Odalys Pérez

Odalys Pérez
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NombreOdalys Pérez

Odalys Pérez secretaria del embajador de Perú.

Testimonio

En junio de 1974, varios documentos reflejaron que Bosch confesó públicamente haber expedido paquetes-bombas a las embajadas de Cuba en Lima, Madrid, Ottawa y Buenos Aires.

¿En qué circunstancias ocurre el atentado?

-Yo era la secretaria del embajador en Perú, Antonio Núñez Jiménez, y me encontraba en la embajada. Estaba sola en la oficina y entre las cartas había un bulto, del tamaño de un libro, que remitía Fernández Sociedad Anónima, con una dirección en México.

"El bulto venía dirigido al embajador Núñez Jiménez. No me llamó la atención el remitente porque como Núñez era espeleólogo, recibía muchísima correspondencia del exterior. Por lo que no me preocupó que el correo procediera de México. "El envío era del tamaño de un libro, de carátula roja, envuelto en papel de traza y con un cordel muy ajustado. De hecho no pude abrirlo con la mano y tuve que usar la tijera. Cuando corté el cordel y pretendí sacar el contenido del paquete, ocurrió una explosión inmensa.

"En un instante no pensé que era una bomba, sino una broma, un petardo de algún compañero. "Recuerdo que empecé a gritar y perdí la voz y el conocimiento, según me dijeron después. La onda expansiva rompió ventanas, arrancó la lámpara del techo, volaron los cristales del buró, la máquina de escribir quedó retorcida. Yo realmente me sentía mal, con mucho dolor y mucha ardentía, pero sin calcular realmente la intensidad del daño que había causado en mi cuerpo. "Me llevaron al Hospital Militar, de Lima, acompañada de Tania, otra compañera de la embajada. La atención fue extremadamente buena, el hospital aquel se volcó no en función de mí, sino de la cubana que había sufrido un atentado. "Sufrí severas heridas en el abdomen, la cara, en particular el ojo derecho, el muslo y el seno de la parte izquierda de mi cuerpo. Me explicaron después que era un explosivo plástico como el usado por organizaciones contrarrevolucionarias financiadas por la CIA. "Días después me apareció una infección muy grande de color verde-azulosa, que llamó la atención. Y resulta que la dichosa bombita venía contaminada, además, con letales microorganismos. Los terroristas querían asegurarse de matar. Afortunadamente, no hubo afectaciones a los órganos vitales. "Me emocionó recibir el apoyo solidario, no solo del personal del hospital sino del pueblo peruano. Llovían las jarras de flores y artículos en la prensa en contra del atentado a la embajada de Cuba."

El atentado, ¿contra quién era?

-No era un atentado contra mi persona, era contra Cuba. En aquella época, días antes, habían llegado paquetes-bombas a algunas de nuestras embajadas en Argentina, Canadá y no recuerdo a qué otras más. No llegaron a explotar; la que detonó fue esa. O sea, no era una acción contra mi persona, no era contra Núñez Jiménez, era contra Cuba, contra la Revolución. Me tocó a mí, a nombre de Cuba.

¿A quién usted responsabiliza de este acto terrorista?

-Yo responsabilizo a Orlando Bosch Ávila, que lo reconoció poco tiempo después. No hace mucho, el canciller Felipe Pérez Roque lo dijo en un evento en el Palacio de las Convenciones, que en los documentos desclasificados del Archivo Nacional de Seguridad de Estados Unidos está que Orlando Bosch se atribuyó este atentado. Me dijeron inclusive que poco tiempo después, a uno de esos tipos, que hacían los artefactos explosivos, le explotó uno y perdió las dos manos.

¿Qué sentimientos le provocan acciones de esta naturaleza?

-No quiero personalizar este hecho. Yo no personalizo, pero es que son acciones perversas, inescrupulosas contra Cuba, contra su proceso revolucionario. No es contra una persona, es contra la Revolución. Son abominables. No tienen en cuenta el sufrimiento de los padres, de las madres, de los hijos; no tienen en cuenta nada. Son asesinos a sueldo. Imagínese que Bosch está suelto en las calles de Miami, encantado de la vida, y no acaban de responder y pagar todos los asesinatos y fechorías que ha cometido.

Véase también

Fuentes