Raúl de Anda

Raúl de Anda
Raul de Anda (actor mexicano).jpg
El Charro Negro fue un actor, guionista y cineasta mexicano.
Nombre realDe Anda Gutiérrez, Raúl
Nacimiento1 de julio de 1908
ciudad de México,
México Bandera de los Estados Unidos Mexicanos
Fallecimiento2 de febrero de 1997 (88 años)
ciudad de México,
México Bandera de los Estados Unidos Mexicanos
Ocupaciónproductor, actor, director y guionista cinematográfico

Raúl de Anda Gutiérrez (Ciudad de México, 1 de julio de 1908 - Ciudad de México, 2 de febrero de 1997) fue un actor, guionista, director de cine y productor mexicano.

Síntesis biográfica

A los diecisiete años se convirtió en charro profesional y viajó durante tres años con su espectáculo en el circo Rigling Brothers & Brabum & Baley por la República Mexicana, Centroamérica, España y los Estados Unidos.

En 1930 después de dejar la charrería se va a Los Ángeles donde participó en pequeños papeles como extra en películas hollywoodenses. Tuvo la oportunidad de conocer algunos compatriotas que tenían interés en el cine, como los hermanos Rodríguez, Carlos L. Cabello y el cubano Ramón Peón, aunque ―a su decir―, tuvo que regresar a México por el desconocimiento del idioma.

En México decidió incursionar en la industria cinematográfica:

Todo empezó en la cafetería de la farmacia del hotel Regis. En los 30 era el centro de mandos de un cine mexicano que cabía cómodamente en sus mesas, manteniéndose de un sándwich y un café por un peso cincuenta centavos. Ahí estaba una generación con ganas de hacer cine a partir de vivencias como extras en Hollywood, en los más afortunados, como actores en las versiones en español del primer cine sonoro estadounidense. Ahí estaban los exvasconcelistas

Alfonso Sánchez Tello, Chano Urueta, Juan Bustillo Oro y Mauricio Magdaleno, los aspirantes a actores David Silva y

Tito Junco.
Raúl de Anda, La larga lucha del Charro Negro

Trayectoria laboral

El charro mexicano.

En 1931 tuvo su primera oportunidad como actor secundario en la película Santa (Dir. Antonio Moreno).

De 1932 a 1935 continuó con sus tareas en esta profesión en las películas Águilas frente al sol (1932), El prisionero trece (1933) y ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935) donde sobresalió su papel como uno de los Leones de San Pablo, en la escena memorable, que como buen charro logra arrebatarle al enemigo, la ametralladora que los estaba diezmando con una lazada certera.

Su debut formal en la producción lo tuvo en 1937 con la película Almas rebeldes, Ópera prima de Alejandro Galindo. Continuó con El charro negro (1938), ―su primer éxito taquillero―, Comisario en turno (1948)

En 1938 debutó como director en la película La tierra del mariachi, producida por él mismo, para la cual escribió el argumento e hizo la adaptación:

Para darle cuerpo a su actividad, supo que era necesario un equipo fijo, y ninguno mejor que él mismo: su primera película como autor total. En los otros rubros, puros amigos del Regis, el músico Pedro Galindo, el camarógrafo Raúl Martínez Solares, en el sonido los Rodríguez, y como galán Jorge Vélez.

Fue responsable como productor de algunas películas notables, entre ellas, Campeón sin corona (dirigida por Alejandro Galindo, 1945), Río Escondido (dirigida por Emilio Indio Fernández, 1947), El gallo Giro (dirigida por Alberto Gout, 1948) y El suavecito (dirigida por Fernando Méndez, 1950).

A finales de los cincuenta presidió la Asociación de Productores y Distribuidores de Películas Mexicanas.

De Anda y su generación dominaron el secreto de la relación entre el cine y el público. Como director, produjo, dirigió y escribió historias de los más diversos géneros: melodrama ranchero, chili western y comedia musical; entre los más cultivados por el autor. Como productor adivinó cuándo estaba listo el cineasta para hacer una obra que le llegara al público.

De su labor como productor, alguna vez fue elogiado por Efraín Huerta:

Todos se quejan de la crisis del cine mexicano. Todos, con una excepción: Raúl de Anda, que consiguió un éxito sin precedente de una película media, Yo maté a Rosita Alvírez, cuyo costo no llegó a los 400 000 pesos.
Efraín Huerta

Fuentes