Orden de los Hermanos Capuchinos en Cuba

La Orden de los Hermanos Capuchinos en Cuba
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Institución con sede en Bandera de Cuba
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Orden religiosa
Siglas o Acrónimo:OFMCap
Fundación:En Cuba, 1681
Tipo de unidad:Religiosa
País:Bandera de Cuba

La Orden de los Hermanos Capuchinos (Ordo Fratum Minorum Cappuccinorum, abreviado OFMCap) más conocidos como los capuchinos, son una reforma de los Franciscanos de la observancia (OFM) y pertenecen a la Primera Orden de San Francisco. Esta es la única división de los observantes que ha podido permanecer independiente hasta el día de hoy.

La Orden Capuchinos en Cuba

Están presentes desde 1681, cuando desembarcaron por el puerto de La Habana] los dos primeros misioneros de esa congregación, Epifanio de Moirans, y Francisco José de Jaca. Pioneros en la denuncia profética de la esclavitud, proclamaban abiertamente que “los esclavos son libres por derecho divino, y es contrario a la ley de Dios tener esclavos”, y los exhortaban a buscar la libertad.

Debido a la presión de los dueños de esclavos, fueron llevados encadenados a España para ser juzgados, y aunque fueron absueltos, nunca se les permitió regresar al nuevo mundo.

Iglesia de la Divina Pastora

El Obispado de Cuba en 1781 solicitó a la Orden Capuchina la fundación de un Colegio de Misioneros para la misión de "Luisiana" y "Florida", y para las misiones populares en toda Cuba. Los misioneros allí preparados, levantaron el espíritu cristiano, propagaron la devoción a la Divina Pastora, e introdujeron en la Isla la celebración de las flores de mayo para honrar a la Virgen.

En España las congregaciones religiosas sufrieron, a partir de 1835, la exclaustración de sus conventos por la ley de amortizaciones, y muchos capuchinos, al ser desterrados, encontraron acogida en el Colegio de Misioneros de La Habana. Entre ellos llegaron a Cuba el padre Esteban de Adoain y el padre Jacinto de Peñacerrada.

El padre Esteban habló con el capitán General y con el Obispo de la Diócesis sobre la posibilidad de establecer un convento en Cuba. Le concedieron el convento de Guanabacoa, en La Habana.

El padre Esteban multiplicó sus misiones en diversas partes de Cuba y sus fraternas visitas pastorales junto al Arzobispo Antonio María Claret. El padre Adoain está en proceso de beatificación.

El padre Jacinto de Peñacerrada, en 1865, fue nombrado obispo de La Habana. Viajó a Roma para participar en el Concilio Vaticano. Al regresar a Cuba en 1870, las autoridades no le permitieron desembarcar, por sus protestas contra los fusilamientos y los sacerdotes encarcelados. Ésta fue la época del primer capuchino cubano, el padre Bernardo de Nueva Paz. Después vendrían el padre Timoteo, de Camagüey y Padre Elías, de Limonar.

Las nuevas fundaciones llegaron una tras otra. La primera fue en Bayamo, en 1905. Luego en 1920 llegan las religiosas capuchinas para fundar un colegio, que funcionó hasta 1961. Posteriormente se abrieron los colegios de San Francisco de Asís, en Veguita y San José de Guisa en la zona de Bayamo, en 1957 y 1958, respectivamente.

Por otra parte, el padre Federico de Villamartín crea en Bayamo, en 1956, el Club de los Limpiabotas, muchachos a quienes ayudó, muchos de los cuales aún le recuerdan.

La segunda fundación capuchina fue Cruces, en 1919. Sobresale el padre Casiano de la Granja, que permaneció en Cruces hasta su muerte, sin volver nunca a España.

En 1943, el Cardenal Manuel Arteaga ofreció a los Capuchinos la atención de la parroquia de El Salvador de Marianao, en La Habana, y en 1946 colocó la primera piedra de la iglesia de Jesús de Miramar, que proyectada por el padre Aniceto de Mondoñedo, se inauguró en 1953. Es una de las iglesias más grandes y hermosas de Cuba.

En 1948 los capuchinos se hacieron cargo de la parroquia de La Divina Pastora, en Santa Clara. El primer párroco capuchino, el padre Casto de Villavicencio, reconstruyó el templo, añadiendo las dos naves laterales. Construyó también la casa parroquial. El Ayuntamiento de Santa Clara lo declaró Hijo Adoptivo de la ciudad. También fue presidente de la Asociación Cívica “Todo por Santa Clara”.

En 1949 se colocó, en La Habana, la primera piedra de la capilla de El Cristo de la Agonía de Limpias, que se abrió al culto en 1955.

El padre Marcelino de Montejo fundó varios colegios: Cruzados del Corazón de Jesús, en Cruces, en 1952; el parroquial San Juan Bautista, en San Juan de las Yeras, que inició en la sacristía, luego en el templo y posteriormente en una casa alquilada. Por fin, el padre Marcelino movilizó al pueblo para construir un colegio nuevo, que fue bendecido en 1956. En Santa Clara, creó el hogar-escuela Celestina Quintero para niños desamparados, en 1957.

El padre Enrique de Cívico había llegado a Cuba en 1958. Se empeñó en cristianizar el deporte, haciendo gestiones en Santa Clara para declarar la iglesia de la Divina Pastora, Santuario Internacional Americano. Es imprescindible mencionar en la década de los años 1950 al padre Jaime de Aldeaseca, apóstol de la Televisión Cubana. Creó y dirigió el programa “La Hora 25”, con una duración de media hora, y en 1957, “Mientras el Mundo Gira”, que se transmitía por CMQ-TV, y cuyas intervenciones se publicaron posteriormente en forma de libro.

Premios otorgados

Durante el año 1959, la Asociación de la Crítica Radial le concedió el primer premio como mejor programa doctrinal. La Crítica Diaria de Radio y Televisión le premió como mejor programa de orientación pública, y la Crítica “Con la Manga al Codo” le otorgó el premio por la exaltación de los valores humanos. También fue asesor religioso de “El programa de los 64,000 pesos”, para fomentar la educación de los participantes.

Parroquia de Santa Ana

Por primera vez en Cuba, en 1958, el padre Aldeaseca predicó el Sermón de "Las Siete Palabras" por CMQ-TV, en colaboración con el padre Casto de Villavicencio, desde la Iglesia de Jesús de Miramar. Ese mismo año, el padre Aldeaseca impartió una conferencia sobre la familia en el Ateneo de La Habana, y otra sobre el noviazgo a 500 jóvenes de la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva.

En 1961 quedaron de la orden capuchina: Casiano de la Granja, en Cruces; Jacinto Valladares, en el Cristo de Limpias; Augusto Villa, en Jesús de Miramar, y el Hermano Fray Gerardo de Vallduvieco.

En 1989 regresan los Capuchinos a Santa Clara para volverse a hacer cargo de las parroquias de La Pastora y Santa Ana, así como de nuevas casas de misión.

Fuentes