Orientación profesional para profesor de secundaria básica.

Orientación profesional para profesor de secundaria básica. La progresiva integración de los motivos y aspiraciones en la orientación profesional de los estudiantes hacia la carrera de profesor general integral es determinante para el logro de el profesor de secundaria básica que necesitamos en los momentos actuales, para ello se precisa un maestro bien preparado metodológicamente para enfrentarse a esta tarea. la formación de los estudiantes ha de llevar consigo la modificación de las actividades que tradicionalmente ha asumido el profesor.


Introducción


En la actualidad, un empeño incuestionable de nuestro sistema educacional sigue siendo su constante progreso educativo. En la perspectiva educacional, renovada cada año por estar inmersos en una aguda lucha de ideas, ha quedado muy claro ya en los primeros días del año 2000 que se continuará la misión de “…dirigir científicamente con la participación de las organizaciones e instituciones de la sociedad, la formación integral comunista de las nuevas generaciones”.
En estas nobles aspiraciones la figura del maestro adquiere una significación relevante debido al carácter creador y orientador de sus funciones, que presuponen la formación de hombres capaces de comportarse a la altura de su época, transformándola hasta lograr su realización personal.
Los desafíos del siglo XXI son cada vez mayores con respecto a la educación que se necesita, y es evidente que, a pesar de los adelantos científicos y la capacidad para diseminar información en poco tiempo, jamás podrá sustituirse el papel del educador dado la condición y naturaleza humanas de su labor. En tal sentido, José de la Luz y Caballero lo definió siglos atrás al apuntar que “... instruir puede cualquiera, educar sólo quien sea un evangelio vivo”

José de la Luz y Caballero


Sin lugar a dudas, esta frase encierra la profunda dimensión que concedió este insigne pedagogo, a la labor del educador la cual parece dicha para estos tiempos En el sistema de acciones que debe desarrollar el maestro, sin lugar a dudas tenemos que aquellas de carácter pedagógico deben estar dirigida a lograr que mejores estudiantes seleccionen esta profesión para su futuro.
Es oportuno reconocer que el trabajo que se realiza aún no responde a las exigencias crecientes, prevaleciendo un enfoque intuitivo, deficiencias en la organización de la orientación profesional pedagógica en las escuelas, teniendo en cuenta las exigencias estatales, constituye una condición necesaria para el mejoramiento de la calidad de la preparación de los futuros docentes, y a la vez, una exigencia refrendada en la IV dirección estratégica de trabajo en la cual se expresa como una necesidad “…dirigir políticamente la formación laboral y vocacional de los estudiantes, orientándola hacia las especialidades priorizadas, con énfasis en el ingreso a carreras pedagógicas”
No cabe dudas que en esta dirección, la personalidad del maestro y en especial su maestría, ejercen gran influencia en la elección consciente de la profesión por parte de los estudiantes de Secundaria Básica.


Aspectos relacionados con la orientación profesional.

El Sistema Nacional de Educación, siendo consecuente con la tradición pedagógica cubana, enriquecida con los preceptos martianos y fidelistas, se ha trazado la expectativa de formar especialistas cada vez mejor calificados, capaces de asumir las tareas que demanda nuestro desarrollo y objetivos estatales. Ello hace evidente que la formación del profesional pedagógico no sólo debe propugnar al desarrollo de conocimientos y habilidades necesarias para el ejercicio de la profesión, sino, y esencialmente al desarrollo de sólidos intereses y orientaciones motivacionales que lo conduzcan hacia los propósitos antes expresados.
Ha sido probado que una condición indispensable para el éxito de la actividad profesional lo constituye la existencia de una Orientación Motivacional basada en intereses de este tipo; si ello se logra, permitirá la ejecución de acciones relacionadas con la profesión, con calidad y eficiencia, al mismo tiempo que posibilitará la plena satisfacción una vez graduados.
Existen criterios reconocidos que avalan que los intereses profesionales deben comenzar a formarse mucho antes de entrar al centro de Educación Superior y que se deben continuar en este último. Sin embargo, el análisis de la caracterización y el diagnóstico del nuevo ingreso a las Universidades Pedagógicas ha permitido precisar que aún es bajo el nivel de orientación de la mayoría de los estudiantes que arriban al Instituto y que en este caso particular, ello se manifiesta asociado a una débil formación cultural lo cual constituye una fuerte barrera. Este fenómeno, según el estudio ejecutado, asume matices especiales por lo complicado que resulta la profesión pedagógica, al exigir de un enfoque en el que se integren en una unidad, los motivos e intereses hacia una ciencia en particular y el desarrollo de intereses hacia la profesión pedagógica en general.
Esta labor exige sistematicidad y ordenamiento, y en su base está el control de las particularidades individuales de los escolares, destacar y estudiar los intereses e inclinaciones pedagógicas de los alumnos hacia la actividad del maestro”
La exploración efectuada mostró que la mayoría de los alumnos egresados de 9no grado con diferentes orientaciones motivacionales en las que no siempre predominan las basadas en intereses profesionales estables; por ello es muy común escuchar que matricularon en el Instituto porque ello constituyó una vía para continuar estudio. Que no quedaba otra cosa que le gustara que su índice académico no le daba para más..
De este juicio puede inferirse otra arista del problema: los que ingresan, en su mayoría poseen índices académicos bajos. Un aspecto importante, relacionado con la problemática abordada en las líneas anteriores es precisamente el número considerable de estudiantes que causan bajas en los primeros años, así como las insatisfacciones que muestran ante la ejecución de tareas durante el período de práctica laboral y las deserciones.
Si a lo antes expresado se le añade el hecho de que en Antilla hace varios cursos que se cumple el plan de cifras asignadas a las carreras pedagógicas y que el problema radica en que menos del 50% termina la carrera, queda probada la necesaria intervención por la vía científica, en busca de soluciones a esta problemática, que no sólo se presenta en este territorio, sino que se ha hecho común a otros municipios y provincias del país.
Desarrollar en los alumnos el sentido de apego y responsabilidad hacia la profesión, aspecto este que, hurgando en la sabiduría del Apóstol encuentra humana respuesta en la idea de que “... los hombres crecen, físicamente crecen, de una manera visible crecen cuando aprenden algo, cuando entran a poseer algo y cuando han hecho algún bien” llegue a ellos afectivamente; indicándoles modos de actuación cargados de sensibilidad, respeto y amor por el magisterio.
En esta dirección son profundamente orientadoras para la consecución del objetivo las ideas del Ministro de la Educación Superior, al referir lo siguiente: “…el vínculo de lo cognitivo con lo afectivo es la dialéctica que en la personalidad del estudiante se desarrolle para asegurar no sólo el desarrollo del pensamiento, sino también la formación de sentimientos y valores del futuro profesional”.
A pesar de lo antes expresado, la orientación profesional y en particular la de carácter pedagógico de los estudiantes de la ESBU de Antilla muestra

Estudiantes de Secundaria Básica

insuficiencias, evidenciado ello en que sus egresados muestran un superficial conocimiento acerca de la labor elegida; manifiestan interés por aspectos que nada tienen que ver con ella; prefieren la ciencia específica con que se relaciona la carrera y no son capaces de percibir la clase como un reflejo motivador y anticipado de su vida laboral, sino sólo como la vía para obtener un empleo.
El estudio bibliográfico mostró ideas imprescindibles para desbrozar el camino hacia el estudio de esta compleja esfera de la orientación del hombre conjuntamente con la realidad objetiva, a la vez que permitió asumir como problema científico el siguiente: La insuficiente orientación profesional hacia la carrera de profesor general integral de Secundaria Básica de los estudiantes de la ESBU ‘’ Rubén Martínez Villena” de Antilla
El desarrollo histórico de este proceso de orientación ha hecho que muchos estudiosos se cuestionen cómo concebirla, y en esta búsqueda ha quedado revelado de manera tangible su vínculo con la educación, lo que al decir de la intuición martiana, presupone que “…educar es preparar al hombre para la vida”.
Adoptar esta posición implica admitirla como un proceso continuo, dinámico, planificado, potenciador de capacidades humanas; factibles para lograr en el individuo la compatibilidad de sus aspiraciones personales y las necesidades sociales.
La revisión bibliográfica sobre el concepto de orientación muestra la diversidad de posiciones en torno a ella. Sus limitaciones y aciertos fueron precisados por Basilia Collazo (1992), y tenidas muy en cuenta en la concepción de este trabajo.
Conviene precisar al respecto que la mayoría de las definiciones apuntan hacia el enfoque personológico, pero sin hacer énfasis en la función desarrolladora, como aspecto importante en tiempos que demandan un individuo conocedor con un desarrollo del pensamiento y habilidades que le permita utilizar inteligente y conscientemente las oportunidades que le ofrece la sociedad para su realización individual.
Se hace imposible abordar el concepto de orientación sin relacionarlo con la educación, y en este sentido, la escuela es planteada como la institución esencial para encauzarla de acuerdo con propósitos y fines determinados. El concepto que ofrece L. A. Lemus sobre esta base que descansa el desarrollo humano.
La actividad de la personalidad encuentra su expresión en la actitud cotidiana que el hombre asume con el criterio claro de la posición que ocupa en la vida, pero en ella se reflejan las influencias externas que socialmente se refractan, están condicionadas internamente e influyen en la personalidad.
Especialmente importante es el rol del maestro para guiar este proceso, en tiempos que ya se habla de un orientador educacional, en torno a lo cual se (1992), citado más adelante, señala hacia el sentido desarrollador de la actividad orientadora. Según él, la orientación es:
“…el esfuerzo que hace la escuela por asistir al alumno, para que adquiera la suficiente comprensión de sí mismo y de su medio, con el objetivo de que sea capaz de utilizar inteligentemente las oportunidades educacionales y de progreso ofrecidas por la escuela y la comunidad. Entendida en esta forma, la orientación debe ser proporcionada en todo el tiempo, a todos los individuos y en relación con todos los problemas”
Ocurre que, la educación de la personalidad vista como un proceso interrumpido, presupone que el sujeto esté inmerso en hechos de comunicación y actividad, planteada esta “…como modo de existencia, desarrollo y transformación de la realidad social, incluye en síntesis lo ideal y lo material, que en la interacción sujeto – objeto, se convierten recíprocamente.” Es mueven ideas polémicas con respecto a funciones, métodos y alternativas posibles.
Con el decursar del tiempo, la actividad de orientación ha alcanzado un desarrollo ascendente, toda vez que ha sido demostrado su valor en la atención a las necesidades del hombre. Esta acción puede dirigirse hacia el tratamiento de casos, a la prevención, al desarrollo personal, a la familia, a los grupos escolares, etcétera.
Sucede entonces que, sea cual sea su objetivo, este proceso exige tender al desarrollo adecuado de formaciones psicológicas integrantes de la personalidad o a la solución de fallas que puedan estar entorpeciendo el desenvolvimiento de estas.
Algunos autores señalan tres tipos de orientación: la educacional, vocacional y la emocional o de la personalidad; otros pretenden la inclusión de algunas mucho más específicas como la social y la moral.
Esta fragmentación es nociva y puede contribuir al desmembramiento de un proceso que esencialmente se da de forma holística. No obstante, es oportuno referirse a ellas, por cuanto son posiciones teóricas, cuyo conocimiento contribuyó a la definición del criterio rector de la propuesta.
En aras de la síntesis, a los efectos de penetrar en la teoría relacionada con el problema conceptual tratado, se precisan como áreas sobre las cuales incide el proceso de orientación de la personalidad: la educacional, la personal, la social, la vital y la profesional, haciendo hincapié en la última de las mencionadas por su relación con el propósito de este trabajo. Desde él, la orientación profesional es asumida en estrecha vinculación con el resto de las mencionadas, ya que se parte del criterio de que nada en la esfera educativa se manifiesta en sí misma; la búsqueda de sus causas trae como consecuencia la aparición de elementos de otra naturaleza que no es posible obviar llegado el momento de diseñar formas de intervención. Ello demuestra la interdependencia que existe entre los componentes de la personalidad.
El trabajo hacia la orientación pedagógica ha ido variando en nuestro país, sobre todo luego del triunfo revolucionario y con la implantación del Sistema Nacional de Educación. En los primeros tiempos el énfasis mayor fue puesto en lo instructivo, atendiéndose con mayor interés aquellos “casos problemas”.
Ciertamente, esta praxis revela por sí sola la limitación establecida en la aplicación de este concepto pedagógico, que no sólo se evidenció en el quehacer de los maestros, sino en algunos materiales de carácter orientador editados, la mayoría de los cuales lo reducen a la llamada atención a “dificultades individuales”.
Esta actitud se ha ido modificando, y en la actualidad la ocupación llega hasta el desarrollo de la personalidad del educando con el objetivo de formar un hombre no solo instruido, sino capaz de conducirse en un mundo con alto desarrollo tecnológico, bajo las influencias que emanan de las propias condiciones históricas concretas en que se realiza como individuo. En tal sentido, la presencia de psicopedagogos y guías en los centros educacionales es prueba de que ello constituye una ocupación inmediata de la educación cubana actual.
La búsqueda, la reflexión y la actividad profesional desempeñada hacen considerar a la actividad orientadora como un hecho esencial, imprescindible del proceso pedagógico dado que institucionaliza el desarrollo integral de la personalidad a partir de las posibilidades que ofrece el proceso de educación, entendido este como “…proceso orientado al desarrollo pleno de la persona que estimula la expresión auténtica, franca e interesada del escolar, dentro del cual este simultáneamente construye conocimientos y se desarrolla como persona”.
Por tales razones, este proceso debe conducir al desarrollo de su seguridad emocional y de sus intereses, apuntando, por supuesto a lo personológico, pero fuertemente vinculado a la experiencia y el contexto. Ello mucho tiene que ver con la capacidad volitiva y de respuesta ante las cuales el sujeto tiene que definir su camino personal.
El problema de la orientación educacional en nuestro país deviene en estos tiempos respuesta teórica y metodológica ante la necesidad de potenciar el desarrollo profesional y humano, lo cual se hace claro en el profético criterio martiano de que “…nada es un hombre en sí, y lo que es lo pone en él su pueblo. Los hombres son productos, expresiones, reflejos”.
Según el Dr. Jorge L. Del Pino (1999), el problema de la orientación, y en particular la profesional es un proceso que está signado en América Latina por “…las particularidades y retos del mundo contemporáneo, el desarrollo específico y la búsqueda de respuestas a la llamada crisis de la escuela y el desarrollo de la psicología y su aplicación en el campo educacional”.
Pero no basta, para abordar esta temática se hace necesario retomar ideas esenciales en torno a la relación entre conceptos vitales como educación y orientación y en tal sentido, hacer énfasis en la actividad del maestro como orientador educacional por excelencia, sin restar importancia al psicopedagogo institucional.
Con respecto a las tendencias en el tratamiento teórico de la orientación de forma general y que tienen su expresión también en lo vocacional y profesional, son tres las mencionadas en las primeras décadas del siglo XX: la psicometría, la clínico médica y la humanista.
La primera se rige por el exagerado diagnóstico, la segunda por el llamado estudio de casos por el especialista. La tercera, con la introducción del humanismo (C. Roger, 1969), incorpora el enfoque integrador y con ello reafirma el carácter activo del sujeto, aspecto este sumamente importante si se considera que este sujeto debe hacerse consciente del proceso y desde su posición dinámica, contribuir a su propio desarrollo, a partir del conocimiento e identidad con lo que hace.
En los últimos años la influencia del pensamiento marxista, las nuevas concepciones pedagógicas, la psicología humanista, las teorías de dirección de la escuela y otras tendencias contemporáneas han traído como resultado el surgimiento de prácticas más abarcadoras que buscan mayor fusión entre la institución escolar y otros factores sociales que se implican directamente en el proceso de orientación educacional. Estas corrientes o tendencias se precisan y agrupan según los matices predominantes: sociológico, didáctico, u otros. Sus presupuestos se caracterizan por su enfoque integrador, su pedagogización y su perspectiva social.
En Cuba, el problema de la orientación educacional ha sido abordado desde diferentes ángulos y, desde todos ellos, es planteada como una fuerza indiscutible para la realización del ser humano tanto en lo general como en lo particularmente profesional, partiendo siempre de los objetivos estatales que se expresan en el modelo social cubano.
El proceso de orientación transita por momentos, cuya violación puede conducir a fallas en su concepción y desarrollo. Se señalan como los más generales: el diagnóstico, determinación de técnicas y alternativas mediante las cuales se desarrollará el proceso como tal y el seguimiento de los resultados o cambios que se van operando.
Las etapas presentadas en el párrafo anterior evidencian la complejidad de esta tarea, muchas veces minimizada y un tanto vulgarizada por la manera en que se ejecuta. Obvio es que para cumplir con esta función, el profesor demanda preparación sobre las bases pedagógicas y psicológicas que lo sustentan y precisa de una posición profesional que reclama de una postura humanista y dialéctica en el proceso como tal. La orientación específica desde el proceso docente educativo “…sólo es posible si este se concibe como una dialéctica intersubjetiva que se renueva cotidianamente a través de múltiples roles, vínculos, actividades e interacciones comunicativas”.
Se hace muy claro que, desde esta postura teórica, el aula debe ser vista como el espacio dinámico, cambiante, donde el profesor orienta y reorienta su labor en dependencia de la realidad y aspiración institucional, pero sin confundirla con la mera información a sus educandos, ello, inexorablemente lo conducirá a una limitación metodológica imperdonable en el ámbito educativo: la negación del otro, la imposición del señorío magisterial y un tanto la despersonalización del hecho profesional como tal. En otras palabras, significa, actuar con la cautela pedagógica, lo que al decir del Maestro se explica en que “…bueno es dirigir; pero no es bueno que el dirigir llegue a ahogar”.
Sucede entonces, desde esta perspectiva, que en este amplio proceso operan categorías que por supuesto no pueden ser identificadas, pero sí abordadas a partir de su interdependencia en la educación de la personalidad. Por ello, educar implica intención sistémica e integrada sobre las diferentes esferas de la personalidad y ello es posible lograrlo con un sistema de orientación adecuadamente estructurado e insertado en el proceso docente educativo.
El camino seguido conduce a una conceptualización inevitable de la motivación, asumida esta como:
“…conjunto concatenado de procesos psíquicos (...) que, conteniendo el papel activo y relativamente autónomo de la personalidad, y en su constante transformación y determinación recíprocas con la actividad externa, sus objetos y estímulos, van dirigidos a satisfacer las necesidades del hombre, y en consecuencia, regulan la dirección (objeto – meta) y la intensidad o activación del comportamiento, manifestándose como actividad motivada”.

Capacidad

“...es la cualidad de la personalidad que tiene una significación esencial para el cumplimiento de una u otra actividad” En este plano, relacionado con la orientación profesional, se puede considerar como el conjunto de particularidades psicológicas necesarias para el cumplimiento exitoso de una u otra actividad.

Interés

“...es la dirección activa y consciente de la personalidad hacia uno u otro objetivo o fenómeno de la realidad. Esta dirección va acompañada de una actitud positiva hacia el conocimiento del objeto o el dominio de la una u otra actividad. Tienen su base en las necesidades, las cuales están determinadas por las condiciones histórico sociales e individuales de su vida”
Como puede apreciarse, el interés tiene un carácter selectivo, por lo tanto, el dirigido hacia una profesión, representa aquel hacia un tipo de actividad laboral determinada.

Intención profesional

“...etapa de desarrollo del interés profesional, representado en la conciencia del escolar como su elección profesional”
Desde esta perspectiva puede entonces plantearse que los estudiantes de la ESBU expresan por su conducta externa, la intención de alcanzar la profesión pedagógica.

Inclinaciones

“...es la disposición de la persona para realizar una actividad determinada”
La inclinación y la capacidad hacia una u otra actividad en muchos casos coinciden, se desarrollan a la vez.
Frecuentemente, una inclinación fuerte hacia determinada actividad está determinada porque el individuo posee capacidades para el desarrollo de la misma. Es decir, proporciona una mayor satisfacción la actividad para la cual el individuo es más capaz.

Autodeterminación profesional

...Como proceso, no como resultado, es el desarrollo de cualidades importantes de la personalidad sobre las cuales el escolar puede tomar una decisión, independiente con respecto a la elección de la profesión”.

Vocación.

“Inclinación del escolar hacia una determinada actividad en la cual encuentra alegría y la realiza con agrado y satisfacción. Tiene su base en las capacidades, inclinaciones, intereses, etcétera”

En las ideas y conceptos antes citados subyace la respuesta metodológica para la concepción de un sistema dirigido a la orientación del individuo, a tenor de los criterios de carácter operativo que en el plano pedagógico y psicológico emanan de ellas.
En el empeño de un trabajo de esta naturaleza es también sumamente importante, establecer la relación entre la actividad y la necesidad, dado que esta última no es más que el estado de la personalidad que expresa su dependencia de las condiciones concretas de existencia y que se manifiesta como fuente de la actividad de la personalidad. En tal sentido puede hablarse de diferentes tipos de necesidades, así como de su carácter personal y social. En este caso particular es obvio el equilibrio que debe darse entre una y otra, de manera que se logre el objetivo institucional.

Fuentes


Kindelán Sánchez, René. Orientación profesional para profesor general integral de secundaria básica. Sede Universitaria Pedagógica de Antilla, 2010.En formato digital

Véase además

Orientación educativa en Secundaria Básica

Enlaces externos


http://www.varona.rimed.cu/revista_orbita/index.php?option=com_content&task=view&id=446&Itemid=496