Paul Morphy

Paul Morphy
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Primer ajedrecista estadounidense que se convirtió en una gran figura del ajedrez internacional.
NombrePaul Charles Morphy
Nacimiento22 de junio de 1837
ciudad de Nueva Orleans,
estado de Luisiana,
Estados Unidos, Bandera de los Estados Unidos de América
Fallecimiento10 de julio de 1884 (47 años) 
ciudad de Nueva Orleans,
estado de Luisiana,
Estados Unidos, Bandera de los Estados Unidos de América
Nacionalidadestadounidense
Ocupaciónajedrecista, abogado
PadresThecilde Charpentier y Alonzo Morphy

Paul Charles Morphy (Nueva Orleans, 22 de junio de 1837 - ibídem,[1] 10 de julio de 1884). Ajedrecista estadounidense considerado el jugador más importante de su tiempo, y a la vez campeón mundial aunque ese título no existía en su época.

Síntesis biográfica

Su madre, Thecilde Charpentier, de origen francés, fue muy conocida como pianista; y su padre, Alonzo Morphy, descendiente de españoles, era juez de la Corte de Louisiana, y también era buen jugador de ajedrez.

Infancia y juventud

Morphy fue un niño prodigio (en su infancia aprendió a hablar cuatro idiomas: inglés, francés, alemán y español), aunque no aprendió a jugar al ajedrez hasta los 10 años. El encargado de enseñarle el movimiento de las piezas fue su padre, aunque quien le enseñó a profundizar en el juego fue su tío, Ernest Morphy. Rápidamente consiguió vencer a sus dos familiares, y a los 12 años ya derrotaba a los jugadores más importantes de su ciudad.

En 1849 se enfrentó a un fuerte jugador francés: Eugene Rousseau, que residía en New Orleans. Jugó con él en 50 ocasiones, venciendo Morphy en un 90% de las partidas, más o menos. Una de las partidas jugadas contra Rousseau haría que el nombre Morphy empezase a ser conocido, incluso fuera de los Estados Unidos. Su tío envío dicha partida a la revista de ajedrez más famosa de la época, "La Regence" de París, y fue publicada inmediatamente con comentarios del jugador Kieseritzky (director de la revista), con muchos elogios para Morphy.

Trayectoria deportiva

Tras estos éxitos iniciales, no pone freno a su progresión y logra vencer a los jugadores norteamericanos más destacados. Incluso llegó a derrotar al gran jugador húngaro Jakob Lowenthal, que se encontraba temporalmente en el país. Morphy no era más que un adolescente, pero su fama crecía sin cesar. Su dominio en Estados Unidos se culminó al ganar el Torneo de New York de 1857, donde se dieron cita los jugadores más fuertes del país, además de Louis Paulsen.

Paul Morphy

Estados Unidos se había quedado pequeño para Morphy, allí no existían rivales que estuviesen a su altura, por lo que decidió que había llegado el momento de buscar nuevos retos. La única forma de mostrar al mundo su talento era cruzar el Atlántico en busca de los famosos ajedrecistas europeos y así lo hizo. Su primer destino fue Liverpool, donde llegó para enfrentarse al campeón británico Howard Staunton.

Pero su fama le precedía y Staunton rehusó jugar contra él, claramente acobardado. Este miedo no fue algo transitorio, ya que más adelante rechazó todas las propuestas que Morphy le hizo. Sólo llegaron a enfrentarse una vez y no lo hicieron de forma directa, sino a través de una partida en consulta con otros dos jugadores (Owen y Barnes). Ocurrió en el Torneo de Londres, donde Morphy no participó pero si accedió a disputar dicha partida no oficial. Tras esto Staunton llevó más allá su cobardía y se dedicó a escribir duras críticas contra Morphy en revistas y periódicos de ajedrez.

El paso de Morphy por Europa fue devastador, tanto en resultados como por lo genial de su juego. Venció en matches a todos los rivales que se cruzaron en su camino: Von der Lasa, Lowenthal (9 victorias, 2 tablas y 3 derrotas), John Owen (dándole un peón de ventaja, 5 victorias, 2 tablas, 0 derrotas), Daniel Harrwitz (5 victorias, 1 tablas, 2 derrotas), éste último era el jugador más fuerte del famoso café La Regence de París.

Enfrentamiento con Adolf Anderssen

Se enfrentó con Adolf Anderssen, ambos eran los jugadores más admirados de la época, tanto por el público como por la mayoría de sus rivales. En aquélla época Anderssen estaba retirado en Breslau, su ciudad natal, donde daba clase de Matemáticas en un instituto. El venerable profesor ya no se dedicaba al ajedrez de competición, por lo que su nivel ajedrecístico había descendido. Morphy se ofreció a pagar el viaje a Anderssen, bonito gesto que estaba en contraposición con un artículo de Staunton donde comentaba que Morphy sólo había venido a Europa en busca de dinero. Anderssen aceptó y viajó a París durante las vacaciones de navidad, donde quedaba liberado de sus obligaciones en el instituto. Morphy ganó con facilidad al alemán con 7 victorias, 2 tablas y 2 derrotas. Con esto el estadounidense certificaba su superioridad sobre cualquier jugador de la época.

El último match que disputó Morphy en Europa fue contra Mongredien, con 7 victorias y 1 empate. Dio algunas exhibiciones a la ciega y alguna sesión de simultáneas por Inglaterra. Sin más obstáculos que superar, decidió volver a su país tras su fulgurante paso por Europa e inexplicablemente se retiró casi por completo del ajedrez.

Retirado del ajedrez

Tras su regreso a Nueva Orleans, se dedicó a la abogacía, aunque sin mucho éxito. El motivo principal de esta temprana retirada del ajedrez hay que buscarlo en los prejuicios existentes en su ciudad natal. New Orleans era una ciudad conservadora, donde estaba muy mal visto dedicarse a algo 'tan poco serio' como el ajedrez. Morphy no pudo soportar esta presión y llegó a renegar del juego que tanta gloria le había reportado.

Tuvo que abandonar su país tras la Guerra de Secesión, estuvo en Cuba, España y Francia para terminar regresando a New Orleans. Durante ese tiempo volvió a jugar algún match, pero no de una forma seria.

Está demostrado que en esa época la salud mental de Morphy estaba muy deteriorada y comenzó a padecer manía persecutoria y otras ideas obsesivas. Se ha especulado mucho sobre el origen de la locura de Morphy, pero la tesis más creíble es que no pudo soportar el peso de su fama tras su meteórica carrera que le llevo a la cima en muy pocos años. De hecho terminó odiando el ajedrez y no permitía que se le mencionase nada relacionado con este tema. Ni siquiera aceptó los premios y reconocimientos que se le dieron por su carrera.

Su éxito se basó en la superioridad que demostraba en el juego abierto, en aquélla época este tipo de aperturas estaban en boga y resultaban ideales para los jugadores con talento. Además, poseía una comprensión de la posición muy superior al resto, lo que le permitía salir de la apertura con ventaja para luego poder combinar a su antojo y acabar llevándose la partida.

Muerte

Falleció en su ciudad natal el 10 de julio de 1884, a los 47 años.

Fuentes