Virgen de Chiquinquirá

Nuestra Señora de Chiquinquirá
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Santo
Virgen de Chiquinquirá.jpg
Religión o MitologíaCatólica
Día celebración9 de julio
Patrón(a) o Dios(a) dePatrona de Colombia
Fecha de canonización1919
País o región de origenBandera de Colombia Colombia
Venerado enColombia

Virgen de Chiquinquirá, Patrona de Colombia. Conocida también como: Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, La Chinita, en Venezuela. Coronada como reina de Colombia.

Historia de Nuestra Señora de Chiquinquirá

Sobre el valle de Saravita, en la zona central de Colombia, se encuentra la ciudad de Chiquinquirá, nombre que significa, en lengua nativa, lugar de adoración a los dioses. Allí arribó en 1560 Antonio de Santana, quien, como buen encomendero, construyó de inmediato una capilla. Luego, en 1562, llega Fray Andrés Jadraque. Ambos decidieron colocar en la capilla una imagen de la Virgen del Rosario, encargándosela al pintor Alonso de Nárvaez con la siguiente petición: a la derecha de la Virgen, San Antonio de Padua, de quien Santana era devoto y a la izquierda, San Andrés, el santo de Fray Jadraque. El cuadro es colocado en la Capilla de Sutamarchán pero como el techo es de paja, poco a poco empiezan a caer goteras, y unos años después la pintura está casi totalmente borrada.

En 1578 el cuadro está tan borroso y deteriorado que el Párroco, P. Leguizamón, lo hace quitar del altar y lo envía a una finca que el Sr. Santana tiene en Chiquinquirá, finca llamada "Aposentos" palabra que significa (casa grande para dar alojamiento a indios y campesinos). En 1585 llega de España una sencilla mujer, llamada María Ramos, familiar de la esposa de Don Antonio de Santana y se va a trabajar como doméstica a la casa de ellos en Chiquinquirá.

Allí en el ranchejo que hace de Capilla encuentra María Ramos el cuadro que en 1578 había sido quitado de la Capilla de Sutamarchán por estar demasiado viejo y borrado, pero ahora si que es cierto que está deteriorado. Todo es agujero y mugre. La piadosa mujer lo observa y al ser informada de que en un tiempo fué una imagen de la Sma. Virgen, pero que por estar ya tan en mal estado se ha empleado para poner semillas a secar al sol, se dedica a quitarle el polvo y la mugre y lo cuelga en una especie de marco. María Ramos pasa largos ratos de rodillas allí ante el borroso cuadro pidiendo a la Virgen que la consuele porque extraña su casa y su patria, y rogándole que por favor se digne hacerse un poco más visible porque allí en aquella tela casi no se notaba nada. Pasan los meses y María Ramos suplica: -"Rosa del cielo ¿cuándo te pondremos contemplar bien?"-.

La Renovación

Dice la crónica de aquel tiempo: El día 26 de diciembre de 1586, a las 9 de la mañana pasaba una india cristiana llamada Isabel que llevaba en la mano a su hijo de 4 años llamado Miguel y al pasar por frente a la Capilla le dijo: "Madre mía, mire a la Madre de Dios que está en el suelo" volvió la india hacia el altar y vió como la imagen de la Madre de Dios estaba en el suelo despidiendo de si un resplandor celestial que inundaba toda la Capilla. Quedó asombrada la india y muy despavorida le dijo en altas voces a María Ramos: -"mire señora que la Madre de Dios se ha bajado del sitio donde estaba y parece que se está quemando"-. Volvió María Ramos el rostro y vió que la imagen de la Sma. Virgen estaba de la manera que decía la india y admirada de ver tan estupendo portento, llena de asombro y pasmo, dando goces y derramando lágrimas fué corriendo hasta el sitio donde estaba la imagen y arrodilándose se quedó mirándola y rezándole con gran fe y devoción. A los clamores de María Ramos y de la india, acudió Juana de Santana y juntas, las tres piadosas mujeres, postradas de rodillas estuvieron largo rato contemplando gozosas aquellos resplandores de Gloria que llenaban de luz la Capilla y de alegría los corazones. Y sigue diciendo la crónica de aquel tiempo:

“…Estaba la milagrosa imagen en el suelo recostada e inclinada hacia el altar en el mismo sitio en el que acostumbraba hacer oración María Ramos. La pintura se había vuelto tan renovada y de celestiales colores y que era una gloria el verla. Cesaron los resplandores que despedía la milagrosa imagen de la madre de Dios y después de un rato, con respeto y devoción levantaron de aquel sitio el milagroso cuadro y lo colocaron en el puesto que había ocupado antes, sobre el altar”.

Apenas estuvo colocado el cuadro en su sitio, llegaron otro tanto de mujeres del servicio y viendo la bendita imagen en aquella hermosura nunca vista y con el rostro tan encendido, renovada de colores toda la imagen, se quedaron asombradas y postrándose de rodillas todos los presentes hicieron adoración y todo aquel día estuvo llena de gente la humilde Capilla, pues muchos venían a dar gracias a Dios y a contemplar la maravillosa imagen y la celestial hermosura que se ve al presente. La fama de tan impresionante suceso corrió rápidamente por todo el vecindario. Indios y españoles comenzaron a acudir de todos los alrededores y en un par de meses todo el territorio del virreinato Nueva Granada, estaba informado el acontecismo y los milagros empezaron a duplicarse. A los 15 días llegó el párroco de Sutmarchán a comprobar el hecho. Se quedó admirado de la renovación milagrosa. Habiendo reverenciado a la Virgen con mucha devoción, llamó a los testigos que habían presenciado la Renovación y ante un escribano les hizo hacer declaraciones juramentadas de lo que habían visto, con todos sus detalles. Todos declararon bajo la gravedad del juramento lo que acabamos de narrar, y el 10 de enero de 1587 en sobre cerrado y sellado fueron enviadas estas declaraciones al Arzobispo de Santa Fe de Bogotá. El Sr. Arzobispo ante la noticia de que de todas partes se dirigen peregrinos a rezar ante el famoso cuadro, envía a unos investigadores especiales a indagar todos los detalles y después de mil averiguaciones, los especialistas concluyen que lo acontecido es algo excepcional, algo divino. Entonces el Sr. Arzobispo en persona se va a visitar el cuadro y no le queda más que repetir las palabras que dijo Jacob en la Biblia:

“...Verdaderamente Dios está en este sitio, y yo no lo sabía (Gn. 28, 16)”.

Las gentes acudían de todas las regiones y la Madre bendita comenzó a obrar curaciones y conversiones en favor de devotos. Pero el milagro más grande y más frecuente que la Virgen de Chiquinquirá que hace a sus devotos es la de la Conversión, que dejen su vida de pecado y empiecen una vida como Dios la desea. Con tan maravilloso suceso se inició la devoción a Nuestra Señora de Chiquinquirá.

Oración a la Santísima Virgen

¡Oh Santa Madre Reina! de nuestros corazones. Abogada de los casos más desesperados; Madre pura y compasiva; Madre del Amor Divino y llena de Luz Divina, pongo en tus tiernas manos el favor que aquí te pido... ( pedir el favor y rezar un avemaría y gloria )

Apiádate de nuestras miserias, de nuestros corazones, de nuestras lágrimas, de nuestras aflicciones y de nuestros sufrimientos del espíritu. Acudo a Ti Madre mía, para que por medio de tu Divino Hijo Nuestro Señor Jesucristo, sea escuchado mi ruego. Yo prometo que al ser oída mi súplica, difundiré Tu Gloria ¡Oh Madre Reina mía yo propagaré tu nombre como Madre de nuestros corazones y Reina del Universo. Te ruego que me oigas postrado ante Tu altar donde diariamente nos das tantas pruebas de Tu Amor y de Tu Poder, consiguiéndonos la salud del cuerpo y el alma, intercediendo por los ruegos con que a Ti llegamos ante Tu Amado Hijo Jesús. Jamás perderé la esperanza en Ti ¡Oh Madre! Virgen Reina nuestra y pídele a Nuestro Señor Jesucristo que nos de salud de cuerpo y alma, que perdone nuestros pecados y que nos de fortaleza para que perseveremos en nuestra Fe hasta el fin y así gozar de su Amor y salvación. ¡OH Virgen Reina de nuestros corazones sáname de cuerpo y alma pues en ¡Ti confío! ¡OH Virgen Reina de nuestros corazones guíanos y protégenos de todo mal y peligro, de las asechanzas del enemigo, en Ti confío! ¡OH Virgen Reina de nuestros corazones, fortalece nuestra Fe para que nos mantengamos en unión contigo ¡Oh Madre Reina y junto a tu Hijo Amado Jesucristo, en ¡Ti confío!

Tu viniste ¡Oh Madre Reina y Amada en celeste aparición a enseñarnos el Amor a Tu Divino Hijo Jesucristo y a conseguir con fervor las gracias por el Santo Rosario. Amén.

(rezar tres avemarias, salve y gloria)

Canonización

Desde 1636 cuidan el santuario los Padres Dominicos, primeros misioneros y evangelizadores de Colombia. Pío VII la declaró a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá patrona de Colombia en 1829 concediéndole fiesta litúrgica propia. "La Chinita" (Venezuela) como la llama su pueblo, fue coronada canónicamente en 1919 y su santuario declarado Basílica en 1927. El 9 de julio de 1919, las autoridades civiles y religiosas Msr. Herrera, Arzobispo de Bogotá y don Marco Fidel Suárez, Presidente de la República coronaron solemnemente a nuestra señora de Chiquinquirá como Reina de Colombia.

Fuentes