Rey de Romanos

Rey de romanos
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Concepto:Título usado en el Sacro Imperio por el emperador que no había sido aún coronado por el Papa.

Rey de Romanos (en latín: Rex Romanorum) fue el título usado en el Sacro Imperio Romano Germánico por un emperador que no había sido coronado por el papa, y que por lo tanto no podía intitularse Emperador. Un Rey de Romanos era un futuro emperador.

Otros nombres

  • Rex Romanorum: título con el que los germanos denominaron el territorio de la Galia, aún no germanizado, sobre el que gobernaba Siagrio (464-486).
  • Basileus tôn Rômaniôn: En el Imperio de Oriente (Imperio romano de Oriente), cuya capital era Constantinopla, se usaba la lengua griega y el término latino "imperator" significaba emperador. Hacían referencia a la palabra "basileus" (rey), aunque el monarca llevaba el título de: Basileus tôn Rômaniôn, es decir: "Rey de Romanos".
  • Rey de Roma: Por nacimiento se le otorgó el título de "Rey de Roma" a Napoleón II instado por su padre el emperador de Francia Napoleón I, y en virtud del Senadoconsulto del 17 de febrero de 1810.

Origen

  • 850, abril. La unción y coronación imperial de Luis II

asentó una constante a lo largo del medievo de que tales ritos solo podía hacerlos el Papa en Roma e incluso si había sido ungido rey previamente.

  • 855. Abdica y muere el emperador Lotario I y Luis II, rey de Italia, no obtuvo territorios al norte de los Alpes en el reparto efectuado por Lotario I. Al quedar como soberano italiano el título imperial quedó confinado a Italia[1][2] y a la defensa del papado, de lo que resultó, tras la muerte de Luis II, que el propio papado se arrogó la iniciativa de designar al emperador.[3]

Este principio que solo el papa podía coronar al emperador y que el el emperador era el protector de la Iglesia romana, que se estableció en el periodo carolingio continuó a partir del siglo X cuando Otón I reclamó al papa el reconocimiento de su estatus político.[4]

Otón I empleó el título de Imperator augustus, y fueron su hijo Otón II y su nieto Otón III los que decantaron por una afirmación del Imperio centrada en Roma, y manifestada definitiva a través de su intitulación como Romanorum imperator augustus en 982.[5]

Sin embargo, el papa era el que en último lugar podía coronar al soberano alemán como emperador, el soberano alemán era potencialmente un emperador y podían pasar años antes de llevarse a cabo la coronación imperial, con lo que los soberanos alemanes debían conformarse con el título de rex.[6]

El vínculo entre los reyes alemanes con la corona imperial se fue reforzando con Conrado II al intitularse como designado para la corona imperial de los romanos, imperium designatus romanorum, siendo ya rey de Alemania y de Italia.

Finalmente fue Enrique III cuando estableció la conexión entre su título real y la corona imperial cuando emitió un diploma el 14 de enero de 1040 donde por primera vez apareció la expresión Romanorum rex (rey de Romanos). El uso de este término fue usándose más frecuentemente y se estableció de forma más permanente con Enrique V,[7] con la intención de contrarrestar la designación peyorativa y limitada de rex teutonicorum con la que el papa se refería él durante la Querella de las Investiduras.[8][9]

Significado

El rey de Romanos puede ser considerado como un emperador electo en espera de ser coronado como tal en Roma o como el el heredero del emperador designado en vida del propio emperador.[10]

Significa que el Rey de Romanos podría ser el heredero de un emperador o un soberano soberano del Sacro Imperio en ejercicio en "espera de coronación" y que se intitularía emperador cuando fuera coronado por el papa en Roma.[11] El rey de Romanos se intitulaba como Romanorum rex semper Augustus antes de ser coronado Romanorum imperator semper augustus por el papa —hasta el año 1508—.

Un emperador ya coronado deseoso de transmitir su trono a su descendencia en una monarquía electiva, hacía elegir a su sucesor durante su reinado por su propia iniciativa, con el consentimiento de los Electores y de acuerdo a las provisiones de la Bula de Oro de 1356. De este modo, a la muerte del emperador, había ya un rey que le sucedía inmediatamente, sin requerir otra coronación o Wahlkapitulation, puesto que ya había sido jurada una capitulación; así se evitaba un trono vacante y conflictos de intereses en una nueva elección.[12] Este sucesor tomaba el título de Rey de Romanos y se coronaba en Aquisgrán o en Fráncfort, y no intervenía en el gobierno salvo incapacidad del emperador o su renuncia de responsabilidades (como hicieron Maximiliano I durante el reinado del emperador Federico III o Fernando I durante el reinado del emperador Carlos V), su única función era ser el vicario general del Imperio.[13]

Si a la muerte del emperador no había ningún Rey de Romanos electo, entonces se hacía necesaria una elección por electores, acorde con las provisiones de la Bula de Oro de 1356. Durante la vacancia en el trono, la autoridad era ejercida por dos vicarios imperiales: el conde palatino del Rin (Pfalzgraf bei Rhein) y el duque de Sajonia (Herzog von Sachsen).[14]

Desde el año 1508, el Rey de Romanos Maximiliano I se intituló, con el consentimiento del Papa Julio II, como emperador electo (Erwählter Römischer Kaiser), con lo que ya no necesitaba ser coronado por el Papa, sino que bastaba con la coronación en sus territorios. Así, la posición del Rey de Romanos se quedó limitada a ser el heredero electo en vida del emperador, que automáticamente pasaba a ser emperador electo a la muerte de su predecesor sin necesidad de otra ceremonia.

Ver además

Referencias

Fuentes