Pablo Milanés

Pablo Milanés
Información sobre la plantilla
Pablo-milanes.jpg
Datos generales
Nombre real:Pablo Milanés Arias
Fecha de nacimiento:24 de febrero de 1943
ciudad de Bayamo,
provincia de Oriente, Bandera de Cuba Cuba
Fecha de fallecimiento:22 de noviembre de 2022 (79 años)
ciudad de Madrid, Bandera de España España
Cónyuge:Yolanda Benet
Zoe Álvarez
Sandra Pérez Lozano
Hijos:Lynn y Lyam (n. 1970);
Suylén (1971-2022);
Haydée (n. 1980);
Antonio (n. 2000)
Ocupación:cantautor
Información artística
Otros nombres:Pablito
Género(s):canción de autor, Nueva Trova, canción protesta, filin
Premios otorgados:Premio Nacional de Música (2005, Cuba)
Orden Félix Varela Orden Félix Varela
Artistas relacionados:Silvio Rodríguez
Noel Nicola
Vicente Feliú

Pablo Milanés Arias (Bayamo, 24 de febrero de 1943 - Madrid, 22 de noviembre de 2022) fue un cantautor cubano de la Nueva Trova Cubana, una de las voces más reconocidas en la canción en lengua española. Cantautor fundador del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC y del movimiento de la Nueva Trova junto a Silvio Rodríguez y Noel Nicola. Su obra, caracterizada por textos poéticos y profundos, posee una gran influencia del filin. Como creador e intérprete explotó casi todos los géneros de la música popular cubana y de América Latina. Es autor de temas tan conocidos internacionalmente como Yolanda y Para vivir.

Síntesis biográfica

Inició sus estudios de piano en 1952 en el Conservatorio Municipal de La Habana (hoy Conservatorio Amadeo Roldán), que abandonó muy pronto. A partir de entonces lo guiaría el pianista, repertorista y compositor Candito Ruiz; otro de sus guías fue el declamador, pianista, repertorista Luis Carbonell. Pero su gran escuela fue escuchar al dúo de María Teresa Vera y Lorenzo Hierrezuelo, Abelardito Valdés, Barbarito Diez, Benny Moré, Vicentico Valdés y al chileno Lucho Gatica.

Profesionalmente comenzó su carrera artística con el Cuarteto del Rey, (1959-1963) del que fue voz prima, cuyo repertorio, entre otros tipos de canciones, estaba integrado por negro spirituals, rigurosamente trabajado en el montaje de las voces por Luis Carbonell, aprendizaje decisivo en el desarrollo posterior de Pablo Milanés como artista, en cuya casa escuchó las obras del compositor alemán Johann Sebastian Bach, que Carbonell acostumbraba ejecutar en el piano.

Escuchar a Bach es un hecho cotidiano: me angustio con él, me divierto con él. En general me son imprescindibles muchos barrocos y muy poco fuera de ellos. El mundo musical barroco me llena totalmente.
Pablo Milanés

En 1963 se había dedicado a cantar como solista sus propias canciones, influidas por el filin y la obra de Michel Legrand y Johnny Mathis. Sobre lo que representó el filin para él, expresó:

Yo escuchaba música popular cubana a través de la radio, pero cuando escuché el filin en persona a un amigo del barrio fue un choque tremendo el descubrimiento de la utilización de la armonía que venía escuchando tanto en la música norteamericana de la época, y en función del castellano y de una forma de decir en cubano, que me convencieron de que aquello era todo un movimiento.
Pablo Milanés

Entre 1964 y 1966 trabajó con Los Bucaneros.

Más tarde influirían en él el movimiento tropicalista brasileño, la música de vanguardia de Estados Unidos, así como algunos cantantes europeos de las décadas del 50 y 60. Sus vivencias y conocimientos del bolero y el son, son pilares en su desarrollo ulterior como compositor e intérprete.

Portada del disco Filing.

Su labor de rescate de obras consideradas joyas de estos géneros demuestra su cabal conocimiento de los mismos; particular interés tuvo para Pablo Milanés como intérprete, Miguelito Cuní, con quien años más tarde grabó el bolero 'Convergencia', de Bienvenido Julián Gutiérrez, Marcelino Guerra(Rapindey), y las interpretaciones del Conjunto de Félix Chappottín que escuchó por la radio y en victrolas. Según Leonardo Acosta, cuando lo conoció, observó que:

El lenguaje musical provenía del filin, pero en la línea melódica había un sello personal y, paradójicamente, también un poco impersonal, ya que de cierto modo evocaba los giros melódicos de los compositores barrocos. Y, por fin, alguien se atrevía a terminar alguna que otra canción con un acorde perfecto, generalmente en tono menor. Luego pude constatar la preferencia de Pablo Milanés por los modos menores primer paso hacia el “modalismo”, pero me di cuenta desde el principio de la claridad de las líneas melódicas, de los giros inesperados, de la alternancia de intervalos muy grandes con otros de un tono o medio tono, de la originalidad de sus progresiones armónicas. Y también, de su absoluta contemporaneidad respecto a lo que estaba pasando en el resto del mundo musical.

Y luego se preguntaba:

¿Qué pasaba en el resto del mundo musical? En la música de concierto, el neoclasicismo y el dodecafonismo languidecían, pero Olivier Messiaen y otros se remontaban a los modos litúrgicos medievales para crear un repertorio ultramoderno. Los músicos de jazz, siempre al tanto de lo que ocurría a su alrededor, iniciaban la corriente del modalismo que encabezaron John Coltrane y Miles Davis. El rock resurgía en 1963 con los Beatles, quienes también se liberaban de las limitaciones de los tonos mayor y menor e introducían los modos medievales y orientales en la música popular.

Michel Legrand, mientras tanto, había logrado conciliar la tradición clásica francesa de Rameau a Ravel con el jazz, mientras con los Swingle Singers, el jazz se daba la mano con Bach y Mozart. Pero en toda la América Latina se daba el caso de que un modalismo espontáneo alentaba en una tradición popular que probablemente se remonta a la propia conquista. Es decir, que el modalismo, que produce en el oyente la sensación de una tonalidad fluctuante, dominaba la escena en todos los terrenos.

En Cuba no había más que asomarse a la rica tradición popular del son y la guajira para encontrar ese “modalismo espontáneo”, ese constante fluir de los montunos, estribillos e inspiraciones.

Precisamente hacia esa tradición iría Pablo Milanés, aunque también venía de ella (nació en Bayamo, no lejos de la cuna del son). Después de varias canciones dentro de la línea del filin como Tú mi desengaño, Estás lejos y otras, vinieron las de sabor más barroco (Ya ves, y yo sigo pensando en ti...). Y se podía encontrar en algunas cierta influencia de los giros melódicos armónicos de Michel Legrand. Pero el número que realmente marca un hito en la historia de la canción cubana fue Mis veintidós años, cuya segunda parte estaba en ritmo de guajira son. Absolutamente cubana y de inusitada originalidad, esta “guajira”, con su contraste entre el lirismo de la melodía y el obsesivo bajosonero, impresionó a todos.

Desde el punto de vista poético, apuntó Guillermo Rodríguez Rivera:

El primer lustro de la Revolución (1959 - 1965), cuando se estaba definiendo ideológicamente el proceso, es un momento marcado por la presencia del existencialismo en el ámbito cultural cubano. Se ha señalado la huella de esta importante filosofía en estos primeros años de la Revolución cubana, desde la presencia de muchos de los intelectuales de la generación del cincuenta cubana en la Francia de la década, marcada por la impronta de Jean Paul Sartre y Albert Camus, hasta la famosa visita del autor de El ser y la nada a La Habana en 1960. Pareciera ser esa referencia, viva entonces en nuestro medio cultural, la que emerge en el texto de Pablo pero, como nos acostumbrará en lo sucesivo, él va a asumir esa referencia a “contracorriente”: la canción, reconociendo el peso de la muerte para el ser humano, no va a presentar al hombre como “ser para la muerte”, sino que va a negar esa perspectiva.

De pronto, la visión sartreana o heideggeriana da un súbito cambio: la muerte rechazada (“adiós, que de ti no tengo interés en saber nada”), se identifica como “la muerte amada”, estableciendo un insólito vínculo con Vallejo (con mi muerte querida y mi café) del que no sé si Pablo Milanés era consciente para devolver la corriente importada a un espacio latinoamericano.
Quisiera hacer constar que yo no creo pienso que Pablo tampoco en una cultura amurallada, embebida de una supuesta autoctonía, en este país donde todo ha venido de fuera pero donde, también, hemos sabido convertir en propio todo lo que nos ha servido para expresarnos. Justamente, lo interesante en ese texto es el manejo heterodoxo de Pablo, que valiéndose de los ideologemas habituales del existencialismo, los hace cantar otra cosa, otra idea que entroncaba esencialmente con la perspectiva que estaba afirmándose en el país y en la visión del mundo del propio cantautor.

Como todo legítimo poeta, Pablo Milanés declara los principios de su composición. Como sabe todo el que haya estudiado la teoría de la literatura, el texto literario puede tener la función de hablar en él sobre él mismo. Señaladamente, lo han hecho desde siempre los poetas. Y, mucho más, cuando pretenden contradecir un uso diferente del verso.
La poética viene raigalmente unida a la idea poética en Pablo, acaso por la conciencia de que su misión (nueva como era) necesitaba también del amparo de la reflexión (...).
Pablo Milanés que es cantautor casi inevitable: prácticamente, está “condenado” a serlo ha sabido siempre que su instrumento de comunicación no es el poema para ser leído, sino el poema para ser cantado y oído. Se ha movido con toda comodidad y con maestría en el “modo” de su arte.

Ha sabido perfectamente lo que es una canción.
Precisamente ahí radica la única (e inteligente) separación que percibo en los textos de Pablo Milanés con respecto a la poética de su generación de poetas que componen para ser leídos. El desarrollo del “versículo” propio de la poesía conversacional o exteriorista, sería contraproducente en textos que deben enmarcarse en compases. Pablo no lo evade, sino que simplemente opta por el metiér que la larga vinculación de poesía y canción le ofrece: respeta la medida del verso, mantiene una discreta rima preferentemente asonante, que crea esa recurrencia sonora indispensable para la canción.
Por lo demás, su verso narra, dialoga, desliza la ironía, obliga a reflexionar sobre lo que estaba ante nuestros ojos, y, de tanto mirarlo no lo veíamos.

No sé si debí abordarla unas páginas atrás, pero no me permitiría concluir este acercamiento, sin referirme a esa extraordinaria canción —ese extraordinario texto que es El breve espacio en que no estás, que sólo pudo componerse por un hombre, un poeta (como Pablo) formado en un universo ideológico nuevo: ¿qué hubiera sido de una canción semejante treinta o cuarenta años atrás? ¿Qué hubiera sido la canción misma? Pocos homenajes conozco a la mujer, mayores de este homenaje transgresivo de Pablo.
El universo textual de Pablo Milanés es de una aplastante coherencia. Él ha sabido conformar una variante de la expresión poética de su generación que consigue convertir al poema en una entidad para ser cantada, lo que implica unirlo raigalmente a la más popular de las artes cubanas, donde creo que está, ya para siempre, la poesía de Pablo Milanés.
Pablito junto al cantante boricua Andy Montañes.

En 1967 creó Yo vi la sangre de un niño brotar, con la que inició su etapa de creador de canciones de contenido social, acorde con lo que pasaba en el continente americano, expresión que tuvo su punto más importante para lo que después sería el Movimiento de la Nueva Trova, que se concretó ese mismo año con el Encuentro de la Canción Protesta, auspiciado por la Casa de las Américas, que ya era muy fuerte en otros artistas de la región y también en Europa, y que en Cuba tuvo resonancia no solo en Pablo, sino, además, en Silvio Rodríguez, Noel Nicola, Vicente Feliú y otros.

De este período es Su nombre puede ponerse en verso, con texto del poeta Félix Pita Rodríguez, Si el poeta eres tú, con texto de Miguel Barnet.

En 1969 por iniciativa del cineasta Alfredo Guevara, presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), se fundó el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, (1969-1974), bajo la dirección del guitarrista y compositor Leo Brouwer, al que pertenecieron, entre otros, Silvio Rodríguez, Eduardo Ramos, Sergio Vitier, Leonardo Acosta, Emiliano Salvador y Sara González.

En 1970, Pablo Milanés compone uno de sus temas más conocidos, Yolanda, dedicado a quien en aquel momento era su pareja y se convertiría poco después en su segunda esposa, Yolanda Benet, que acababa de dar a luz a la primera de sus tres hijas[1].

A mediados de la década del 70, Pablo fundó su propio grupo y pasó a formar parte del Movimiento de la Nueva Trova. Sobre las características de su obra ha dicho Leonardo Acosta:

El tratamiento musical es muy variado, desde la utilización del guaguancó (Los caminos) hasta el calypso y otros ritmos caribeños (Soy del Caribe), sin obviar, desde luego, el son. Los temas tratados en sus textos pueden ser amorosos, políticos, sociales o reflexivos sobre el paso del tiempo, la adolescencia, la juventud perdida, los avatares del trovador, la amistad o la alegría de vivir.
No hay dudas que al crear una canción hay un aporte grande de los sentimientos. Pero también hay un oficio de años, está también la profesionalidad de por medio; el compromiso que uno tiene con su pueblo para que se proyecte lo que uno se ha superado día a día. Esto implica sentarse y elaborar bien el trabajo que uno va a realizar.
A veces una canción me lleva hacerla 15 minutos porque la vengo haciendo mentalmente hace mucho tiempo, mientras que ha habido otras que me han llevado 3 o 4 años para redondearlas. Por ejemplo. Yo pisaré las calles nuevamente. Sin embargo, Años [...], es una canción que estuve elaborando durante cuatro años. ¿Por qué? Porque yo sabía de las frustraciones de muchas parejas. Sin embargo, no quería decirlo de una manera que fuese hiriente y desgarradora. No sé si me salió pero al fin pude decir lo que pensaba de ese tipo de relación. Nunca pude determinar qué lenguaje iba a utilizar y siempre la postergaba hasta que pude terminarla al cabo de cuatro años.
Y así hay muchos ejemplos. A veces escribo el texto de la canción porque hay determinadas situaciones que me lo han sugerido, pero no así la música que la empiezo a ejercer como oficio hasta que ya está consagrada en la letra. Son textos de canciones que por su ritmo interno se avienen perfectamente con mi estilo. Esto no quiere decir que siempre salgan parejas una cosa con la otra al mismo tiempo.
Pablo Milanés

Poéticos y profundos son los textos de las obras de este compositor, aun en los más diversos temas que aborda: problemas políticos, sociales, conflictos amorosos de la pareja; en los primeros se expresa con optimismo, a veces vislumbrando el futuro; en los amorosos, sin embargo, plantea las dificultades que encuentran las parejas para alcanzar su plenitud. No es una contradicción, es manera objetiva de enfrentar todas las aristas en que viven y actúan las personas en su entorno social. Porque las cosas no se pueden separar mecánicamente; para Pablo, el amor es uno, aunque visto desde diferentes ángulos:

Hay tantas facetas de ver el amor que yo, con 40 años, estoy casi convencido de que el amor es uno solo: el amor a la persona que se ama, el amor al país donde se vive, el amor al barrio, el amor a las causas justas o a la paz duradera.
Pablo Milanés

Al respecto abunda:

En el amor de la pareja humana hay que luchar por ser feliz ya que no es perfecto, como no es perfecta ninguna manifestación del ser humano. Yo escogí, si se quiere, la parte más difícil de esa relación como es la convivencia cotidiana. Ese tema siempre está en mis canciones. Me gusta ahondar, tocar la llaga de lo que es la relación. Esto no quiere decir que sean experiencias personales aunque pueden serlo. Me gusta experimentar en ese punto donde se habla poco en la canción romántica donde casi siempre hay una tendencia a mostrar lo más superficial que es “te quiero mucho”, “tú me adoras” o “si me deja me muero”. Y me parece que hay muchas manifestaciones honrosas y dignas del amor para expresarlas también en canciones y esa es una de las líneas que yo he escogido.
Pablo Milanés

Como creador e intérprete ha explotado casi todos los géneros de la música popular cubana y la de casi todos los otros países de América Latina y el Caribe:

Toda esa proyección la veo como un hecho artístico. Es cierto que hay que ser objetivo y contar con las posibilidades de uno. Pero cuando un artista se enfrenta al hecho popular tanto de la interpretación como en la creación de la canción cubana tiene que pensar que pertenecemos a una sociedad donde el artista se manifiesta no solamente por pararse en un escenario y por lograr un aplauso, sino que se manifiesta por lograr un hecho artístico. Por lo tanto, ese artista tiene que buscar manifestarse en todas las facetas que pueda, naturalmente. Y siempre que pueda dárselas al público para que disfrute de la creación artística que realiza.
Por limitaciones sobre lo que tiene que ser un artista popular en muchas ocasiones y por facilismo de no pocos artistas, esas manifestaciones no son expresadas ni son conocidas. Lo más usual es que un artista se pare en un escenario, se vista bonito, cante una canción que fácilmente le guste al público, que lo aplaudan, que complazca el gusto de ese público, condicionado en muchas ocasiones por el mal gusto de la radio y de la televisión, y salga para su casa y no se preocupe de nada más.
Creo que cuando un artista sale del escenario, después de ese aplauso, es que debe cuestionarse si lo hizo bien, si está haciendo un hecho de verdad artístico, si lo que está haciendo es facilismo. Todas esas cuestiones me las pregunto y como nunca quedo complacido, eso es lo que me hace ir a buscar más cosas, a manifestarme en distintas facetas porque, sencillamente, enfrento el hecho artístico con mucho respeto.
Pablo Milanés

No siempre está conforme con lo que hace:

La inconformidad es una de las cosas que violenta al creador a seguir creando. En la medida en que se consigue una meta pues siente que es sólo un camino para seguir creando. (...)
Con honestidad te digo que hace veintitantos años reflexiono día a día sobre los resultados de mi trabajo. No soy de los que piensan que una evolución se debe ver sólo a saltos de tiempo. Creo que cualquier artista u obrero, la gente que realiza una obra creativa tiene que cuestionarse diariamente su trabajo y después, quizás, hacer valoraciones panorámicas. A mi juicio, el análisis crítico es el único medio de superación personal.
Como saldo de estos diez años debo decir que no hice todo lo que pude y debí enfrentar. Aun cuando la búsqueda incesante dentro de la creación permite que se hable de mi obra por sus resultados integrales, pienso, no obstante, que estoy un poco por debajo de tal valoración.
Pablo Milanés

En 1982, con su grupo integrado por Emiliano Salvador (piano), Eduardo Ramos (bajo eléctrico) y Frank Bejerano (batería), realiza una gira por México, en la que participó también Silvio Rodríguez, ocasión en la que intercambiaron puntos de vista con el compositor mexicano Rubén Fuentes, orquestador del cantante Marco Antonio Muñiz, quien por entonces entraba en contacto con el repertorio de Pablo y Silvio.

Brasil es otra plaza en la que Pablo Milanés actuó en 1983; fue un acontecimiento, pues desde que en 1959 Bola de Nieve (Ignacio Villa), se presentara ante el público de ese país, no lo había hecho ningún otro.

La Cámara Municipal de Río de Janeiro le entregó la máxima condecoración que se otorga a un visitante extranjero. Después actuó en teatros de Río y en Sao Paulo, en algunos de ellos con el compositor y cantautor brasileño Chico Buarque.

Después, con Silvio Rodríguez, se presentaría por vez primera en Ecuador y Argentina. En 1988, Pablo Milanés viaja con su nuevo grupo, ahora integrado por Miguel Núñez (piano y teclados), Orlando Sánchez (saxofón, clarinete y teclados), Eugenio Arango (percusión cubana y tambores batá), además de los viejos miembros: Eduardo Ramos (bajo eléctrico) y Frank Bejerano (batería) a España, donde hace actuaciones, graba y canta con la cantante Tania Libertad.

De regreso a Cuba se presenta en el Teatro Karl Marx, para después marchar a México, donde actuó en el Distrito Federal, Tampico, Monterrey, Guadalajara y Puebla.

En 1989, ofrece conciertos en varios municipios dela capital, con el título Canción en el barrio; graba Años III, con Luis Peña (El Albino) y Octavio Sánchez (Cotán), y se plantea «rescatar» para un público joven, lo más granado de las canciones del movimiento filin, en el que incluye piezas de su etapa filinesca, con la firma del sello PM Records, perteneciente a la institución que vio la luz en 1993: la Fundación Pablo Milanés.

En 1996, realizó otra larga gira por España, en compañía del cantante asturiano Víctor Manuel, con el que hizo alrededor de veinticinco presentaciones. En 1997 regresó a Europa, esta vez actuó en Portugal e Italia; y otra vez América Latina: Costa Rica, Venezuela, Colombia y Chile, y en el Lincoln Center de Nueva York.

Recibiendo la Réplica de la Pluma del Cucalambé en Las Tunas, durante la gira nacional de 2011.

En el orden de la creación, el tema del tiempo ha sido una de las constantes en la obra de Milanés, sus variantes, alternativas, profundidad y sencillez, es lo que caracteriza este aspecto de su obra como compositor.

La vida te da muchas cosas sin contar contigo; una de ellas es la vejez. Y creo que resulta muy hermoso tener el cuerpo anciano y el espíritu joven, aunque al final, el espíritu también envejezca. En mis canciones se refleja este sentimiento, no de un modo biográfico, sino más bien, como interpretación de una experiencia colectiva. En este sentido ser un poco cronista da la medida del tiempo transcurrido, por lo que uno tiene sin remedio que descolgar hojitas del almanaque.
Pablo Milanés

Pero la obra de un creador no transcurre sin tropiezos, sin crisis, que en la mayoría de los casos se sustituye con el oficio:

En algunas ocasiones, he tenido que valerme del oficio, porque espiritualmente no he estado en condiciones para apelar, nada más, a esa serie de momentos excepcionales que aparecen en uno para propiciar el surgimiento de una obra. Pero lo que más temería sería perder ese tipo de... No me gusta llamarle inspiración. Más bien, este tipo de atributos que le permite a uno brindar una obra artística.
Pablo Milanés

Como cantante su voz es de un amplio registro, Pablo Milanés nunca recibió clases de técnica vocal, pero sí se nutrió de casi todos los géneros musicales, cubanos y extranjeros:

Mi modo de cantar está basado en la experiencia, en la posibilidad de abordar géneros diversos. Todo esto me ha moldeado lo suficiente como para enfrentar las distintas exigencias de mi trabajo. Ahí se unen el deseo y el oficio. Mis recursos vocales me han facilitado ahondar en tantos géneros, que han impedido encasillarme, incluso, en mi propia obra.
Pablo Milanés

Pablo Milanés ha logrado respetar un pacto de simpatía a prueba de imprevistos y distancias con la sensibilidad de varias generaciones de hombres y mujeres. Esta doble razón de ser cronista y protagonista de su época ha sido traducida por el cantor a una convicción existencial: lo humano no va a morir.

Fue nominado al Premio Grammy Latino por Vengo naciendo, mejor álbum de música pop 2000.

En 2011, después de 28 años sin realizar una gira de carácter nacional, Milanés emprendió un periplo ―junto con el cantautor y compositor brasileño Milton Nascimento[2] por todo su país. Durante su paso por la ciudad de Las Tunas, en la Plaza de la Revolución Mayor General Vicente García le fue otorgada la Réplica de la Pluma del Cucalambé.[3] El último concierto de esta gira lo realizó el 28 de enero de 2010 en la Isla de la Juventud.

El 17 de diciembre de 2016, en el capitalino teatro Mella, compartió roles con el pianista Miguel Núñez, presentando el álbum titulado Flores del futuro, en el 32 Festival Internacional Jazz Plaza.

El 17 de julio de 2017 fue galardonado en alguna ciudad de España con el premio La Mar de Músicas 2017, en un homenaje previo al concierto que dio en el festival La Mar de Músicas, en el que estuvo acompañado de Rozalén, Jorge Marazu y Pablo López. Recibió este premio por “haber trazado el puente entre los siglos XX y XXI con un incomparable talento convirtiendo la humilde palabra cantada más inspiradora y necesaria en un arte de incalculable, Pablo Milanés recibirá el premio La Mar de Músicas 2017 valor estético y social”[4].

Fallecimiento

Falleció en Madrid (España), el 22 de noviembre de 2022, a los 79 años.

Premios y reconocimientos

Referencias

Fuentes