Pacto de Montreal

Pacto de Montreal
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Fecha:2 de junio de 1953
Lugar:Bandera de Canadá Canadá
Líderes:
Carlos Prío Socarrás y Emilio Ochoa Ochoa
Ejecutores o responsables del hecho:
Partido Ortodoxo y Partido Aunténtico


Pacto de Montreal. Fue un tratado insurreccionalista firmado entre las organizaciones que se oponían al golpe de estado de 1952 para crear un frente de lucha política contra el gobierno de Fulgencio Batista.

Antecedentes

Con el gobierno de Carlos Prío Socarrás en el poder, parte de la alta oficalidad estaba descontenta con el actuar del presidente y vieron en Batista una salida para la sustitción de Prío, de hecho se gesta una conspiración que desencadena en el golpe de estado de Batista el 10 de marzo de 1952, dando un porrazo a la constitucionalidad y creando un vacio constitucional.

Ante la situación imperante en el páis, las diferentes fuerzas política existentes tomaron cartas en el asunto, unos a favor de los golpistas y otros desde el banquillo de la oposición. Entre estos últimso se encontraban, el derrocado presidente Carlos Prío (Partido Auténtico), los ortodoxos, seguidores de Eduardo Chibás, así como las facciones liberales y democrátas.

Los firmantes

En la ciudad canadiense de Montreal, el 2 de junio de 1953, se lleva a cabo la firma del documento por el ex-presidente de Cuba, Carlos Prío Socarrás, presidente del Partido Auténtico y Antonio de Varona; Emilio Ochoa Ochoa (Millo), presidente del Partido Ortodoxo y José Pardo Llada; junto a líderes de otras tendencias; Guillermo Alonso Pujol y José Raimundo Andreu Martínez, por los republicanos; Lincoln Rodón Álvarez, por los demócratas y Eduardo Suárez Rivas, por los liberales.

Objetivo

Establecer un programa político mínimo frente a Batista: restablecimiento de la Constitución de 1940, convocatoria a elecciones libres sin Batista y formación de un gobierno provisional que ordenara el llamado a elecciones. Este pacto no aportó grandes resultados a la práctica ideopolítica oposicionista de la burguesía, solo contribuyeron con dinero y armas, pero nunca pusieron en peligro las vidas de los demagógicos dirigentes, dadas las divisiones surgidas desde la fundación, por aspiraciones egoístas, individualistas y pretendidos protagonismos.

El primer párrafo en el texto de la carta de Montreal, expresa: “El Pueblo de Cuba, con invencible voluntad, ha repudiado el régimen de la usurpación y demanda la vuelta al orden constitucional y democrático, a través de un gobierno capaz de celebrar unas elecciones libres.

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