No era ni miembro de los Doce ni estuvo presente cuando Cristo se apareció después de la resurrección; su llamado como apóstol vino después, en un encuentro con el Señor resucitado, más tarde y aparte.

Cada creyente es comisionado para “ir a todo el mundo” (Mt. 28:19) y se le ofrece la provisión del poder del Espíritu para ser un testigo hasta el fin de la tierra (Hecho. 1:8). Las Escrituras, por tanto, predicen una dimensión del apostolado que incluye a todos los seguidores de Jesús. No obstante, esta comisión difiere en grado y propósito a la de aquellos que fundaron la Iglesia de Jesucristo en el primer siglo de la era cristiana. El ministerio apostólico contemporáneo, lejos de asumir papeles independientes y reformadores, hallará su base en la doctrina de los apóstoles que participaron de la fundación de la iglesia, según aparece en el Nuevo Testamento.

Fuentes

  • La Antorcha Pentecostal "Iglesia Asamblea de Dios", 2013.
  • Enfoque Teológico "Iglesia Asamblea de Dios", 2013.
  • Lindomar del Castillo (Editor La Antorcha Pentecostal, Enfoque Teológico "Iglesia Asamblea de Dios en Cuba").