Vicente Escudero

Vicente Escudero
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Bailarín y coreógrafo español
NombreVicente Escudero Urive
Nacimiento27 de octubre de 1888
Valladolid, Bandera de España España
Fallecimiento4 de noviembre de 1980
Barcelona, Bandera de España España
NacionalidadEspañola
OcupaciónBailarín y coreográfo.

Vicente Escudero Urive. Uno de los bailarines más representativos de su generación. Restableció la pureza y la dignidad del flamenco gracias a la dedicación de toda su vida a ese tipo de danza.

Síntesis biográfica

El universal vallisoletano, coreógrafo, bailador-bailarín e ilustre Vicente Escudero Urive, genio de la danza española, nace el 27 de octubre de 1888. Su infancia transcurrió entre los gitanos. Los primeros "redobles" producidos por sus pies los hizo en las tapaderas de las bocas de riego de su ciudad natal, tomando tal afición a ese ejercicio que se pasaba el día corriendo de una a otra tapa para comprobar los distintos sonidos. Contra el deseo de su padre decidió dedicarse al baile, haciendo sus primeras escapadas por los pueblos de la provincia para actuar en plazas y cafés durante las fiestas. Escudero narra las fatigas que pasó en esos sus primeros tiempos de bailador, las dificultades que tuvo con los guitarristas porque al principio él no sabía bailar a compás. Así hasta los diecisiete años, en que ya con pretensiones de contratarse en un café cantante se hizo su primer traje corto completo.

Consiguió entrar en el Café de la Marina, pero duró tres días aunque su baile gustó al público. Y es que sus compañeros exigieron el despido, amenazando con irse todos si no se hacía así; alegaban que al lado del vallisoletano no se podía tocar, ni bailar, porque quería estar todo el tiempo batiendo palmas y como no sabía estropeaba la fiesta. Así fue Vicente Escudero dando tumbos de un lado a otro por aquellos tiempos, hasta caer en el Café Las Columnas, de Bilbao, donde encontró al gran Antonio de Bilbao, "una persona sincera y buena que no tenía inconveniente en enseñar los secretos del flamenco, cuando veía en un muchacho afición y facultades".

Desarrollo de su carrera profesional

El siguiente paso fue el extranjero. Lisboa primero, y después, aunque siempre había actuado en público en su país natal, en 1920 hizo su presentación oficial en Francia con Carmita García, quien sería su pareja sentimental y artística hasta que murió, en el teatro Olimpia de París. Allí tuvo gran éxito y se quedó largo tiempo, viéndose en la necesidad de ampliar su repertorio; fue cuando comenzó a introducir los bailes clásicos españoles.

En 1922 obtuvo el premio del Concurso Internacional de Danza, organizado por el Teatro de la Comedia de París. Más tarde, en 1924, presentaba en el Teatro Fortuny de París una compañía de ballet, la primera netamente española. Aquel mismo año Escudero abrió en la capital francesa un estudio de bailes españoles, que pronto se vio desbordado de alumnos.

Era famoso, y en 1925 había llevado a cabo su triunfal aparición en el papel de Carmelo con su compatriota La Argentina (Antonia Mercé), una bailarina cuya destreza igualaba y complementaba la suya, en el ballet El amor brujo de Manuel de Falla en el Teatro Trianon-Lyrique de París.

En 1930 estaba metido hasta el cuello en el vanguardismo y el surrealismo que dominaban el mundo artístico de París.

Siguió un largo periodo de giras que reforzaron su fama. Alcanzó el nivel de estrella, cuando bailó con la bailarina rusa Anna Pavlova en el año 1931, al año siguiente hizo su primera aparición en Estados Unidos.

Vicente Escudero.

El 21 de marzo de 1935 en el Radio City Music Hall de Nueva York, interpretó nuevamente el papel de Carmelo con La Argentina (Antonia Mercé), en el ballet El amor brujo de Manuel de Falla. La década de los 40 fue probablemente la del mayor apogeo artístico de Vicente Escudero, en España y en todas partes.

Junto a Carmita García, con los Ballets Ana de España, estrenó Estampa Romántica (1942) y La Galerna (1942), ambas en el Teatro Español de Madrid. En 1954 volvió a París. Escudero se retiró de los escenarios en 1961, aunque continuó vinculado al flamenco hasta su muerte. Su estilo se caracterizó por su sobriedad y la ausencia de amaneramientos y de elementos no tradicionales, aunque realizó geniales improvisaciones coreográficas de gran calidad estética.

Después de retirarse como bailarín en 1961, año en el que nació su sobrino Carlos Sepúlveda, continuó desempeñando una importante labor docente a través de sus conferencias y escritos.

El 4 de noviembre de 1974, la Dirección General de Teatro y Espectáculos del Ministerio de Información y Turismo de España, al fin reconoce públicamente la figura de Vicente Escudero y le da un homenaje en el Teatro Monumental de Madrid. En el mismo participan, con el ballet folklórico de festivales de España y la Compañía de baile español de Antonio Gades, entre otros geniales artistas del momento y de años posteriores, María del Sol, Angeles Chacón, Alicia Carrión, Angela del Moral, Liliana Luz, Carmen, Mario de la Vega, Félix Granados, Conchita Cerezo, Manolo Segura, Esperanza Piera, Rafael Torres, Luis Porcel, Curro Landa, Pilar Cárdenas, Juan Antonio, Conchita Montán, Cristina Hoyos, Sara Lezana, Luisillo, Pilar López, Rosa Durán, Mariemma, Rosario, y el mismo Antonio Gades, además del grueso de las citadas compañías al completo.

Con 87 años de edad, el maestro Vicente Escudero asiste al evento permanentemente acompañado por su querido Carlos Sepúlveda Viejo, quien le llega incluso a sacar de la sala, aconsejado por el médico, en el momento en el que Antonio Gades y su compañía de baile español interpretan "Bodas de Sangre".

Muerte

Vicente Escudero murió en Barcelona en 1980, mientras vivía en compañía de la bailadora María Marqués en la Plaza Real. Falleció el 4 de noviembre de 1980, a los 92 años de edad.

Éxitos

En 1922 obtuvo el premio del Concurso Internacional de Danza, organizado por el Teatro de la Comedia de París. Estuvo considerado como el mejor del mundo durante un tiempo, los años de éxito en Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Cuba, entre 1929 y 1936. En Norteamérica se le consideraba el mejor bailarín del mundo, y él estaba convencido no sólo de que era así, sino de que estaba llamado a ejercer una especie de suprema autoridad moral sobre todo lo concerniente al baile flamenco.

Fuentes