Protocolo de Minnesota

Protocolo de Minnesota
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Creación1989
Ratificación1991

El Protocolo de Minnesota, también llamado Protocolo Modelo para la Investigación Legal de las Ejecuciones Extralegales, Arbitrarias o Sumarias, es un acuerdo al que llegó un grupo internacional de abogados, expertos en ciencias forenses y expertos en derechos humanos, adoptado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que proporciona métodos de investigación, propósitos, procedimientos de investigación, y procesamiento de pruebas.[1]

Antecedentes

Las ejecuciones que se sospeche que son extralegales, arbitrarias o sumarias pueden investigarse con arreglo al derecho nacional o local, vigente y culminar en procedimientos penales. Sin embargo, en algunos casos los procedimientos de investigación pueden resultar inadecuados debido a la falta de recursos y conocimientos o a que el organismo encargado de realizar la investigación puede ser parcial. De ahí que sea menos probable que prosperen esos procedimientos penales.
Fragmentos de la introducción del documento[2]

La primera versión del protocolo fue elaborada en 1991 bajo el título de Manual de la ONU para la prevención efectiva y la investigación de ejecuciones extralegales, arbitrarias y sumarias, que acompañó a los Principios de la ONU sobre prevención efectiva y la investigación de ejecuciones extralegales, arbitrarias y sumarias, aprobado en 1989. Desde entonces el protocolo ha sido revisado en sucesivas ediciones.

Norma

Adoptada por la Organización de Naciones Unidas, y junto con al Protocolo de Estambul (1999) sirven de guía y consta de una serie de estándares de prácticas para determinar si la víctima fue objeto de una ejecución extralegal, arbitraria, sumaria o sufrió golpes, colgamiento, descargas eléctricas u otros métodos de tortura.[3]

No se aplica en todas las autopsias, se aplica cuando existen circunstancias particulares.

Está orientado a casos en los que se investigan crímenes de lesa humanidad o en los que exista presunción de ejecución por parte de agente del estado, buscando evitar que los funcionarios sospechados puedan actuar o influir en la investigación.

Aunque no es un documento jurídicamente vinculante, el Protocolo de Minnesota es una costumbre internacional. Un fuerte impulso recibió cuando la extinta Comisión de las Naciones Unidas sobre Prevención y Control del Delito adoptó este protocolo luego de que fuera aprobado por la Asamblea General en su resolución 44/162 del 15 de diciembre del 1989.[4]

La sección B establece varios objetivos de la investigación, incluyendo la identificación de la(s) víctima(s), la recuperación y preservación del material probatorio para ayudar en el enjuiciamiento de los responsables, y el hecho de llevar "el presunto perpetrador(es) ante un tribunal competente establecido por la ley".

El protocolo recomienda constituir una comisión investigadora independiente, con recursos y facultades suficientes, así como la posibilidad de recurrir a la ayuda de expertos internacionales en ciencias jurídicas, médicas y forenses.

Los investigadores "deben contar con personal técnico y administrativo idóneo así como con acceso a asesoramiento jurídico imparcial para garantizar que la investigación produzca pruebas admisibles" además de "recibir la plenitud de recursos y facultades de los gobiernos".

Protocolo de autopsia

Incluye un modelo de autopsia y otro modelo de exhumación y análisis de restos óseos, para que sea seguido no sólo por los profesionales que las realicen, sino también por las partes involucradas, los periodistas, la ciudadanía y en general todos los observadores, con el fin de aumentar la transparencia del proceso.

Con respecto al protocolo de autopsia, se incluye una lista amplia de pasos que un examen forense básico de autopsia debería seguir en la medida de lo posible con los recursos disponibles.

El uso de este protocolo permite una resolución pronta y definitiva de casos potencialmente controvertidos y pone fin a la especulación y las insinuaciones estimuladas por preguntas no respondidas, o respondidas sólo parcial o malamente en la investigación de una muerte aparentemente sospechosa.

La autopsia realizada después de una muerte controvertida debe ser minuciosa. La documentación y constancia de las conclusiones de la autopsia deben ser igualmente minuciosas con el fin de permitir el uso significativo de sus resultados.

Algunos de los pasos que sugiere el protocolo para la autopsia:[5]

1. Investigación de la escena: El prosector o los prosectores y los médicos forenses deben tener el derecho a acceso a la escena en que se haya encontrado el cadáver. Debe notificarse inmediatamente al personal médico para asegurarse de que no se produzcan alteraciones del cadáver. Si se niega el acceso a la escena, si se altera el cadáver o si se retiene información, el prosector debe dejarse constancia de ello en su informe.

Debe establecerse un sistema para coordinar la labor de investigadores médicos y no médicos (por ejemplo, organismos encargados del cumplimiento de la ley). En él se deben resolver problemas como la forma en que se notificará al prosector y quién estará encargado de dirigir las actuaciones. La obtención de ciertos tipos de pruebas suele ser el papel de los investigadores no médicos, pero los médicos forenses que tienen acceso al cadáver en el lugar de la muerte deben tomar las siguientes medidas:[6]

a) Fotografiar el cadáver en la manera en que fue hallado y después de haber sido movido;

b) Dejar constancia de la posición y condición del cadáver, incluida su temperatura, lividez y rigidez;

c) Proteger las manos del occiso, por ejemplo, con bolsas de papel.

d) Tomar nota de la temperatura ambiente. En los casos en que se ignore el momento de la muerte, debe dejarse constancia de la temperatura rectal, o se deben recoger los insectos presentes para estudio entomológico forense. El procedimiento aplicable dependerá de la extensión del intervalo aparente entre la muerte y la autopsia;

e) Examinar la escena en busca de sangre, ya que esta puede resultar útil para identificar a los sospechosos;

f) Dejar constancia de la identidad de todas las personas que se encuentren en el lugar;

g) Obtener información de los testigos que se hallen en el lugar, incluidos los últimos en ver vivo al occiso, la oportunidad, el lugar y en que circunstancias lo hicieron. Entrevistar a todo el personal médico de emergencia que pueda haber tenido contacto con el cadáver;

h) Obtener la identificación del cadáver y otra información pertinente de amigos o parientes. Obtener el historial médico del occiso de su médico y la documentación de hospitales, incluida cualquier intervención quirúrgica anterior, uso de alcohol, medicamentos o drogas, intentos de suicidio y hábitos;

i) Poner el cadáver en una bolsa apropiada o su equivalente. Conservar esta bolsa una vez que se extraiga el cadáver de ella;

j) Guardar el cadáver en un lugar refrigerado seguro de manera que no se pueda interferir con el cadáver ni con las pruebas;

k) Asegurarse de que los proyectiles, armas de fuego, cuchillos y cualquier otro tipo de armas se encuentre disponible para su examen por el personal médico encargado;

l) Si el occiso estuvo hospitalizado antes de la muerte, obtener los datos relativos a su admisión o especímenes de sangre y todas las radiografías y examinar y resumir los registros del hospital;

m) Antes de iniciar la autopsia, familiarizarse con los tipos de tortura o de violencia que predominan en ese país o localidad.[6]

2. Autopsia: Durante la autopsia debe seguirse el protocolo siguiente:[6]

a) Dejar constancia de la fecha, la hora de iniciación y término y el lugar de la autopsia (una autopsia compleja puede tardar hasta un día entero de trabajo).

b) Dejar constancia del nombre (o los nombres) del prosector (o de los prosectores), el o los asistentes participantes y todas las demás personas presentes durante la autopsia, incluidos los títulos médicos o científicos y las afiliaciones profesionales, políticas o administrativas de cada uno. Debe indicarse la función de cada persona en la autopsia, y debe designarse a una persona para que oficie de prosector principal, quien dirigirá la realización de la autopsia. Los observadores y demás miembros del equipo estarán sujetos a la dirección del prosector principal y no deberán interferir en sus funciones.

Debe dejarse constancia del tiempo en que cada persona se encontró presente durante la autopsia. Se recomienda el uso de una hoja en que se deje constancia de la presencia mediante la firma de cada persona.

c) Es fundamental contar con fotografías adecuadas para documentar detalladamente las conclusiones de la autopsia (el protocolo detalla cómo deben ser estas fotografías).

d) Radiografiar el cadáver antes de extraerlo de su bolsa o envoltorio. Deben repetirse las radiografías tanto antes como después de desvestir el cadáver. Puede hacerse también fluoroscopía. Fotografiar todas las películas de los rayos X (el protocolo da detalles de qué radiografías se deben realizar).

e) Antes de desvestir al cadáver, examinar el cadáver y las vestimentas. Fotografiar el cadáver vestido. Dejar constancia de toda joya;

f) La vestimenta debe extraerse cuidadosamente y depositarse encima de una sábana o bolsa de cadáver limpia. Dejar que se seque la vestimenta si está ensangrentada o húmeda. Describir la vestimenta que se saque y ponerle una etiqueta permanente. Colocar las vestimentas bajo la custodia de una persona responsable o conservarlas, por cuanto pueden ser útiles como prueba o a los efectos de la identificación.[6]

Examen externo e interno

El protocolo destaca que el examen externo, centrado en la búsqueda de pruebas externas de lesiones, es, en la mayoría de los casos, la parte más importante de la autopsia. Sobre este punto se destacan pasos importantes a llevarse a cabo, como fotografiar todas las superficies, describir y documentar los medios utilizados en la identificación, dejar constancia del grado, ubicación y fijación de la rigidez cadavérica; tomar nota de la temperatura corporal y del estado de preservación; tomar nota de todos los cambios de la descomposición, como los desplazamientos de la piel, entre otros aspectos importantes.[7]

El examen interno apunta a determinar la presencia de pruebas internas de lesiones, y debe aclarar y ampliar el examen externo.[7]

Se debe realizar el examen ya sea por regiones o sistemas del cuerpo, incluidos los sistemas cardiovascular, respiratorio, biliar, gastrointestinal, retículoendotelial, genitourinario, endocrino, muscular y nervioso central e incluye un examen minucioso de todos los órganos del cuerpo que está bajo análisis.[7]

Se hacen todos los exámenes toxicológicos y guardar parte de las muestras examinadas para permitir su reexamen.

Deben guardarse, pruebas como proyectiles, perdigones y fibras que puedan hallarse durante la autopsia, la vestimenta, las uñas y las raspaduras debajo de ellas, entre otras.[7]

Al concluir el informe de la autopsia deben resumirse las conclusiones y la causa de la muerte. Ello debe incluir las observaciones del prosector en que se atribuyan las lesiones o traumas externos, intervenciones terapéuticas, cambios posteriores al deceso o a otras causas. Debe hacerse un informe completo a las autoridades competentes y a la familia del occiso.[6]

Fuentes

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