Unidad de Traducción

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Concepto:Unidad mínima traducible de una lengua origen a una lengua meta.

La unidad de traducción. La traducción es un Proceso de comunicación superior, bilingüe y mediado en el que "actúan regularidades y características de la comunicación en su conjunto y que se derivan del hecho de que la comunicación por medio de la lengua es vínculo entre la conciencia social y la realidad" (Otto Kade, 1968, 29). La consideración de la Unidad de Traducción (UT) en este marco se basa en la existencia de una unidad mínima traducible, variable de acuerdo a las características del traductor y del texto en sí.

Tendencias generales en torno a la UT

Se observan distintas tendencias en torno a la definición de la UT. Entre ellas, en un extremo, se encuentran aquellas que consideran el texto sólo como una unidad organizativa de unidades de traducción jerárquicamente inferiores a él: oraciones, lexemas etc. y, en otro extremo, aquellas que reconocen el texto como UT superior per se, independientemente de la segmentación a que se someta en el proceso de traducción por parte del traductor. En la primera tendencia se ubican autores como Toury (1995) y Newmark (1988). Este último puede considerarse su principal representante.

Para este autor la UT es más bien una unidad variable dentro de los niveles lingüísticos inferiores al texto. Newmark (1988) considera que todos los segmentos lingüísticos pueden usarse como UT y que la mayor parte de la traducción se hace focalizando las unidades más pequeñas que el texto. Para Newmark el texto es, en definitiva, una unidad estructural que se traduce secuencialmente y de forma segmentada.

Los planteamientos de Newmark (1988) presuponen una segmentación secuencial o lineal a priori lo cual contradice la importancia de un análisis textual global como fase previa a la traducción. Puede pensarse, entonces, que el autor no ve que más allá del análisis de unidades constitutivas del texto es necesaria una integración de las mismas en el texto de manera que actualicen sus valores semántico-pragmáticos y transmitan como un todo el Sentido global del mismo.

Santoyo (1986) propone el Translema como UT, también inferior al texto, y lo define como la unidad mínima de equivalencia interlinguística permutable en el TLp y el TLl de acuerdo a su función y que no es posible reducirla a unidades menores sin afectar las relaciones de Equivalencia. Rabadán (1991) critica la expresión “equivalencia interlingüística” utilizada por Santoyo (1987), afirmando que contradice el carácter funcional que atribuye a la UT.

Al hablar de equivalencia interlingüística, según la mencionada autora, Santoyo (1986) se refiere implícitamente a una permutación estructural, de simple sustitución de elementos. Rabadán (1991) explica que al asumir el criterio de la funcionalidad, la UT no puede ser de naturaleza interlingüística sino intertextual, es decir, cada texto tiene una organización propia y la segmentación en unidades es única y exclusiva en cada proyecto de traducción. Puede concluirse a partir de aquí, sin embargo, que la funcionalidad es vista por ambos autores desde dos posiciones muy diferentes. Por una parte, Santoyo (1986) presenta la UT como unidad inferior al texto con lo cual, a nuestro juicio, al referirse a que la UT es permutable en el Texto de partida (Tp) y en el Texto de llegada (TLl) no está considerando la función comunicativa del texto en sí, sino más bien, la función de la UT o translema como elemento estructural dentro del texto.

En ese caso, el autor habla de una permutación estructural y pone, implícitamente, límites estructuralmente definidos a la UT dentro del texto. Rabadán (1991), por otra parte, valora la funcionalidad desde el punto de vista comunicativo, abordando el texto como UT con una función comunicativa específica, que viene a ser factor determinante en la búsqueda y establecimiento de la equivalencia, ésa que hace que un texto Y pueda ser considerado equivalente a un texto X. Así, la autora diferencia las unidades textuales concebidas como fragmentos de material lingüístico-textual que desempeñan funciones textuales en un texto determinado, y las unidades de traducción o translemas que, según la autora, no tienen existencia de facto en un texto sino que sólo son identificables en el marco de las relaciones de equivalencia entre un TLp y un TLl. Rabadán (1991) afirma: “…es estéril discutir acerca de distintos modelos de unidades de traducción si su definición no contempla la relación básica y fundamental que hace que un texto “Y” sea una traducción del texto “X”: la equivalencia…” (1991, 195)

Esta consideración de Rabadán (1991) puede tener como antecedente el análisis de De Beaugrande (1980) quien, por su parte, asimila las definiciones previas de UT que señalan el texto como un objetivo último y explica: “Todo lo que se ha escrito sobre dichas unidades no implica en sentido estricto a la propia traducción (...) Tanto la segmentación como su consecuencia, es decir, las unidades que de ella se derivan, serán en todo caso un estado previo a la traducción, nunca la traducción en sí misma ni como proceso ni como resultado…”

El texto como UT Parece evidente que el texto es el objetivo último para la definición de su naturaleza como UT- llámese ésta logema, textema, translema, etc.- en cualquiera de las propuestas revisadas. En este sentido si bien no existe hasta el momento un consenso en cuanto a las dimensiones y conceptualización de la UT, sí queda claro para los estudiosos de la Traductología - independientemente de la escuela a la que se adscriben - que el traductor traduce textos, no lenguas ni oraciones aisladas. Él recibe un texto (TLp) y debe producir otro (TLl) que deberá guardar determinadas relaciones con el original en el Nivel léxico, Semántico y Gramatical garantizando una equivalencia comunicativa adecuada y a su vez que satisfaga las expectativas de los nuevos destinatarios.

Aunque hay diferentes definiciones de Traducción que se ciñen al criterio de cada uno de los autores tanto en su dimensión procesal como material (como producto), la mayoría coincide en que el texto constituye uno de los componentes esenciales de la traducción.

El texto y la UT según C. Nord

Una definición también amplia pero referida al texto estrictamente en el marco de la Traducción, es la que ofrece C. Nord (1998), quien define el texto como: “...una entidad compleja en la que todos los componentes cooperan para cumplir los fines comunicativos deseados. Así, es, en efecto, el texto la unidad que se traduce y, sin embargo, el traductor puede procesar unidades más manejables en el proceso de traducción…” (1998, 66). Esta definición de traducción permite considerar tanto los elementos lingüísticos como los no lingüísticos presentes en el texto y las condicionantes que impone el medio a la traducción del mismo.

La definición de texto anterior puede asumirse como una definición general de texto aplicable a cualquier objeto de traducción, independientemente de sus especificidades. Esta definición de texto marcadamente traductológica, tiene un carácter binario, en tanto considera la existencia de un texto que hay que traducir y de un texto traducido; funcional, pues presenta el texto como una constante, lo cual permitirá su manejo y estudio general; flexible y dinámica, en tanto puede adaptarse a cualquier tipo de texto y modalidad de traducción y ofrece la posibilidad de considerar UT manejables de acuerdo con las características individuales de quien traduce y por tanto, no pretende insertar el texto en armaduras de tipo formal.

Las UT manejables de las que habla Nord se asumen como aquellos fragmentos de texto, sin extensión definida a priori, con los que el traductor trabaja durante el proceso de traducción para integrarlos posteriormente a la UT Texto. La extensión de estas unidades manejables y los niveles que atañan dentro del texto como unidad superior dependen de varios factores, entre ellos la Competencia traductora, las propias posibilidades de fragmentación del texto de acuerdo a la construcción del sentido del mismo, etc.

Fuentes