Plaza San Juan de Dios
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Plaza San Juan de Dios. Conjunto arquitectónico colonial del siglo XVIII, declarado Monumento Nacional, es el entorno mejor preservado de la ciudad.
Surgimiento de una Plaza
Debe su designación al antiguo Convento-Hospital de San Juan de Dios, que se da como concluido en 1728, hoy sede del Centro Provincial de Patrimonio Cultural.
En el altar mayor de la Iglesia San Juan de Dios, que fuera templo conventual, se encuentra la única representación conservada en Cuba de la Santísima Trinidad en forma de tres figuras humanas. Una imagen semejante puede encontrarse en una iglesia virreinal de Lima, Perú.
El antiguo hospital sirvió de breve presidió, en 1822, al francés Jean Laffite, el Pirata del Golfo de México, uno de los más audaces corsarios de inicios del siglo XIX. A inicios de ese año, Laffite fue apresado por las autoridades españolas, que lo condujeron a Puerto Príncipe.
El corsario francés fingió estar muy malherido y fue puesto en la cárcel como un preso cualquiera. Luego, atendiendo a la aparente gravedad de las heridas, fue trasladado a San Juan de Dios. En la noche del 13 de febrero, el Pirata del Golfo aprovechó la oportunidad y se fugó.
A modo de despedida, dejó las muletas que usaba detrás de la puerta, y como prueba de la burla hecha a las autoridades españolas...
El conjunto está también asociado con el fray José Olallo Valdés (1820-1889), el Padre Olallo. Olallo, expósito de la Casa Cuna habanera y hermano de la Orden de San Juan de Dios, dedicó en el hospital más de cincuenta años de su vida a la obra benéfica, como enfermero.
El proceso de su canonización, abierto desde 1989, se encuentra próximo a la conclusión.
En el hospital de San Juan de Dios, el 12 de mayo de 1873, fue expuesto por las autoridades militares españolas, al día siguiente de su caída en combate, el cadáver del mayor general Ignacio Agramonte Loynaz (1841-1873).
Y cien años más tarde, el 11 de mayo de 1973, se rindió tributo al adalid en la Plaza y se entonó, por primera vez, la canción Al Mayor del cantautor Silvio Rodríguez.
El Restaurante-Bar "La Campana de Toledo", del Grupo de Recreación y Turismo "Rumbos", acoge a los viajeros en la tricentenaria plaza. Una antigua casa, construida hacia 1748, que fue restaurada en 1985, y se destinó desde ese año a su uso actual.
Las características arquitectónicas que hoy muestra son las de un inmueble representativo de las viviendas tradicionales principeñas de la segunda mitad del siglo XVIII.
Se le atribuye haber sido residencia de Juan Antonio Alcántara y González, escribano público y de Cabildo entre 1727 y 1763, a quien la tradición señala como natural de Toledo, ciudad que alcanzó fama por la fundación y forja de metales, en especial espadas y campanas. Por ello, aquí los clientes son acogidos y despedidos con un toque de campana, sello distintivo de la instalación.
Fuentes
- Camagüey: Oficina del historiador de la ciudad.
