Teodoro de Mopsuestia

Teodoro de Mopsuestia
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NombreTeodoro de Mopsuestia
Nacimiento350
Antioquía, c., Bandera de Grecia Grecia
Fallecimiento428
Mopsuestia, Bandera de Grecia Grecia,
OcupaciónTeólogo

Teodoro de Mopsuestia. Discípulo de Nestorio, fue obispo de Mopsuestia o Mopsuesto en Cilicia (392 o 393) y uno de los más destacados representantes de la escuela teológica de Antioquía, opuesta a la de Alejandría por el método interpretativo bíblico. Su doctrina sobre la Encarnación, realizada a partir de un análisis metafísico y psicológico, influyó en las tesis de Nestorio.

Síntesis biográfica

Hijo de una familia noble y rica, el joven Teodoro frecuentó la escuela de retórica del famoso Libanio. Sin embargo, no cumplidos todavía los veinte años, su vocación se volvió a la vida ascética

Estudios

Ingresó en la comunidad dirigida por Diodoro de Tarso y se dedicó al estudio de los libros sagrados. Poco después conoció un momento de nostalgia de la vida mundana y abandonó el claustro, al que, sin embargo, regresó tras la insistente y elocuente invitación de su amigo y condiscípulo Juan Crisóstomo. Ordenado sacerdote hacia el año 383 por el prelado Flaviano, permaneció algún tiempo en Tarso, junto a su antiguo maestro, que regía entonces esta sede episcopal.

Las fuentes filosóficas de la teología de Rahner incluyen a Tomás de Aquino, leído desde la perspectiva de la filosofía continental contemporánea. Rahner recibió clases de Heidegger en la Universidad de Friburgo.

Durante sus estudios de doctorado en Fríburgo estudió las obras de Joseph Marichal y de Emmanuel Kant, bajo la dirección de Martin Honecker. Pero su tesis en escolástica sobre santo Tomás, impregnada de ideas de Honecker (existencialista) fue rechazada por los examinadores que la consideraron poco fiel al pensamiento del santo.

Una vez profesor, enseñó Teología Dogmática a partir de 1937 en la Universidad de Innsbruck. En 1938, tras la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi, la consiguiente disolución del colegio de los jesuitas y el cierre de la facultad de Teología, Rahner es expulsado del Tirol.

Hasta su retorno a la universidad de Innsbruck en 1948, trabaja en la Universidad de Viena y posteriormente, entre 1945 y 1948, en la universidad de los jesuitas en Pullach, cerca de Munich. A su regreso a Innsbruek enseña durante 15 años Dogmática e Historia del Dogma. Las etapas siguientes de su vida de profesor le llevan a Munich y a Muenster, donde se retira en 1971 por razones de salud.

Nombramiento

En 392 el propio Teodoro fue nombrado obispo de Mopsuestia. Participó en diversas discusiones y concilios, y acogió a Juliano de Eclano, expulsado de Italia como partidario del pelagianismo.

Herencia literaria

A su muerte dejó una considerable herencia literaria, así como la fama de gran maestro de la exégesis en el espíritu de la tradición antioqueña y de temible adversario de cualquier forma de herejía. No obstante, después de la condena en el año 431 del nestorianismo, se levantó en torno a la memoria de Teodoro una apasionada campaña de recriminaciones y aprobaciones que duró más de un siglo y terminó, finalmente, con la victoria de sus enemigos, quienes lograron hacerle condenar solemnemente en 533 en el quinto concilio ecuménico de Constantinopla (condenación de los Tres Capítulos, origen de la prolongada controversia) como primer responsable del nestorianismo y, además, como favorecedor del pelagianismo en Oriente

Las principales aportaciones

Las principales aportaciones de Teodoro de Mopsuestia son, sin embargo, las del ámbito exegético. Si bien su teoría de los dos grados de inspiración, el de los libros sapienciales y el de los propiamente proféticos, se vio condenada en Constantinopla (aun cuando resulte susceptible de una interpretación en sentido ortodoxo), las sólidas exigencias de la actividad anterior a la exegética, referentes a la discriminación del texto auténtico, y el rigor en la aplicación del concepto de la teoría antioqueña en la identificación del sentido típico y mesiánico de la Sagrada Escritura, hacen de Teodoro, junto con su maestro Diodoro, el fundador de la exégesis científica.

Fuente