Ruta del son
| ||||||||
Ruta del Son. Entre gritos de júbilo, fiestas y algarabías acontece cada sábado el recorrido de la Ruta del chan chan. Como bien menciona la afamada canción de Alto Cedro voy para Marcané, llego a Cueto y voy para Mayarí, conformado periplo que se nutre de la visita de personas ilustres como los canadienses Marcel Saint Pierre, pintor, y la crítica y profesora Anithe de Carvalho, el austriaco Dieter, los músicos holguineros del Dúo Luz Verde y la agrupación Tentación del Caribe, quienes juntando sus voces hacen merecido homenaje al caricaturista Tomy en el Cementerio de Barajagua.
Por los Caminos del Chan Chan
Para recorrer los caminos del Son, e inaugurar la Ruta del Chan Chan, y llegar hasta el Vigésimo Festival de Agrupaciones Soneras en Mayarí. Joseph Michael Peach, empresario que vive en la isla mexicana de Cozumel llegó hasta aquí por querer oír tocar el son cubano de Los Taínos de Mayarí.
A la entrada de Santa Lucía, hoy Rafael Freyre, se produjo el encuentro de las culturas del viejo y el nuevo mundo, y también por ser tierra de cimarrones donde se tuvo noticias del primer orisha africano en Holguín.
En Barajagua, territorio de mambises; o en Báguano que lucha porque su central azucarero pueda convertirse en museo vivo de la cultura de la industria azucarera. El italiano Ernesto Balice, uno de los especialistas principales del Museo de Arte de Torino y compositor que ha dedicado una canción a los Cinco Héroes cubanos, sigue atento al trayecto y repara que la Ruta del Chan Chan lo lleva desde los aborígenes habitantes de Cuba hasta el primer batey azucarero o la primera línea de ferrocarril que comunica estos llanos y montañas con Santiago de Cuba.
El mexicano Figueroa desenfundaba su tres a cada paso y vencía el sueño de dos días en los que ha amanecido tocando en el Festival del Son. Vive en Veracruz, al lado de la placita donde está, a tamaño natural, la estatua de Benny Moré que inauguró el Comandante guerrillero, y también compositor, Juan Almeida Bosque.
Homenaje a Compay Segundo
Aquí empieza la Ruta del Chan Chan. Homenaje a Compay Segundo. Holguín, noviembre del 2009. Reza la tarja que los escultores cincelaron en una lámina de acero inoxidable, que habían colocado en el parquecito de la estación ferroviaria de Marcané, la señalización del hecho histórico fue amenizada por bailarines y otros artistas aficionados del central.
Estuvo siempre entre los caminos del Son, quizás porque el ferrocarril en los años cuarenta los llevaba de Alto Cedro a Marcané, llego a Cueto Voy para Mayarí. Entonces toda la comunicación era por tren y barco. Hasta Baracoa y la capital de Oriente por un lado, porque el río desembocaba en Nipe, y hasta la Habana por la otra. Pero con Holguín no existía siquiera carretera. Así que los pianos que hasta el Ciclón Flora hicieron las delicias de las tertulias familiares tuvieron que tomar estos caminos.
La historiadora Berta Rodríguez da fe de la presencia entonces de los grandes compositores de la trova tradicional cubana: Sindo Garay en casa de los Meléndez, Miguel Matamoros, Rosendo Ruiz y en los años setenta Faustino Oramas “El Guayabero” o el Septeto Nacional Ignacio Piñeiro, cuando ya Mayarí abajo es cita obligada en el mes de noviembre para los músicos populares cubanos.
La imagen más poderosa de ediciones anteriores, es haber visto a Frank Fernández descargar al piano junto a Cándido Fabré en la plaza central del Festival del Son. Quizás por ello a la vigésima edición llegan, desde la isla mexicana de Cozumel y desde el corazón de la vieja Europa, orquestas que responden a las sonoridades cubanas: Aquino y su banda Aguanile, y Proyecto Cubano, de Bélgica. Comparten escenario con el grande de Yumurí, con David Álvarez y su Juego de Manos, o con la orquesta anfitriona. Está también un grupo llegado desde Cienfuegos y se nombra Café Mezclado.
El Tercer Regidor del Cabildo de Cozumel, José Chacón, se maravillaba de encontrar miles y miles de personas bailando en el centro de una ciudad, durante las horas y horas de cuatro noches, sin que se registrara un solo incidente; y que hasta los niños tocaran el son, en medio de aquel frenesí de pueblo orgulloso de sus valores culturales.
Quizás por ello, en noviembre, si uno quiere conocer la génesis de la música cubana, por la Ruta del Chan Chan, hay que hacer viaje a Mayarí. Como Compay, de estación en estación, y de pueblo en pueblo. Para que no pase que usted entone la canción cubana más famosa después de la Guantanamera, y nunca haya disfrutado los caminos del Son.
En el poblado de Alto Cedro hace gala de sus dotes vocales el Compay Segundo en la imitación del artista Luis Manuel Barrera calificado como showman por su calidad histriónica. Allí se develó una tarja con la huella del paso del Compay Segundo, donde se reúnen artistas locales con trajes de época, e imitando bailes, rinden tributo a la ruta del chan chan.
Es una aspiración de este poblado poder contar con una Casa de Cultura, fundar el grupo de Danzas folclóricas enriquecer el repertorio del septeto de aficionados, brindar talleres de cestería y muñecas a las mujeres, lograr que la música sea amplificada en el parque , y abrir un humilde museo con fotos de Chinos, Coreanos, Canarios, Jamaicanos que se asentaron en esta zona, conservadas todas con afán.
Porque la ruta del son, por los caminos del chan chan ha expresado Alexis Triana- es sólo un pretexto para que los más importantes artistas y gestores de la cultura conozcan que existe un país que les necesita, mas allá de sus capitales. Y entre el júbilo y la algarabía los holguineros despiden con sonrisas a todos los que cada sábado hacen historia por la ruta del chan chan.
Fuentes
- Periódico "Ahora", 20 de noviembre del 2010.
- CUBARTE.
