Pez león

Pez león
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Clasificación Científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:Actinopterygii
Orden:Scorpaeniformes
Familia:Scorpaenidae

El pez león es un pez de talla mediana de aguas tropicales y subtropicales, típico de los arrecifes coralinos y pastos marinos, de hábitos demersales, carnívoro depredador tanto de invertebrados como de peces, caracterizado por una tasa reproductiva relativamente alta para los miembros de su familia. Es una especie preferida por los acuarios por sus vivos colores y hábitos poco crípticos. Originario de los arrecifes coralinos de los océanos Índico y Pacífico, se ha extendido su distribución a las aguas tropicales del Atlántico por la acción humana.

Nombres comunes

Pez león; pez león rojizo; pez escorpión volador; pez dragón; pez pavo real; pez cebra.

Distribución geográfica

El pez león es oriundo de las aguas tropicales del Pacífico Occidental y el Océano Índico (Indo-Pacífico tropical). Su presencia originaria incluye el Mar Rojo, parte del Golfo Pérsico, los archipiélagos del Golfo de Bengala (Andamán y Nicobar), los más aislados del Índico (Maldivas y Laquedivas), en casi todas las aguas someras alrededor de la península de Indochina (Mar de Myanmar y Golfo de Tailandia), toda la región occidental del Pacífico que baña los archipiélagos de Indonesia (Mar de Célebes, Mar de Java, Mar de Banda, el archipiélago de Filipinas y hasta las islas más sureñas del archipiélago japonés) y Papúa Nueva Guinea. Es abundante también en las aguas al oeste, norte y este de Australia, especialmente en la Gran Barrera de Arrecifes australiana y el Mar del Timor, además de los archipiélagos de la Polinesia Francesa, Islas Salomón, Nueva Caledonia, Fiyi, Samoa, Tonga, Islas Cook, Micronesia, Islas Marshall, Nauru, Kiribati y el archipiélago de Hawaii. Quizás el punto más oriental del Pacífico donde ha sido reportado son las Islas Pitcairn.

Su expansión a las aguas del Océano Atlántico se debe a una combinación de factores antropogénicos y naturales y existen al menos dos teorías verosímiles para esto. La primera sería el escape de ejemplares de acuarios privados, o incluso su liberación intencional por ciertos individuos, desde territorio de los Estados Unidos, hacia aguas de la bahía de la Florida, al oeste de la península homónima. Una segunda versión sostiene que masas de huevos fertilizados podrían haber estado adheridas a embarcaciones que pudieran haber navegado desde las aguas del Indo-Pacífico hacia el Atlántico, ya sea desde el Índico y a través del Mediterráneo, vía canal de Suez, o desde el Pacífico a través del canal de Panamá. Los primeros avistamientos en aguas de la Florida ocurrieron en 1985, lo cual descarta la historia más sensacionalista que la llegada del pez león al Atlántico se debería al escape de seis ejemplares por la destrucción de un acuario privado en 1992, tras el paso del huracán Andrew. En las aguas del Atlántico, en particular del conocido como Gran Caribe, el pez león es considerado una especie invasora que representa un serio peligro para los ecosistemas relativamente vulnerables de las aguas tropicales de este océano.

Características físicas

Como los miembros de la familia Scorpaenidae, el pez león tiene el cuerpo levemente comprimido lateralmente y caracterizado por una cabeza ligeramente grande en comparación con el resto del cuerpo, aproximadamente un cuarto de su longitud estándar. En otros miembros de la familia la proporción de la cabeza puede alcanzar incluso a un tercio de la longitud estándar. La cabeza se caracteriza por poseer crestas y bordes provistos de espinas que en su base cuentan con glándulas productoras de un veneno neurotóxico relativamente peligroso. La mayoría de los adultos alcanza unos 40 cm de longitud total (34-35 de longitud estándar), siendo raros los ejemplares que superan los 45 cm.

El elemento más conspicuo de esta especie es el gran desarrollo de sus aletas dorsal primera y pectorales, cuyas espinas y radios alcanzan una longitud notable, igualando su longitud total o superándola. Varios de estos radios y espinas alargados están interiormente acanalados a partir de glándulas venenosas idénticas a las presentes en la cabeza. Las espinas venenosas se encuentran en toda la primera dorsal (espinosa), las pélvicas y las espinas de las pectorales. Los radios flexibles no están acanalados para el veneno como las espinas.

Tanto el cuerpo como sus notables aletas, están intensamente coloreados de un color pardo rojizo y blanco, alternados en bandas irregulares. Las espinas y radios de las aletas también presentan este patrón cromático. Esta coloración conspicua responde a lo que en etología se suele denominar como coloración aposemática, o de advertencia para los potenciales enemigos naturales. Su conducta de natación es asimismo de advertencia, exponiendo de manera obvia sus aletas y vivos colores, lo que lo diferencia de los hábitos mucho más tímidos de otros miembros de la familia, como los rascacios (género Scorpaena), que suelen mantenerse en los fondos arenosos y rocosos con movimientos mucho más limitados, aunque estén provistos igualmente de espinas venenosas en la cabeza y varias de las espinas de sus aletas. Esta coloración y sus hábitos natatorios, considerados como "desafiantes" por los buceadores, los coloca entre las especies más preferidas para ser exhibidas en acuarios de todo el mundo.

Alimentación

El pez león es un carnívoro oportunista, con un amplio rango de presas que van desde invertebrados como crustáceos y moluscos, hasta peces de tallas diversas. Sus hábitos como depredador son de acecho fundamentalmente, y en sus contenidos estomacales se hallan con frecuencia los juveniles de muchas especies de otros carnívoros, lo que lo convierte en un formidable competidor por los nichos ecológicos de los carnívoros en general de los arrecifes coralinos. Ha sido reportada también su capacidad de adaptarse a nuevas presas al invadir nuevas áreas arrecifales y de pastos marinos. La capacidad estomacal de estos carnívoros demersales ha sido destacada por algunos especialistas como notablemente grande para su talla.

Reproducción y reclutamiento

Los estudios en Carolina del Norte y Las Bahamas, sugieren que se reproducen durante todo el año (Morris et al., 2009). Son gonocóricos con poco dimorfismo sexual solo apreciable en la época reproductiva (Fishelson,1975). Tienen un complicado ritual de cortejo y apareamiento. Las hembras producen dos sacos de huevecillos que liberan en la columna de agua (Ruiz-Carus et al., 2006). Una vez que han alcanzado la madurez sexual, las hembras son capaces de desovar cada 3 ó 4 días, aunque la productividad de óvulos viables aumenta durante las épocas del año de mejor alimentación, de acuerdo con la relación establecida entre los estudios de los ovarios y los contenidos estomacales de las hembras estudiadas.

La duración de las larvas de los peces león es desconocida, aunque Hare y Whitfield (2003) estiman que sea de entre 25 a 40 días basado en estimaciones para Scorpaena (Laidig y Sakuma, 1998).La dispersión ocurre, presumiblemente en la fase larval pelágica, fase durante la cual puede desplazarse largas distancias ayudado por las corrientes (Morris et al., 2009). El reclutamiento de las post larvas se produce hacia los pastos marinos someros y las raíces sumergidas de los manglares, donde los juveniles comienzan su vida como depredadores de zooplancton y crustáceos diminutos. Los ejemplares juveniles viven en pequeños grupos en pastos y manglares, y los adultos por lo general son solitarios (Fishelson, 1997).

Significado como especie invasora

La expansión del pez león en las aguas tropicales del Atlántico Occidental ha pasado de ser aritmética a exponencial, desde sus primeros avistamientos en 1985. Sus características como especie peligrosa para potenciales depredadores por sus espinas venenosas, lo convierte en una especie muy poco vulnerable en estas aguas. Su tasa de reproducción es muy elevada en comparación con las de otros carnívoros arrecifales y el eficaz reclutamiento de los juveniles a las áreas de cría (manglares y pastos marinos) lo hacen un formidable competidor en todos los subnichos ecológicos que ocupa. Los hábitos ictiófagos de los adultos y su posición como carnívoros demersales, lo hacen un constante depredador de juveniles de otras especies de carnívoros arrecifales, lo que aumenta su potencial competitivo a largo plazo con respecto a otros depredadores demersales.

Para el ser humano: Todas las espinas del Pez León son venenosas y un pinchazo con ellas es extremadamente doloroso. Los síntomas posteriores pueden incluir inflamación, enrojecimiento, sangrado, náuseas, entumecimiento, dolor en las articulaciones, ansiedad, cefalea, confusión, mareo, parálisis en las extremidades, convulsiones, así como efectos cardiovasculares.

Para el ecosistema marino: El Pez León es un depredador activo y muy voraz, se alimenta de peces, crustáceos y moluscos. Su gran voracidad y la ausencia de depredadores potenciales (chernas y otros meros) y especies competidoras han permitido la rápida y amplia invasión en nuestra área. Lo anterior convierte al Pez León en una seria amenaza para la biodiversidad marina y actividades económicas basadas en el turismo y la pesca.

Toxicidad por inoculación

El pez león está provisto de glándulas dérmicas productoras de una toxina proteica conocida como stonustoxina, un heterodímero de alto peso molecular que se desnaturaliza con el calor. A la toxina principal la acompañan varias enzimas de tipo hialuronidasa, con efecto necrosante y causantes de un fuerte dolor. La cantidad y la calidad de la toxina principal en el pez león le hacen algo menos peligroso que otras especies de la familia, como el conocido rascacio moteado, la más común en el Gran Caribe antes de la invasión del pez león, o que la mucho más tóxica Sinanceia, o peces roca del Indo-Pacífico, quizás el género de peces óseos más tóxico.

El veneno, luego de su inoculación, causa un dolor agudo e intenso en la zona del pinchazo, por la acción de las enzimas proteolíticas que acompañan a la toxina principal. Inmediatamente causa una caída de la presión arterial y varios efectos sobre el sistema nervioso y cardiovascular, incluyendo aumento de la frecuencia cardíaca y de la respiración, y como resultado de todo ello, una más rápida distribución de las toxinas por todo el cuerpo. Uno de los efectos más importantes, por su gravedad, es el aumento de la permeabilidad de los capilares, arteriolas y vénulas. Esto significa una gradual inflamación del área afectada, con un notable enrojecimiento, marcado en el lugar del pinchazo como un área necrosada. En casos graves por una inoculación mayor de la toxina o en individuos con ciertas alergias, la permeabilidad capilar puede conducir a una hemorragia interna y a la muerte.

Los síntomas pueden incluir inflamación, enrojecimiento, sangrado, náuseas, entumecimiento, dolor en las articulaciones, ansiedad, cefalea, confusión, mareo, parálisis en las extremidades, convulsiones, taquicardia y arritmia. En los casos severos puede conducir a un paro cardiorrespiratorio y a la muerte.

El calor aplicado en la zona afectada produce un inmediato efecto de alivio del dolor, y se recomienda incluso cauterizar el pinchazo con una aguja hipodérmica caliente, para desactivar la toxina, por su carácter proteico, al desnaturalizarla. No obstante, la medida más eficaz es la aplicación de un antídoto específico, que ha sido desarrollado por algunos laboratorios farmacéuticos.

Se ha encontrado ejemplares de pez león en los estómagos de algunos meros grandes (Serranidae), lo que pudiera cuestionar la eficacia de sus espinas venenosas como mecanismo de defensa ante depredadores mayores. No obstante, en estudios conductuales en acuarios y en arrecifes coralinos se ha observado que por lo general los grandes depredadores evitan activamente al pez león.

A pesar del peligro que significa para los humanos una herida, estudios científicos indican que el veneno del pez león produce efectos antitumoral, hepatoprotector y antimetastásico en ratones, lo cual representa una potencialidad de su uso para el tratamiento del cáncer.

Ciguatera y pez león

La Fundación Nature (2011) recomendó no consumir pez león debido a un estudio realizado, a partir de muestras de carne de adultos de pez león capturados en aguas de St Marteen, en el Caribe, que mostraron altos niveles de ciguatoxinas, sustancia causante de la ciguatera en humanos.

Las ciguatoxinas son producidas por plantas microscópicas - Gambierdiscus toxicus - que viven en las algas y otras superficies en las comunidades de arrecifes de coral. Cuando los peces se alimentan de estas algas o de algas que consumen los organismos, las ciguatoxinas se almacenan en la carne del pez. La toxina se acumula en el cuerpo de los peces a medida que avanza en la cadena alimentaria. Predadores en la cima de la cadena alimentaria (barracudas, peces león,etc) pueden acumular grandes cantidades de la toxina.

No existe una prueba para determinar si el pescado está contaminado, y la cocción y la preparación no afectan a la toxina. La toxina tampoco está relacionada con el veneno en las espinas del pez león.

La promoción del pez león como un pez comestible, comercialmente viable que se esperaba ayudase en la reducción de su número a lo largo de los arrecifes, despertó el interés de los investigadores por lo que antes de recomendar a la comunidad que el pescado se puede comer, necesitaban estar seguros de que no había amenazas de salud asociadas con el consumo de esta especie invasora. Esta investigación se realizó en Islas Vírgenes y en las Islas Francesas y se detectó que varias muestras de carne de pez león tenían un porcentaje elevado de ciguatoxina. Por lo tanto, no recomiendan el consumo humano del pez león como un método para su control, como especie invasora.

Varios países y territorios en el Caribe han estado promoviendo el pez león como comestible. Sin embargo, estas zonas no suelen tener un alto nivel de ciguatoxina en sus peces de arrecife más grandes. El norte del Caribe Oriental de Guadalupe a las Islas Vírgenes, entre ellos St. Maarten, tiene un mayor nivel de ciguatoxina que otras zonas en el Caribe.

El envenenamiento por ciguatera, causa náuseas o vómitos, diarrea, shock eléctrico, sensaciones de dolor, la inversión de sensaciones de calor y frío, una intensa picazón de los dedos u hormigueo de manos y pies, lento ritmo cardíaco y una caída en la presión arterial, debilidad o fatiga, dolor muscular o de articulaciones, depresión y dolores de cabeza. No existe un tratamiento eficaz o un antídoto para la intoxicación por ciguatera y tratamiento se basa en cuidados de apoyo.

El pez león con niveles detectables de ciguatoxina se registró por primera vez en julio de 2010 en aguas de St. Maarten, donde los peces nativos tienden a tener altos niveles de la ciguatoxina. Investigadores de la NOAA / FDA han capturado 186 peces león de las Islas Vírgenes, Puerto Rico, las Antillas, y las aguas de St. Maarten. 76 de los 186 peces capturados fueron analizados, el 26% contiene niveles que superan el umbral de la FDA (McFadden 2011) La FDA ha establecido un límite de acción para la intoxicación por ciguatera del Caribe: se ha fijado en un nivel de 0,1 ppb (FDA, 2011).

En otro estudio, fueron analizadas muestras de pez león de las Islas Caimán para la presencia de niveles detectables de ciguatoxina utilizando el bioensayo de nauplios de Artemia (Davin, 1986). Ninguno de los peces sometidos a ensayos mostraron niveles de ciguatoxina para ser clasificados como ciguatóxicos basado únicamente en los resultados del bioensayo con artemia salina (Cearnal, 2012).

Los peces más grandes provenientes de zonas donde se conoce la presencia de ciguatoxinas a partir de Gambierdiscus toxicus deben ser examinados como medida de seguridad adicional. Seda J. and M. Valdes-Pizzini 2011 plantean que en Puerto Rico, hasta el momento, no se ha reportado ningún caso de intoxicación por ciguatera (que tal vez sea un hecho localizado y estacional). Indican que el esfuerzo de las Islas Vírgenes, en el entendimiento de los factores ambientales que pueden precipitar la ciguatera son ciertamente importantes. Sin embargo, la asociación entre el pez león y la ciguatera se basa únicamente en la posibilidad de la ocurrencia y un grupo de peces muestreados, pero no hay información sobre la intoxicación ciguatera por el consumo. Debemos ser cautelosos, sobre las posibilidades de pez león como una fuente de alimento.

Medidas para contrarrestar las amenazas

Evitar manipularlo si no se posee la capacitación necesaria para evitar accidentes, recuerde que incluso después de muerto sus espinas mantienen el veneno activo durante 30 minutos.

En caso de ser pinchado por las espinas del Pez León debe revisar si quedan restos de la espina dentro de la herida. Si los restos pueden ser removidos fácilmente hágalo con mucho cuidado. Muchas veces puede ser muy dolorosa la experiencia de remover las espinas por uno mismo, entonces debe acudir a un médico para que lo asistan.

El siguiente paso será remojar o bañar la parte herida en agua tan caliente como pueda aguantar ya que el veneno deja de funcionar si es expuesto a agua a una temperatura entre 43 y 45 ºC. No debe estar tan caliente como para hervir.

Especie invasora

Se prevé que la actividad depredadora de esta especie provocará fuertes desbalances ecológicos en los arrecifes coralinos, por la alteración de la trama alimentaria. Debido a su alta voracidad y éxitos como depredador, reducirá notablemente la disponibilidad de alimento para otras especies del arrecife, entre ellas muchas de importancia pesquera (Claro, 2008).

La invasión de los peces león es un recordatorio de cómo una especie foránea puede establecerse y competir con las especies nativas por los recursos disponibles. La detección temprana y las repuestas rápidas ante este problema son de gran importancia, debido a la complejidad y la ineficacia de las medidas de erradicación en el medio marino.

Véase también

Fuentes

Food and Drug Administration. (2011,). Guidance for the industry: fish and fishery product hazards and controls guidance. *http://www.fda.gov/food