Tawahka (etnia)

Tawahkas Los Tawahkas o sumos, como también se les denomina son uno de los pueblos indígenas que habitan en las riberas del río Patuca, en el departamento de Gracias a Dios y parte del departamento de Olancho en Honduras y en la Costa Atlántica de Nicaragua. La región que comprende el departamento de Gracias a Dios se conoce como La Mosquitia. Aquí nos referimos a los Tawahkas ubicados en Honduras. Tierra adentro de las Costa de la Mosquitia viven los Tawahkas.

Tawahka (etnia)
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Concepto:Indígenas

Vocabulario

Grupo humano: Tawahkas o Sumos Región: wampusipe, Krausipe, Krautara, Yapuhuas. Rio Patuca, Moskitia Honduras, Gracias a Dios.

Etnohistoria

Se hace una breve descripción de la historia de los contactos y sus consecuencias. Es una lectura antropológica de las fuentes históricas que registran los contactos del Pueblo o Etnía con la llegada de la Conquista.

Los tawahkas de Honduras han ocupado una porción significativa del sur oriente del país. El primer contacto que tuvieron con los españoles fue en 1604. Los Tawahkas o sumos eran uno de los grupos indígenas más extensos de Centroamérica durante el periodo colonial. Se extendían hacia el sur desde el río Patuca en Honduras, a través de la sierra central de Nicaragua, hasta el río Rama. Durante la época colonial, se vieron obligados a replegarse hacia el interior del país, ante la belicosidad e intransigencia de los misquitos o zambos; así fue como se establecieron en la región central. Al parecer los Tawahkas tienen parentesco cercano con los misquitos. Hay muchos rasgos socioculturales que los asemejan y la lengua es uno de esos elementos.

Antiguamente estaban formados por diez sub tribus: Tawahka, Panamako, Ulva, Bawinka, Kubra, Yusku, Prinzu, Boah, Islam y Ki. Los documentos coloniales indican que fueron el grupo dominante en esta zona por lo menos durante cuatro siglos. La evidencia indica que el núcleo de las tierras tawahkas de Honduras siempre se ha situado en los alrededores de la confluencia de los ríos Wampú y Patuca, en donde viven actualmente. Gran parte de los Tawahkas residentes en la zona de La Mosquitia son una mezcla de mismitos, pech y ladinos Las relaciones familiares y de amistad han sido el patrón cultural que han determinado las demás formas interrelacionales y productivas. Muestran marcadas tendencias comunitarias.

Los Tawahkas han conservado gran parte de su cultura autóctona tanto en lo económico, social, cultural a través de varias manifestaciones religiosas artísticas, alimenticias, jurídica como en su entorno ecológico. En el aspecto económico, la unidad productiva de la etnia es la familia, principal grupo generador de la fuerza de trabajo. Su música esta representada por algunos instrumentos musicales como: bahah ( flauta), Sibayan ( maraca), Durum (tambor), el Kuah Untak (cascarón de tortuga), Lunkú (arco) etc. En el aspecto alimenticio elaboran bebidas y comidas propias de la zona, entre ellas la chicha de maíz, de arroz, aguardiente de supa, el guabul (bebida preparada a base de guineos verdes y agua) (Rivas: 1993,

Ubicación

Se ubica geográficamente en la región conocida como el Patuca Medio, en la Biosfera Tawahka Asangni, que comprende 233.000 hectáreas de bosque tropical lluvioso, que fue declarada oficialmente como zona protegida por el Congreso Nacional en diciembre de 1999, formando parte de la sección hondureña del Corredor Biológico y Cultural Mesoamericano, la segunda reserva de bosque más grande del continente, ubicada entre los departamentos de Olancho, Colón y Gracias a Dios, cuya población aproximada es de 1,500 miembros, se distribuye en siete comunidades: Parawasito, Kosmako, Yapuwas, Parawas, Kamakasana, Krautara y Krausirpe.


Salud

La situación de la salud es crítica. Esto puede ser otra de las causas por las cuales este grupo cada vez es mas reducido. Las difíciles condiciones de vida que caracterizan la región hacen casi imposible que médicos y personal especializado se establezcan en la zona. Entre las enfermedades que mas afectan a las comunidades se encuentran diarreas, malaria, gripe rasquiña, angina, estreptocócica, fiebres reumáticas, anemia y desnutrición. En tiempos de la guerra contra-sandinista (la mayor parte de la década de los años 80) en Wampusirpe se instalo un campamento de asistencia medica de la Cruz Roja para los refugiados, ubicados en asentamientos a lo largo del rio Patuca. Además, recibían atención médica de brigadas de la Iglesia Morava, que tenia la sede en Pimienta. Con la finalización de la guerra y el retorno de los refugiados a Nicaragua, estas atenciones terminaron al retirarse los organismos internacionales.

Los tratamientos médicos los hace la misma gente en base a medicina tradicional. Los casos graves son atendidos por curanderos, quienes conocen bien la medicina natural. Además, muchos pobladores recurren a los llamados zukias (brujos y brujas), quienes recetan brebajes extraídos de hierbas o raíces; solo cuando los casos se complican es que la gente transporta los enfermos a Wampusirpe en busca de los servicios médicos de la enfermera local, quien se queja de que la gente acude cuando las dolencias se encuentran en estado avanzado.

En las comunidades tawahkas, ningún organismo trabaja en el sector salud. Tampoco existen centros médicos que atiendan las necesidades de las comunidades. En Wanpusirpe solo existe el local que dejo la Cruz Roja, sin medico y sin los implementos y medicamentos necesarios.

Los datos que recabamos en este estudio nos dan indicios alarmantes, ya que el promedio de vida esta entre 38 años para los hombres y 43 para las mujeres. Dé cada 5 niños que nacen, tres mueren antes de cumplir los siete años y la mayoría muere de enfermedades fáciles de prevenir, si se observan las normas mínimas de higiene. La desnutrición es alta, llegando al alarmante porcentaje del 92%. Se atribuye, principalmente, a la mala alimentación y a las duras condiciones de vida en la región. Además de lo anterior, son muchas las mujeres que mueren de parto

Cultura y Tradición

Los Tawahkas muestran un alto grado de penetración cultural misquita. Durante el siglo XIX estuvieron a punto de extinguirse debido al reducido número de mujeres Tawahkas por razones aun no determinadas y a que sus varones no deseaban unirse con las mujeres misquitas. Ocurre lo contrario con los misquitos quienes sin problema alguno deciden juntarse con las Tawahkas. Una muestra de influencia misquita es una de las bebidas mas tomadas por los Tawahkas; el guabul, bebida elaborada de puré de plátano maduro disuelto en agua o leche y puesto a hervir. Además de estas elaboran vinos de varias especies de palmas y de caña de azúcar; del arroz y del maíz preparan bebidas embriagantes como la chicha. De la palma llamada supa consumen el fruto cocido y el tronco les sirve para construir arcos y flechas (igual que los misquitos). Consumen contrario a los misquitos, en menor medida ajo, cebolla, café, y té de varias hiervas.

El ganado mayor se vende localmente, se destaza o se lleva a vender a Wampusirpe (comunidad mayoritariamente misquita); durante el verano, cuando baja el nivel del rio, las reses son conducidas por las riberas de la Patuca. El viaje a pie puede durar de tres a cuatro días. La posesión de ganado es un indicador de riqueza; otra forma de riqueza es la posesión de cerdos, pero poca gente se dedica a criarlos.

La indumentaria es típica campesina, tanto en los hombres como en las mujeres. En épocas recientes, las mujeres tawahkas usaban refajo, un lienzo listado y de vivos colores, lo suficientemente ancho como para dar varias vueltas a la cintura y, tan largo, que llegaba a la cintura; también usaban un forro de manta. El busto lo llevaba al descubierto pero, a veces, usaban una camisa manga corta y escotada. En la actualidad, los niños andan desnudos. El taparrabo estaba hecho de tuno y los usaban indistintamente los varones y las niñas, además de algunos ancianos.

Entre los tawahkas existía una especie de rito en el que, para determinados acontecimientos, se pintaban la cara de acuerdo con las circunstancias: viajar, sembrar, etc. Además, se pintaban las piernas y brazos con una sustancia resinosa que los protegía de los insectos. Esta practica se uso hasta principios de los años setenta. Después prefirieron usar de los productos que se obtienen en las farmacias.

Educación

El 96% de los pobladores son analfabetos y unos 387 niños se encuentran en edad escolar. El analfabetismo entre las mujeres es mayor y alcanza un 100%. Aunque existen dos escuelas, una en Krausirpe y la otra en Krautara, solo la escuela de Krausirpe funciona con regularidad. El promedio de días lectivos en el año es de aproximadamente 103. La escuela se encuentra cerrada la mayor parte del año. Muchos de los niños en edad escolar no asisten a la escuela por las largas distancias que separan las comunidades, las cuales solo pueden recorrerse por medio de pipantes.

En Krautara, la comunidad dispone de un maestro nombrado quien, después de cinco meses de haber comenzado el año lectivo (1991), aun no se había presentado a la comunidad. Otro aspecto importante es que la escuela de Krausirpe, aunque cuenta con un edificio en regulares condiciones, un solo maestro atiende tres grados y solo un 3% de los niños puede continuar sus estudios hasta sexto grado o educación básica en Wampusirpe (comunidad misquita). La mayoría de los niños, después de haber terminado su tercer año de primaria, aun no saben leer ni escribir y, los que logran aprender, después de algunos años son nuevamente analfabetos por falta de práctica.

La ancianidad entre Tawahkas de ninguna manera implica soledad y desocupación

Las personas de avanzada edad siguen dedicándose a sus labores cotidianas en la medida que sus fuerzas lo permitan. La anciana Tawahka tienen a su cargo la educación de los niños pequeños y ciertas labores domesticas. Como la preparación parcial de alimentos y algunos trabajos artesanales. Los hombres ancianos ocupan en la jerarquía civil y religiosa del grupo un puesto que deben a su experiencia y sabiduría. Son respetados y escuchados. Se disfruta de su compañía y se les pide consejos. Cuando un tawahka siente que las fuerzas lo abandonan y que resulta una carga para su familia, se deja morir.

Muerte

Cuando un Tawahka muere, el cuerpo es llevado al cementerio con los pies hacia adelante, el zukia o rezador dirige sus oraciones al difunto y antiguamente, el zukia debía capturar el alma del difunto y conducirla hacia su ultima morada; de lo contrario el alma erraba sin destino causando mucho perjuicio a los pobladores. Para lograrlo se ponía a bailar alrededor de un insecto y lo acercaba al muerto, invitando al alma a penetrar en el cuerpo del animal. El zukia colocaba el insecto en un recipiente y lo liberaba luego en la proximidad de la tumba, para que el alma pudiera entonces pasar el animal al cadáver.

La pobreza Tawahka

La extrema pobreza de la comunidad Tawahka se refleja en los niños donde la falta de centros educativos y la asistencia social del estado no llega a estas regiones olvidadas casi por todos los gobernantes. En la región no se hablan dialectos derivados de la lengua Tawahka. En Honduras habitan aproximadamente entre 800 y 1000 individuos. Prácticamente esta desapareciendo. Existen 7 poblaciones Tawahkas que se caracterizan por albergar hasta el 95% de la misma familia. Muestran marcadas tendencias comunitarias, viven en miserables condiciones sociales desprovistos de todos los servicios básicos; se transportan en pipantes (canoas) sus viviendas son rusticas, utilizando bambú levantadas sobre polines, sin divisiones internas.

El Aspecto Socio-Económico

Los tawahkas están estrechamente vinculados a la tierra. La principal actividad económica que realizan es la agricultura de subsistencia. Esta actividad esta orientada al autoconsumo y para realizarla utiliza tecnología tradicional. La dieta es complementada con la caza, la pesca y la recolección de frutos estacionales. Toda la población se dedica al renglón económico de la agricultura, incluyendo las mujeres y los niños. Los tawahkas cultivan plátanos, malanga, guineo (banano), camote, yuca amarga y dulce, caña de azúcar, ayote, frijoles, café. Todos estos productos son cultivados en pequeña escala para el consumo familiar.

Las aldeas tawahkas están rodeadas por cientos de hectáreas de tierra libre en condición de tierra nacional, sin embargo, ellos consideran que su propiedad comunal se extiende a unas 77 hectáreas hacia el noroeste. Esta área esta localizada sobre la intersección de los departamentos de Gracias a Dios, Olancho y Colon. De la totalidad del are explotada para cualquier tipo de actividad de subsistencia, solamente unas 37 Km., o sea el 4.8% del área total, están bajo alguna forma de uso agrícola, incluyendo las parcelas en donde se cultivan granos básicos, tubérculos y frutas, o que están en descanso (guamil).

La mayor parte de las tierras utilizadas por los tawahkas, un 95% del área, sirve para actividades de caza, pesca o extracción de materiales de construcción. Esta zona de subsistencia incluye aproximadamente 77,000 hectáreas, en las dos categorías: agrícola y uso extensivo.

Nunca ha existido un sistema de producción y mercadeo a gran escala. Por ello es que estas comunidades no pueden competir en el mercado productivo. Ecológicamente desempeñan una excelente función dentro de su medio. El “shifting cultivation” es un sistema que han sabido utilizar, lo que los convierte en un pueblo cuidadoso de su medio. Sus técnicas de cultivo, aunque parecen muy primitivas, son capaces de producir la alimentación necesaria para la población, además de un exiguo excedente. Además, tienen la capacidad de aprovechar el ecosistema sin dañarlo.

Recientemente, el demógrafo norteamericano Peter H. Herlihy, colaborador de MOPAWI y del Instituto Hondureño de Antropología e Historia IHAH), realizo la delimitación de la zona que históricamente pertenece a los tawahkas. La finalidad del estudio es garantizar que las tierras les sean devueltas legalmente. En parte de estas tierras, principalmente cerca de las riberas del rio Patuca, los tawahkas tienen sus parcelas agrícolas.

La producción global de granos básicos en el último año (1990), que no se destina al consumo de personas y animales, se calcula en 20 cargas (40 quintales9 de fríjol y 100 quintales de arroz. Los mismos tawahkas hablan de un fuerte decaimiento de la producción. En la mayoría de las comunidades visitadas, los habitantes plantearon el problema de la escasez de semilla, en el sentido de que por la falta de lluvia, en 1990, muchas de las siembras se arruinaron. Este año, son pocos los que van a sembrar, lo que procurar la carestía de productos el próximo año.

El trabajo agrícola lo realizan en los “trabajaderos”, por lo general, a la orilla del rio. Algunas veces frente a las aldeas y otras rio arriba. En algunas ocasiones, los trabajaderos se encuentran a varios kilómetros de distancia de los poblados. Entre otras cosas, las mujeres, al igual que los hombres, trabajan en la siembra, la limpieza y la cosecha de los diversos productos. Parte de la cosecha es vendida, a bajo precio, a los comerciantes misquitos y a los intermediarios ladinos (coyotes) que llegan hasta las comunidades.

La región tawahka no cuenta con vías de comunicación efectivas. El único medio de comunicación es el pipante. No hay pistas de aterrizaje, ni tampoco una radio. Son comunidades aisladas, que solo disponen de tres pipantes con motor, los que no siempre son usados pues, la mayor parte del año, no disponen de combustible. Los tawahkas tienen que viajar hasta Culmi (siete días por rio y a pie) para comercializar sus productos, donde los truecan por sal, zapatos, ropa o los venden para comprar dichos artículos. No existe una forma de comercio justo; los tawahkas no conocen el verdadero precio de los productos.

Las causas que aíslan a los tawahkas del esto del país son: la falta de carreteras u otro medio económico que comunique sus poblaciones con el resto del departamento y del país. La única vía de comunicación es el rio. En toda la región tawahka no hay vías de comunicación terrestre que enlace una comunidad con otra. En época de verano, la comunicación fluvial se interrumpe porque hay partes del rio que no son profundas y obstaculizan la navegación.

En lo que respecta a la tenencia de la tierra, cada persona o familia puede escoger la parcela que desee trabajar sin ser molestado por el vecino pues, según su visión del mundo, se considera que la “tierra es para el que la trabaja”. En todas las formas de trabajo, ya sea productivo o de construcción (viviendas), se da el fenómeno conocido como “mano vuelta”, que consiste en ayudarse mutuamente en la siembra y cosecha de los productos. Asimismo, al nuevo poblador de la aldea que es aceptado por los habitantes, recibe ayuda de estos. En otros tiempos, cuando la escasez era menor, a los nuevos pobladores les regalaban semillas, cepa de plátano, guineos, madera de yuca, etc., para realizar su siembra. Las parcelas sembradas les permite contar con una (en los últimos años reducida) cosecha para su alimentación y el excedente, que ahora es poco, es destinado a la venta o al trueque.

En los años 30, muchos tawahkas realizaban actividades asalariadas en plantaciones de banano, no muy lejos de sus comunidades. Fueron los alemanes quienes tuvieron plantaciones bananeras en las vegas del rio Patuca. La sede de la Compañía, cuyo nombre no se pudo obtener, estaba en Brus-Laguna y el encargado radicaba en Brabilia (Boca de Carrizal). Esto duro hasta poco antes de la Segunda Guerra Mundial. De estas plantaciones de banano solo han quedado algunas matas en el monte, a orillas del rio Patuca.

La caza la realizan a nivel de subsistencia. Numerosas especies de animales salvajes se encuentran en las cercanías de las aldeas, los que son cazados con arco y flecha, arpón, trampas, rejones, rifles y escopetas. También se capturan pavos y loros, los cuales se destinan a la venta, cuando algún visitante los requiere. La pesca la practican en ríos, canales y manantiales aledaños al Patuca. Capturan peces, tortugas, camarones y cangrejos, utilizando anzuelos, arpones y atarrayas hechas de bejucos y hierbas adormecedoras (pate). Esta última práctica ya no se realiza abiertamente porque es prohibida por la ley.

En los meses de verano, diariamente, las mujeres y los niños pescan con anzuelo. Recorren los canales y los ríos en pipante, colocan una vasija conteniendo hierbas o resina encendida en medio de la embarcación o en sus extremos –proa y popa- para ahuyentar a los mosquitos. En cada pipante (generalmente, cada familia posee uno) van dos o tres mujeres, quienes regresan a sus casas a realizar otras labores domesticas, después de pescar lo suficiente para el consumo diario. En otros tiempos, “cuando todo era abundante”, la pesca de tortugas, cangrejos, lagartos, etc., corría a cargo de los hombres, ya que para ello se necesita introducirse en la s pozas y meter las manos o pies en las cuevas y balseras. Es difícil integrar a la gente a un proceso productivo de pesca, pues en los últimos años el rio Patuca, que es la única fuente, ha disminuido su potencial de especies.

Por otra parte, los tawahkas crían cerdos, gallinas, jolotes, patos y ganado vacuno en pequeña escala. Algunos tawahkas (hombres) se dedican al lavado de oro en las quebradas y riachuelos aledaños a la desembocadura de los ríos Wasparasni, Pao, Lagarto y otros. En la región del Patuca, en el departamento de Olancho, funcionan empresas de capital norteamericano, por lo general no identificadas. Estas empresas se dedican a la explotación aurífera; labor en la que ocupan unos 15 trabajadores permanentes, incluyendo motoristas, operarios de bombas seccionadoras de arena, con las que se explora el fondo del rio. Los misquitos y tawahkas que trabajan con estas empresas reciben un salario diario de 8 lempiras. El horario es de las 7 a.m. a los 12 meridianos y de las 2 a las 5 de la tarde.

El trabajo consiste en destapar el succionado cuando se obstruye, para lo cual los buceadores, desprovistos de tanques de oxigeno, se sumergen hasta una profundidad de doce metros. En algunos lugares, el oro se encuentra fácilmente y en cantidades considerables. Según un joven tawahka durante quince días de lavado saco más de dos onzas, en uno de los caños ubicados rio arriba. Por su parte, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica ha realizado mediciones del potencial hidroeléctrico del rio Patuca, mediante aparatos especiales instalados en las cercanías de la aldea de Kurpa. La extracción del látex se efectúa durante seis meses (de junio a diciembre), los tawahkas y algunos misquitos se dedican a picar chicle (extraer el látex) en las selvas cercanas a las márgenes del Patuca y montañas de Olancho. En la actualidad, esta actividad no es rentable, pues no hay compradores.

Alimentación

La dieta alimenticia de los Tawahkas esta constituida por arroz, guineos, plátanos y yuca; en algunos casos, carne de pescado, tortugas, huevos de gallina, cangrejos, animales de monte (venado, jagüilla, quequeos y danto o tapir) y, en menor proporción, carne de cerno y carne de res.

La influencia misquita en la alimentación se manifiesta con el guabul, bebida preparada con plátano, chato o guineo maduro o verde cocido, que luego machacan en calderos de hierro; luego, a la masa le agregan leche de coco, de vaca o agua y azúcar, según las posibilidades familiares. Esta bebida la consumen durante los tres tiempos de comida. También hacen guabul de una fruta llamada mazapán y de pejivalle. También consumen pejivalle o sopa cocida y preparan bunya, que es un plato hecho con yuca cocida, machacada, que dejan fermentar por espacio de varios días, luego se envuelve en hojas de plátano o bijao para su conservación. El sasal lo preparan con yuca rayada, que envuelven en hojas de bijao o platino para conservarla; de esta masa preparan tortillas, según se presenta la necesidad. La chicha es otra bebida típica muy consumida por los Tawahkas; para su elaboración utilizan diversos productos.

El Aspecto Organizativo

Los tawahkas no tienen una organización política centralizada como grupo. En 1987 se constituyo la Federación Indígena Tawahka de Honduras (FITH), con apoyo de CAHDEA y de MOPAWI. En la actualidad, la FITH es el único organismo existente en la comunidad que persigue agrupar, representar y defender los intereses de este pueblo indígena. A pesar que, desde 1987 recibieron ayuda organizativa y financiera por parte de CAHDEA, MOPAWI y, recientemente, de organismos como la CCD, aun no logran superar sus limitaciones: aislamiento, la incapacidad de los dirigentes de salir adelante con sus proyectos, la falta de personal capacitado dentro de sus miembros, etc. Estas circunstancias imposibilitan formular, planificar y presentar proyectos e informes a los organismos nacionales e internacionales de desarrollo. Los propios indígenas conocen las deficiencias de su organización: “Una de las prioridades principales que muchos de nosotros vemos de mucha importancia, es la capacitación de nuestros representantes.

Muchos rasgos originales de la cultura tawahka ya no existen y su legado material y espiritual del pasado, que expresa el desarrollo social alcanzado, ya no existe integro (si se toma en consideración a los tawahkas en su totalidad: los de Honduras y de Nicaragua). En el caso de Honduras, el inventario de rasgos culturales originales resulta exiguo y, por tanto, poco definidor en su identidad.

Estratificación Social y Tenencia de la Tierra

Puede afirmarse que, en términos generales, entre los tawahkas no existe una estratificación y diferenciación social. Ellos conservan inalterables los sentimientos solidarios e igualitarios. Quizá la influencia externa a la que han sido sometidos revele alguna diferenciación social, pero en la practica son bastante solidarios. Entre los tawahkas los lazos familiares son muy extensos. En Krautara, por ejemplo, un 90% de la comunidad esta emparentada. Conservan inalterables las formas tradicionales del matrimonio. Los padres determinan el futuro de sus hijos, mediante el acuerdo verbal entre los padres cuando los hijos están aun en la niñez o en la adolescencia. En tal sentido, entre las familias ocurre un acercamiento natural y una serie de condiciones que posibilitan la prematura aspiración familiar. Llegado el momento de la unión conyugal, se efectúan los preparativos, desarrollándose una simple ceremonia de entrega, acompañada de consumo de chicha y de una comida tradicional, conocida entre ellos como “comilona”.

Sin embargo, en casos excepcionales, se practica el matrimonio civil, el que acostumbran muy poco, quizá por las dificultades que el mismo implica: oneroso traslado a la cabecera municipal de Brus Laguna, de 8 a 10 días en pipante por el rio, más las inclemencias de la naturaleza. En fin, ellos prefieren sus hábitos tradicionales de desposamiento. El recurso más importante para la supervivencia de los tawahkas es la tierra donde viven y el bosque que la puebla. El territorio tawahka fue declarado como reserva ecológica (Biosfera de Rio Plátano) y los indígenas han sabido convivir con su medio.

El problema que se presenta es el de la migración campesina hacia esa zona, ya que estos grupos mantienen costumbres incompatibles con la naturaleza de la zona, las que acarrearan consecuencias desastrosas para el medio ambiente. Cientos de hectáreas de tierras, a uno y otro lado del rio, se encuentran libres en calidad de tierra nacional, pero los tawahkas consideran que su propiedad comunal se extiende unas 14 caballerías hacia el norte y, tradicionalmente, han tenido la libertad de escoger la parcela de tierra que desean cultivar, sin ningún obstáculo”.

Por otra parte, quiérase o no, por la influencia foránea, a la que no han podido oponer resistencia, poco a poco, las comunidades experimentan una transformación hacia una economía campesina. En otras palabras, están pasando de una economía autárquica y comunal a una economía de carácter individual, cuya unidad productiva la constituye la familia nuclear. Este es un proceso largo, no se ha dado de golpe.

En términos jurídicos, el tipo de tenencia no esta del todo definido; pero en términos geográficos ya se ha logrado una demarcación. La región se caracteriza por carecer de ceros limítrofes. Algunos campesinos ladinos han cercado tierras que, según ellos, “les pertenecen”, lo que ha valido para que el INA asuma el problema con preocupación.

Orientación Productiva

El cacao, la madera y la extracción de oro son sus fuentes principales de ingresos. Para algunos, el ingreso anual es de 600 lempiras, si se dedican a vender madera y cacao. Por otra parte, cuando se necesita del azúcar y la manteca, se recurre al trueque por productos como madera, cacao e, incluso, pájaros (loras y pericos). Algunos indígenas se quejaban del escaso rendimiento (en los últimos años) de la producción de cacao y maíz por la falta de fertilizantes, las plagas y los fenómenos naturales.

El uso de la tierra varía según las necesidades. Acostumbran sembrar granos básicos: arroz, frijoles, leguminosas, tubérculos, etc. El área de cultivo es variable y depende de sus necesidades y de su voluntad de trabajar. Además, depende del número de miembros de una familia. El volumen de producción es bajo; generalmente, solo producen para el consumo y, si hay un excedente, se vende a comerciantes intermediarios. Según conocedores, las tierras en que se localiza este grupo son de vocación agrícola y forestal; debida a la alta pluviosidad, su rendimiento es óptimo y se podrían lograr tres cosechas por año. El pequeño productor tawahka, es aquel que produce un excedente de producción comercializable de café, maíz, frijoles o arroz, pero nunca maneja grandes cantidades y su vinculación con las empresas agro exportadoras no es directa, ya que no tiene capacidad para transportar sus productos.

El tawahka solo trabaja o cultiva para su subsistencia y, por su poca capacidad productiva, se ve obligado a jornalear para el ladino, para el terrateniente ladino y para el indio (por lo general, misquitos) pequeño productor; gana salarios irrisorios y su trabajo e eventual.

Otros Datos De Los Tawahkas

Los Tawahkas son la etnia mas pequeña de Centroamérica con apenas 805 personas, viven en condiciones de extrema pobreza, conviven en un entorno ecológico de bosque tropical húmedo que es el de mayor biodiversidad de la región y se encuentran amenazadas como etnia por el avance de los ladinos a través de distintas fuentes de colonización y por las relaciones Inter. Étnicas desiguales con los misquitos, que son el grupo dominante en la zona. Después de haber sido en tiempos pasados el grupo indígena más numerosos y extendido de la zona, el pueblo Tawahka se ha visto redujo en pequeños poblados. No obstante, conservan su lengua, su cultura y una posición estratégica en uno de los bosques tropicales más importantes de Centroamérica.

La reserva de la biosfera Tawahka Asangri comprenderá 233000 hectáreas de bosque tropical en el centro del cual se encuentran las comunidades Tawahkas, que recibirán de parte del estado la responsabilidad de su cuidado y manejo. El proyecto de decreto para la creación de esta reserva se encuentra para su aprobación en el Congreso Nacional de Honduras. En la actualidad, lo que se haya en juego por tanto, es la supervivencia de los Tawahkas como pueblo, de su lengua, de sus modelos de vida, de su saber tradicional, de sus cosmovisiones y del entorno ecológico en el que han convivido históricamente.

Poblados Tawahkas

En la parte de Honduras, existen de 800 a 1000 Tawahkas, aunque es imposible precisar un numero exactos pues desde 1974 no se han efectuado censos poblacionales sobre las comunidades indígenas del país. Los datos que presentamos son aproximados. En total estimamos que su numero (los de Nicaragua y Honduras juntos) es de 14,000 aproximadamente. Sin embargo, las siete comunidades que constituyen este grupo en Honduras son: Krausirpe, Krautora, Dimikian, Yapuwas, Kamakasna, Wasparasni y Santa Martha, albergan 704 personas, distribuidas de la siguiente manera.

Fuentes