Sistema electoral cubano

Artículo de referencia

Sistema Electoral Cubano
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El sistema electoral cubano establece mediante su Ley electoral vigente desde 1992, dos tipos de procesos:

  • Elecciones generales, en las que se elige a los Diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, su Presidente, Vicepresidente y Secretario, al Presidente, Primer Vicepresidente, Vicepresidentes, Secretario y demás miembros del Consejo de Estado, a los Delegados a las Asambleas Provinciales y Municipales del Poder Popular y a sus Presidentes y Vicepresidentes. Estas elecciones se llevan a cabo cada cinco años.[1]
  • Elecciones parciales, en las que se elige a los Delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular y sus Presidentes y Vicepresidentes. Tienen efecto cada dos años y medio.[1]

En el país los candidatos a las diferentes instancias no realizan campañas. La votación es directa y secreta, al tiempo que pioneros uniformados custodian las urnas. Todos los ciudadanos cubanos tienen el derecho a elegir y ser elegidos. Como no hay lista de partidos,[2] se vota directamente por el candidato que se desee.

Las primeras elecciones realizadas en Cuba se efectuaron el 16 de junio de 1900,[3] y fueron reguladas por la Orden Militar No. 164 , firmada por el Brigadier General y Jefe del Estado Mayor de los Estados Unidos, Adna R. Chafee.

En 1976 se llevó a cabo el primer proceso electoral después del Triunfo de la Revolución Cubana[4] en el que se eligieron los dirigentes a las asambleas municipales del Poder Popular. En todos los procesos electorales que se han celebrado desde 1976, han participado más del 95% de los electores.

Cuba ha convocado a su quinta elección general desde que fuera modificada la ley electoral en 1992, poniendo como fecha para la elección de los delegados municipales (concejales) el 21 de octubre de 2012, con posibilidad de repetirse una semana después en caso de empate o de que ningún candidato haya obtenido más del 50 por ciento de los votos.[5]

Cronología

Antecedentes

El 16 de junio de 1900 se efectuaron en Cuba las primeras elecciones de alcaldes, concejales, tesoreros y jueces municipales y correccionales para ejercer mandato hasta julio de 1901.[3] Las mismas fueron reguladas por la Orden Militar No. 164 , firmada por el Brigadier General y Jefe del Estado Mayor de los Estados Unidos, Adna R. Chafee.

Los requisitos que normaron el derecho al voto fueron:

  • Ser varón natural de Cuba o hijo de un natural de Cuba nacido durante la residencia temporal de sus padres en el extranjero; o español, que con arreglo al artículo 9 del Tratado de París, no hubiese declarado su propósito de conservar su condición de español.
  • Tener 21 años de edad como mínimo
  • Residir en el término municipal donde pensaba votar por lo menos 30 días consecutivos.
  • Tener además cualesquiera de las siguientes condiciones:
    • Saber leer y escribir o poseer bienes muebles o inmuebles por valor de 250 pesos moneda de Estados Unidos.
    • Haber servido en el Ejército Cubano con anterioridad al 18 de julio de 1898 y haberse licenciado “sin nota desfavorable”.

Debido a estas restricciones, un amplio porciento de habitantes se vio invalidado para ejercer el voto. Ante el reclamo de patriotas e independentistas que abogaban por el sufragio universal sin limitaciones para la elección de autoridades locales, el gobernador militar, Leonardo Wood, respondió:

(...) Todo aquel que al llegar a los 21 años no ha tenido la laboriosidad suficiente para reunir 250 pesos, o no ha ido a defender su patria estando en guerra, es un elemento social que no se merece se cuente con él para los fines colectivos; ¡qué no vote!

Como resultado del sufragio restringido aplicado en estas elecciones, del total de 1 572 797 habitantes que tenía entonces el país, se empadronaron 150 648 y de ellos 110 816 concurrieron a las urnas, apenas el 14% de los habitantes con la edad requerida.[3]

El proceso estuvo ampliamente manipulado, pero a pesar de todo las elecciones fueron ganadas por las fuerzas partidarias de la independencia. Este resultado le sirvió de experiencia al gobierno interventor para las segundas elecciones municipales realizadas en junio de 1901 bajo la Orden Militar No.91 del Comandante del Estado Mayor Norteamericano, J.B. Hickey.

La nueva disposición estableció el sistema de voto limitado, según el cual, teniendo en cuenta la cantidad de concejales a elegir en un municipio, los electores solamente tenían derecho a elegir una parte (el 60%), mientras que el resto (el 40%) estaba destinado a la minoría conservadora, para garantizarle un espacio político.

Entre las arbitrariedades del gobierno interventor estuvieron:

  • Rechazo a personas para inscribirse en el registro electoral aunque poseyeran los requisitos exigidos.
  • Ocultamiento de listas de votantes para que el elector no pudiera comprobar si estaba registrado. Cambio de nombres de los electores en las listas, para que no pudieran votar.
  • Coacciones en el momento del sufragio.
  • Prohibición a representantes de importantes agrupamientos políticos de las localidades para formar parte de las mesas electorales.
  • Negativa del derecho a participar en las elecciones a veteranos de las guerras independentistas aunque presentaran certificados acreditativos, entre otras.

Período Neocolonial

Durante todo el período neocolonial, las elecciones en Cuba estuvieron marcadas por la corrupción y el fraude que practicaban los políticos de entonces. Era normal que los muertos votaran, las urnas fueran robadas, se utilizara la llamada boleta viajera, que un elector votara varias veces, se compraran los votos, que los funcionarios y trabajadores públicos fueran obligados a votar por el candidato de gobierno bajo amenaza del despido. Las personas tenían que entregar sus cédulas de votar para lograr el ingreso en el hospital de familiares enfermos, entre muchas otras manifestaciones antidemocráticas.

Los candidatos opositores eran en ocasiones asesinados, mientras que los soldados y policías impedían a los votantes contrarios al gobierno que ejercieran su derecho al voto.

Elecciones presidenciales

Después de que los cubanos apoyaran a regañadientes la Asamblea Constituyente el 12 de junio de 1901, son convocadas las primeras elecciones presidenciales en Cuba. Tomás Estrada Palma, antiguo Delegado del Partido Revolucionario Cubano, se convirtió en candidato a las mismas, teniendo como oponente al Mayor General del Ejército Libertador cubano y último presidente de la República en Armas, Bartolomé Masó.

Ante la falta de garantías electorales el General Masó optó por el retraimiento y Estrada Palma ganó sin oposición, convirtiéndose el 20 de mayo de 1902 en el primer presidente de Cuba. Aunque al comenzar su mandato había anunciado la intención de gobernar distanciado de las fuerzas políticas sus tendencias conservadoras lo inclinaron hacia los elementos más afines a sus ideas en ambas cámaras del Congreso, afiliándose finalmente al Partido Moderado.

El 11 de septiembre de 1905 se le comunicó a Estrada Palma su designación oficial como candidato presidencial del Partido Moderado, a pesar de la impopularidad de una reelección. Ante la falta de garantías electorales el Comité Ejecutivo Liberal acordó el retraimiento electoral, como paso previo a la insurrección.

Las elecciones fueron tranquilas. Sólo concurrieron los moderados. Los miembros de las mesas electorales sin supervisión cometieron todo tipo de fraudes: En la provincia de Santa Clara votaron 88 340 electores, el 90 %, en unas elecciones sin oposición; hubo pueblos en Matanzas y en La Habana en los cuales votaron más personas que las registradas en el censo durante la ocupación norteamericana.

José Miguel Gómez, Presidente de la República de Cuba entre 1909 y 1913

El 4 de mayo de 1906 se proclamaron a Tomás Estrada Palma y Domingo Méndez Capote como presidente de la República y vicepresidente respectivamente, lo que provocó que los seguidores del Partido Liberal, se alzaran en armas, en Hato de La Vega, el 19 de agosto de 1906, apenas tres meses después de la toma de posesión. Estos hechos condujeron a una nueva intervención norteamericana que duró hasta 1909, año en el que toma posesión como presidente José Miguel Gómez.

En las elecciones de 1912 los conservadores se aliaron con una facción del Partido Liberal, liderada por el coronel Ernesto Asbert, que poseía gran influencia en la provincia La Habana. Esta unión, conocida como Conjunción Patriótica, aseguró la elección de Mario García Menocal, en detrimento de la candidatura liberal del doctor Alfredo Zayas.

El general Menocal se presentó como candidato presidencial para un nuevo mandato en las elecciones presidenciales de 1916. La Ley Electoral permitía que al terminarse la votación los colegios electorales cerrasen, y se prohibía la presencia del público en los conteos. Eso propicio que al conocerse de forma preliminar la victoria del candidato liberal Alfredo Zayas, el gobierno decidiera violentar las elecciones mediante el fraude y reelegir al presidente Menocal.

Se denunció entonces que en las oficinas de correos y en algunos casos antes habían sido cambiadas las boletas. Acudieron los liberales a los tribunales y lograron restablecer en parte los resultados, quedando la decisión final para unas elecciones complementarias.

El 12 de febrero de 1917 estalló la guerra que se conocería como La Chambelona. En apoyo del gobierno salió el embajador de Estados Unidos William E. González, quien lanzó una proclama en la que se anunciaba a los alzados que el gobierno de Estados Unidos los consideraría sus enemigos y no reconocería su victoria.[6] Sin estar aún sofocado el levantamiento se realizaron las elecciones complemetarias. Las tropas regulares ocuparon los colegios electorales y aseguraron el triunfo de Menocal.

A fines de 1920 se celebraron nuevas elecciones generales en las que resultó ganador el Doctor Alfredo Zayas Alfonso. Durante el gobierno de Zayas, el embajador estadounidense Enoch Crowder envió desde un acorazado norteamericano anclado en el puerto de La Habana una serie de memorandos al presidente Zayas, entre ellos uno sobre el Registro Electoral, con instrucciones sobre cómo debía proceder.[7]

En ese memorando, Crowder expresó preocupación con la adopción del Registro Electoral Permanente, y exponía que en las elecciones de 1918 se pudo comprobar que por medio del fraude y de la corrupción, los Registros habían sobrepasado todas las proporciones en el número de electores.

Zayas fue sucedido por Gerardo Machado Morales, quien fue reelecto en 1928. Debido a la represión desatada durante su gobierno y a la pérdida del apoyo del gobierno de los Estados Unidos, Machado abandonó el país el 12 de agosto de 1933 siendo sucedido por efímeros presidentes.

La presidencia fue ocupada el 4 de septiembre de 1933 por Ramón Grau San Martín. Este fue depuesto posteriormente por un golpe militar llevado a cabo por Fulgencio Batista el 15 de enero de 1934, año por el que desfilan otros tres presidentes.

Otros dos presidentes se sucedieron entre 1934 y 1936, año en el que asume el hasta ese momento vicepresidente Federico Laredo Brú, quien es sucedido en 1940 por el candidato de la Coalición Socialista-Democrática Fulgencio Batista y Zaldívar.

Unos meses antes de que Batista asumiera su mandato, el 1 de julio de 1940, fue firmada en Guáimaro una nueva constitución que especificaba que el presidente era elegido por sufragio universal para un período de cuatro años,suprimiendo el derecho a la reelección, y estableciendo que un mandatario debía esperar por lo menos cuatro años para volver a serlo. La misma fue promulgada el 10 de octubre de ese año, el mismo día en que Fulgencio Batista asumía la presidencia de la nación.[8]

Ramón Grau San Martín fue electo para el período comprendido entre 1944 y 1948. Viendo frustrados sus intentos de reelección, favoreció la llegada a la presidencia de otro militante del Partido Auténtico, Carlos Prío Socarrás, quien resultó ganador en las elecciones de junio de 1948.

Desde la oposición, el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) arrastró a una importante masa de la población y se presentaba como principal aspirante al triunfo, en la figura de su candidato Roberto Agramonte. Las posibilidades reales de Batista, representante del Partido Acción Unitaria, eran por lo tanto bastante reducidas.

En la madrugada del 10 de marzo de 1952 se efectuó un golpe de estado que llevó a Batista nuevamente al poder, con el beneplácito de los Estados Unidos.[9] Batista anunció que habrían elecciones en Cuba el 1 de noviembre de 1954 y en la última semana de julio de 1954 se anunció como candidato, representando a los cuatro partidos que habían apoyado el golpe de estado del 10 de marzo: Acción Democrática, Liberal, Demócrata y Radical. Como candidato único de la oposición participaría el expresidente Ramón Grau San Martín.

Batista solicitó licencia electoral, nombrando presidente provisional a su amigo Andrés Domingo Morales del Castillo y realizando un gran despliegue electoral, que lo llevó a cerrar su campaña a finales de octubre con un gran acto en el Parque Central de La Habana. Grau, por su parte hizo lo mismo en Santiago de Cuba sabiéndose beneficiado por algunas campañas de voto negativo contra Batista, como la desarrollada por el Partido Socialista Popular. Sin embargo, el día 31 de octubre, ante las cámaras de la televisión el representante de Grau ante el Tribunal Supremo Electoral, Olba Benito denunció la ola de persecuciones y violencia desatada a lo largo de la Isla contra los simpatizantes de la candidatura de Grau y otros elementos antibatistianos.[10] En un viraje de último minuto, Grau se sumó a la corriente abstencionista.

Batista concurrió como candidato único de las elecciones presidenciales de noviembre de 1954 y resultó electo con 1 262 587 votos.[11]

En reunión conjunta de la Cámara y el Senado efectuada el 18 de febrero se proclamaban a Fulgencio Batista y a Ramón Guas Inclán como presidente y vicepresidente de la República, respectivamente. El día 24 de febrero ambos tomaban posesión de sus altos cargos. Ese mismo día se abrogaban los Estatutos Constitucionales y se restablecía la Constitución de 1940.

Revolución en el poder

Manuel Urrutia Lleó, primer presidente de la Cuba después del Triunfo de la Revolución

Desde diciembre de 1957 el magistrado cubano Manuel Urrutia Lleó fue propuesto por la dirección del Movimiento Revolucionario 26 de Julio para ser el futuro presidente de la República debido a la postura asumida ante la Causa No. 67 de 1956, emitiendo un voto particular absolutorio a los acusados por haber tomado parte en el alzamiento del 30 de noviembre de 1956 y en la expedición armada del Granma. El 7 de diciembre de 1958 llegó a territorio libre, junto con su familia y una vez huido Batista, juró como presidente provisional de la República de Cuba en el balcón del Ayuntamiento de Santiago de Cuba.[12]

Urrutia dimitió del cargo luego de la renuncia de Fidel Castro como Primer Ministro del Gobierno Revolucionario y la protesta popular por el regreso de este último.[13] Casi de inmediato fue sustituido por Osvaldo Dorticós Torrado.

En 1974, el Gobierno Revolucionario tomó la decisión de llevar a cabo en la provincia de Matanzas una experiencia sobre el establecimiento de los órganos del Poder Popular en las localidades.[14] El día 21 quedaba constituida la inicial Asamblea Provincial de delegados procedentes de los 14 municipios de este territorio.

El 21 de julio fue constituida la Asamblea Provincial del Poder Popular en Matanzas. El estudio de la experiencia de Matanzas constituyó la base para elaborar la propuesta de la estructura que adoptarían los Órganos del Poder Popular en todo el país.[14]

Esta experiencia tuvo por objetivo confirmar toda una serie de criterios referidos a formas metodológicas para el mejor funcionamiento de las instituciones representativas del Estado, así como sobre cuestiones demográficas, territoriales y, entre otras relaciones, las relaciones administrativas y empresariales.

El 11 de diciembre del propio año, por vez primera en la historia de Cuba, se iniciaron las asambleas de vecinos en Matanzas para escuchar la rendición de cuenta de sus delegados.

El 10 de abril de 1975 se inició el proceso de discusión del anteproyecto de Constitución de la República de Cuba en el que mediante miles de reuniones, participaron más de 6 millones de cubanos y que fue sometido a referéndum popular el 15 de febrero de 1976. Aprobada por el 98 por ciento de los electores, entró en vigor el 24 de febrero de 1976.[14]

En octubre de 1992, el Parlamento cubano aprobó por unanimidad una nueva Ley Electoral que, por primera vez, estableció el voto directo y secreto en las elecciones provinciales y nacionales.[15] La decisión de modificar la Constitución aprobada en referéndum en 1976­ para elegir por el voto directo, universal, secreto y voluntario de la población a los miembros del Parlamento y las Asambleas Provinciales del Poder Popular fue sugerida en el IV Congreso del Partido Comunista celebrado en octubre de 1991.

Tras la elección a mano alzada de los delegados de base estos deben ser aprobados por el voto secreto de los electores, para formar las Asambleas Municipales. Este requisito también se aplica a las Asambleas Provinciales y a la Asamblea Nacional, pero para estas cámaras las precandidaturas son presentadas por las Comisiones de Candidaturas.[16]

La Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano supremo del poder del Estado. Representa y expresa la voluntad soberana de todo el pueblo, es el único órgano con potestad constituyente y legislativa en la República.[17] La Asamblea Nacional del Poder Popular elige, de entre sus diputados, al Consejo de Estado, integrado por un Presidente, un Primer Vicepresidente, cinco Vicepresidentes, un Secretario y veintitrés miembros más. El Presidente del Consejo de Estado es jefe de Estado y jefe de Gobierno.[18]

Elecciones de 1976

En 1975 se aprobó en Cuba una nueva división político-administrativa que fraccionó el territorio nacional en 14 provincias y un municipio especial. Un año antes se había seleccionado a la provincia de Matanzas para tomar experiencia en el establecimiento de los órganos del Poder Popular en las localidades.

Para la realización de la experiencia de Matanzas el Gobierno Revolucionario tuvo que tomar algunas medidas legales, administrativas y organizativas, tales como:

  • Modificar la Ley Fundamental de la Republica, que establecía algunos preceptos que estaban en contra de la experiencia que se iba a efectuar, algunos de carácter formal y otros de fondos:
    • el reconocimiento legal de las regiones como parte de la división político–administrativa del país.
    • el reconocimiento del voto como un derecho que tiene el ciudadano, pero este no tiene carácter obligatorio.
    • el establecimiento del derecho al voto de los militares.
    • la modificación del requisito de la edad mínima para ejercer el derecho al sufragio, otorgándole este derecho a los ciudadanos mayores de 16 años en lugar de los 21 años que establecía la Constitución del 40.
  • Efectuar los estudios previos para realizar la descentralización administrativa; el estudio de todo lo que debía administrarse centralmente y lo que debía administrar la instancia provincial, regional o municipal.
  • Preparar políticamente a las masas, tarea que se inicio a mediados de 1973 y que se extendió hasta el 2 de julio de 1974 , cuando se constituyo la Asamblea Provincial del Poder Popular de Matanzas.

En 1976 mediante un Referendo nacional fue aprobada la nueva Constitución de la República y la Ley de Tránsito Constitucional.

Mediante asambleas de nominación, se seleccionaron los candidatos a delegados para los Órganos Municipales del Poder Popular en agosto de 1976. Entre los seleccionados se apreciaba una alta cifra de candidatos militantes del PCC y la UJC, aunque también resultaron seleccionadas personas sin filiación en las organizaciones comunistas. Un número importante de jóvenes y mujeres también se vio representado.

El 10 y el 17 de octubre de 1976, en primera y segunda vueltas electorales, el 95,2 % de todos los cubanos mayores de 16 años, mediante voto secreto y directo en las urnas, eligieron de entre más de 30 000 candidatos a los 10 725 delegados (concejales) a las 169 asambleas municipales del Poder Popular (ayuntamientos), que quedaron oficialmente constituidas el 30 de octubre, mismo día en el que se eligen los delegados a las Asambleas Provinciales. El presidente cubano Fidel Castro, en un discurso pronunciado en el acto solemne efectuado el 7 de noviembre en La Demajagua, expresó:

Hoy quedaron constituidas las Asambleas Provinciales en todo el país, y actos como este se han efectuado o se están efectuando a esta misma hora en Jimaguayú, en Mal Tiempo, en Girón, en Cacahual, y en los Mangos de Roque, como todo un símbolo de que lo que hacemos hoy es sencillamente la continuación histórica de lo que comenzó a realizarse en el pasado siglo.

Sobre ustedes recaen ahora grandes responsabilidades, sobre todos los delegados a las Asambleas Provinciales, y especialmente sobre los hombros de los delegados de las nuevas provincias orientales.[19]
Constitución de la primera Asamblea Nacional del Poder Popular, que tuvo de presidente a Blas Roca y a Raúl Roa de vicepresidente

El 2 de noviembre fueron electos los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, que fue oficializada un mes más tarde. La constitución de la Asamblea Nacional, la elección del Consejo de Estado, su Presidente y vicepresidentes, y la designación del Consejo de Ministros, fortalecieron la esencia democrática de la Revolución cubana. Fidel, en la sesión solemne de la constitución de la Asamblea Nacional, expresó:

En este acto trascendental e histórico, del cual todos somos testigos vivientes, cesa el período de provisionalidad del Gobierno Revolucionario y adopta nuestro Estado socialista formas institucionales definitivas. La Asamblea Nacional se constituye en órgano supremo del Estado y asume las funciones que le asigna la Constitución. Era un deber y es a la vez un gran triunfo de nuestra generación arribar a esta meta.[20]

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Ley electoral de 1992

Tradicionalmente las urnas electorales son custodiadas por pioneros.

Hasta los comicios de 1992-93 la práctica del pueblo en Cuba fue nominar y elegir a sus delegados de circunscripción, los que luego determinaban quiénes serían los delegados a las Asambleas Provinciales y los diputados a la Asamblea Nacional.

El 12 de julio de 1992 fue aprobada en sesión convocada al efecto, de la Asamblea Nacional del Poder Popular, la Ley de Reforma Constitucional encaminada a cumplimentar las recomendaciones del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba adoptadas como resultado del debate público, abierto, franco y sereno con el pueblo. En la nueva Ley electoral se establecieron nuevas formas de elección de los diputados a la Asamblea Nacional y de los delegados a las asambleas provinciales, así como otras cuestiones de interés para la vida institucional del país.[21]

El sistema electoral cubano amplió, profundizó los fundamentos democráticos del sistema, y posibilitó —entre otras cuestiones— la elección mediante el voto directo y secreto de los Diputados a la Asamblea Nacional y de los delegados a las Asambleas Provinciales. La amplia participación del pueblo en las elecciones confirma el respaldo de la inmensa mayoría de las cubanas y cubanos a su sistema político.

La Ley No. 72 de 1992, Ley Electoral, establece que los procesos electorales son de dos tipos:[1]

  1. Elecciones generales, en las que se elige a los Diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, su Presidente, Vicepresidente y Secretario al Presidente, Primer Vicepresidente, Vicepresidentes, Secretario y demás miembros del Consejo de Estado a los Delegados a las Asambleas Provinciales y Municipales del poder Popular y a su vez Presidentes y Vicepresidentes. Cada cinco años.
  2. Elecciones parciales, en las que se elige a los Delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular y sus Presidentes y Vicepresidentes. Cada dos años y medio.

Los principios generales que caracterizan el Sistema Electoral Cubano son:

  • Todos los ciudadanos con capacidad legal para ello, tienen derecho a intervenir en la dirección del Estado, bien directamente o por intermedio de sus representantes.[22]
  • El Partido no propone, no postula ni promueve candidatos, es el propio pueblo, los electores los que tienen esa facultad la que ejercen en asambleas públicas en acto libre y soberano.[23]
  • Inscripción universal, automática y gratuita de los electores en el registro electoral.
  • El voto es libre, igual y secreto y cada elector tiene derecho a un solo voto.[24]
  • Tienen derecho al voto los cubanos que hayan cumplido 16 años, excepto los incapacitados mentales previa declaración judicial de su incapacidad y los incapacitados judicialmente por causa de delitos.[25]
  • Derecho de los mayores de 16 años de edad a ser elegidos. Cuando se trate de Diputados a la Asamblea Nacional se requiere tener 18 años.[26]
  • Derecho de los miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y demás miembros de los institutos armados a elegir y ser electos.[25]
  • Inexistencia de campañas electorales discriminatorias, millonarias, ofensivas, difamatorias y denigrantes. Los candidatos no pueden hacer campañas a su favor.
  • Total transparencia en los comicios.
  • Obligación de que todos los electos lo sean por mayoría. El candidato sólo es electo si obtiene más del 50% de los votos válidos emitidos.[27]
  • Alta participación del pueblo en las elecciones. En todos los procesos electorales que se han celebrado desde el año 1976, han participado más del 95% de los electores.[28]

Resultados de las elecciones

Elecciones de delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular[29]

Proceso electoral Electores registrados Ejercieron el voto % Delegados electos[30]
1981 6.272.189 6.097.639 97,2 10.735
1984 6.494.488 6.411.251 98,7 10.963
1986 6.865.344 6.705.434 97,7 13.256
1989 7.240.039 7.117.807 98,3 14.246
1992 7.762.958 7.546.764 97,2 13.865
1995 7.772.583 7.545.821 97,1 14.229
1997 7.952.599 7.760.582 97,6 14.533
2000 8.069.804 7.913.112 98,1 14.686
2002 8.352.948 7.998.061 95,8 14.946
2005 8.461.365 8.178.708 96,7 15.112
2007 8.473.833 8.176.085 96,5 15.236
2010 8.562.270 8.207.946 95,9 15.093
2015 8.536.670

Elecciones de delegados a las Asambleas Provinciales del Poder Popular[29]

Proceso electoral Electores registrados Ejercieron el voto % Delegados electos
1993 7.828.735 7.795.306 99,6 1.190
1998 8.005.433 7.873.613 98,4 1.192
2003 8.251.527 8.056.616 97,6 1.199
2008 8.433.884 8.169.488 96,9 1.201

Elecciones de diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular[29]

Proceso electoral Electores registrados Ejercieron el voto % Diputados electos
1993 7.955.170 7.852.362 98,71 589
1998 8.064.205 7.931.229 98,35 601
2003 8.313.770 8.117.151 97,64 609
2008 8.495.917 8.231.365 96,89 614

Partido único

En la segunda mitad del siglo XIX ya era práctica habitual la creación de partidos políticos, esencialmente para participar en las contiendas electorales. José Martí en 1882 adelantó la idea de que únicamente a través de un solo partido podía dirigirse la lucha del pueblo de Cuba por su independencia. Al respecto expresaba, en carta al mayor general Máximo Gómez, del 20 de julio de 1882:

¿A quién se vuelve Cuba, en el instante definitivo, y ya cercano, de que pierda todas las nuevas esperanzas que el término de la guerra, las promesas de España, y la política de los liberales le han hecho concebir? Se vuelve a todos los que le hablan de una solución fuera de España. Pero si no está en pie, elocuente, erguido, moderado, profundo, un partido revolucionario que inspire, por la cohesión y modestia de sus hombres, y la sensatez de sus proyectos, una confianza suficiente para acallar el anhelo del país —¿A quién ha de volverse, sino a los hombres del partido anexionista que surgirán entonces?

¿Cómo evitar que se vayan tras ellos todos los aficionados a una libertad cómoda, que creen que con esa solución salvan a la par su fortuna y su conciencia? Ese es el riesgo grave. Por eso es llegada la hora de ponernos de pie".[31]

El 25 de diciembre de 1891, invitado por un comité organizador Martí llegó a Cayo Hueso, donde se reunió con representantes de agrupaciones patrióticas provenientes de varios lugares de Estados Unidos. Allí redactó las Bases y los Estatutos del Partido Revolucionario Cubano, que fueron aprobados por los asistentes el 5 de enero de 1892.

En las bases se establecía que el Partido se constituía, concretamente, para lograr la independencia de Cuba, y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico; ordenar una guerra generosa y breve encaminada a asegurar en la paz y el trabajo la felicidad de los habitantes de la Isla; unir los elementos de Revolución existentes y allegar otros nuevos, sin compromiso inmoral con hombre o pueblo alguno, a fin de fundar una nación capaz de asegurar la dicha de sus hijos y cumplir en la vida histórica del continente, los deberes difíciles que su situación geográfica le señalaban; fundar un pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer los peligros de la libertad en una sociedad compuesta para la esclavitud; salvar al país de los peligros internos o externos que lo amenacen y sustituir el desorden económico por un sistema de hacienda pública que permitiera la actividad diversa de sus habitantes.

El 14 de marzo de 1892 Martí definió con precisión el significado de la fundación del Partido mediante una publicación en el Periódico Patria:

"(... ) el Partido Revolucionario Cubano, nacido con responsabilidades sumas en los instantes de descomposición del país, no surgió de la vehemencia pasajera, ni del deseo vociferador e incapaz, ni de la ambición temible, sino del empuje de un pueblo aleccionado, que por el mismo Partido proclama, antes de la república, su redención de los vicios que afean al nacer la vida republicana. Nació uno, de todas partes a la vez. Y erraría, de afuera o de adentro, quien lo creyese extinguible o deleznable. Lo que un grupo ambiciona, cae. Perdura, lo que un pueblo quiere. El Partido Revolucionario Cubano, es el pueblo cubano".[32]

En la etapa de la neocolonia, tras los sucesos del Cuartel Moncada, del Presidio y del exilio en México, se dieron pasos importantes en aras de la unidad del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR 26-7) con el Directorio Revolucionario (DR, y a partir de 1957, 13 de Marzo) y con el Partido Socialista Popular (PSP). Posteriormente la labor del Ejército Rebelde liderado por Fidel Castro, devino escenario para que esas tres organizaciones estrecharan filas.

Con el Triunfo de la Revolución, en el Sistema Político Cubano se fue conformando las condiciones necesarias para la construcción de una sola organización revolucionaria que condujera a la nación; al tiempo que en los discursos de Fidel Castro se localizaba un denominador común: su insistencia en el combate por la unidad de todos los que habían sufrido alguna injusticia.

En el Pleno del Comité Nacional del PSP efectuado el 24 de junio de 1961, concebido para examinar lo relacionado con la creación de una sola organización partidista, ocasión para la cual también fueron invitados los máximos dirigentes del Movimiento y el Directorio, se aprobó una Resolución a partir de la cual el PSP, el MR 26-7 y el DR. 13-M. se disolverían para pasar a concretar la edificación del Partido dirigente de la Revolución Cubana.

El nuevo partido, denominado Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), estableció tres principios de ingreso: la voluntariedad, el criterio de las masas y la selección. No se exigía militancia anterior alguna, ni importaba la organización de procedencia; solo se excluía a quienes habían estado vinculados a la tiranía de cualquier forma o votado en las elecciones de 1958, en las que el movimiento revolucionario orientó no participar.

El 3 de octubre de 1965, en un acto con los dirigentes de los comités provinciales, regionales y seccionales del Partido y los secretarios de los núcleos en todo el país, se presentó la nueva dirección partidista, compuesta por el Comité Central y su Buró Político. En esa ocasión, además, los asistentes aprobaron por unanimidad que la organización cambiara su nombre por el de Partido Comunista de Cuba.[33]

El 29 de enero de 2012 en la clausura de la Primera Conferencia Nacional del Partido, el Presidente de la República de Cuba, Raúl Castro, defendió el sistema de partido único como modo de mantener la independencia y justicia social lograda por la Revolución, ante las amenazas provenientes del exterior:

Nuestros adversarios y hasta algunos que simpatizan con nosotros, abstrayéndose de la historia de permanente agresión, bloqueo económico, injerencia y el cerco mediático, expresado en las incesantes campañas de la prensa supuestamente libre, subordinada en su mayoría a los intereses imperiales predominantes, todo lo cual ha debido enfrentar la Revolución Cubana , nos exigen, como si se tratara de un país en condiciones normales y no una plaza sitiada, la reinstauración del modelo multipartidista que existió en Cuba bajo el dominio neocolonial de los Estados Unidos.

Renunciar al principio de un solo partido equivaldría, sencillamente, a legalizar al partido o los partidos del imperialismo en suelo patrio y sacrificar el arma estratégica de la unidad de los cubanos, que ha hecho realidad los sueños de independencia y justicia social por los que han luchado tantas generaciones de patriotas, desde Hatuey hasta Céspedes, Martí y Fidel.[34]

Referencias

Fuentes

  • Mayoral, Maria Julia. De cómo surgen los candidatos. Granma (La Habana) 2 de septiembre de 1997. p.3
  • Mayoral, Maria Julia. Democracia participativa ¿solo en época electoral? Granma (La Habana) 19 de agosto de 2002.p.3
  • Mayoral, Maria Julia. La Ley que pone las reglas. Granma (La Habana) 23 de febrero de 2002.p.2
  • «Injerencia yanqui en los procesos electorales en Cuba» Disponible en www.cubaminrex.cu. Consultado el 14 de julio de 2012.