Sociedad Antropológica de Cuba
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Sociedad Antropológica de Cuba. Institución fundada el 7 de octubre de 1877. Desempeñó una actividad científica notable en la promoción del conocimiento de la antropología en Cuba, gozando de una merecida fama en el mundo científico del último cuarto del siglo XIX, por la cantidad de trabajos presentados en sus sesiones, la profundidad de sus discusiones y el prestigio de sus miembros fundadores y de los que posteriormente se fueron sumando a sus filas.
Breve reseña
Se creó por iniciativa de la Sociedad Antropológica de Madrid, y efectuó sus sesiones en la sede de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. Contó con la participación de relevantes científicos cubanos, quienes promovieron la realización de expediciones de investigación a diferentes sitios de la Isla. Los materiales arqueológicos y antropológicos colectados en esas expediciones integraron los fondos de la referida Academia y a fines del siglo XIX fueron trasladados al Museo Antropológico Montané de la Universidad de La Habana.
Las actas de la Sociedad correspondientes a los años 1885 y 1886 se publicaron en Crónica Médico Quirúrgica de La Habana -revista mensual fundada y dirigida por Juan Santos Fernández-, que fungió como su órgano oficial, aunque entre 1884 y 1887 se dispuso también del Boletín de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba.
La Sociedad inició la publicación de una revista, el Boletín de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba, del que lamentablemente solo circularon 7 números, entre 1879- 80 y de 1884 - 87.
Integrantes
Como miembros de la referida Sociedad se desempeñaron Felipe Poey Aloy (su primer presidente), Antonio Mestre (secretario), Enrique José Varona, José Manuel Mestre, Antonio Bachiller y Morales y Juan Santos Fernández. Luis Montané Dardé se destacó como uno de sus rincipales animadores, fue quien introdujo en Cuba la Antropología Científica y fue el primer profesor de esta especialidad.
Cese de la institución
La institución recesó desde 1891 hasta 1895, cuando eligió una nueva directiva, encabezada por José R. Montalvo; pero las condiciones políticas y económicas de la Isla, a causa del estallido de la Guerra de Independencia, no permitieron que se alcanzasen los resultados esperados y que continuara en funciones.
