Nuevo realismo

Nuevo realismo
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El nuevo realismo fue un movimiento artístico fundado en 1960 por el crítico de arte Pierre Restany y el pintor Yves Klein durante la primera exposición colectiva en la galería Apollinaire de Milán. El nuevo realismo fue, junto con Fluxus y otros grupos, una de las numerosas tendencias de la vanguardia de los años sesenta del siglo XX.

Definición

Nombre que designa al movimiento adoptado por artistas europeos bajo la coordinación del crítico francés Pierre Restany, quien en 1960 publica un manifiesto donde lo define como un nuevo enfoque de lo real.

Aplicado a las corrientes de reacción contra el expresionismo abstracto, se caracteriza por recurrir a la apropiación de imágenes triviales realistas, representando objetos de deshecho de la sociedad, así como imágenes obtenidas de los medios de comunicación, de la realidad urbana cotidiana, y de tecnología y la industria. Técnicamente, gusta de los assemblage y del azar, recordando en todo momento la importancia de lo real, sin ser necesaria para ellos la transposición de emociones. Arman, Daniel Spoerri y [Jean Tinguely]], son algunos de sus miembros más destacados. Su obra ejerce importante influencia en el sucesivo tratamiento del objeto.

Características

  • La sociedad y sus problemas se constituyeron en el tema central. En el realismo ya no importaba el mundo subjetivo del autor, sino el entorno social y personal de los personajes.
  • Los autores retrataban fielmente lo que veían. Por eso la literatura realista presentó asuntos verosímiles, posibles y objetivos.
  • En esta búsqueda de objetividad, los autores realistas adoptaron la actitud de un cronista que observa lo que ocurre y se esfuerza por describirlo minuciosa y exhaustivamente.
  • La descripción objetiva tenía un fin didáctico: pretendió mostrar los defectos de la sociedad para crear la necesidad de corregirlos.

Historia

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Al fin de la primera década del siglo XX, los integrantes del Grupo de Boedo experimentan cambios hacia una pintura de contenido político y social. Prefieren las partes feas de la sociedad. Al pintar figuras humanas, su expresión y vestimenta muestran las necesidades que tienen por llevar una vida angustiosa, llena de privaciones. El artista quiere que el espectador acepte, a través de sus obras, a los humildes. Las obras de intención social pueden ser de una temática simple, o muy complejas con simbolismos y técnicas originales.

El realismo que practica el Grupo de Boedo va cambiando con el tiempo. La renovación de técnicas que hacen nos permite considerar un nuevo realismo o neorrealismo.

Los integrantes de este movimiento son: Carlos Alonso, Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino, Demetrio Urruchúa y Enrique Policastro.

El artista del Nuevo Realismo se centra en el mundo que le rodea, en lo urbano. Por ello toman imágenes procedentes de la industria y de los desechos producidos por la sociedad de consumo. La aportación visual de los medios de comunicación también fue una fuente importante para sus obras. De esta forma el objeto urbano, sea cual sea su morfología, es reorientado hacia su aspecto estético. Emplearon con asiduidad el Assemblage para el tratamiento de imágenes y materiales. En esta especie de collage con objetos tridimensionales el azar tenía un papel preponderante.

La publicación en Francia de su manifiesto en 1960 dio comienzo a su andadura. Dar un nuevo enfoque de lo real era el objetivo principal del texto que confeccionó el teórico y crítico Pierre Restany. El Nuevo Realismo surge en un contexto de reacción contra el Expresionismo Abstracto estadounidense.

Jean Tinguely, César, Martial Raysse, Yves Klein, Christo, Jacques Villeglé, Gérard Deschamps, Lucian Freud, Arman, Alex Katz, Mimmo Rotella y Niki de Saint Phalle son algunos de sus artistas más representativos.

Nuevo realismo son los testimonios plásticos y visuales de un movimiento que a partir del 27 de octubre de 1960 cuestiona tanto el abstraccionismo como el arte pop estadounidense.

Los artistas de esta tendencia: Arman, Tinguely, Rayss, Niki de Saint Phalle, César, se caracterizan por sus fuertes personalidades, con reacciones y opciones incontrolables.

Los excesos de la sociedad de consumo de los años sesenta, les lleva a saturar sus obras de productos de recuperación industrial y urbana sin tenerle miedo a las proporciones que estos excesos podían lograr.

Triunfó el objeto como producto industrial de consumo y también como objeto plástico.

Arman, trituró con golpes de hachas, pianos de cola, violines de Stradivarius, como una manera de destruir el valor especulativo de los objetos y como él mismo expresaba hacer de la creación un acto de destrucción y anulación del tiempo. Los nuevos realistas tenían el sentido del espectáculo; creían en la puesta en escena de sus sentimientos, siendo así creadores y objetos de arte. De Francia, surgió el Manifiesto y alcanzó características específicas en su corriente alemana, a través de artistas como Wolf, Vostele y otros.

Fueron libres en sus actos, empujados por la poética anarquista, sin reparos. El pop art estadounidense les observaba con la tentación de atraerlos. Se resistieron, los nuevos realistas franceses no tenían cálculo de carrera en el movimiento y mucho menos un mercado del arte que los sustentara o apoyara. Fue un momento corto, espontáneo, que solo dependía del ánimo de cada uno de ellos. Abrieron muchas ventanas de libertad y muchos aspectos del artista actuante convirtiendo su obra en espectáculo; fue retomado diez años después en el arte conceptual precisamente en los performances.

El público puede apreciar a casi 50 años de distancia, toda la materia técnica y estética que el nuevo realismo ofreció a las siguientes generaciones, pues se observan todavía sus huellas profundas en el arte.

El nuevo realismo consiste en retomar las consecuencias de la realidad, con una mirada visual que la regenere; para entenderlo, las pinturas murales callejeras de Villeglé son auténticas joyas de esta tendencia.

El artista persigue las trazas de todos los carteles pegados en las paredes de la ciudad, le interesa el devenir de esas gráficas, enfrentadas al viento, a la lluvia, pero también, al vencimiento de su fecha que significa el momento en que serán arrancadas para dejar espacio y tiempo al próximo afiche. El resultado de las diferentes capas arrancadas es lo que Villéglé convierte en obra.

Esos cuadros, murales ocasionales de los años sesenta-setenta, pertenecen hoy a grandes colecciones privadas, en el presente, expuestos en las Galerías del Gran Palais de París, permiten reconsiderar un movimiento exclusivamente francés, integrador de artistas italianos y germanos que participaron en el gran cuestionamiento visual de la realidad y de la cotidianidad.

Daniel Spoerri, parte del objeto electrodoméstico: cuchillos, tenedores, platos, mesas y sillas, y las convierte en elementos de una gran composición. Sus obras fueron grandes performances, otras efímeras, que se han mantenido en espacios y límites, que en el presente pertenecen al Museo de Arte Moderno de París.

La obra de Spoerri se inscribe en la revolución de las imágenes que se inició en Estados Unidos de Norteamérica con el pop art, pero que en Europa y particularmente en Francia giró hacia un lenguaje de mayor poética y con un discurso perteneciente a la totalidad de la sociedad.

El nuevo realismo buscó una dualidad de acción en la que el artista visual es actor y a la vez ejecutante de la obra. Esos aires también soplaron en los plateaux de la nouvelle vague. Es una actitud con el arte que define la dualidad de papeles, el artista está dentro y fuera de la obra, como el mismo Godard, quien dirigía y actuaba en sus películas.

El movimiento no duró, apenas nació y se dividió. Todos decidieron llevar solos su camino. César, siguió su carrera de escultor de recuperación industrial, participando en las grandes colecciones del arte público de los años setenta-ochenta, dejando en París esculturas monumentales en LasTullerías, y en diferentes parques de la ciudad, como su famosa escultura de Pegaso, caballo monumental alado que se ha convertido en un punto de cita y encuentro en la plazoleta que divide la rue du Cherche Midi, y la rue du Dragon, en el Barrio Latino de París.

Arman, después de un éxito exclusivo en los años setenta, se afianzó en Estados Unidos, que sedujo hasta el último aliento de su carrera.

Nikki de Saint Phalle y Tinguély, optaron por una obra de sutil movimiento que atrae un discurso de construcción mecánica más que de reconstrucción o destrucción… Los móviles, las fuentes en movimiento, son elementos activos e interactivos con el medioambiente en estos dos artistas. Es interesante, después de las dos grandes exposiciones parisinas del pop art y del surrealismo, volver a las aventuras del nuevo realismo. Se encuentra en esta última tendencia la posibilidad de repensar el arte en su espacio público y urbano.

La relación del artista con su obra en el marco de los vectores urbanos y medioambientales, son aspectos muy actuales, en este sentido han sido visionarios de los planteamientos del arte en las sociedades industriales.

Las apariciones públicas de Arman destruyendo objetos de valor millonario escandalizó en su momento. Para este artista, se trataba de relativizar el arte como objeto, y a la vez cuestionar su sentido mismo, en una sociedad completamente invadida por la obsesión de productividad y el consumismo.

Hoy día, el planteamiento continuo vigente, pero el tiempo demuestra que por encima de todos los factores económicos y sociales se sigue haciendo arte, se siguen produciendo obras mayores, prueba de que el arte es el resultado de una dimensión humana que está por encima de las conyucturas materiales de la sociedad.

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