Raimundo de Castro y Allo

Raimundo de Castro y Allo
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Dr. Raimundo de Castro Allo.jpg
Clínico cubano
Nacimiento1841
posiblemente en La Habana,
Capitanía General de Cuba,
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento5 de noviembre de 1902
posiblemente en La Habana,
República de Cuba Bandera de Cuba

Raimundo de Castro y Allo (La Habana, 1841 - La Habana, 5 de noviembre de 1902). Una de las más notables figura de la clínica médica en Cuba, y una de las cuatro personalidades más brillantes de la de Clínica Médica en las dos primeras décadas del siglo XX.

Síntesis biográfica

Nació en el año 1841, sobrino del doctor Vicente Antonio de Castro Bermúdez, iniciador de la anestesia quirúrgica en Cuba, fue una de las más notables figura de la clínica médica en nuestro país. Graduado de bachiller en ciencias en la Universidad de La Habana en 1858, después de cursar el primer año de medicina en la propia institución, marchó a Europa donde continuó sus estudios. En el tercer año de la carrera alcanzó en oposiciones uno de los primeros lugares como externo de los hospitales de París, cargo que desempeñó en el Hotel Dieu.

Inicios de su carrera

Cuando preparaba sus oposiciones para el internado sufrió una grave dolencia que lo obligó regresar a Cuba donde se graduó de bachiller en medicina en 1862, licenciado en 1864 y doctor en 1865, con la tesis de grado sobre ¿El íctero grave debe considerarse como una enfermedad esencial o como un síntoma de diversas afecciones?.

Como docente

Su carrera docente comenzó en la Universidad de La Habana al ser nombrado el 15 de febrero de 1866, por el Gobernador Superior Civil, profesor auxiliar destinado a la cátedra de Anatomía Quirúrgica, Operaciones, Apósitos y Vendajes, cargo que ocupó hasta el 23 de julio de 1869 en el que fue cesanteado por sus actividades patrióticas. Obligado a salir de Cuba, permaneció en Nassau y Jamaica 2 años y medio, y después en New York hasta 1879, donde acudía a diario a la Clínica Ginecológica del famoso doctor G. Thomas, profesor de Partos y Ginecología del Colegio de Médicos y Cirujanos de dicha ciudad.

Regreso a La Habana

De regreso a La Habana al final de la Guerra de los Diez Años, fue nombrado profesor auxiliar, por concurso, el 30 de diciembre de 1880 y desde el 5 de enero del siguiente año, que tomó posesión, se le encargaron las cátedras de Clínica Médica 1.er y 2.o cursos.

Sacada a oposición una plaza de numerario la obtuvo en los ejercicios más brillantes que se recuerdan en la época frente al profesor español, elocuente expositor y magnífico clínico, doctor Antonio Jover Puig y fue nombrado por Real Orden de 17 de mayo de 1883 profesor numerario de entrada de la cátedra de Clínica Médica y Deberes del Médico en el ejercicio de la profesión. Al frente de esta cátedra estuvo hasta que por sus actividades revolucionarias tuvo que marchar nuevamente al exilio durante la última guerra independentista de 1895 a 1898.

Muerte

Muere a los 61 años de edad, el 5 de noviembre del año 1902.

Cargos desempeñados

  • Académico de número y secretario de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.
  • Miembro fundador y presidente de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana.
  • Miembro numerario de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba.
  • Miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País y de la Sociedad Médica de la Ciudad y Condado de New York.

Obras destacadas

Una lista de sus trabajos científicos exponen su capacidad desde que recibiera el 7 de octubre de 1865 con notas de Sobresaliente el Título de Doctor en Medicina, con Tesis de Grado, titulada: "¿El íctero grave debe considerarse como una enfermedad esencial, o bien como un síntoma de diversas afecciones?, leída y sostenida el día 1 de junio de 1865.

  • El discurso para su grado de Licenciado de Medicina, titulado Necesidad de la Filosofía en la Medicina.
  • (1867) "En el estado actual de la ciencia el estado puerperal y la llamada metritis puerperal no constituyen una misma enfermedad".
  • (1879) Observaciones de un caso de hernia ínguino- escrotal izquierda congénita (oblicua externa estrangulada, operada por debridamiento y curada).
  • Sesión del 27 de abril de 1879, de la Academia de Ciencias.
  • (1879) Informe de la Memoria del Dr. Juan Guiteras, sobre La monoplegia facial.
  • Sesión del 14 de diciembre de 1879.
  • (1884) Informe relativo al estudio abreviado de las fiebres llamadas miasmáticas más frecuentes, y efectos de la malaria en los climas cálidos, presentada por el Dr. Montenegro.
  • (1886) Informe relativo a un tratado práctico de las enfermedades de los oídos. (Se refiere al del Dr. B.St. John Roosa).
  • (1886) Informe relativo a una tesis sobre El tifus icteroides del Dr. Francisco Domínguez Roldán.
  • Memoria de los trabajos realizados por la Real Academia durante el año de 1886 al 1887. (Sesión del 19 de mayo de 1887).
  • (1890) El Hipnotismo como tratamiento, su empleo en nuestros hospitales. (Sesión del 13 de abril de 1890).
  • (1894) Discurso de contestación al de recepción del Dr. Jacobsen sobre Una localidad para tuberculosos.
  • (1881) Caso de vaginismo curado por medio de las incisiones múltiples del esfínter vaginal. Archivos de la Sociedad de Estudios Clínicos.
  • Dos discursos presidenciales en el VII y IX años de la fundación de la Sociedad de Estudios Clínicos, respectivamente, que le impusieron su cargo de Presidente de dicha Sociedad.

Opiniones de sus alumnos

Por el Dr. Bernardo Escobar Laredo

«Es un consumado clínico. Pocos valorizan síntomas como él. No es frase mía, hija de mi agradecimiento al maestro. Es hecho tangible, que se evidencia todos los días.

»Preguntad á las eminencias de La Habana, á un Bango, á un Cabrera Saavedra, á un Landeta, qué juicio merece el doctor Castro y todos ellos, hombres de verdadero saber, se harán lenguas pintando los méritos y conocimientos del hombre sabio que explica Clínica Médica en la Universidad de La Habana, conocimientos patentizados á diario en la cátedra, en la clientela, en las consultas con médicos de nombradía.

»Como catedrático, carece de la elocuencia de Jover; su palabra es difícil, lenta, perezosa, a veces torpe; pero enseña clínica, enseña conocimientos prácticos».

Por el Dr. Gustavo López García

«De extensa ilustración, de constancia ejemplar, fue Castro un Profesor digno, celoso de su cargo, buen conocedor de los recursos de la enseñanza y que sabía comunicar a sus alumnos que fueron muchos, junto con el hermoso concepto del magisterio médico y de la dignidad profesional, el amor a la ciencia y los hábitos del estudio. Era grandemente oportunista en sus lecciones clínicas, sabiendo sacar provechoso partido de los hechos clínicos que se ofrecían en las salas del Hospital y los hacía grabar bien en la mente de sus discípulos.

»No era hombre adornado de condiciones de orador. Su palabra no era suelta, fácil, ni quizás elegante ni vehemente. Pero su dicción era reposada, serena, siempre ajustada a su poderío reflexivo, que llevaba su palabra a expresar lo que quería. Así adquirió pronto el hábito de exponer; lo que hacía con método teniendo habilidad para señalar los puntos, asuntos ó lugares más interesantes y útiles».

Por el Dr. Ángel A. Aballí y Arellano

«Es para mí un honor extraordinario el haber sido del grupo de sus últimos discípulos en los Cursos de 1899 a 1900, y de 1900 a 1901, habiendo recibido su enseñanza directa, día a día, lo que nos permitió obtener extensos conocimientos y una orientación que agradecemos siempre en el difícil arte de curar.

»[...]Su verbo tranquilo y reposado, lleno de razones convincentes y de intensos conocimientos que su cultura médica, su práctica extensa y su observación sistemática y minuciosa habían podido acaparar, para transmitirlos en fórmula de fácil comprensión y de enseñanzas extraordinarias. Esta labor en la Cátedra, realizada con una constancia y exactitud prodigiosas, se unían a su completa disposición natural para la Clínica, haciendo de él un perfecto médico de condiciones no igualadas».

Fuentes

  • López García, G. (1904): Elogio póstumo al Dr. Raimundo de Castro y Allo. La Habana: Imprenta La Prueba, 1904.
  • Tamayo Figueredo, D. (1904): Elogio póstumo del Dr. Raimundo de Castro y Allo. La Habana: Imprenta Mercantil, 1904.
  • Expediente administrativo n.º 162, contenido en el Archivo Histórico de la Universidad de La Habana.