Rafael Díaz-Balart

Rafael Lincoln Díaz-Balart
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NombreRafael Lincoln Díaz-Balart Gutiérrez
Nacimiento17 de enero de 1926
ciudad de Banes,
antigua provincia de Oriente
(actual provincia de Holguín),
República de Cuba Bandera de Cuba
Fallecimiento6 de mayo de 2005 (79 años) 
ciudad de Key Biscayne,
estado de Florida,
Estados Unidos Bandera de los Estados Unidos de América
Causa de la muerteleucemia
Partido políticoPartido Acción Unitaria
HijosRafael (banquero), Lincoln (congresista anticubano), José (periodista de televisión miamense) y Mario Díaz-Balart
PadresRafael Díaz-Balart
FamiliaresWaldo (pintor y actor en dos películas de Andy Warhol), Frank y Mirta Díaz-Balart (exesposa de Fidel Castro, y madre de Fidelito Castro Díaz-Balart)

Rafael Lincoln Díaz-Balart (Banes, 17 de enero de 1926 - Miami, 6 de mayo de 2005) fue un político cubano que trabajó para la dictadura de Fulgencio Batista. Después de 1959 marchó a los Estados Unidos, desde donde mantuvo estrechos vínculos con grupos terroristas anticubanos.

Síntesis biográfica

Nació el 17 de enero de 1926 en Banes, en la antigua provincia de Oriente, actualmente Holguín, ubicada en la región oriental de Cuba. Cursó el bachillerato en La Progresiva, de Cárdenas, e inició estudios en la Universidad de La Habana, los cuales nunca culminó. Era un caso raro, joven y batistiano, porque si en algún sector de la población Batista no tenía apoyo alguno era en la juventud, que siempre le fue hostil.

No era periodista colegiado, a raíz del golpe de Estado del 10 de marzo él no era doctor en nada, en la Universidad nunca terminó nada. En enero de 1959, la prensa publicó una fotocopia del título de abogado que le dieron en la titulada Universidad del norte de Holguín, una cosa que fabricaron para vender títulos o dárselos a esa gente, porque al conocido torturador Irenaldo García Báez también lo graduaron allí.

Fundador del Partido Acción Unitaria (PAU) en 1949, junto con Fulgencio Batista, mantuvo junto con Andrés Rivero Agüero, el programa Tribuna Unitaria, que trasmitía Unión Radio. Cuando el general asaltó de madrugada el poder, le nombró subsecretario de Gobernación.

El joven batistiano logró, además, que al padre, don Rafael, lo designaran ministro de Transporte y a los hermanos Waldo y Frank como director de Rentas e Impuestos en el ministerio de Hacienda y director de Suministros del Ministerio de Obras Públicas, respectivamente. Todos se hicieron de una cuantiosa fortuna.

A la vez, el Subsecretario de Gobernación repartió generosamente “botellas” entre la parentela y la de la mujer. Hasta primos lejanos se beneficiaron en los casi tres años en que medró como viceministro.

Aprendiz de pistolero

Rafael (izquierda) forjándose una imagen pública de "hombre de acción", junto al tenebroso Orlando Piedra y al asesino Manuel Ugalde Carrillo

Desde que se posesionó del cargo, trató de congraciarse con los “tipos duros” del régimen, especialmente con las principales figuras del aparato represivo. Para forjarse una imagen pública de hombre de acción, no perdía oportunidad de retratarse al lado de Orlando Piedra, del tenebroso Buró de Investigaciones, o de Manuel Ugalde Carrillo, asesino de guajiros indefensos.

La única acción conocida fue el asalto al programa radial La Universidad del aire, en los primeros meses de la tiranía, cuando un grupo de antisociales armados, pertenecientes a la Juventud Batistiana, atropelló a venerables profesores universitarios, muchos ya en la tercera edad, e impuso la amplia superioridad numérica ante el puñado de estudiantes que allí estaban.

Organizó el ataque, pero no participó, él era un gritón con ínfulas de poder, con una valentía personal nunca demostrada. Como hombre de acción nunca tuvo historia, ni antes ni después del 10 de marzo. Tras la farsa electoral de 1954, el hijo predilecto de don Rafael se convirtió en representante a la Cámara.

Batista lo cesanteó como viceministro y jefe de la Juventud; en compensación lo hizo líder parlamentario del Partido Acción Progresista, la organización política del tirano. El cargo más alto que ostentó durante el batistato fue la subsecretaría de Gobernación, después de 1955 él ya no está en el círculo de los íntimos del dictador, más bien en un segundo o tercer nivel de afectividad.

En los últimos años de la tiranía, se vinculó estrechamente con la gente de los cuerpos represivos y ligó mucho con Rolando Masferrer, con quien hizo una especie de entente pues tenían intereses politiqueros comunes en la zona norte de Oriente. Son antológicos los escandalosos fraudes electorales cometidos por esta entente en Holguín durante los comicios de 1954: en el colegio donde votaba la batistiana Isabel Beritán, donde ¡Ni ella misma había votado por ella!

Al triunfo de la Revolución

En el último año de la tiranía se aprecia en el ex líder juvenil batistiano un acercamiento cada vez mayor a la embajada norteamericana. Aunque el dictador no le confiaba ya los secretos de Estado, él sí estaba bien informado. No más supo de primera mano que Estados Unidos le había retirado el apoyo a la tiranía, reunió a la familia para preparar la fuga.

El hermano, Waldo Díaz-Balart Gutiérrez viajó apresuradamente a Nueva York y depositó millones de dólares en el Chase Manhattan Bank. El 20 de diciembre de 1958, alegando viajes de negocios, Rafaelito marchó con esposa e hijos para España. Quince días después de la huida de Batista, ya se encontraba en Nueva York. No tuvo problema alguno con los trámites migratorios.

Allí fundó La Rosa Blanca, una organización que pretendía luchar por la recuperación y la libertad de Cuba. Integraban la dirección del grupo, entre otros, Pedro Alomá Kessel, amigo desde la Juventud Batistiana y notorio narcotraficante, y Merob Sosa García, reclamado por la justicia cubana por los grandes crímenes contra civiles.

Con la fortuna que se llevó y lo recaudado en La Rosa Blanca, que algunos en Miami llamaban El jardín de dólares, los Díaz-Balart hicieron especulaciones con azúcar dominicana que les reportó una ganancia neta de cuatro millones de dólares. El hijo predilecto de don Rafael marchó nuevamente a España. Allí le vieron llorar en el entierro de Fulgencio Batista. Aunque lo trataron como un personaje de segunda.

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