Virgen de Covadonga

Virgen de Covadonga
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Religión o MitologíaCatólica
Día celebración8 de septiembre
País o región de origenAsturias, España
Venerado enAsturias, España

Virgen de Covadonga. Conocida popularmente como La Santina, es una imagen de la Virgen María que se encuentra en una cueva en Covadonga, concejo de Cangas de Onís, Principado de Asturias, España. Es la Patrona de Asturias.

Imagen

La imagen de la Virgen de Covadonga recuerda y hace vivir lo que ella fue en la historia de salvación para Jesús y para sus discípulos de ayer y de hoy. La Santina es una imagen de María entrañada e inculturada en el pueblo asturiano por historia, por antigua tradición, por transmisión familiar, por experiencia religiosa personal. Arraigada profundamente en las gentes de esta tierra y constituye uno de los signos con más fuerza y poder de convocatoria de los que Asturias tiene.

Su presencia destella en una imagen. Desde su venida a la Cueva, hace más de mil trescientos años, las presiones agresivas del duro clima, quizá hayan obligado a cambiar las imágenes concretas en numerosas ocasiones.

En la imagen actual la figura ha sido tallada, encarnada, dorada y policromada sobre madera de roble. El tiempo de su confección es el siglo XVI. Sus medidas son 71, 4 cm de altura, incluyendo la peana. La anchura llega a 46 cm, y la profundidad a 21. El Niño actual ha sido colocado en el año 1704, sobre la mano izquierda de la Madre.

En su vestidura merece destacarse el manto que luce Nuestra Señora desde los hombros hasta los pies y cae en su parte posterior en ángulo hasta la base de la peana. Sus colores cambian según los tiempos litúrgicos. El manto normal es de color rojo púrpura, con una cenefa dorada. Se completa con el jubón, camisa de manga larga ceñida al talle, y la basquiña o falda con sencillas estampaciones de motivos florales.

A lo largo del tiempo ha recibido siempre esmerada atención y cuidados constantes. Así el conjunto fue retocado en 1820. Se reajustó en 1874. Finalmente ha sido restaurada por el Instituto Nacional de Conservación y Restauración de la Dirección General de Bellas Artes en 1971 y 1986.

La actual imagen de Covadonga estuvo en la capilla de la Colegiata de San Fernando desde 1778 hasta 1820 en que fue llevada a la Cueva, donde se había habilitado una pequeña capilla para su custodia.

Fue coronada canónicamente el 8 de septiembre de 1918.

Exilio de la imagen

La imagen de la Santina fue sacada de su cueva y llevada a París en 1939, aunque no fue objeto de profanación alguna. Terminada la Guerra, se hizo cargo de la Embajada Española en París el doctor Don Pedro Abadal quien comunica del hallazgo de la imagen en París y él mismo trasladó la imagen en su coche cerrado desde la Embajada de España en París, donde fue encontrada, hasta la frontera con España.

El día 11 de junio de 1939 entraba triunfalmente en España la imagen de la Santina. La ciudad de Irún se disponía a recibirla con una extrema exaltación de religiosidad. El mismo entusiasmo suscitó la Santa Imagen en San Sebastián, Loyola, Mondragón, Vitoria, Valladolid y León. El día 13 llegaba a Asturias entrando por Pajares.

Pasó nueve días en la Catedral de Oviedo visitó Gijón, Avilés y varios pueblos hasta que por fin llegó a Covadonga donde con gran entusiasmo se entronizaría. Fue recibida en el llamado Campo del Repelao por el Cabildo de la Colegiata el 6 de agosto, depositándose la imagen de la Virgen en la Santa Cueva de Covadonga a la una y media de la tarde.

Devoción

La Santina es una imagen universalmente conocida. Preside calles, fachadas y el interior de los hogares. Tras una cierta decadencia a finales del siglo XVIII y parte del siglo XIX, su devoción ha crecido y se extiende sin cesar.

Esta cordialmente arraigada en el pueblo asturiano. Sobre todo, en los emigrantes que, alejados un tiempo de su tierrina natal, al retornar, sienten como un deber cordial acudir a Covadonga, como se acude al hogar de la Madre. Es un signo que, por encima de cualquier división, une a todos los hijos Asturias.

Oración del Papa Juan Pablo II a la Virgen de Covadonga

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,

he subido a la montaña, he venido a tu cueva, Virgen María, para venerar tu imagen, Santina de Covadonga.

Con tus hijos de Asturias y de España entera

quiero hoy proclamar tus glorias y unirme a tu canto:

tú eres la sierva del Señor, nuestra Madre y Reina.

Como peregrino que ansía afianzar su esperanza,

vengo a este santuario, testigo de tanta fe y amor en la Historia, hogar seguro, bajo tu cobijo, entre los

montes, donde pusiste tu casa y sin cesar dispensas los dones de tu Hijo.


Junto con los pastores y fieles de esta Iglesia de Asturias, a ti, que eres dulzura y esperanza de cuantos te

imploran, te pido el don de la esperanza que ilumina el futuro, el gozo perenne de la fe, el ardor ardiente

(le la caridad.


Ayúdanos a vivir en comunión sincera, sabiéndonos Iglesia de Dios, hermanos de Cristo e hijos tuyos,

para dar testimonio de unidad y reavivar en nuestro pueblo la fe.

Te pido, Señora, desde este corazón de Asturias que es tu cueva, por todos los que invocan tu nombre en tantos

otros templos que, esparcidos en la geografía del Principado, son faros de fe, santuarios donde brota el

fervor de la esperanza, morada tuya donde tus hijos se reúnen en torno al altar.


Quiero presentarte y poner ante tus pies, Virgen de Covadonga, a todos tus hijos de Asturias,

las gentes del campo y los hombres del mar,

los mineros con su duro e inclemente trabajo,

los niños y los ancianos, los enfermos y todos los que sufren en el cuerpo y en el alma, las familias y, sobre

todos, los jóvenes, promesa del futuro,

que buscan la razón y el sentido de su vivir.


Alcanza para todos de Dios, «rico en misericordia»,

con tu poderosa mediación maternal,

la gracia del perdón y de la reconciliación

que Cristo tu Hijo nos ha merecido

para vivir en paz con Dios y con los hermanos.


Protege, Virgen Santa de Covadonga,

a cuantos vienen hasta tu templo

para unirse en matrimonio bajo tu mirada maternal.

Haz que experimenten, como los esposos de Caná,

la gracia de tu intercesión y la presencia salvadora de tu Hijo, para que la fe cristiana sea fundamento

inquebrantable de su hogar, y el amor verdadero fortalezca su unión y se abra fecundo a la vida.


Mira, madre de Asturias, a todos los emigrantes de esta tierra que desde lejos vuelven sus ojos hasta este

santuario, en espera de poder regresar a su patria y contemplar tu rostro, que atrae los corazones e irradia

luz y paz.


«Santina de Covadonga», «causa de nuestra alegría»,

ilumina a cuantos llegan a estas montañas para que reconozcan, en medio de tanta belleza, a quien «yéndolas

mirando, con sola su figura, vestidas las dejó de su hermosura», y así se dejen atraer por la bondad y belleza

del Creador que hizo de ti el vértice de la hermosura humana y divina.


Suscita, madre de Asturias, entre los hijos e hijas de las familias cristianas, vocaciones de apóstoles y

misioneros: nuevos sacerdotes, religiosos y religiosas,

personas consagradas y seglares comprometidos,

al servicio del reino y de la civilización del amor.


Haz que, hoy como ayer, los hijos de Asturias sigan a tu Hijo por el camino de la santidad. y siembren la

semilla del Evangelio desde aquí hasta los confines de la Tierra.


Madre y maestra de la fe católica, haz que Covadonga siga siendo, como antaño lo fue, altar mayor y latido del

corazón de España.

Y a quienes te cantamos como "la reina de nuestra montaña", y a todos los hermanos que peregrinan por los

senderos de la fe, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, que nos ofreces siempre como salvador y

hermano nuestro.


Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Amén.

Fuente