Período republicano en Fomento

Período republicano en Fomento
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Institución con sede en Fomento, Sancti Spíritus, Cuba
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País:Fomento, Sancti Spíritus, Cuba

Período republicano.Período el que se afirman las costumbres y modos de vida, como modelo único.

Historia del Período republicano en Fomento

Con la llegada del siglo XX la urbanización de Fomento comienza, ya que hasta ese entonces existían en el pueblo dos calles verdaderamente, La Real y Desengaño, el poblado se extendía de lo que es hoy la intersección de las calles Céspedes y Martí (Real y Masagué) con la antigua Desengaño (actual Juan Bravo) hasta Real y López Cacho (actual Céspedes y María de la Caridad Martínez), quedando bordeado el pueblo por propiedades particulares.
Por interés de algunos vecinos dueños de fincas de urbanizar, vendieron y en algunos casos cedieron terrenos propios con el objetivo de abrir nuevas calles y crear manzanas, tal es el caso del rico propietario Don Pedro Massagué, que en 1990 donó los terrenos para la creación del actual Parque Municipal y una franja de tierra que abarca la intersección de las actuales calles Céspedes y Martí con Juan Bruno Zayas hasta la salida de Cabaiguán; en este último caso esta franja fue dada a propietarios particulares para que construyeran sus viviendas con la condición de abrir las cuatro esquinas, tal es el ejemplo de la manzana donde se encuentra ubicado el cine “Silvino Águila ” y la casa de la Familia Gómez, así como la cuadra donde se encuentra el PCC Municipal.
En 1917 llegaba el ferrocarril a Fomento, un año antes una compañía norteamericana comenzaba la explotación de las Minas de Los Cerros, ricas en cobre y manganeso.

Industrias azucareras

En 1920 se fundan en la cercanía de Fomento los Centrales Santa Isabel (hoy Ramón Ponciano) y el Naranjal, posteriormente denominado Escambray, en la zona de Agabama (Fomento) (demolido al principio de la Revolución), fenómeno este bastante curioso, porque ambos son pequeñas unidades que surgen al calor de la especulación azucarera y a las puertas de la crisis económica mundial del 20 al 21, en una región empobrecida y que en estos casos utilizaron exclusivamente cañas de colonos, sobre la base de los pequeños propietarios que prácticamente de forma excepcional en toda la región tiene la zona de Fomento.
Ambos centrales se convirtieron en los centros industriales fundamentales de la localidad y fuente de empleo para cientos de trabajadores en las labores de la industria o la agricultura, muchos de los cuales al terminar estas tareas comenzaban las del tabaco o el café, sufriendo así menos las consecuencias del tiempo muerto.
Estas unidades operaron inicialmente con capitales nacionales. El proyecto de construir el central “Santa Isabel” en las cercanías del río Cangrejo como fuente abastecedora de agua, surge en 1919 concebido por la firma López y Hermanos, compañía esta dedicada a los giros de ropas, ferreterías, quincallas y a operaciones bancarias bajo el nombre de Agencia Bancaria del Pueblo, Martínez López Yera, especie de filial cubana de “The Royal Bank of Canadá”. Fungieron como propietarios los Hermanos López Roja, uno de los cuales, Santiago, Gerente de la firma, quien en el propio año 1919 inaugura su chalet valorado en $10 000.00 compra la finca “ El Ñame (Fomento)” de 60 caballerías donde posee 1 000 reses, la mayor parte de la raza Cebú traída desde la India. El Central se construye en un costo total alrededor de $17 500.00, comienza a moler en 1921 con una capacidad de molienda de 120 000 Abs diarias. En el caso del Central “El Naranjal” en Agabama, no se tienen datos precisos acerca de sus primeros propietarios y su construcción, pero todo parece indicar que operó con capital doméstico o nacional.

Tabacalera

Para el torcido del tabaco se establecieron en Fomento varias fábricas y chinchales, dentro de los mayores se puede citar “La Jicotea”, de los Hermanos López, dirigida por el trinitario Felipe Parras, “El Cohíba” de Francisco Mora, los pertenecientes a Emilio Carpio, Yeyo Muñoz, etc.
Estos además de constituir fuentes de empleo para la fuerza de trabajo local, emplearon a decenas de operarios venidos de otros pueblos y que una vez asegurados en sus plazas trasladaron a sus familias, asentándose definitivamente en la localidad, es de significar que estas pequeñas fábricas solo procesaban una ínfima parte del tabaco que se cosechaba en la localidad, el cual en su mayoría se vendía a los comerciantes nacionales, Podemos agregar que la cosecha tabacalera de Fomento tenía bien ganada la fama por la calidad insuperable de su hoja, realizándose producciones que en ocasiones superaban los 20 000 tercios.

Talabartería Y zapatería

Asociado a la ganadería se desarrollaron con cierta fuerza la talabartería y zapatería de importancia en el pequeño poblado, existían 12 talabarterías y zapaterías, 8 peleterías y numerosos zapateros, que trabajaban por su cuenta contando con los llamados chínchales, dedicándose especialmente al arreglo y remiendo de zapatos.

Comercio

En la década del 20 había en Fomento 30 establecimientos de víveres, de ellos 7 al por mayor, 12 establecimientos de ropa y sederías, 6 ferreterías, dos almacenes de madera y aserraderos, 5 farmacias, 8 pequeños hoteles y restaurantes, panaderías, dulcerías, cafés, cantinas, puestos de viandas, 4 sastrerías y un expendio de carnes.
Para atender el próspero y complicado desarrollo económico de Fomento, llegaron a existir 5 agencias Bancarias, que como en todo el país llegaron a la cumbre de los negocios durante las llamadas “Vacas Gordas”, y su aniquilamiento con la moratoria o Vacas Flacas”.

Educación

La situación de la educación en Fomento, era un cuadro simplificado de la que representaba el país en el período.
En los primeros años de la década del 20 existieron 2 escuelas públicas, una con aproximadamente 5 aulas y otra con solamente una. Del primer plantel era director y también maestro Don Fernando Martínez y trabajaban como maestros: Amparo Muñoz, Rafaela Quiñones, María Teresa Muñoz, Vicia de la Gandora y Matilde Moreno. De la otra escuela era maestra y directora a la vez Amada Vilahomat.
Transcurridos algunos años se creó otra escuela con dos aulas, siendo su director Rafael Valdespino, donde fungían como maestros el propio director y Consuelo Hernández. En el período existió una academia para jóvenes de la raza blanca, creada por Baldomero Suárez, sin que su actividad se extendiera por mucho tiempo. También fue constituida otra escuela privada por Manuel Cuellar y José de la Paz, en la que se impartía enseñanza primaria para hembras y varones son distinguir razas.
Hubo también un colegio católico, establecido por las monjas Dominicas, algunas de ellas de nacionalidad mexicana, en la que solo se admitían niñas, particularmente de familias acomodadas y de la raza blanca, es obvio pensar en las buenas condiciones económicas en que se desenvolvió el colegio, como resultado del aporte económico que recibía por el pago de la matrícula y las mensualidades por parte de los alumnos.
En 1927 Fomento contaba con una matrícula de 400 alumnos, con un promedio de asistencia de 345 niños. Que problema pedagógico para los profesores y para la sociedad, donde los más elementales principios de la disciplina son imposibles de establecer, estando sentados en cada pupitre dos y tres niños descontando claro está que una quinta parte de la población urbana escolar no asiste a la escuela. La escasez de aulas, ha traído como consecuencia directa la permanencia de niños de diversos grados en una misma aula, lo que a parte de la indisciplina académica se convertía en una agotadora labor para el profesor que enfrentaba tamaña necesidad y lo que es más una lamentable reducción en los conocimientos en calidad y cantidad, que pueda asimilar cada educando.
Otra necesidad sentida, era la carencia casi absoluta de material, sobre todo de textos de lectura. En la parte rural del barrio funcionaban 5 aulas pésimamente dotadas con excesiva matrícula, existiendo lugares como Quemadito, donde 68 niños en edad escolar carecen de instrucción y en la Aguadita donde vivían 71 niños en idénticas condiciones.
En este tiempo funcionó la asociación de padres, vecinos y maestros que iniciaban o apoyaban diversas acciones que propiciaban beneficios al plantel, incluyendo la celebración de actos y la práctica de colectas públicas para conseguir materiales destinados al alumnado, para su posterior enseñanza.

Salud

La atención médica y las condiciones sanitarias eran extremadamente desfavorables. Los escasos servicios médicos se encontraban en el poblado de Fomento, donde las pésimas condiciones higiénicas: pantanos en casi todas las calles, la contaminación del agua de consumo, procedentes de pozos construidos a veces no muy lejos de las letrinas, existencias de notables plagas de mosquitos, moscas y otros insectos, así como la incorrecta conducta de la población que se oponía a vacunarse, provocaban brotes de epidemias como la fiebre tifoidea y otras que acarreaban serios desmanes dentro de las familias más pobres de la localidad. Esta situación se agudizaba en las extensas áreas rurales y montañosas en su mayor parte y cuyas vías de comunicación se encontraban en un estado espantoso.
Se establecieron en el poblado alrededor de 12 médicos, debido a la precaria situación de las familias pobres, fundamentalmente campesinas, los que decidieron establecer el convenio denominado “iguala”, mediante el cual el médico se comprometía a atender a todas las familias en su consultorio o en casa del paciente. El pago de este servicio lo recibía en especie, generalmente quintales de tabaco en rama, el que vendía a mercaderes, obteniendo en efectivo el pago de su servicio.
El abandono de las autoridades gubernamentales determinó que no se emprendieran siquiera las obras de higienización exigida por la Enmienda Platt, salvo una campaña de vacunación que se desarrollo frente a un brote de fiebre tifoidea que se extendió por varios meses, en la que las autoridades sanitarias y el gobierno provisional empleando soldados, obligaron a la población a vacunarse.

Cultura

Las principales actividades culturales que se realizaron en la localidad eran patrocinadas por las llamadas Instituciones de Instrucción y Recreo, existiendo en este período: El Liceo, La Sociedad “Nueva Vida”, La Colonia Española y la Sociedad China Jun Tay Huck, lo que demuestra la tradicional división racial y de nacionalidades, así como las limitaciones que presentaba la cultura para convertirse en patrimonio de todo el pueblo.
La sociedad “Nueva Vida”, era una asociación de negros y mulatos, mientras El Liceo pertenecía a la gente blanca fuera o no cubana. La Colonia Española y la Sociedad China tenían socios españoles y chinos con sus descendientes respectivamente. Eran estas sociedades las encargadas de organizar y celebrar fiestas bailables, contratar y traer orquestas musicales, compañías de teatro, etc., de otras regiones del país, organizaban comparsas y certámenes de belleza y simpatía. En el Liceo existía un escenario móvil, utilizado por compañías teatrales que efectuaban giras por el interior del país.
En estos locales se jugaba además dominó, damas, ajedrez, billar y otros juegos de moda, mientras que en las habitaciones reservadas se jugaba al “prohibido”. A la tarea de organizar actividades socio culturales, también se dedicaron en mayor medida la logia “ Ramo de Acacia” de los masones y “Luz de Aurora”, los colegios de Profesionales de Médicos, farmacéuticos, abogados, los gremios de escogedores de tabaco y el de tabaqueros. Mención especial merece el Centro de Veteranos y Patriotas que bajo la presidencia de Porfirio Morgado, celebraban conmemoraciones de fechas patrióticas y ofrecía con frecuencia charlas sobre pasajes de las Guerras de Independencia que ilustraban a jóvenes que acostumbraban visitar dicha institución. El poblado de Fomento contaba con 2 teatros relativamente grandes: El Teatro Nacional del que era propietario el comandante del Ejército Libertador Bernabé Rodríguez, y el teatro Baroja centro cultural importante de la localidad, propiedad del Sr. Matías Fernández Baroja, rico ciudadano español, inaugurado en 1926 en el que actuaron Rita Montaner, Lorenzo Barcetala actor de la película “Allá en el Rancho Grande”, Blanquita Amaro, Enrique Arredondo y su compañía, Ñico Saquito, Guillermo Portales, Leopoldo Prigoli, tenor francés, entre otros.

Música

En Fomento como en otros poblados del país existían fundamentalmente músicos populares espontáneos sin formación académica, que formaban pequeños grupos o piquetes para amenizar fiestas familiares, así como para distraer la atención de los asistentes al teatro Nacional en los entreactos, en los portales del mismo, uno de los más populares de estos grupos y que más perduró fue “La Bunga” de los hermanos Arteaga, conformado por bongóes, güiro, botija y acordeón, donde uno de los ejecutantes guiaba el ritmo de todos al mover una de sus piernas en la que tenía atado un cascabel director.
En las fiestas de las sociedades, pocas veces se escuchó este tipo de música, porque se encontraban orquestas de otras regiones del país que las contrataban. Las serenatas constituyeron otra manifestación de la música popular de la localidad, trabajadores de distintos oficios juntaban sus voces y ofrecían serenatas a muchachas y familias de su simpatía, acompañados de jumbrosas guitarras pulsada sin ligereza profesional. Se ofrecieron clases particulares por Maravilla Doraine, Angela Sánchez Cobián, profesoras de solfeo y piano, con muy poca matrícula.
En 1920 llegó a la localidad el joven pianista italiano Jesús Chianelli, con el propósito de avecinarse y abrir una escuela de música en Fomento.

Prensa escrita

A finales de la década del diez y principios de los años veinte circuló en el poblado una especie de folletín o periódico manuscrito creado, elaborado y hasta distribuido por Chuchín Fernández Quiñones.
Él recogía en sus páginas sátiras, chistes y décimas, así como pinceladas de buen humor criollo, todo ello redactado por el propio “Chuchín” y sus colaboradores. La publicación manuscrita cuyo nombre era “La Guataca” se difundía en gran parte de la localidad en manos de sus lectores. Por los años veinte llega a Fomento, procedente de Cabaiguán el tipógrafo Esteban Agüero, quien estableció su imprenta en la calle Máximo Gómez, los tropiezos económicos lo obligaron a deshacerse de la misma de la cual pasó a ser dueño el comerciante del giro de talabartería y zapatería Arturo Guerrero, quien dejó al frente de la imprenta al tipógrafo Manuel Sánchez, de Trinidad.
A fines de 1929, Guerrero fundó el primer periódico impreso, un semanario tabloide denominado “La Voz de Fomento”, que se editaba en dicha imprenta y salía los sábados, sus páginas recogían fundamentalmente la crónica social y otras cuestiones informativas, este periódico desempeñó un importante papel en la campaña dirigida a lograr la creación del municipio.

Fuentes