Escitas

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Los escitas
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Los escitas. Uno de los primeros pueblos en dominar la guerra a caballo. En el siglo IX AC asolando dinastía Zhou de China.

Orígenes

En el siglo VIII AC, el emperador chino Hsüan o Xuan del imperio Zhou (827-782 AC) emprendió una ofensiva militar contra los ”bárbaros occidentales”, expulsándoles de sus territorios lo que provocó una oleada de emigración hacia el oeste. Tuvieron poco éxito luchando contra estos nómadas y una parte se dirigió hacia Bactria dando lugar a los escitas sakas o shakas y otra parte siguió a los territorios ocupados por los cimerios, que se encontraban en las estepas Pónticas al norte de Crimea, expulsándoles de allí, una parte de los cimerios cruzó el Caucaso y se dirigieron a Urartu, otra parte se dirigieron a las llanuras Húngaras. Costumbres No concebían la vida sin el caballo, adornaran las colas de sus caballos trenzándolas de modo que parecieran un manojo de serpientes. Un escita rico podía llevarse a la tumba hasta cien caballos. También los utilizaban como alimento, comiendo su carne y ordeñando a las yeguas para fabricar quesos y kumi (una bebida alcohólica a base de yogur).

Viviendas

Vivían en chozas de ramas montadas sobre sus carros de macizas ruedas, en constante movimiento entre el Danubio y el Don o mucho más lejos. Las chozas eran redondas o rectangulares, de generosas proporciones, de dos o tres habitaciones. Sus paredes generalmente eran de mimbre, pero también las construían con ramas atadas con correas, y las revestían con barro o fieltro para protegerse de las lluvias y la nieve. Las más pequeñas se desplazaban sobre 4 ruedas y las de mayor tamaño sobre 6, siendo arrastradas por bueyes.

División sexual

Cada hombre tenía gran cantidad de esposas y éstas su comitiva. Las cortes de los ricos parecían mercados, donde la menos importante de las esposas podía llegar a tener unas 20 casas rodantes para sus sirvientes. La poliginia tenía razones económicas. Los hombres se ocupaban de la caza y la guerra, mientras que las mujeres se ocupaban de los animales, la generación de alimentos, construcción de las casas, el curtido de pieles, con los que hacían ropas y zapatos, y otros elementos con los que también comerciaban.

Tumbas

Sus tumbas eran sumamente visibles, ya que enterraban a sus muertos resaltando su ubicación apilando tierra y rocas para formar montículos (kurganes), confiando en que sus enemigos no molestarían a sus muertos en su última morada, dado el temor que suscitaban los escitas a aquellos a quienes sometían.

Documentos

Como desconocían la escritura, no se cuenta con documentos escitas, pero se los reconoce históricamente por las descripciones hechas por Herodoto, Hipócrates y otros. Estos escritores han descrito de igual manera a diversas tribus con similar comportamiento, sobre todo en sus tradiciones funerarias, de las cuales se conoce la gran pompa que exhibían al momento de enterrar a sus reyes o personajes importantes. Entonces, el término escita no designa a un único pueblo, sino a numerosos grupos de individuos que compartían una cultura común. Entre estos se distinguen los masagetas, Dohas, Getas, Saka, etc.

Salvajes y sanguinarios

Los escitas fueron considerados por sus enemigos como los más salvajes y sanguinarios guerreros de la época, se ganaron a pulso esa reputación pues, tomaban la sangre de sus víctimas, las despojaban de su piel y con ella elaboraban vestimentas, se adornaban con pieles y cabezas humanas como trofeos, con la piel de la mano derecha cubrían el goryto o carcaj y destinaban la piel del tronco para confeccionar estandartes. Una mujer no se podía casar hasta no haber matado a un enemigo y beber una copa de su sangre. Cultivaban cáñamo (cannabis) para hacer sus ropas con sus semillas, quemadas en saunas, se daban baños de humo que “les hacían proferir exclamaciones de placer”. No se lavaban de otra manera. Y para vestir, teñían sus ropas y portaban abalorios. Sus escudos se decoraban con estilizados motivos de ciervos y otros animales de las llanuras. Cuando un rey escita moría, era vaciado y rellenado de incienso y especias, y embalsamado de esta guisa, se hacía una gran fosa y se le enterraba con sus armas y luego se tapaban, haciendo montículos o kugán. Además, hasta cincuenta de sus sirvientes eran estrangulados junto a sus caballos. Luego se vaciaban sus tripas y se rellenaban con paja, y se les empalaba a soportes, de manera que quedaban como “guardianes” de ultratumba alrededor del túmulo de su rey. Algunas tribus escitas no enterraban a sus muertos y esperaban que los buitres se los comieran y si esto ocurría era un augurio de bienestar para la tribu.

Armamento

Los escitas eran grandes jinetes, y en la guerra, eran temibles arqueros a caballo. Tantos hombres como mujeres montaban en pantalones específicamente diseñados para montar a caballos, y ambos debían dominar el disparar hacia atrás mientras iban a galope, lo que se conocieron posteriormente como el disparo parto.

Sillas escitas

Desarrollaron la silla rígida, que se componía de tres partes, el asiento de borreguillo o piel de oveja con relleno de pelo de ciervo, el armazón compuesto del arco delantero y trasero que eran antenas de ciervo o ramas de madera, unido a unas tablas laterales que tenían como misión distribuir el peso, y finalmente la sudadera o almohadilla, que servía para evitar lesiones al caballo. Estaba decorada con dibujos repujados en el cuero, adornado con colgantes de hueso y bronce.

El arco

El arco escita, más bien pequeño para poder ser utilizado cómodamente a caballo, compuesto de madera, hueso y tendones de animales, era recurvo o de doble curvatura, era un arma formidable. Portaban un característico carcaj llamado “gorytos”, que contenía 75 flechas

Espadas escitas

Las espadas escitas “akinakes” en un principio medían unos 70 cm de largo en total, y fueron evolucionando con el tiempo: de una hoja recta de dos filos se fue cambiando a una hoja en forma de triángulo isósceles, de un solo filo, y finalmente se curvaron dando origen a los sables. Las empuñaduras y las hojas estaban profusamente decoradas. Algunas eran auténticas obras de arte. También empleaban dagas con una longitud de 34 cm y que tenían una forma similar.

Las Jabalinas o lanzas

Las jabalinas o lanzas cortas tenían una longitud de 1,70 a 1,80 m, y se usaban indistintamente para acometer o para arrojar. Las utilizaban también para la caza y eran capaces de matar con ellas a 30 m. La longitud de la punta variaba entre 30 a 72 cm. Las mujeres solían luchar junto a los hombres, y no era infrecuente que hubiera reinas guerreras entre los escitas. En un sistema táctico que no dependía de la fuerza física propia, sino más bien de la maestría como jinetes

Tácticas

La mayoría de sus efectivos eran caballería ligera constituida por jinetes arqueros con poca protección, la infantería la constituía los más pobres, la caballería pesada la constituía los príncipes locales y sus escoltas que iban bien protegidos y que eran profesionales.


Fuentes