Tommaso Campanella

Tommaso Campanella
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Filósofo italiano, comunista utópico[1]
NombreTommaso Campanella
Nacimiento5 de septiembre de 1568
Stilo, Calabria, Bandera de Italia Italia
Fallecimiento21 de mayo de 1639
París, Bandera de Francia Francia
Nacionalidaditaliana
Otros nombresTomás Campanella
Giovanni Domenico Campanella
OcupaciónFilósofo
Obras destacadasDe sensu rerum et magia (1590, revisada en 1628)

Tommaso Campanella. Filósofo italiano, comunista utópico. A los 15 años entró en un convento de dominicos. Compartió las concepciones filosófico-naturales de Telesio, se manifestó contra la escolástica. Combinaba las ideas del sensualismo y del deísmo (que en aquella época eran progresivas) con concepciones místico-religiosas, con la afición por la magia y la astrología. A causa de su libertad de pensamiento, fue perseguido por la Inquisición. Campanella soñaba con una humanidad libre y próspera, mas confiaba en que su sueño podría trocarse en realidad con la ayuda del papado.[2] Es también citado por su nombre castellanizado, Tomás Campanella. Su nombre antes de entrar en la Orden Dominica fue Giovanni Domenico Campanella.

En 1599, Campanella intentó organizar un levantamiento con el fin de liberar a Italia del yugo español. La conjuración fue descubierta y Campanella, después de sufrir crueles tormentos, se vio arrojado en la cárcel, donde permaneció 27 años. Allí escribió (1602) su utopía «La ciudad del Sol» (publicada en 1623) acerca de una sociedad comunista ideal en la que el poder está en manos de hombres sabios y de sacerdotes, con lo que posee, en el fondo, un carácter teocrático. En este hecho se refleja el influjo que sobre Campanella ejerció la ideología de la Iglesia. Campanella fundamentaba su ideal comunista en el mandato de la razón y en las leyes de la naturaleza. «La ciudad del Sol» contribuyó en no poca medida a desarrollar la ideología progresiva, a estimular el progreso social. [3]

Síntesis biográfica

Nace en Stilo, Calabria el 5 de septiembre de 1568. Fue un filósofo y poeta italiano.

A los 15 años ingresó en el convento dominico de Santo Domingo de Placanica, emitiendo sus votos con el nombre de fray Tommaso. Estudió filosofía y teología en Morgeto y Nicastro, mostrando especial admiración por la física naturalista y el antiaristotelismo de Telesio. En 1589, sin contar con sus superiores, se dirige a Nápoles en compañía de un rabino judío, que lo introduce en el círculo de Gian Battista Porta, en el que se practicaban curiosidades mágicas y naturalistas, por las que siempre sintió especial atracción.

En 1591 publicó allí su primera obra, Philosophia sensibus demonstrata, en defensa de Telesio, sufriendo poco tiempo después la primera sospecha de demonismo y herejía, y siendo procesado por su propia Orden al año siguiente. Un cuarto proceso (tras haber pasado por Roma, Florencia, Bolonia y Padua) más grave que los anteriores, hace que le trasladen a Roma, siendo encarcelado en la Torre Nona por orden del Santo Oficio. Obtenida la libertad, se retira al pequeño convento de [[Santa Maria de Gesu (Stilo), aparentando una vida recogida y tranquila. Mientras tanto planeaba una conjuración contra la dominación española en Calabria, y la instauración de una república teocrática perfecta similar a la utopía que formula en Cittá del sole.

Delatado, se le abre en 1599 un proceso político y eclesiástico en el que se le acusa de rebelión y herejía. El gobierno español y la autoridad eclesiástica determinan en 1602 condenarle a cadena perpetua en el Castillo de Nápoles, donde pasa 27 años. Durante esta reclusión compuso sus principales obras, reelaboró las que en Bolonia le había arrebatado la Inquisición y mantuvo relación con estudiosos de su tiempo (Galileo, Scoppio, Gassendi, etc.).

A requerimiento de la propia Orden Dominicana le fue otorgada la libertad total por el papa Urbano VIII. El 21 de octubre de 1634, vestido de fraile mínimo, con falso nombre, huyó a Francia, donde Campanella encontró afectuosa acogida. Cinco años después, murió en el convento de la Rue Saint-Honoré de París.

Obras importantes

Las obras de Campanella, 82 en total, abarcan muchos campos de la filosofía. Algunos títulos suyos son Teología (1614) y Metafísica (1638).

Entre sus obras importantes se destacan: De sensu rerum et magia (1590, revisada en 1628), en la que expone la doctrina de la animación universal, y su gnoseología. De monarchia hispanica discursus (1601), tratado político en torno a la prioridad de la monarquía española, bajo la autoridad espiritual del Papa, en el concierto político universal. Citta del sole (1602, revisada en 1613) publicada en latín (Civitas solis, poética idea Reipublicae philosophicae, 1623), la obra más significativa de su pensamiento político, en la que traza su república ideal, naturalista, teocrática y aristocráticamente comunista. Universalis Philosophiae seu metaphysicarum rerum, partes tres, libri XVIII (1638), es como una «biblia de la filosofía».

Monarchia Messiae (1605), en donde teoriza sobre la monarquía universal: el Papa es el soberano supremo, los príncipes sus brazos; la humanidad tendrá entonces paz bajo un solo rey y un solo pastor. También escribió una Apologia pro Galileo, mathematico florentino (1616).

Pensamiento

Inicialmente, se inspiró en Bernardino Telesio (1509-1588), aunque más tarde diferenció su pensamiento. Telesio pretendió estudiar la naturaleza a partir de sus propios principios, que para él se reducían a la acción del calor y el frío sobre lo corpóreo, alejándose de esta forma tanto de Aristóteles como de la magia. Telesio afirmaba la autonomía de la naturaleza y en consecuencia, la necesidad de estudiarla de modo independiente a la metafísica a partir de la información que suministra la experiencia sensible. Se observa en el pensamiento de Telesio, algún componente animista inspirado en los presocráticos.

Campanella, a diferencia de Telesio, se acerca algo más a la magia y al animismo. Su teoría del conocimiento afirma que todo conocimiento deriva de la sensibilidad y a ella se reduce. Entonces, el conocimiento sensorial proporciona certeza absoluta y por lo tanto no requiere pruebas de ninguna clase. El escepticismo no tiene sentido porque hay una facultad innata en el alma que nos asegura principios indudables, el primero de los cuales es que existimos, pensamos, queremos y podemos.

Este conocimiento de sí mismo está presupuesto en cualquier conocimiento de las cosas exteriores. Nos conocemos, ante todo, a nosotros mismos, y sólo conocemos las cosas exteriores en cuanto nos conocemos modificados o impresionados por ellas; Campanella extiende esta conciencia a todos los seres.

Muerte

Fallece en el convento de la Rue Saint-Honoré de París el 21 de mayo de 1639

Referencias

  1. Rosental M. y P. Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Argentina, 1973, página 57.
  2. Rosental M. y P. Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Argentina, 1973, página 57.
  3. Rosental M. y P. Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Argentina, 1973, página 57.

Fuentes