Punto de Control Aduanero Vita

Punto de Control Aduanero Vita
Información sobre la plantilla
Institución con sede en Bandera de Cuba Cuba
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Punto de Control Aduanero perteneciente al municipio de Rafael Freyre, provincia Holguín.
Siglas o Acrónimo:PCA Vita
Fundación:Tiene sus antecedentes históricos en 1915 y 1920.
País:Bandera de Cuba Cuba
Sede:Aduana Holguín
Dirección:Municipio Rafael Freyre, Consejo Popular Vita.

Punto de Control Aduanero Vita. Punto de Control Aduanero, ubicado en el litoral de Vita, del Municipio Rafael Freyre, tiene sus antecedentes históricos entre los años 1915 y 1920 en que Vita fue fundada como una sub-delegación perteneciente a la Villa de Gibara, con una plantilla de tres aduaneros. Tiene la misión de proteger a la sociedad del tráfico ilegal de armamentos, explosivos, drogas y sustancias químicas precursoras, objetos del patrimonio cultural, especies protegidas y proteger a la economía cubana, mediante el control del cumplimiento de la política comercial, el enfrentamiento a la evasión y elusión fiscal y a otros fraudes económicos. Recopilar, procesar y brindar las estadísticas del comercio exterior. Recaudar los ingresos al presupuesto, establecidos en la política fiscal del estado cubano.

Historia

El surgimiento de la Aduana de Vita está muy ligado a la habilitación del puerto y este a su vez a la fundación del Central Santa Lucía, creado en los inicios del siglo XX y por donde eran exportadas el azúcar y las mieles que producía y se importaba, entre otras cosas, el carbón de piedra y las piezas de repuesto para el ingenio azucarero y las máquinas de vapor usadas para el remolque de las planchas y carros de línea que abastecían de materia prima al central y transportaban los productos terminados hasta el muelle para ser embarcados, fundamentalmente, hacia los Estados Unidos.

La Aduana tenía como misiones la recaudación de impuestos, el control y despacho de las embarcaciones, garantizar el orden interior del puerto y del pequeño poblado de Vita y además, asumía las funciones de la Capitanía de Puerto, en fin, para entonces, era la máxima autoridad en el puerto y sus alrededores. Junto a la Oficina de la Aduana, su administrador tenía la vivienda, además poseía un motor de línea para trasladarse por todo el territorio hasta Gibara y Holguín y un yate de recreo atracado al fondo de la casa - oficina, obsequiados por el dueño del central Rafael Lucas. En 1940 el Administrador de la Aduana contaba con tres aduaneros, Manolo González, Manolo Fernández y Francisco Leyva. Personal que ocho años más tarde logró decomisar un cargamento de 5 950 proyectiles calibre 38, siendo depositado en el juzgado de Gibara.

A partir del triunfo de la Revolución, Vita se mantuvo subordinada a la Aduana de Gibara, en 1961 estuvo ubicada cerca del Astillero de esa localidad, con los inspectores Fernando Cagigal (hermano de Atanagildo Cagigal mártir de las Pascuas Sangrientas), Enrique Claro, más conocido por el pinto y Rafael Rolando Leonel Piña González, quién se mantuvo como aduanero hasta 1988 en que se jubiló. Estos inspectores de Aduana se trasladaban desde Gibara hasta Vita para atender las operaciones que ocurrían por este puerto y también al embarcadero de Boca de Samá, que hoy pertenece a Banes, por allí arribaban al año unos 28 lanchones que cargaban plátano guineo, malta y ron con destino a Nassau, en las Bahamas, operaciones que duraron hasta el año 1970.

Poco después y hasta 1964 la Aduana de Gibara pasó a subordinarse a Puerto Padre, comenzando a pertenecer a la Delegación de Camagüey, con tres Inspectores, dirigidos por el Chino Hidalgo, el Jefe en el Puerto controlaba a Gibara, Vita y Boca de Samá, en caso necesario se trasladaba a Puerto Padre el inspector Esteban Bermúdez y Arbelio Romero a Manatí. Las operaciones de Gibara fueron despareciendo al desplazarse hacia el puerto de Vita convertido en un Distrito de la Aduana de Antilla en 1965 con una plantilla integrada por cuatro Inspectores. Con la nueva División Política Administrativa que sufre el país, en 1976 quedó al frente de dos inspectores en vez de cuatro, ellos eran Pedro Rojas Chaviano y Wilson Oliver Guerrero.

Para entonces el local que ocupaba la Aduana era una pequeña oficina ubicada en el muelle de Vita, local que actualmente ocupa la oficina de tarja de dicha entidad. En 1979 las operaciones por el puerto de Vita cobraron importancia de nuevo, pues aunque decrecen las exportaciones de azúcar, creció las importaciones de productos del ex campo Socialista, al llegar al puerto alimentos para humanos y animales, materiales de la construcción, láminas de acero, estructuras metálicas, en fin, cerca de 120 000 TM de mercancías de importación y unas 60 000 TM de cabotaje al año.

El incremento dentro del trabajo portuario trajo aparejado la necesidad del aumento en la plantilla, ingresando como nuevo personal de la Aduana Javier Marrero y Gustavo Sánchez Pérez, este último, enviado a un curso en un lugar conocido por el Mosquito en el Mariel, constituyendo de esta forma, el primer antecedente del proceso de capacitación del personal de Vita. A su regreso fue nombrado como Jefe de los cuatro Inspectores existentes en la Aduana, dentro de los cuáles se encontraba Willians Artigas Caballero.

Con esa plantilla permaneció la Aduana de Vita hasta 1984 en que causan baja tres trabajadores, Willians, Wilson y Pedro Rojas, al pasar a la atención de los vuelos Internacionales por el aún Aeropuerto Nacional Frank País de Holguín, junto a las Inspectoras Yamila y Esperanza, quienes se encontraban al frente del correo de importación y exportación. A su partida ingresa un personal nuevo, entre ellos Armando Portelles Chacón, además de Odel Chacón, un año más tarde lo hacen Ileana García Durá y Milagros Guillén y en 1986 Jorge Pérez Coba y Rosell Rodríguez Herrera, en un contrato a prueba por 60 días que solo fue superado por Rosell, quedando entonces formada la plantilla por nueve trabajadores que ocuparán los cargos de Jefe, dos inspectores y seis inspectores auxiliares. Plantilla que aumentó a trece trabajadores un año más tarde, en 1987, ingresando a ella Daniel Leiva Leiva, Alberto Parra Rodríguez y Jorge Luís Portelles Peña, y en 1988 al retirarse Rafael Piña, después de veintisiete años de trabajo, lo hace Miguel Calzadilla González.

En esa época, incluyendo al jefe, todos los aduaneros tenían 9no grado de escolaridad, salvo Ileana y Milagros que estaban estudiando y alcanzaron el 12 grado en la Facultad Obrera Campesina y Rosell, que en el mes de septiembre de 1988 se designó a estudiar en el Instituto Nacional de Formación Aduanera en La Habana y luego, al año, alcanzó el título de Técnico Medio en Aduana, siendo el primer aduanero de Vita en adquirir esa categoría, hasta el curso 89/90 que también lo obtuvo Ileana García Duran.

Para 1994, en pleno período especial y por la propia situación económica que atravesaba el país, decrece considerablemente el comercio por el puerto de Vita, trayendo aparejado para la Aduana una reducción de plantilla a cuatro trabajadores, oscilando la plantilla de esta forma hasta septiembre de 1999 en que creció, con la incorporación de un Técnico Canino de Droga, Norge Ferrás Ramos junto al Can Micht, a contándose por vez primera con ese tipo de técnica en la aduana de Vita. En el año 2003 Ferrás fue sustituido por Daniel Bruzón Reynaldo con el mismo perro hasta el año siguiente en que continúa Ramón Alberteris Zaldivar.

Con la fundación de la Marina Internacional a partir del año 2000 y la recuperación del puerto, el nivel de operaciones de la Aduana de Vita se incrementa, sobre todo, en los almacenes de primer destino, ello provoca la necesidad de contar con más personal para el control y enfrentamiento, situación que quedó resuelta en el año 2006 al aprobarse dos inspectores Domingo Darío Ruedas Chacón y Josué Danger, para atenderlas mejor, así como las realizadas por Antilla. No obstante Danger no se incorporó hasta el 2009 debido a que se encontraba apoyando el trabajo en el Área de Despacho Mercantil Moa, posteriormente se incorporan además, los trabajadores Fernando Cagigal, Rafael Piña, Gustavo Sánchez Pérez, Ramón González Almaguer y George Figueredo Silva.

En la actualidad el Punto de Control Aduanero (PCA) de Vita, subordinado a la Aduana de Holguín, tiene como misión el control y la ejecución de la política aduanera y toda la actividad operativa que se genera por la Marina Internacional y los Puertos de Vita y Antilla, en cuanto al despacho de los medios de transporte internacional (MTI), Viajeros y Cargas, en función, primero que todo, de la protección de la Sociedad Socialista, la economía, la recaudación fiscal, además de garantizar el flujo informativo hacia la dirección de la Aduana de Holguín, amparado en el Decreto Ley 162/1996 de Aduanas y su reglamento decreto No. 277/2005.

Y como parte de su misión principal da respuesta a cualquier situación de competencia de la Aduana que ocurra en la costa norte desde Caletones en Gibara hasta la Bahía de Nipe en Antilla, puesto que tiene bajo su jurisdicción el territorio del Municipio de Gibara, Rafael Freyre, Banes y Antilla. Esa labor es realizada por el Punto de Control Aduanero de Vita en la actualidad, con una plantilla igual a la de antaño, de cuatro compañeros, pero con la diferencia de que este personal ya poseen un nivel cultural alto.

Véase también

Fuentes

  • Rubidalia Rivero Durán, Especialista B en Gestión de los Recursos Humanos, Aduana Holguín. Libro de Datos Históricos. [citado 2011 julio, 1].