Operación Mangosta

(Redirigido desde «Plan Mangosta»)
Operación Mangosta
Información sobre la plantilla
Operacion mangosta.jpg
Operación de la CIA contra Cuba.
Fecha:30 de noviembre de 1962
Lugar:Bandera de Cuba Cuba
Descripción:
Programa subversivo organizado contra Cuba por el Consejo de Seguridad Nacional de [Estados Unidos]] tras el fracaso de Playa Girón.
País(es) involucrado(s)
Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos


Operación Mangosta. Programa subversivo estadounidense contra Cuba después de su derrota militar, política y diplomática en Playa Girón (abril de 1961). Aprobada como futuro instrumento esencial y básico de la política hacia Cuba. Fue el más vasto programa emprendido por el Gobierno de Estados Unidos contra una nación extranjera en la década de los sesenta. Todavía hoy día hay secretos contenidos en esa operación que son considerados entre las «joyas de la CIA», es decir secretos de máxima seguridad nacional.

Más de 5000 acciones de sabotaje y actos terroristas se cometieron contra Cuba en menos de 10 meses como parte de la Operación Mangosta. El programa subversivo fue montado por el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos tras el fracaso de Girón. Entre las acciones de la Operación Mangosta se incluyeron planes de atentado contra el comandante en jefe Fidel Castro y otros dirigentes de la Revolución.

Historia

Después de la derrota militar, política y diplomática que significó Playa Girón (17 a 19 de abril de 1961) para Estados Unidos, el 30 de noviembre de 1962 el presidente John F. Kennedy ―en nombre de la seguridad nacional de su país― aprobó la Operación Mangosta, futuro instrumento esencial y básico de la política de Estados Unidos hacia Cuba.

Su plan de acción comprendió 32 tareas divididas de la siguiente manera:

  • 13 tareas de guerra económica;
  • 6 tareas políticas;
  • 5 tareas militares;
  • 4 tareas de inteligencia; y
  • 4 tareas de subversión política ideológica.

Con posterioridad se agregaría 1 tarea extra de guerra biológica: utilizar un medio químico para afectar la vista a los macheteros y sabotear la zafra azucarera.

El objetivo central: destruir la Revolución cubana a toda costa; el método: exportar la contrarrevolución a Cuba desde Estados Unidos; las vías: el Pentágono y la comunidad de inteligencia; el propósito: la intervención directa de las Fuerzas Armadas estadounidenses en Cuba; el escenario: las ciudades y las zonas rurales del país.

Mangosta le fue impuesta a la CIA como una misión estratégica de Seguridad Nacional, objetivo principal de la política exterior de los Estados Unidos para América Latina y el Caribe, y uno de los objetivos esenciales en el conflicto este-oeste. Para los Estados Unidos, aniquilar a la Revolución cubana equivalía a garantizar que su ejemplo no se expandiera.

Todas estas consideraciones explican el despliegue de fuerzas y medios que se utilizaron en el modus operandi de la estación JM-WAVE. Después que se aprueba oficialmente la Operación Mangosta, en el invierno del año 1962, el dispositivo de esta estación experimentó grandes transformaciones, a la altura de las aspiraciones de la administración Kennedy.

Presupuesto

No es factible precisar el presupuesto asignado. Las fuentes consultadas ―que van desde documentos desclasificados hasta estudios de expertos en Seguridad Nacional― divergen por amplio margen. Hay quienes calculan un presupuesto de entre 50 a 100 millones de dólares solo para el primer año.

Otra dificultad con la investigación respecto a ese campo es que los gastos de Mangosta, además de su presupuesto específico, estuvieron a cargo de las diferentes organizaciones que intervenían en este proyecto: la CIA, el Departamento de Defensa, el Departamento de Estado, la Agencia de Información de los Estados Unidos, el Departamento de Tesoro, y otras agencias especializadas de la comunidad de inteligencia, Secretarías y Departamentos del Gobierno de los Estados Unidos.

Principales mandos

Para emprender los planes de Mangosta la administración Kennedy decidió efectuar cambios en los principales mandos de la CIA, que habían intervenido directa y catastróficamente en la Operación Pluto, que culminara con la derrota de Playa Girón.

El 28 de noviembre de 1961 culminaba la carrera de Allen Dulles como Director de la CIA, después de ocho años al frente de la organización (fue nombrado asesor para las investigaciones históricas de la agencia). Su salida significó la primera reestructuración que experimentaría la CIA desde su fundación; era la señal de la presencia de nuevos rostros en Langley (estado de Virginia), dispuestos a llevar a cabo la política de los Kennedy en la cruzada contra el comunismo desde una nueva visión estratégica, anunciada por la Comisión Taylor después de evaluar las causas y condiciones del fracaso de Playa Girón.

Para ocupar el cargo de Dulles fue destinado John Mc Cone (presidente de la Comisión de Energía Atómica desde 1958). El subdirector de la CIA, Charles Cabell fue sustituido por el general Marshall Carter. El general Maxwell Taylor, cercano colaborador de Kennedy, uno de los principales arquitectos en el diseño de la Operación Mangosta, ocupó la responsabilidad de jefe del Estado Mayor Conjunto.

Richard Bissell, jefe de los poderosos «servicios clandestinos» de la Agencia y brazo derecho de Dulles en todas las operaciones encubiertas de la CIA, fue destinado a un centro de estudios militares, el Instituto de Análisis para la Defensa.

En febrero de 1962 Richard Helms sería designado como nuevo jefe de los servicios clandestinos de la CIA. Hombre asociado desde sus orígenes a la agencia, no había tenido ninguna participación directa de manera significativa en los planes de la Operación Pluto contra Cuba.

Para dirigir la Operación Mangosta se designó al especialista en contrainsurgencia Edward G. Lansdale y se constituyó el SAG (Special Group Augmented: grupo especial ampliado) dentro del Consejo de Seguridad Nacional, que se encargaría de la supervisión de esta operación. Este grupo staría presidido por el general Maxwell Taylor e integrado por Robert Kennedy (fiscal general), McGeorge Bundy (asesor de Seguridad Nacional), Alexis Johnson (subsecretario de Estado para Asuntos Políticos), Roswell Gilpatrick (subsecretario de Defensa), John McCone (nuevo director de la CIA), Lyman Lemnitzer (en representación del Estado Mayor Conjunto), y Edward Murrow (en representación de la USIA, Agencia de Información de Estados Unidos).

Operaciones

En el terreno específico de las operaciones contra Cuba en el período de Mangosta, la nueva dirección de la CIA designó a William Harvey como Jefe de la Cuban Task Force (Fuerza de Tarea), encargada de supervisar y controlar las operaciones contra Cuba desde el cuartel general en Langley. Harvey, con un amplio expediente en las operaciones clandestinas contra la Unión Soviética en Berlín, no era también Jefe del Grupo de Acciones Ejecutivas de la CIA ―conocido como ZR-RIFLE―, por pura casualidad.

El Programa de Acciones Ejecutivas de la CIA llevaba a cabo la eliminación física de figuras políticas enemigas u hostiles a los intereses de los Estados Unidos a partir del principio de la negación plausible, que en todo momento debía enmascarar la participación del Gobierno de los Estados Unidos en la realización de los asesinatos políticos. El segundo al mando de la Cuban Task Force sería Samuel Halpern, quien desempeñaría un papel importante en las operaciones de la CIA montadas en 1963 en el Programa de Múltiple Vía como segundo jefe de la Sección de Asuntos Especiales dirigida por Desmond Fitz Gerald, cercano colaborador y amigo de Robert Kennedy.

Para un cálculo aproximado de la dimensión de las fuerzas que intervienen en Mangosta basta referir un dato: el 10 de octubre de 1962, en un informe desclasificado de la CIA se señala que existen 415 organizaciones contrarrevolucionarias, entre las que operan en la Isla y en los Estados Unidos.

Los analistas de la JM-WAVE, consideraban que existían en los Estados Unidos 371 organizaciones y grupos.

En cada centro de importancia de la CIA en el exterior había, al menos, un oficial de caso de la CIA encargado de las acciones de la Operación Mangosta en ese país, que eran coordinadas con la Estación JM-WAVE en la Florida. En América Latina, ciudad México era una plaza priorizada, y David Atlee Phillips el Jefe de la estación, una pieza clave. En Europa, España y la República Federal Alemana era plazas fuertes del trabajo de la CIA contra Cuba.

Ejecución

La planificación de la Operación estaba prevista para ser satisfactoriamente completada antes de fines de 1962. El calendario operativo era, a grandes rasgos, el siguiente.

  • Marzo de 1962: Inicio de las operaciones
  • Abril-mayo de 1962: Fortalecimiento de la actividad clandestina dentro de Cuba
  • Junio de 1962: Infiltración de agentes en áreas préviamente seleccionadas por la CIA; la creación de tres redes clandestinas bajo las ordenes de estos agentes y de bases para actividades contrarrevolucionarias en las montañas; campañas de propaganda subversiva dirigidas a incentivar las actividades contrarrevolucionarias en el interior del país.
  • Julio de 1962: Formación de grupos dontrarrevolucionarios en las cercanías de aeropuertos y centros de comunicaciones para realizar acciones de sabotaje.
  • 1 de agosto de 1962: Puesta en marcha de las acciones subversivas. (Léase, hechos terroristas, sabotaje, atentados, infiltraciones)
  • Agosto-septiembre de 1962: Incremento de acciones de todo tipo, incluyendo la que llamaron acciones «guerrilleras» con un incremento de las acciones de «resistencia» en toda la Isla; atentados y liberación de presos contrarrevolucionarios, etc.
  • Octubre de 1962: Revuelta generalizada.
  • Finales de octubre de 1962: Instalación en La Habana de un nuevo gobierno títere de Estados Unidos.

La realidad no pudo alejarse más de los planes del gobierno estadounidense.

Entre 1962 y 1965 la Agencia Central de Inteligencia se empeñó, sin lograrlo, en crear un frente nacional de guerrillas contrarrevolucionarias que abarcara toda la nación, cuyo cuartel general radicara en el Escambray. Numerosos recursos militares, técnicos y económicos, fueron destinados para abastecer las bandas armadas que en un momento determinado abarcaron las seis provincias.

En esta dirección se inscriben los esfuerzos por establecer grandes redes de inteligencia y subversión, cuyo teatro de operaciones se encontraba en las zonas rurales del país donde existían mejores condiciones para este tipo de guerra, es decir, en las montañas de Pinar del Río, Las Villas y Oriente.

Objetivos contrarrevolucionarios y terroristas

Infiltraciones armadas provenientes de territorio estadounidense

En el contexto de la Operación Mangosta la utilización del canal ilegal era imprescindible para llevar a cabo los planes de inteligencia, subversión, terrorismo y aseguramiento logístico. Al no contar la CIA con un centro legal en Cuba, el canal ilegal constituía la vía más apropiada para exportar la contrarrevolución a Cuba.

De acuerdo con investigaciones realizadas hasta el presente, basadas en informaciones procedentes de los archivos del Ministerio del Interior, en el año 1962 se registraron 45 infiltraciones de carácter relevante en el territorio nacional en las que se calcula intervinieron 117 agentes de la CIA.

Operaciones terroristas paramilitares

Las operaciones paramilitares indica que en el año 1962 se llevaron a cabo más de treinta acciones de carácter relevante que se definen como ataques desde aviones y lanchas rápidas contra objetivos económicos en las costas y las ciudades con fines de sabotaje y terrorismo.

También fueron blancos de estas operaciones buques extranjeros que participaban en el comercio con Cuba. Estos ataques se efectuaban contra buques surtos en puertos cubanos o en aguas internacionales cercanas a las costas de Cuba. Se contempló igualmente la realización de ataques a lanchas de la Marina de Guerra Revolucionaria y embarcaciones pesqueras cubanas.

Actividad de espionaje

En el año 1962, los Órganos de la Seguridad del Estado investigaron más de cincuenta casos operativos relevantes, en los que la actividad de espionaje constituía una de las direcciones principales.

En esta etapa se apreciaba que los agentes enemigos, conjuntamente con la actividad de espionaje, intervenían en planes de sabotajes, acciones terroristas, organización de bandas de alzados, abastecimientos operativos a las organizaciones contrarrevolucionarias, infiltraciones y exfiltraciones, apoyo a las acciones de subversión política ideológica y participación en planes de atentados contra dirigentes de la Revolución cubana, en especial al comandante en jefe Fidel Castro.

La insurgencia

Dentro de la Operación Mangosta la realización de acciones de insurgencia estuvieron presentes desde sus orígenes.

Para Edward Lansdale, la organización de grupos de guerrilla en las diferentes provincias de la Isla pretendían crear condiciones para extender la insurgencia del campo a la ciudad, después que se formara un ejército irregular proyectado en la quinta fase del cronograma de Mangosta denominada Resistencia, que se habría de ejecutar entre agosto y septiembre de 1962, como acción previa de la sexta fase que apuntaba al derrocamiento de la Revolución en octubre de ese año.

Para la CIA y el Pentágono, la creación de un frente nacional de destacamentos de guerra irregular contrarrevolucionarios en las montañas, cuya comandancia general radicaría en la Sierra del Escambray, era fundamental para establecer una alianza y colaboración estratégicas con las organizaciones contrarrevolucionarias urbanas; de este modo se crearía un bloque único del movimiento contrarrevolucionario en Cuba, dirigido desde el cuartel general de la Operación Mangosta en Washington, el cual se encargaría de desencadenar la insurrección armada a escala nacional, paso previo para facilitar y apoyar la intervención militar decisiva de los Estados Unidos.

Para materializar sus objetivos contrarrevolucionarios y terroristas se crearon tres organizaciones:

Además, estructuraron cinco redes de espionaje de la CIA: el Frente Unido Occidental (FUO) en Pinar del Río y las provincias de La Habana y Matanzas; las encabezadas por Luis Puig Tabares y Mariano Pinto Rodríguez, en Las Villas; y las de Joaquín Escandón Renedo y Manuel del Valle Caral, atendidas directamente desde la Base Naval de Guantánamo.

Todos ellos incluían entre sus objetivos el apoyo a los alzamientos y el desarrollo de tareas de espionaje y acciones terroristas.

Los cabecillas de las redes creadas lograron contactar al menos en seis ocasiones con los principales jefes de bandas, fundamentalmente en las provincias de Matanzas, las Villas y Oriente.

Las agresiones llevadas a cabo por los alzados en las zonas rurales, con apoyo de la CIA y las organizaciones contrarrevolucionarias, abarcaron todo el país. En ese período las bandas realizaron actos de sabotaje y terrorismo, asesinaron campesinos y trabajadores agrícolas, crearon un clima de temor entre los habitantes de las zonas donde actuaban, pero no fueron capaces de llevar a cabo acciones armadas contra importantes objetivos militares que le permitieran avanzar en su forma de lucha.

Las tareas que debían ejecutarse según la Mangosta, estaban destinadas a destruir la producción agropecuaria en las diferentes provincias y sentar las bases de una insurrección armada nacional que se extendiera del campo a las ciudades. Las bandas, conformadas por ex militares de la tiranía, prófugos de la justicia revolucionaria, elementos marginales, antiguos empleados de los terratenientes y burgueses de la zona de operaciones, campesinos y trabajadores agrícolas políticamente confundidos, no fueron capaces de librar una guerra irregular efectiva.

Los alzados solo eran capaces de ataques aislados a objetivos civiles aislados, como casas de campesinos, granjas, cooperativas, tiendas rurales, practicaron los ataques al transporte público, incendios de escuelas rurales, almacenes y cañaverales, atentados a milicianos, campesinos, trabajadores agrícolas y dirigentes de base de la ANAP. Fue en ese contexto de cobardía donde cometieron cientos de asesinatos de personas indefensas como Vicente Pérez Noa, Fidel Claro Álvarez, Félix Soto y Pedro Lantigua, maestros voluntarios como Conrado Benítez y Delfín Sen Cedré o brigadistas alfabetizadores como Manuel Ascunce Domenech. También ultimaron ancianos, mujeres y niños.

Planes de atentado contra el comandante en jefe Fidel Castro

El más secreto de los objetivos de Mangosta se relacionó con los planes de atentados contra el comandante en jefe Fidel Castro. Los actores operativos de un grupo significativo de planes descubiertos y frustrados en ese periodo fueron jefes y oficiales de los Servicios Especiales estadounidenses, agentes de la CIA de origen cubano reclutados en el país o en los Estados Unidos y miembros connotados de la mafia estadounidense.

A finales de 1961 principios de 1962 William Harvey asume de nuevo la operación del plan de atentado con la colaboración de la Mafia. En su condición ahora de Jefe de la Fuerza de Tarea Cuba de la CIA, en el programa Mangosta y en el Programa de Acciones Ejecutivas ZR-Rifle, ubica el plan de atentado contra Fidel Castro entre las direcciones principales de ZR-Rifle.

Numerosos planes de atentado se diseñarían durante 1962, para ello el propio William Harvey se reuniría con representantes de la Mafia para coordinar el atentado mediante cápsulas y píldoras de veneno, que serían entregadas a los ejecutores por la CIA, para apoyar estos planes también esta agencia entregaría armas, explosivos y equipos; de igual forma se produjeron infiltraciones con este propósito; a principios de 1963 se concibió la preparación de un traje de buzo contaminado con un hongo que producía una enfermedad de la piel de carácter crónico y que afectaría el aparato respiratorio con bacilos de tuberculosis. El plan se abandonó por falta de factibilidad.

Otro de los planes sería situar una concha marina preparada con explosivos en un lugar en el que Fidel Castro buceaba. Debería atraer su atención y al tomarla en sus manos explotaría. Se utilizaría un minisubmarino para colocarla. Se consideró que no era factible.

Desde 1961 hasta su detención en 1962, se desarrolló el Proyecto Am-Lash donde Rolando Cubela Secades, excomandante del Ejército Rebelde, traidor a la Revolución y agente de la CIA, sería utilizado para llevar a cabo, junto a otros elementos contrarrevolucionarios, un atentado al comandante en jefe.

Guerra biológica

En la misma concepción del Proyecto Mangosta de noviembre de 1961 se inscriben las acciones de guerra biológica, enfiladas a afectar la salud de la población y a sabotear la producción agropecuaria del país.

Subversión política ideológica

Desde el punto de vista de las acciones de subversión política ideológica, se destacaba la actividad desplegada por la Agencia de Información de los Estados Unidos, la que mediante la utilización de la Voz de los Estados Unidos de América (VOA), diferentes emisoras legales radicadas en territorio estadounidense y las transmisiones clandestinas (emisoras piratas), de manera sistemática desarrollaban campañas de propaganda para estimular y promover la actividad contrarrevolucionaria, amén de servir como medio de enlace con los agentes de los servicios especiales estadounidenses en la Isla.

Por su profundo carácter de terrorismo de Estado, la Operación Peter Pan, que provocó mediante la mentira y el engaño de la supuesta eliminación de la patria potestad, la emigración de más de 14 000 menores a los Estados Unidos, constituyó la expresión más evidente de las intenciones criminales en esta etapa.

Otras Acciones

Al grupo especial ampliado del Consejo de Seguridad Nacional llegaron cuatro alternativas posibles a desarrollar contra Cuba, entre las cuales se encontraba la intervención militar directa, mediante el montaje de una provocación que sirviera de pretexto ante la opinión pública. El 13 de marzo de 1962, el presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor, L.L. Lemnitzer presentó al Secretario de Estado Robert McNamara, un memorando con un documento bajo el título Justificación para la Intervención Militar Directa de EE.UU., en Cuba, que sería denominado Operación Northwoods. Esta preveía acciones de terrorismo de Estado, que el Presidente Kennedy se negó a llevar a cabo.

El presidente aprobó, mediante el Memorando de Seguridad Nacional 181 del 23 de agosto de 1962, la Variante b, que no contemplaba la acción militar directa de los Estados Unidos. Sin embargo, a esta variante se le agregaba el término de «ampliada», para incluir el empleo de las fuerzas militares cuando resultara de interés para la administración.

De este modo, los planes para una futura invasión militar estadounidense a Cuba se convirtieron nuevamente en los primeros meses de 1962, en una amenaza real e inminente. Si se relaciona la mencionada variante ampliada con las fases en que estaban previstas las operaciones contra Cuba, la invasión militar de los Estados Unidos a la isla quedaría programada para octubre de 1962.

Su enfrentamiento

En el enfrentamiento al bandidismo, las fuerzas revolucionarias perdieron más de 500 combatientes, entre miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, milicianos, combatientes de los batallones de la Policía Nacional Revolucionaria y oficiales y agentes del Departamento de Seguridad del Estado.

Las Villas fue la provincia donde esta lucha fue más intensa. Desde antes del triunfo de la Revolución, la Sierra del Escambray ocupó un lugar privilegiado en la estrategia de la CIA. Por todas las vías posibles los servicios de inteligencia de los Estados Unidos hicieron llegar cuantiosos recursos financieros y militares a las bandas de alzados contrarrevolucionarios, que en un momento llegaron a alcanzar la cifra de unos 2 000 efectivos.

El bandidismo en la provincia de Oriente se caracterizó por el estímulo y apoyo en recursos humanos y materiales que le brindaron los servicios de inteligencia de Estados Unidos radicados en la Base naval de Guantánamo. Desde la base naval de Guantánamo partieron grupos comandos con el doble objetivo de apoyar las organizaciones contrarrevolucionarias que actuaban en las ciudades y fomentar alzamientos en las zonas rurales.

El enfrentamiento a las más de 50 redes de inteligencia, abastecidas con modernos medios técnicos, que operaban en la Isla, durante el periodo de ejecución de Mangosta, realizando acciones de inteligencia política, militar y económica, asociadas a actividades terroristas y subversivas, fue una tarea que cumplieron de forma exitosa los Órganos de la Seguridad del Estado junto al pueblo de Cuba.

Los planes de los grupos especiales de la CIA de crear focos de resistencia en las zonas rurales, fracasaron. En los batallones de Lucha Contra Bandidos de las Fuerzas Revolucionarias, en las Milicias Nacionales Revolucionarias, en las Milicias Serranas y en los Órganos de la Seguridad del Estado, apoyados por las organizaciones políticas y de masas, principalmente los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), es decir, el pueblo uniformado y armado, encontraron un muro de contención que los detuvo y los derrotó.

Fracaso de la Operación

La Operación Mangosta fue suspendida por el gobierno de Estados Unidos después de la Crisis de Octubre, tras comprobarse la incapacidad de todo el millonario andamiaje de carácter organizativo, político, de guerra económica, de subversión política ideológica y de espionaje para detener el proceso revolucionario. Pero las acciones subversivas engendradas por la Operación Mangosta, a pesar de haber sido oficialmente cancelada a fines de 1962, continuaron, según han reconocido exfuncionarios de aquel gobierno, muchos años después.

Las masas revolucionarias en Cuba habían conquistado en Girón el derecho histórico a construir el socialismo; en segundo lugar las organizaciones contrarrevolucionarias no podían ofrecer al pueblo cubano ninguna alternativa a la Revolución: eran manipuladas por la CIA, carecían de personalidad política propia, eran proestadounidenses, neoanexionistas y anticomunistas y terroristas y no disponían en 1962 de ninguna clase o grupo social para organizarse o reestructurarse efectivamente como para convertirse en un desafío al poder revolucionario.

El principal protagonista en la defensa de las conquistas revolucionarias durante la Operación Mangosta fue la nación cubana que en épica hazaña la enfrentó y derrotó. No puede omitirse la correcta y audaz estrategia adoptada por la dirección revolucionaria para descubrir y enfrentar las principales direcciones y tendencias de las operaciones encubiertas trazadas en el plan de acción diseñado por el Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos para subvertir a la sociedad cubana.

En el momento de la Crisis de Octubre la Operación Mangosta no había alcanzado las metas previstas para cada una de sus etapas. Las principales acciones terroristas, de inteligencia y subversivas promovidas desde el Grupo Especial Aumentado del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos habían sido desmanteladas por la Seguridad cubana; y las organizaciones contrarrevolucionarias habían sido severamente golpeadas entre enero, julio y septiembre de ese año.

Las acciones subversivas engendradas por la Operación Mangosta, a pesar de haber sido oficialmente cancelada a finales de 1962, continuaron, según han reconocido ex funcionarios de aquel gobierno, muchos años después. La esencia de los objetivos de la Operación Mangosta se conserva en las mentes de la ultraderecha instalada en el poder en Estados Unidos; tampoco ha variado el carácter proanexionista y vendepatria de los grupos que desde entonces pretenden destruir a la Revolución cubana y para quienes el terrorismo es su arma preferida.

De Mangosta saldrían miles de agentes a sueldo para desatar el terrorismo, el asesinato político, el tráfico de armas, el tráfico de drogas, los escándalos Watergate e Irán-Contras, los mercenarios de origen cubano en África, Asia y América Latina, los cabecillas de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), que convirtieron el terrorismo en un negocio y un medio de enriquecimiento y que han tenido siempre un abrigo seguro dentro de Estados Unidos.

Fuentes

  • «Operación Mangosta», artículo publicado en el sitio web Terror File Online.org. Consultado el 5 de febrero de 2010
  • Artículo «Operación Mangosta», artículo publicado en el sitio web El Habanero (Cubasi). Consultado el 5 de febrero de 2010
  • Valdés-Dapena, Jacinto (2002): Operación Mangosta: preludio de la invasión directa a Cuba. La Habana: Editora Capitán San Luis, 2002.
  • Etcheverry, Pedro; y Gutiérrez Oceguera, Santiago (2008): Bandidismo, derrota de la CIA en Cuba. La Habana: Editora Capitán San Luis, 2008.