Salud Pública en Güines

Salud en Güines
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Concepto:Historia de la Salud Pública, en el municipio Güines, provincia Mayabeque

Salud en Güines. La Salud Pública en el municipio Güines, perteneciente a la provincia Mayabeque, tiene sus antecedentes en la vida cotidiana de los primeros pobladores de la localidad, los cuales, a través de productos naturales, ejercían labores de curanderos para combatir las enfermedades.

Origen

Los aborígenes del Mayabeque, clasificados como del complejo cultural II, en su vida cotidiana se enfrentaban a los fenómenos de la naturaleza en su conjunto, y a las dificultades de la alimentación, el abrigo, y a otros factores, luchando por la supervivencia. La alta morbimortalidad y el bajo promedio de vida eran nada esperanzadores. Hechiceros y brujos trataban de combatir los males, y ejercían sus labores como curanderos mediante cultos y ritos mágico-religiosos; en la mayor cantidad de ocasiones, como comúnmente decimos, era peor el remedio que la enfermedad. El choque, encontronazo o gran colisión de dos culturas, dio lugar a que los peninsulares impusieran su superioridad, y con el sistema de encomiendas incrementaran los maltratos, el hambre y la desnudez, y la consiguiente insalubridad, por lo que aumentó el número de fallecimientos.

Fueron sometidos y exterminados por un genuino genocidio. La zona costera se volvía más malsana aún en tiempo de lluvias y ciclones, con el crecimiento del consiguiente número de insectos y vectores, situación que junto a la existente costa de deposición y poco calado, provocó que la Villa de San Cristóbal de La Habana en el sur, fundada entre 1514-1515, se trasladara al norte en 1519. La población se nutría con canarios y yucatecos que comenzaron a fusionarse con primitivos y peninsulares. Al norte marcharon los componentes de la jerarquía político-administrativa-militar-económica, mientras que los simples peones, ayudantes, trabajadores y copartícipes quedaban resguardando las propiedades sureñas en el laboreo de las actividades diversas y necesarias.

Modo de vida

Aquellos primeros moradores vivían en casuchas o bohíos de guano y yagua con pisos de tierra, y en condiciones inhóspitas y antihigiénicas. Rudimentarios remedios y brebajes caseros eran sus medios terapéuticos. Para sustituir la mano de obra autóctona, introdujeron a los primeros esclavos negros africanos sometidos a un vejaminoso sistema de oprobios. Se generalizó en forma lenta el tabaquismo, - producto autóctono aborigen -, y los métodos para conservar alimentos resultaban exiguos, por no decir inexistentes.

Hechos ocurridos

Siglo XVIII

Los ataques de corsarios y piratas, y la presencia de filibusteros, que procedentes del exterior entraban y salían con impunidad, lograban que proliferaran, gérmenes y virus. En 1620, año en que hubo fiebre amarilla y tifoidea, se calculan 20,000 habitantes en toda la isla, y sobresalía la crianza de cerdos, burras y ganado mayor. Las sublevaciones de los vegueros provocaron que múltiples personas se trasladaran hacia nuestro territorio. Entre l730 y el 1740, se trajeron muchos presidiarios para que trabajasen en los cortes de madera en los bosques y montes. Y entre el 1740 y 1760 se introdujeron 4,986 esclavos, y durante la ocupación inglesa se trajeron 10,000 más. Al ocurrir la ocupación y dominio inglés en 1762, infinidad de personas, incluyendo muchas personalidades influyentes, se asentaron en nuestra zona. Creció la población.

Desde 1735, en que se erigió la Parroquia en el actual Parque Central, en su parte norte se creó el segundo cementerio de Güines. El primero radicó en las áreas actuales del parqueo de la Empresa Forestal y el patio de La Marina. En 1766, el Obispo Agustín Morell de Santa Cruz de Lora, logra que se inaugurara el primer Hospital de Caridad de Güines: La Pura y Limpia Concepción. Producto de la Gran Revolución de Haití, la última década del siglo XVIII trajo una explosión de la industria azucarera cubana y mayabequina, con un incremento sustancial en el número de ingenios y esclavos.

Siglo XIX

El Cabildo de Güines, el 25 de marzo de 1817 aprobó varios nombramientos vinculados con la salud: al Cirujano y vecino Jorge Ximénez como Promotor Fiscal Médico para perseguir el intrusismo, como Médicos a Santiago García, Laureano Roqueta y José María Trujillo, y de Sangrador a Martín Sánchez Saavedra el cual aplicaba ventosas y sanguijuelas y era Dentista.

En este mes y año ocurrió en la Villa un incendio de grandes proporciones. Se criticó el estado ruinoso de la cárcel y la presencia cadavérica de los reclusos, así como la falta de alimentos y la promiscuidad reinante en dicho sitio, en abril de 1817. En 1818 existieron preocupaciones causadas por problemas, disputas y controversias debido a la falta de higiene de las aguas del río, por la existencia de cimarrones y prófugos en la zona, y al estado de los caminos. En el libro de 1820 aparece un ejemplar del Diario del Gobierno de La Habana, el cual contiene la primera receta médica que se conserva en nuestros archivos, que corresponde al Bálsamo de Malats contra las heridas, y describe textualmente su fórmula: "Dos libras de aceite común, Media onza de balsamillo, Media onza de sinfito mayor, Media onza de uñas de gabilán, Media onza de abillas, Media onza de balsamina, Media onza de la yerba cotones, y media onza de hojas y flor de romero, y añaden que puesto en una redoma, se entierran en un estercolero por espacio de treinta y seis días a fin de que fermenten."

El cuarto camposanto de Güines se abrió en 1821, en el encuentro de la calle 112 con 71, donde comienza la carretera actual, que es el quinto. (El tercero estuvo ubicado en lo que es hoy avenida 73 y calle 94.) Entre 1821 y 1823, se encuentran múltiples referencias a trasiego de piratas, insurgentes, bandidos, cimarrones, esclavos, ataques, etc. Desde Güines se controlaban 78 ingenios en toda la jurisdicción, con miles de esclavos de todas las etnias africanas. Entre 1827 y el 1829, existían 17 médicos y cirujanos, y 5 boticas o farmacias en el partido. El Hospital se amplió para militares y civiles de ambos sexos, con una capacidad de 12 camas. La actual ave. 7l, se delineó en 1830, y recibió el nombre de Amistad porque en ella residían mujeres alegres y muy amigables, sobre todo con el sexo opuesto. (Burdeles.)

Entre abril y julio del 1832, ocurrió una epidemia de cólera que provocó múltiples víctimas. El primer ferrocarril de Iberoamérica, que se extendería desde La Habana hasta Güines, llega a su original destino en noviembre de 1838. Múltiples visitantes y transeúntes comienzan a llegar al territorio, sobre todo a la zona urbana. La Villa comienza a convertirse en nudo, centro y ombligo ferroviario de importante afluencia. Un grupo de pudientes creó la Junta de Caridad, para tratar de aliviar las miserias y enfermedades de la calamitosa masa de pobres. La Represión de La Escalera, desatada durante el 1844, provocó múltiples víctimas entre los negros. Un furibundo racismo afectó al territorio, y acorde con los datos censales, la población de color disminuyó sensiblemente. En 1844 y 1846 ocurrieron dos huracanes. El primero provocó destrozos al hospital y a múltiples cosechas, y el segundo causó que cayera un edificio en La Alejandría donde murieron 57 esclavos, y de que en Catalina sólo quedaran 5 casas.

Ambos fenómenos provocaron hambre y escasez para las masas, y vías de especulación para los negociantes inescrupulosos y agiotistas. Para tratar de blanquear la isla ante el miedo al negro, introdujeron como mano de obra a miles de jornaleros chinos y yucatecos, en 1845. Si 4 boticas había en Güines en 1846, en el 58 sólo había 3. La competencia por el mercado se imponía. En 1857 la cifra de ingenios se elevó a 89. El territorio era un gran productor de la caña de azúcar y sus derivados, sobre todo de alcoholes y ron, que eran consumidos y exportados en grandes cantidades. El 27 de noviembre de 1871 la Villa se conmovía. Uno de los estudiantes fusilados era Eladio González Toledo, vecino de Quivicán, quien poseía aquí su novia, familiares y era muy conocido por su vida social. Dos jóvenes güineros estuvieron vinculados con los hechos. Carlos Rodríguez Mena Álvarez, de 20 años, cursaba el primer curso de Medicina y fue indultado, y Francisco Acosta Cepero, de 19, no asistió a clases el día de los hechos.

Los familiares de ambos decidieron embarcarlos hacia España para que prosiguieran sus estudios, y así evitar las posibles represalias. Entre 1886 y el 1887, una epidemia de viruelas atacó la población. En la década anterior a 1895, como promedio normal, fallecían en Güines 469 personas anualmente. Las tropas invasoras mambisas penetraron en la provincia habanera el 1ro de enero de 1896. Los combates se incrementaron, y con ellos el número de enfermos, heridos y muertes. Para atender las crecientes necesidades se habilitaron locales asistenciales con facultativos. El Hospital Civil, el de Sangre en el Cuartel de Bomberos, el Militar en la calle Habana y Concha, otro Militar en la calle Habana hoy 86, y otro Militar en la calle Herrera. Desde mediados de 1896, Valeriano Weyler y Nicolau, célebre Marqués de Tenerife y Gobernador y Capitán General de la Isla, decretó el sanguinario Bando de Reconcentración, y por consiguiente se generalizó la crisis económica, la hambruna, el hacinamiento, la insalubridad, proliferación de enfermedades y vectores, promiscuidad.

Surge así el primer infectado de viruelas, y comienza a generalizarse el mal. Para solucionarlo, de las terneras infectadas comienza a extraerse de sus ubres tumefactas la linfa antiepidémica para vacunar. El 20 de enero del 97, Weyler en Güines, recomendó coger el local de la Iglesia Parroquial para instalar una Enfermería y Hospital General. Para evadir dicha medida, el párroco guinero Clemente Pereira decidió entregar su vivienda enclavada en Habana y Concha. El 21 de enero, apareció el primer ahorcado reconcentrado, Dionisio Estévez. Residía en una de las casuchas de guano que se habían levantado en el primigenio y llamado Parque de La Villa, hoy Centro Escolar. En la batalla contra las epidemias y enfermedades se destacaron los médicos Boffill, Mendoza, Paret, Villar y Villiers. Por su parte, Eduardo Pumarada Alonso, el Alcalde, lanzó el lema de: "Carne, si te vacunas", un domingo de febrero, y sólo asistieron 75 personas.

En marzo ya había 7,802 personas vacunadas. En la Plaza de la Villa, en abril existían 150 viudas. El 13 de mayo de 1897 se inauguró nuestro quinto y actual cementerio. Entre el 31 de mayo y el 1 de junio, tuvimos la visita del Gobernador Provincial, quien deploró y criticó a los funcionarios locales, por el descuido, la suciedad, la falta de medicinas y alimentos, y la detestable administración y su abandono. Entre el 9 de diciembre de 1896 hasta el 7 de agosto del 97, ocurrieron 1,604 decesos por viruelas, sarampión, enteritis, fiebre amarilla, disentería, tifus, paludismo, tuberculosis, anemia, malaria, vómito negro, escrofulosis, beriberi, y otras enfermedades, las cuales asolaron la población e incrementaron las bajas. Entre enero y julio del 97 el total de fallecidos alcanzó la cifra de 4,167 personas. 13,512 personas murieron en Güines entre los años 1896 hasta el 98. Durante la intervención yanqui, la alcaldía del pueblo fue ocupada por el General del Ejército Libertador y canario Jacinto Hernández Vargas.

El mismo se preocupó por la higiene y salubridad, el acueducto, la funeraria, el Asilo de Pobres, Huérfanos y Desamparados, la Casa de Enajenados, y la reapertura del Hospital Civil, y en diciembre de 1899 logra que se adquiriesen 2 carros y 8 mulas para la limpieza pública. El presupuesto total del municipio, entre 1910 y 1911 era de sólo 24, 883 pesos con 34 centavos. En aquella seudorepública existía lucha por mantener la supremacía entre el caciquismo y diversos médicos como Alberto J. Mendoza, Fernando del Pino, y Armando Chardiet, los cuales se involucraban en asuntos relativos a las campañas de la politiquería.

Siglo XX

Entre 1920 y 1921 ocurrió gran miseria y un cúmulo de calamidades causadas por la crisis económica denominada por el pueblo como Las Vacas Flacas o Danza del Hambre. Las farmacias La Fe, El Amparo, Santa Rosa, y la de Antonio, eran las existentes entre 1924 y 1925. Se inició el 26 con la cifra poblacional de 29,018 vecinos en el municipio, y terminó con 29,615. En este año en que se produjo el tan mencionado ciclón hubo múltiples quejas por el desvío del dinero del presupuesto destinado al acueducto que se inauguró en el 28, donde funcionaba la Máquina de Arroz, en calle 72 y 77. Existía en esa época una Jefatura de Sanidad. En 1931 poseíamos 30,922 moradores, y pululaba la insalubridad y la miseria. En el 40 la población se incrementó a 32,967 personas. Se acondicionó la Casa de Socorros en el 47, y se construyó la de Catalina con una plaza de médico, una comadrona y tres practicantes. El Asilo estaba en muy mal estado. Al servicio de sanidad de Güines se le aprobó una plaza más de un médico y 1 jeep, y en el 48 una ambulancia.

En 1952, la medicina de hecho, estaba casi totalmente privatizada, y el intrusismo hacía gala y derroche de sus consecuencias. El raquitismo y la poliomielitis se enseñoreaban de la población. El 50% de los bohíos no poseían instalaciones sanitarias en 1953, y el Hospital General de Güines, que debía atender toda una región de 104,094 habitantes, sólo contaba con 4 salas de 12 camas cada una, y 4 médicos. La mortalidad infantil durante la dictadura de Batista, alcanzó alarmantes niveles. De los niños recién nacidos hasta 1 año de edad, la tasa de defunción alcanzó el 51,6 % por cada 1,000 nacidos vivos, cifra que no recoge las defunciones fetales o prenatales. De 1 a 4 años, el porcentaje de mortalidad era de 4,1 por cada mil, entre 5 y 14 años era de 0,7, y entre 15 y 16 años era de 4,3 %.

Triunfo de la Revolución

Tras el triunfo revolucionario del 1 de enero del 1959, llega la igualdad y la justicia social. Se reorganizó y adecentó el Ministerio de Salud Pública, se inició la lucha contra la mortalidad, se comenzaron planes de vacunación masiva gratuita, se rebajaron los precios de las medicinas, se abrieron múltiples escuelas para la formación de todas las especialidades y técnicas médicas, eliminación del intrusismo profesional, construcción y ampliación de centros hospitalarios y policlínicos, y nuevas tecnologías y especialidades. De forma sólida y contundente los logros fueron sustanciales. Ya en 1972 la mortalidad infantil descendía a 29,4 % cada mil nacidos vivos en el grupo de 0 a 1 año de edad, de los de 1 a 4 años bajaba a 0,1 %, y disminuía al 0,3 % en el grupo de 5 a 14 años. Se brindan múltiples servicios beneficiosos y necesarios a la población., y se toman múltiples medidas higiénicas y sanitarias para el beneficio popular.

En el 1973 el Hospital General Clínico Quirúrgico Aleida Fernández Chardiet, hoy también Docente, contaba ya con 136 camas, de las cuales 48 eran de Pediatría, y 40 de Medicina Interna, y con un personal de 265 trabajadores, de los cuales 114 facultativos y 151 de servicios y administrativos. Se creó un Hospital Materno con 72 camas, con servicios especializados para niños prematuros, así como una Clínica Estomatológica, un Laboratorio de Microbiología, y dos Policlínicos, el Norte y el Sur. Además de modernizarse el Hospital, se creó la Sala de Neonatología, el Centro de Diagnóstico, el Hospital de Impedidos Físicos, el Taller de Prótesis Dental, la Droguería, los Policlínicos de Amistad, Río Seco y El Cangre, el Banco de Sangre, el Hogar de Ancianos, el Centro de Higiene y Epidemiología, postas sanitarias, botiquines y gabinetes dentales.

En el 1979 ya contábamos con múltiples Consultorios del Médico de la Familia, Hospital de [[Distrofia|Distróficos y de Recuperación Nutricional, Taller de Prótesis Dental, Producción farmacéutica, farmacias, Banco de Sangre, Hogar de Ancianos, Centro de Documentación e Información de Ciencias Médicas, Hogar de Impedidos Físicos y Mentales, Hospital Psiquiátrico, laboratorios, vacunación, desinfección y saneamiento de vectores, un Politécnico de la Salud. Ya en el 2,000 se nos suma un Hogar Materno, un Policlínico de Primera Urgencia, Casa de Salud e Higiene Mental, una Filial Universitaria de Ciencias Médicas. El presupuesto total del municipio, entre 1910 y 1911 era de sólo 24, 883 pesos con 34 centavos. En aquella seudorepública existía lucha por mantener la supremacía entre el caciquismo y diversos médicos como Alberto J. Mendoza, Fernando del Pino, y Armando Chardiet, los cuales se involucraban en asuntos relativos a las campañas de la politiquería.

Fuentes