Operación Fangio

Operación Fangio
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Fangio, minutos después de ser liberado
Fecha:23 de febrero de 1958
Lugar:La Habana
Descripción:
Juan Manuel Fangio, fue secuestrado en La Habana el 23 de febrero de 1958
Resultado:
El hecho que acaparó la atención mundial y ayudó a conocer la verdadera situación existente en Cuba.
Consecuencias:
Ausencia del campeón Juan Manuel Fangio en la carrera y gran repercusión a nivel mundial de lo sucedido.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Líderes:
Faustino Pérez, Oscar Lucero, Manuel Luziel y Marcelo Salado
Ejecutores o responsables del hecho:
Miembros del Movimiento 26 de Julio
Organizaciones involucradas:
Movimiento 26 de Julio

Para otros usos de este término, véase Operación Fangio (desambiguación). Operación Fangio, fue un acontecimiento importante dentro de la lucha insurreccional cubana durante la dictadura de Fulgencio Batista.

El argentino Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón mundial de automovilismo, fue secuestrado en La Habana el 23 de febrero de 1958, hecho que acaparó la atención mundial y ayudó a conocer la verdadera situación existente en Cuba.

Juan Manuel Fangio

Fangio nació el 24 de junio de 1911 en Balcarce, Argentina. Es considerado uno de los mejores pilotos deportivos de todos los tiempos. Fue campeón mundial por cinco veces y de estas obtuvo cuatro títulos consecutivos desde 1954 hasta 1957.

Durante su vida obtuvo varios premios y condecoraciones. Además, fue nombrado Profesor Honoris Causa de la Universidad Católica de Santiago del Estero en 1992, presidente Honorario vitalicio de Mercedez-Benz Argentina S.A., entre otros.

Fue invitado al segundo Gran Premio de automovilismo de La Habana por ser uno de los corredores mas famosos de la época y ya había ganado el primer Gran Premio de automovilismo de La Habana

Murió en Buenos Aires el 17 de julio de 1995.

Antecedentes

El segundo gran premio de automovilismo de La Habana fue concebido por el gobierno del dictador Fulgencio Batista como una acción publicitaria que intentaba presentar una inexistente tranquilidad en el país. Desde las montañas de la Sierra Maestra el Ejército Rebelde y, en las ciudades, las cédulas del Movimiento 26 de Julio mantenían la presión sobre la tiranía. En ese ambiente se convocó a la carrera. Un año antes, en 1957, la primera edición del Premio fue ganada por el genial corredor argentino Juan Manuel Fangio, quien al volante de un auto Maserati cumplió el recorrido en tres horas, once minutos dos segundos, con un promedio de velocidad de 158 kilómetros por hora.

De nuevo Fangio era la estrella invitada en 1958 y todos lo consideraban como el favorito para la carrera dominical. Ya había cumplido los 46 años, pero todavía estaba en forma y sus cinco títulos mundiales, cuatro de ellos de forma consecutiva, constituían excelentes cartas de presentación.

El secuestro de Fangio buscaba llamar la atención y mostrar que en Cuba se vivía una situación de guerra en contra de la tiranía. El plan inicial tuvo que ser reajustado en múltiples ocasiones porque el argentino tenía previsto arribar a La Habana con apenas dos días de antelación a la carrera. Los jóvenes del Movimiento 26 de Julio estudiaron diversos escenarios para llevar a cabo la acción: buscar a Fangio en su propia habitación, esperarlo a la salida de un programa de televisión. Ninguna de esas ideas pudo ser aplicada; además estaba la enorme vigilancia a la que era sometido el campeón. Sin embargo, no se podía esperar más y el Movimiento optó, quizás, por el plan más audaz.

Secuestro

La noche del 23 de febrero de 1958, horas antes del inicio de la carrera, finalmente se produjo el secuestro. Fangio estaba en el vestíbulo del Hotel Lincoln y a la vista de todos fue secuestrado por jóvenes del Movimiento 26 de Julio, pero apenas se percataron de la situación.

Me va a tener que acompañar
- dijo el hombre

, mientras intentaba enmascarar un revólver calibre 45.

El que recibió la amenaza al principio sonrió, quizás porque lo tomó como una broma; pero la sonrisa se borró de su rostro al comprender las serias intenciones de su interlocutor. Los dos comenzaron a caminar juntos y salieron por la puerta rumbo a un automóvil Plymouth negro que los esperaba. El vestíbulo del hotel Lincoln estaba lleno de personas; sin embargo, resultó tan audaz la acción del joven que prácticamente nadie notó cómo secuestraban a la gran estrella Juan Manuel Fangio.

Ya dentro del auto, a Fangio le advirtieron sobre la posibilidad de un intercambio de disparos con la policía. El argentino pidió entonces una gorra para que resultara más difícil la identificación. No había gorra; tampoco espejuelos o gafas, así que Fangio se acurrucó en el fondo del automóvil.

El secuestro se divulgó muy rápido.

La noticia del secuestro de Fangio se esparció con rapidez. Los principales diarios del mundo publicaron en sus portadas los reportes desde La Habana.

Uno de los participantes el combatiente revolucionario Faustino Pérez, afirmó después que

“La magnitud de la propaganda lograda nos permite afirmar que hasta ese momento no se había hablado o escrito tan intensamente y en tantos lugares a la vez, sobre el proceso revolucionario cubano y su situación de lucha armada. No quedó ningún continente sin referirse al suceso, ni revista especializada en deportes sin consignarlo. Incluso fue noticia de primera plana en muchos medios informativos”.

La revista cubana Bohemia señalaba:

"En París, Londres, Nueva York, Roma, Ciudad de México y Buenos Aires se le dieron importantes espacios en las primeras planas. Las agencias cablegráficas especulaban con el sensacional secuestro del más afamado automovilista del mundo".

En el Palacio Presidencial Batista y otros jefes militares movieron cielo y tierra para intentar el regreso a tiempo de Fangio. Era vital que este estuviera en el arranque de la carrera. Batista encabezó la investigación y miles de personas comenzaron a buscar la más pequeña prueba. Los testigos del hotel Lincoln fueron sometidos a largas sesiones con archivos fotográficos para intentar identificar a los secuestradores, se incrementaron los controles policiales en las salidas de La Habana y el aeropuerto.

Ya en el destino final, varios jóvenes, entre ellos Marcelo Salado y Faustino Pérez, jefe del Movimiento 26 de Julio en la capital cubana, le ofrecieron disculpas al argentino. Ellos no tenían ningún problema con él, incluso lo admiraban por su habilidad con el timón, solo que resultaba inadmisible que el régimen presentara a un país en calma cuando se cometían tantos abusos.

En la tarde del 24 de febrero el malecón habanero se llenó de espectadores para presenciar la tan ansiada carrera. El segundo Gran Premio de automovilismo se celebró pero sin la presencia del admirado campeón.

En esta competencia ocurrió un trágico accidente, el cubano Alberto García Cifuentes perdió el control del vehículo y provocó la muerte de varias personas del público y algunos heridos.

Por otra parte, la gran preocupación de los jóvenes del Movimiento era como entregar a Fangio sin el riesgo de que lo mataran para inculparlos a ellos. Finalmente se produjo la entrega de Fangio al embajador argentino, en uno de los apartamentos del edificio ubicado en la calle 12, entre tercera y Malecón, en el Vedado. Veinte y siete horas después de su secuestro.

Pocas horas después el argentino ofreció declaraciones a la prensa en las que explicó el buen trato que había recibido por sus secuestradores. Antes de entregarlo, Julio Arnol Rodríguez, le aseguró que él sería un invitado de honor cuando la revolución triunfara. Se dice que Arnol y Fangio mantuvieron contacto hasta su muerte en 1995.

de regreso a La Habana

Años más tarde, en 1981, el campeón regresó a la isla y recordó el hecho como un rapto especial realizado por personas que sabían lo que querían y tenían que darlo a conocer al mundo de cualquier manera.

Recordación del hecho

Sobre el histórico secuestro se han escrito múltiples artículos, aunque quizás ninguno tenga más valor que el libro “Operación Fangio”, un excelente testimonio de Arnol Rodríguez donde también se analiza el contexto histórico en que se produjo la acción, así como la repercusión que tuvo en la prensa de todo el mundo.

También el cine se interesó por recordar el hecho y en 1999 el argentino Darío Grandinetti interpretó a Fangio en el filme de su coterráneo Alberto Lecchi.

En el hotel Lincoln la habitación 810, ocupada en 1958 por Fangio, fue convertida en un museo y allí se conservan fotografías del argentino.

Las declaraciones y acciones de Juan Manuel Fangio demuestran que no guardó rencor hacia sus secuestradores, a los que una vez llamó como -sus amigos-. Para el argentino, lo sucedido en 1958

"fue algo especial, hecho por gente que tenía sus ideales y quería darlos a conocer de cualquier manera.”

Fuentes

Enlaces externos