Río San José de Azapa

Río San José de Azapa
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Rio San Jose1.jpeg
País(es) que atraviesaBandera de Chile Chile
Longitud128 km
Superficie de la cuenca3070 km2
DesembocaduraOcéano Pacífico

Río San José de Azapa. Río Chileno ubicado al norte del país, en la llamada zona árida región de Atacama

Historia

Este río ha sido aprovechado por el hombre desde tiempos inmemoriales como única forma de obtener agua y riego para las escasas tierras cultivables de la zona, debido a que las otras fuentes (camanchaca, lagunas y oasis) se pierden por evaporación, infiltración o porque llegan a suelos salinos no aptos para la agricultura.

Primera zona hidrográfica

Ríos de régimen esporádico de la zona árida de Chile. Ubicada en el norte grande del país y parte de la región de Atacama, es una zona de excesiva aridez, que presenta ríos con caudales intermitentes durante todo el año. Aquí las cuencas están condicionadas por el relieve, recibiendo su principal aporte de agua de las lluvias altiplánicas; de esta forma se definen en esta zona sistemas hidrográficos exorreicos, con escurrimientos permanentes, esporádicos, endorreicos, y sistemas arreicos.

Manejo de la cuenca San José de Azapa

El manejo de cualquier cuenca hidrográfica no puede ser el resultado de acciones puntuales e irregulares en el tiempo. Dicho manejo requiere un esfuerzo sostenido que mantenga "en construcción" la cuenca, no solo para reponer lo dañado por percances ocasionales, sino para avanzar en dominar –o por lo menos mitigar– los fenómenos, tanto los naturales como aquellos producidos por acción humana. En este sentido, cabe señalar que las recientes discusiones locales y regionales sobre "la mejor solución" para las bajadas del río San José, centradas en una disyuntiva de proyecto entre múltiples barreras en el cauce o la construcción de una gran represa, desde ya revela un desconocimiento acerca de los conceptos básicos en torno al manejo de una cuenca.

No obstante lo anterior, en la historia del desarrollo de la cuenca San José han habido muchas acciones realizadas por el hombre, algunas con fines específicas de explotación (Trasvase de cuenca|trasvase, riego, bombeo de aguas subterráneas, etc.), otras con fines de manejo de determinadas áreas. Estas últimas, desde lejos, han sido las que menos se han desarrollado y con menor sostenibilidad en el tiempo.

En principio, se pueden mencionar cuatro áreas de manejo de la cuenca, tres de ellas concebidas comúnmente y la cuarta, raras veces visualizada, relacionada con los problemas de contaminación de las playas alrededor de la desembocadura del río.

Cuenca alta

El manejo de la cuenca alta, como área de captación de recursos hídricos, normalmente no enfrenta problemas de orden Fluvial|fluvial, sino más bien trata de reducir la escorrentía superficial de las aguas y la consiguiente erosión de los suelos. Para ello, habrá que identificar (localizar) las áreas críticas de escorrentía y de erosión. Pues, las cuencas (altas) representan normalmente grandes superficies, imposibles de ser tratadas en su totalidad.

En las áreas críticas se podrán implementar varias medidas de control, como son por ejemplo: zanjas de infiltración, cercos vivos, control de catarata, reforestación, etc. Varias de estas medidas han sido experimentadas por instituciones.

Si bien la cuenca del San José se ubica en una zona desértica, aparentemente las posibilidades de reforestación con especies nativas —resistentes y de poca demanda de agua, como el qeñua o el qollo— son más promisorias de lo que comúnmente se estima. Según información, pruebas de germinación y de plantación han dado resultados bastante satisfactorios.

Como impactos positivos de un plan de manejo de áreas críticas en la cuenca alta se encuentran los siguientes:

  • Mayor infiltración de aguas precipitadas, reduciendo la erosión de suelos y el arrastre de partículas sólidas hacia cauces fluviales.
  • Mayor recarga de las napas freáticas que alimentan la cuenca media y baja.
  • Mayor desarrollo de la flora y fauna, mejorándose el hábitat silvestre de especies que hoy en día recurren a plantaciones agrícolas como una de las escasas alternativas alimenticias.
  • Mejor base de recursos para el desarrollo de actividades productivas en la zona precordillerana.
  • Mejoramiento paisajístico, aportando al potencial de oferta turística.

Cuenca media

La cuenca media del río San José es bastante encañonada, lo cual reduce y dificulta las opciones de manejo. La idea de construir un embalse se descarta por varias razones:

  • Por las características geológicas no favorables para una represa en la zona (mayormente sedimentos compactados no rocosos).
  • Por la desfavorable relación entre volumen de agua represable versus volumen de construcción requerido para la represa. Para ser efectiva, la represa requiere un volumen útil de agua no menor a 20 millones de metros cúbicos, demandando un volumen de construcción del muro de varios millones de metros cúbicos ("rock fill").
  • La gran cantidad de sedimento arrastrado por el río afectaría negativamente la vida útil y el volumen útil de la represa.
  • De detenerse y de sedimentarse en la represa los sólidos arrastrados por el río, este material ya no podría ser aprovechado en el mejoramiento de los suelos agrícolas en el valle Azapa, mediante el método de inundación/sedimentación/lavado de las chacras que hace tiempos se aplica en el valle.
  • El rendimiento hídrico de la cuenca del río San José es reducido y se presenta muy irregular en el tiempo. Por lo tanto, las descargas máximas demandan un desproporcional volumen útil de la represa comparado con el poco rendimiento hídrico promedio anual de la cuenca.

En este sentido, la relación costo–beneficio de una represa en el río San José resultaría muy desfavorable (a diferencia de, por ejemplo, una represa en el río Lluta, cuyo rendimiento hídrico anual arrojaría una relación costo–beneficio más promisoria y potenciaría en mayor grado distintos sectores económicos). Las mejores posibilidades de amortiguar las fuerzas de avenida y de aumentar los tiempos y superficies de infiltración de las aguas superficiales hacia las napas freáticas se encuentran en la combinación de al menos tres medidas: incentivar una mayor derivación de caudal hacia áreas temporalmente inundables, la mantención de tajamares y la construcción de barreras transversales al cauce; estas últimas dos medidas a ser implementadas en forma escalonada a lo largo de la cuenca media y baja. Estas barreras podrán construirse de varias formas: rústicas y fusibles (acumulación de material grueso con maquinaria pesada), en la forma de gaviones, de hormigón ciclópeo simple o utilizando tecnología más avanzada como son los diques inflables ("rubber dams"), propuesta que se viene estudiando en mayor profundidad.

Cuenca baja

La cuenca baja del río San José es constituida básicamente por las áreas urbanizadas a la entrada del valle de Azapa y por el delta sobre el cual se ha extendido la ciudad de Arica. Aquí, las medidas de manejo se refieren básicamente a las protecciones que se requiren implementar (o mejorar) a fin de evitar inundaciones de ciertos sectores, a la evacuación de viviendas construidas sobre taludes con peligro de colapso y en general, a la limpieza y protección permanente del cauce. Así mismo, se precisa una normativa y su constante fiscalización con respecto a dichas medidas y a prohibiciones relacionadas con éstas.

Desembocadura

En el estricto sentido, el espacio marítimo alrededor de la desembocadura del río San José ya no forma parte de la cuenca. Sin embargo, en vista de los fuertes problemas de contaminación de las playas por las aguas de avenida procedentes de la cuenca, no puede obviarse un tratamiento de esta situación, de pretenderse integralidad de acción.

Una propuesta en tal sentido fue elaborada a inicios de 1999 por los autores del presente artículo, denominado "Espigón Turístico Chinchorro".[1] Consiste en la construcción —hacia mar adentro— de un malecón semi—perpendicular a la playa, inmediatamente al margen norte de la desembocadura del río San José, con una longitud inicial no menor a 300 metros como mínimo. Actualmente, en ausencia de tal "dique", las aguas de avenida provenientes del río son arrastradas por la corriente marítima —en una franja de poca profundidad y de 100–200 metros de ancho— hacia la Bahía Chinchorro, produciéndose una especie de confinamiento de la turbiedad a las orillas del mar, sin mayor disipación de dichas aguas turbias con el cuerpo de agua del mar abierto.

El espigón Chinchorro conduciría las aguas de avenida hacia una desembocadura considerablemente más mar adentro, permitiendo además un regular trayecto de sedimentación de partículas antes de que la turbiedad remanente entre y se disipe en mar abierto. Las potenciales funciones del espigón, en términos de mitigación y de desarrollo, son las siguientes:

  • Sedimentación dirigida
  • Desviación de turbidez remanente
  • Dilución hídrica
  • Protección de la bahía
  • Desarrollo deportes náuticos
  • Aporte sinérgico al proyecto turístico Chinchorro
  • Desarrollo de negocios turísticos

Referencias

  1. "El Espigón Turístico Chinchorro: convertir un problema en oportunidad", perfil de proyecto elaborado por J.J. Consultores Asociados; ingresado por Corfo al sistema BIP-FNDR bajo código 20160634-0 (mayo 1999).

Véase también

Enlaces externos

Fuentes