Profeta Joel

Joel
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NacionalidadJudío
Conocido porProfeta Joel
PadresFatuel
Resultados deportivos
Títulos obtenidosProfeta

Profeta Joel. Joel significa "Jehová es Dios", es de los llamados «profetas menores», hijo de Fatuel.

Nacimiento

Joel, profeta de Judá e hijo de Fatuel.

Vida y Obra

Personalidad del Profeta

Joel significa "Jehová es Dios", es de los llamados «profetas menores». El comienzo del libro de Joel (=Jl) aporta el único dato conocido acerca de la personalidad del profeta: «Joel hijo de Petuel» (1.1). Fuera de esto, no existe noticia alguna que permita saber cuándo ni dónde vivió Joel, ni cuál fue su lugar de origen o su edad y actividad. Semejante falta de información biográfica ha dado pie a diversas conjeturas relativas a la época en que el profeta ejerció su ministerio y, por tanto, relativas a las gentes a quienes dirigió su mensaje o a las naciones a las que hizo referencia.

Tan solo algunos velados indicios puestos al descubierto por el análisis literario del texto, permiten suponer que Joel predicó en fechas posteriores al exilio en Babilonia, quizás alrededor del año 400 a.C. Se puede pensar que el desastre del año 586 a.C., con la destrucción de Jerusalén y la cautividad babilónica de sus habitantes (2 R 25.1–26), está presente en la mente de Joel cuando anuncia el castigo divino contra las naciones que «esparcieron» a Israel, «repartieron» la tierra de Judá, enviaron al destierro a los habitantes de Jerusalén y hasta los vendieron como esclavos a los griegos (3.2–6). En apoyo de esta hipótesis puede observarse también que, según Joel, la autoridad en Jerusalén está en manos de los ancianos y de los sacerdotes. Ya no la asume el rey ni descansa en los funcionarios de la monarquía, institución que este libro no menciona.

A diferencia de los profetas anteriores al exilio, Joel se une en su mensaje al dolor de los sacerdotes, porque del Templo ha desaparecido «la ofrenda y la libación» (1.9), es decir, porque se ha interrumpido la actividad cúltica junto con todo lo que ella implica (1.9, 13, 14, 16; 2.14–15). En este libro parecen resonar las palabras de algunos de aquellos profetas preexílicos: Cf. 1.15 con Is 13.6; 2.32; Abd 17; 3.16; Am 1.2; 3.18; Am 9.13.

Joel, autor del Libro que lleva su nombre

Judá, la escena para el libro, es devastada por una gran horda de langostas. Esta invasión de langostas destruye todo – los campos de grano, los viñedos, los jardines, y los árboles. Joel describe simbólicamente a las langostas como la marcha de un ejército humano, y ve todo esto como el juicio divino viniendo contra la nación por sus pecados. El libro se destaca por dos grandes eventos. Uno, es la invasión de langostas, y el otro, el derramamiento del Espíritu. El cumplimiento inicial de esto es citado por Pedro en Hechos 2, habiendo tenido lugar en Pentecostés.

Versos Clave

Joel 1:4, “Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado.”

Joel 2:25, “Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros.”

Joel 2:28, “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.”

Resumen

Una terrible plaga de langostas es seguida por una severa hambruna a través de la tierra. Joel usa estos acontecimientos como catalizador para enviar palabras de advertencia a Judá. A menos que la gente se arrepienta rápida y completamente, los ejércitos enemigos devorarán la tierra como lo hicieron los elementos naturales. Joel exhorta a todo el pueblo y a los sacerdotes de la tierra a ayunar y humillarse mientras buscan el perdón de Dios. Si ellos respondieren, habrá renovadas bendiciones materiales y espirituales para la nación. Pero el Día del Señor se acerca. En este tiempo, las temidas langostas, parecerán como mosquitos en comparación, mientras todas las naciones reciben Su juicio.

El tema principal del libro de Joel, es el Día del Señor, el Día de la ira y del juicio de Dios. Este es el Día en el cual Dios revela Sus atributos de ira, poder y santidad, y es un día terrible para sus enemigos. En el primer capítulo, el Día del Señor es experimentado históricamente por la plaga de langostas sobre la tierra. Capítulo 2:1-17 es un capítulo transicional, en el cual Joel usa la metáfora de la plaga de langostas y la sequía para renovar un llamado al arrepentimiento. Los capítulos 2:18-3:21, describen el Día del Señor en términos escatológicos y responde al llamado al arrepentimiento, con profecías de restauración física (2:21-27), restauración espiritual (2:28-32), y restauración nacional (3:1-21).

Referencias Proféticas

Siempre que en el Antiguo Testamento se habla del juicio por el pecado, ya sea un pecado individual o nacional, se profetiza el advenimiento de Jesucristo. Los profetas del Antiguo Testamento advierten continuamente a Israel que se arrepienta, pero aún cuando ellos lo hicieron, su arrepentimiento estaba limitado a la observancia de la ley y a las obras. Los sacrificios de su templo eran solo una sombra del último sacrificio, ofrecido una vez y para siempre, el cual vendría a la cruz (Hebreos 10:10). Joel describe el último juicio de Dios, el cual sucederá en el Día del Señor, diciendo “...grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?” (Joel 2:11). La respuesta es que nosotros, por nosotros mismos, nunca podremos soportar tal suceso. Pero si hemos puesto nuestra fe en Cristo para la expiación de nuestros pecados, no tenemos nada que temer del Día del Juicio.

Aplicación Práctica del mensaje profético

Sin arrepentimiento, el juicio será duro, total, y seguro. Nuestra confianza no debe estar en nuestras posesiones, sino en el Señor nuestro Dios. A veces, Dios puede usar la naturaleza, el dolor, u otros sucesos comunes para acercarnos a Él. Pero en Su misericordia y gracia, Él ha provisto el plan definitivo para nuestra salvación –Jesucristo, siendo crucificado por nuestros pecados y cambiando nuestro pecado por Su perfecta justicia (2 Corintios 5:21). No hay tiempo que perder. El juicio de Dios vendrá de repente, como un ladrón en la noche (1 Tesalonicenses 5:2), y debemos estar preparados. Hoy es el día de salvación (2 Corintios 6:2). “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” (Isaías 55:6-7). Solo apropiándonos de la salvación de Dios, podremos escapar de Su ira en el Día del Señor.

Fuente