Várices esofágicas sangrantes

Várices esofágicas sangrantes
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Venas muy hinchadas en las paredes de la parte inferior del esófago que sangran

Várices esofágicas sangrantes. Son venas muy hinchadas en las paredes de la parte inferior del esófago (el conducto que conecta la garganta con el estómago) que comienzan a sangrar.

Causas, incidencia y factores de riesgo

La cicatrización (cirrosis) del hígado es la causa más común de várices esofágicas. Esta cicatrización impide que la sangre fluya a través del hígado. Como resultado, hay más flujo de sangre a través de las venas del esófago.

Este flujo sanguíneo extra provoca que las venas en el esófago se hinchen hacia afuera. Si estas venas se rompen (presentan ruptura), pueden causar sangrado profuso.

Cualquier causa de enfermedad hepática crónica puede provocar várices. Las venas hinchadas (várices) también se pueden presentar en la parte superior del estómago.

Síntomas

Las personas con enfermedad hepática crónica y várices esofágicas pueden no presentar ningún síntoma.

Si hay sólo una pequeña cantidad de sangrado, el único síntoma puede ser vetas oscuras o negras en las heces.

Si se presentan grandes cantidades de sangrado, los síntomas pueden abarcar:

  • Heces alquitranosas.
  • Mareo.
  • Palidez.
  • Síntomas de enfermedad hepática crónica (como cirrosis).
  • Vómitos.
  • Vómitos con sangre.

Signos y exámenes

Examen físico

  • Heces negras o con sangre en el examen rectal.
  • Presión arterial baja.
  • Frecuencia cardíaca rápida.
  • Signos de enfermedad hepática crónica o cirrosis.

Los exámenes para determinar de dónde procede el sangrado y detectar el sangrado activo abarcan:

  • Esofagogastroduodenoscopia (EGD).
  • Tubo a través de la nariz hasta el estómago (sonda nasogástrica) para buscar signos de sangrado.

Algunos médicos recomiendan la EGD para pacientes que recibieron recientemente el diagnóstico de cirrosis de leve a moderada para detectar várices esofágicas y tratarlos antes de que haya sangrado.

Tratamiento

El objetivo de la terapia es detener el sangrado agudo lo antes posible y tratar las várices con medicamentos y procedimientos médicos. El sangrado se debe controlar rápidamente para prevenir un shock y la muerte.

Si se presenta un sangrado profuso, el paciente puede ser conectado a un respirador para proteger las vías respiratorias y evitar la broncoaspiración de sangre.

Tratamientos para el sangrado agudo:

  • Se puede emplear una pequeña sonda con luz llamada endoscopio. El médico puede inyectar directamente las várices con un medicamento coagulante o puede colocar una banda de caucho alrededor de las venas sangrantes.
  • Se puede utilizar un medicamento que constriñe los vasos sanguíneos (vasoconstricción). Los ejemplos abarcan octeotrida o vasopresina.
  • Se puede introducir una sonda a través de la nariz hasta el estómago e inflarse con aire. Esto produce presión sobre las venas que sangran (taponamiento con balón).

Una vez que el sangrado se ha detenido, las várices se pueden tratar con medicamentos o procedimientos médicos para prevenir una hemorragia futura:

  • Se emplean fármacos llamados betabloqueadores, como propanolol y nadolol, para reducir el riesgo de sangrado.
  • Se puede usar una pequeña sonda con luz llamada endoscopio para colocar una banda de caucho alrededor de las venas sangrantes.
  • Una derivación portosistémica intrahepática transyugular (DPIT) es un procedimiento para crear nuevas conexiones entre dos vasos sanguíneos en el hígado. Esto puede disminuir la presión en las venas e impedir que se presenten episodios de sangrado nuevamente.

En raras ocasiones, se puede emplear la cirugía de emergencia para tratar pacientes si otra terapia falla. Otras dos opciones de tratamiento son la derivación portocava o la extirpación quirúrgica del esófago, pero estos procedimientos ofrecen riesgo.

Los pacientes con várices sangrantes a raíz de enfermedad hepática pueden necesitar tratamiento adicional de su enfermedad, incluyendo un trasplante de hígado.

Expectativas (pronóstico)

El sangrado retorna con frecuencia si no se hace un tratamiento. Las várices esofágicas sangrantes son una complicación grave de la enfermedad hepática y tienen un pronóstico desalentador.

Complicaciones

  • Encefalopatía (algunas veces llamada encefalopatía hepática.
  • Estenosis esofágica después de la cirugía o terapia endoscópica.
  • Shock hipovolémico.
  • Infección (neumonía, infección del torrente sanguíneo, peritonitis).
  • Retorno de la hemorragia después del tratamiento.

Prevención

El tratamiento de las causas de la enfermedad hepática puede prevenir el sangrado. Asimismo, el tratamiento preventivo de las várices con medicamentos, tales como los betabloqueadores o con ligadura endoscópica con bandas elásticas, puede ayudar a prevenir el sangrado. Se debe considerar la posibilidad de realizar un trasplante de hígado a algunos pacientes.

Fuentes