Ricardo Lombardi

Ricardo Lombardi
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NombreRicardo Lombardi
Nacimiento28 de marzo de 1908
Nápoles Bandera de Italia Italia
Fallecimiento14 de diciembre de 1979
NacionalidadItaliano

Ricardo Lombardi. Jesuita, fundador del Movimiento por un Mundo Mejor (MMM), predicador famoso, llamado en Italia “el micrófono de Dios”, viajero y peregrino incansable por el mundo entero, hasta casi el final de su vida, precursor del Concilio (habló varias veces con Pío XII sobre la necesidad de un Concilio), predicador de una serie de ‘retiros’ a la mitad (un millar) de obispos durante el Concilio, promotor del “Post-Concilio” para su aplicación; todo ello, en clave de la espiritualidad comunitaria según el Vaticano II, que Juan Pablo II llamará después “Espiritualidad de la comunión” y presentará como “el gran desafío para la Iglesia del Nuevo Milenio” (NMI 43-45).

Síntesis biográfica

Nació el 28 de marzo de 1908 en Nápoles, Italia.

El P. Lombarda fue un hombre de contrastes: “Yo soy nada. Si algún fruto lo­gro con mi predicación es gracias a Cristo… Mi mensaje es el amor: ésta es la única for­ma capaz de cambiar el mundo… Yo me siento revolucionario … la fe me ha hecho un revolucionario de Dios. No puedo comprender otra postura.” (Diario).

Su rasgo de orador fue inseparable de su ser contemplativo: “El mensaje que predico es un mensaje que no he pensado en mi cuarto, es un mensaje que he escuchado en el silencio de la oración y que he leído en el rostro de los hombres…” (Diario).

Trayectoria

Apasionado del Reno de Dios: el Reino de Dios fue cierta­men­te el motor princi­pal de su existencia y lo que dio unidad y armonía a todo su ser y queha­cer. Su diario y sus notas espirituales, sus charlas y discursos, todos sus libros rebosan esta pasión suya, que él mismo expresa con hondo senti­miento. Impresiona com­probar cómo el P.L. dedicó su tesis doctoral en teología a “La salvación del que no tiene fe” (1938) y, en una lógica total, su último libro a la “Iglesia y Reino de Dios” (1976).

Al final de su vida se unieron así, de forma sorprendente, por una parte, su intuición primera original y, por otra, la realidad del Reino de Dios. En la audiencia con Juan Pablo II, el 1 de junio de 1979, seis meses antes de morir, el P: Lombarda habló al Papa de la necesidad de convocar un nuevo Concilio, “el Concilio del Reino, con representantes de todas las religiones de la tierra, para responder a las expectativas de la humanidad al final de este siglo” (“Il Microfo­no di Dio”, G.Zizola).

Hombre limitado y probado: “siempre débil, siempre cansado, no pocas veces completamente agotado y deshecho, he podido, con todo, ir de ciudad en cuidad, de compromiso en compromiso…en un estado de ánimo interno que me es difícil expresar… Jesús me ha tomado así y me ha lanzado aquí y allá en el mundo, para manifestar que El es la única Fuerza…” (Diario).

Incomprendido dentro y fuera de la iglesia: “Por su intuición profética el P. Lombardi pagó un precio y en alguna ocasión muy dolorosa­mente…” (P. Arrupe). Le quisieron matar los comunistas… le atacaron en muchos MCS…pero, según el mismo P. L. “las verdaderas dificultades vinieron de dentro de la Iglesia …” (Diario).

Su pascua final: Los tres últimos años de su vida fueron un tiempo de poda, indescriptible, de Dios-Padre Agricultor. De ahí renació ‘otro’ P.L., completamente libre y unificado. No en vano, él había escrito: “El misterio pascual es secreto de vida a través de la muerte… Que Él me tome todo, poco a poco; todo lo que tengo y puedo tener, en la línea de los tres amores fundamentales: cuerpo, estima y corazón. Que me lleve en la vida a darle todo, poquito a poco, hasta apagarme como una vela que se extingue con el soplo más ligero … Reconozco que la operación está ya bastante avanzada, aunque quede aún tanto por mortificar y de­struir…En nuestra muerte triunfa así la presencia de Jesús Resucitado” (Diario).

Estas son citas de algunas personas muy cercanas a él y conocidas de todos:

“Más allá de las dimensio­nes im­presionantes del ‘movimiento’ susci­tado por su predicación públi­ca, más allá de los hechos sucedi­dos en la obra por él fundada (el MMM), el P. Lombardi ha sido un hombre que supo comunicar a muchas personas el amor a Jesús sobre todas las cosas, el deseo urgente de hacerle conocer, de hacerle reinar.” (P. Arrupe).

“El P. Lombardi era un hom­bre tran­spa­rente, un idealista en un cierto sentido, un contempla­tivo. Oyéndo­le hablar parecía que emanaba de él un cari­sma ¼ Se le podía com­parar con un ermitaño o con un Juan Bautista que gritaba movido por el espíritu. Era un enamorado de la iglesia… El P. Lombardi conmovía cuando nombraba a Jesús” (Chiara Lubich).

“Vengo a orar por un hombre que me ha hecho mucho bien en mi vida sacerdotal…. Hombre de ora­ción, ahora contempla directamente al Señor. Hombre que ha sufrido, ahora sabe que por la serenidad de la cruz se llega a la pleni­tud de la luz. Hombre de caridad, ahora nos ayudará a construir un mundo nuevo en el amor …” (Card. Pironio, Homilía el día de la muerte del P. Lombardi, 14/XII/1979).

Oscuridad y soledad, sufrimiento y duda, dolor y enfermedad son también un beso de Jesús, una se­ñal de que usted. está muy cerca de Él en la cruz. ¿Por qué temer, hom­bre de poca fe?, ¿No sabe, no ha gustado cuán dulce es el Señor y cuán delicado es su amor por usted?. El le ama con un amor eterno… El le ha llevado siempre en la palma de su mano… y ahora, cuando llega el tiempo de ir a ‘casa’ con Él, Jesús le quiere más que nunca totalmente de Él… Cuando llegue a casa, P. Lombarda, acuérdese de mí y de nuestro pueblo y dígale a Jesús que los pobres le aman ”(Madre Teresa de Calcuta: carta al P.L. 11/III/1978).

Fuente