Síndrome de la escaldadura estafilocócica

Síndrome de la escaldadura estafilocócica
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El síndrome de la escaldadura estafilocócica.Se produce casi exclusivamente en lactantes, niños < 6 años y adultos inmunosuprimidos o con insuficiencia renal. Las epidemias se producen en guarderías, posiblemente por el contacto de las manos del personal con un niño infectado. Sin embargo, también puede ocurrir que quienes trabajan en las guarderías sean portadores nasales de S. aureus. Se han descrito casos esporádicos.

Etiología

Los estafilococos del grupo II coagulasa positivos, generalmente fagos de tipo 71 y con frecuencia resistentes a la penicilina, elaboran exfoliatina (también denominada epidermolisina), una toxina epidermolítica que determina la separación de la parte superior de la epidermis justo por debajo de la capa granulosa. La infección responsable se puede localizar en la piel, pero es más frecuente en los ojos o la nasofaringe. La toxina entra a la circulación y afecta la piel de modo sistémico, igual que en la escarlatina.

Diagnóstico

Los signos y síntomas son indistinguibles clínicamente de los de la necrólisis epidérmica tóxica, pero se deben distinguir del modo más rápido posible ambas entidades, ya que el tratamiento es distinto. Es aconsejable consultar con el dermatólogo. Se deben obtener cultivos de la piel y la nasofaringe. El diagnóstico se confirma mediante biopsia cutánea y estudio de cortes en congelación o citología exfoliativa. Aunque los resultados definitivos de la biopsia pueden no estar disponibles hasta después de empezar el tratamiento, un corte en congelación y la citología permiten un diagnóstico rápido. El diagnóstico diferencial incluye la hiper-sensibilidad a fármacos (sobre todo la NET), los exantemas víricos y la escarlatina, pero ninguna de estas entidades determina un exantema doloroso. Las ampollas, las erosiones y una epidermis que se desprende con facilidad se observan también en las quemaduras térmicas, las enfermedades ampollosas genéticas (como algunos tipos de epidermólisis ampollosa) y las enfermedades ampollosas adquiridas (pénfigo vulgar, penfigoide ampolloso).

Tratamiento

El diagnóstico y el tratamiento rápidos impiden la muerte del paciente. Se debe iniciar el tratamiento antibiótico con antibióticos antiestafilococo resistentes a penicilinasa (cloxacilina, dicloxacilina, cefalexina) en cuanto se confirme el diagnóstico clínico, sin esperar a los resultados del cultivo. En los estadios precoces de la enfermedad se pueden administrar 12,5 mg/kg de cloxacilina oral cada 6 h (en lactantes y niños de 20 kg o menos) y 250 a 500 mg cada 6 h (en niños mayores); en las formas graves de la enfermedad se emplean 100 a 200 mg/kg/d de nafcilina u oxacilina i.v., divididos en 4 dosis, hasta que se consigue la mejoría, seguidas de 25 a 100 mg/kg/d de cloxacilina oral durante 10 d como mínimo. Los esteroides están contraindicados y se deben evitar en la medida de lo posible los tratamientos tópicos y la manipulación del paciente. Si la enfermedad fuera diseminada y las lesiones exudaran, se debería tratar la piel como si estuviera quemada. Pueden resultar útiles los apósitos de gel de polímeros hidrolizados, aunque se deben cambiar el menor número de veces posibles. Como la separación se produce en la parte alta de la epidermis, el estrato córneo se recupera con facilidad y la curación se produce en 5 a 7 d del inicio del tratamiento.

Fuente

Reinaldo Roca Goderich y coautores. Manual de Merck. Décima Edición. Consultado el 8 de julio del 2012.