Volcán Cotopaxi (Ecuador)

Volcán Cotopaxi
Información sobre la plantilla
Cotopaxi volcano.jpg
Localización
ContinenteSudamericano
CordilleraAndes
País(es)EcuadorBandera de Ecuador
Características
Máx. cota5.897 msnm
TipoEstratovolcán

Volcán Cotopaxi. Es uno de los volcanes activos más altos del mundo (5.897 m / 19 347 ft.) y el segundo más alto del Ecuador, después del Volcán Chimborazo, este último extinto.

Ubicación

Visible desde Quito, el Cotopaxi es un volcán magnífico, y es uno de los pocos glaciares ecuatoriales en el mundo y forma parte del Anillo de Fuego del Pacífico, una región de importante actividad sísmica y volcánica. El volcán es un cono casi perfectamente simétrico, que cuenta en la cima con un cráter activo, con fumarolas de azufre.

Significado de la palabra Cotopaxi

Cotopaxi significa "cuello de luna" en Quechua; los pueblos indígenas de los Andes, lo consideran una montaña sagrada. Durante el tiempo de los Incas, el Volcán Cotopaxi fue adorado como un proveedor de la lluvia, a su vez el volcán tiene una reciente historia destructiva.

Geología del Volcán Cotopaxi

Durante los últimos 4000 años los magmas expulsados durante sus erupciones han sido de composición andesítica. Se pueden identificar 19 ciclos eruptivos que empezaron con caídas plinianas, y además produjeron la producción de flujos piroclásticos y flujos de lava. Cada ciclo terminó con períodos de calma, durante los cuales se formaron capas de suelo que representan períodos de pausa en la actividad eruptiva.

Gracias a la expedición Checo Polaca en 1972 se conoce gran parte de la historia geológica del Cotopaxi. Según los levantamientos geológicos y estudios petrográficos y químicos se determina que:

Las rocas mas viejas denominadas "Complejo Aminas" consiste en aglomerados y lavas de composición andesítica y dacítica encontradas en el lado sur. Posteriormente se depositó el "Complejo Salitres" el cual es una secuencia de lavas dacíticas y andesíticas con abundante material piroclástico, luego sigue el comlejo Morurco denominado así por el pico al sur del Cotopaxi que consiste en andesitas.

La siguiente formación es el "Complejo Ingaloma" ubicado en el flanco norte y compuesto por brechas volcánicas, toba y pomez. En una siguiente etapa en la que se da origen al nuevo cono hasta la actualidad con algunas series de lavas de tipo andesítica.

Volcán Cotopaxi

El Cotopaxi es un volcán cónico altamente simétrico cuyos glaciares no lo han afectado mucho debido al reciente origen de estos. La inclinación de sus flancos observa 30º aproximadamente, mientras que el diámetro de su base se encuentra en los 15 kms.

El nombre de la montaña es una voz Cayapa que se descompone así: Coto, cuello; pag, de pagta, sol y si de shi, dulce. Es decir, "Dulce Cuello de Sol". En la antigua lengua de los Panzaleos, cotopaxi significa "Garganta de fuego".

El cráter del volcán es ovalado con un diámetro de 800x600 m. y una profundidad de 200 m. desde el borde hasta el fondo del mismo. Este activo volcán apareció a mediados del Pleistoceno entre un millón y 200.000 años atrás sobre capas volcánicas aún más antiguas.

El pequeño cerro Morurco o Guagua Cotopaxi que se encuentra un poco más al sur es el remanente del antiguo volcán Cotopaxi cuando este tenía una actividad más explosiva que la actual. Ya a finales del pleistoceno hasta la actualidad, el Cotopaxi reanudó su actividad y construyó el actual cono.

Desde hace 500 años, en tiempos históricos, se han contabilizado numerosas erupciones del Cotopaxi que han destruido los valles cercanos, su última erupción de importancia fue en 1906, reactivándose en 1944 y 1975 pero con poca fuerza.

El carácter explosivo de sus erupciones y la gran cantidad de material incandescente ha generado numerosos flujos de que han llegado hasta el Océano Pacífico, históricamente estos flujos han recorrido doce veces por el cauce del Río Cutuchi, por el Río Pita tres veces y cuatro veces por el Río Napo.

Sin embargo en tiempos prehistóricos se han presentado lahares o aluviones de gravísimas consecuencias, como hace 2.400 años cuando un lahar gigante producido aparentemente por un deslizamiento de grandes dimensiones, sepultó gran parte de los valles de los Chillos y Tumbaco, alcanzando hasta 130 metros sobre los causes de los ríos principales.

Un aluvión similar no podría ser posible hoy en día debido a la poca cantidad de hielo, la nieve perpetua se ubica hoy a partir de los 4.900 msnm mientras que hace 2.400 años se pudo ubicar a sólo 4.000 msnm, lo que significa que la cantidad de hielo y nieve fue mucho mayor.

Expedición en el Volcán Cotopaxi

El carácter explosivo de sus erupciones y la gran cantidad de material incandescente ha generado numerosos flujos de que han llegado hasta el Océano Pacífico, históricamente estos flujos han recorrido doce veces por el cauce del Río Cutuchi, por el Río Pita tres veces y cuatro veces por el Río Napo.

Sin embargo en tiempos prehistóricos se han presentado lahares o aluviones de gravísimas consecuencias, como hace 2.400 años cuando un lahar gigante producido aparentemente por un deslizamiento de grandes dimensiones, sepultó gran parte de los valles de los Chillos y Tumbaco, alcanzando hasta 130 metros sobre los causes de los ríos principales.

Un aluvión similar no podría ser posible hoy en día debido a la poca cantidad de hielo, la nieve perpetua se ubica hoy a partir de los 4.900 msnm mientras que hace 2.400 años se pudo ubicar a sólo 4.000 msnm, lo que significa que la cantidad de hielo y nieve fue mucho mayor.

Primeras ascensiones

Fue escalado por primera vez en 1872 por el alemán Wilhelm Reiss y el colombiano Angel M. Escobar, quienes subieron por el flanco suroeste. El año siguiente fue coronado por cuatro ecuatorianos y otro alemán. En 1877 una desastrosa explosión dejo libre de hielo y barro la cara norte y muchos alpinistas tomaron ventaja de esta situación y empezaron a subir por este flanco.

En 1880 la expedición a Ecuador más importante jamás hecha fue llevada a cabo por el inglés Edward Whymper, que tenía la reputación de ser el primero en subir el Matterhorn en los Alpes, considerado imposible para la época. Whymper, junto con los hermanos Carrel (italianos), pasó una noche acampando en el cráter del Cotopaxi.

Hicieron los primeros ascensos a gran parte de los picos más altos del país: Chimborazo 6.310 m. , Cayambe 5.790 m., Antisana 5.758 m., Iliniza Sur 5.248 m., Carihuairazo 5.020 m., Sincholagua 4.893 m., Cotacachi 4.944 m. y Sara Urco 4.670 m.

La actividad volcánica

La forma actual del Cotopaxi es el resultado de una actividad volcánica que ha edificado un cono regular por la paulatina acumulación de materiales eruptivos (piroclastitas y coladas de lava), emitidas desde el cráter central durante los últimos 5000 años.

Barberi et al.,(1992) han reconstruido la historia eruptiva del Cotopaxi y reconocido un volcán más antiguo, denominado Paleo Cotopaxi, cuya actividad fue inicialmente explosiva y caracterizada por la depositación de un fall pliniano riolítico y una lluvia de cenizas. La edad radiométrica de esta actividad llega a 0.5 Ma. Le sigue una fase de emisión más tranquila que edificó un pequeño estratovolcán ubicado al sur del cono actual, el Morurco. La actividad del Cotopaxi y del Paleo-Cotopaxi está separada por una fase erosiva y la emisión de la denominada "ignimbrita Chalupas".

El estudio de la actividad volcánica del Cotopaxi ha permitido reconstruir la columna estratigráfica general que aparece en la Fig. 1.3, cuyo límite inferior constituyen los depósitos de un deslizamiento volcánico (volcanic debris avalanche). Las dataciones radiométricas indican un lapso de 5000 años para el intervalo que abarca la antes mencionada columna estratigráfica (Barberi et al., 1992).

La actividad anterior a la formación del cono se caracteriza por una serie de erupciones explosivas, ( de las cuales, por lo menos tres son de gran tamaño) con la emisión de un fall pliniano, de composición riolítica-dacítica, y cenizas. Las dataciones radiométricas efectuadas sobre estos productos, con el método de las trazas de fisión en fragmentos de obsidiana, indican una edad de alrededor de 0.5 a 0.10 Ma. (Del Carlo, 1991; Tundo, 1991).

A esta fase explosiva le sigue una actividad caracterizada por la emisión de magmas andesíticos que marcan el inicio de la construcción del cono actual, interrumpida por un episodio catastrófico relacionado con la falla de la porción nor-oriental del edificio volcánico (Smith y Clapperton, 1986), que desencadenó un deslizamiento volcánico (dry debris avalanche), a lo largo de la cuenca superior del Río Pita. A este evento se le había asignado anteriormente una edad comprendida ente 13.000 y 25.000 años A.P.; no obstante, la reconstrucción efectuada por Barberi et al. (1995) reconoce una edad ligeramente superior a 5.000 años A.P. Debido al relleno con los productos de la actividad subsecuente, no han quedado huellas de una depresión, tipo anfiteatro, que suele caracterizar al colapso parcial de un cono volcánico

El depósito relacionado con el deslizamiento cubre un área de 26 km2, caracterizada por una típica morfología de colinetas, cuya altura decrece a medida que se alejan del cráter. Las colinetas más próximas (denominadas localmente "zhumbas"), tienen alrededor de una centena de metros de altura, con una forma cónica aguda; se observa que, en ellas, las lavas presentan un bajo grado de fracturación, compatible con un corto trecho de desplazamiento. Los afloramientos distales del depósito presentan facies litológicas típicas de un transporte en seco, tales como bloques de lavas con fracturas en zigzag (Barberi et al., 1995)

Barberi et al., (1992), asumen razonablemente la ocurrencia de un fenómeno de mezcla entre la avalancha de escombros (debris avalanche) y el material piroclástico, todavía no consolidado, que recubría la cuenca superior del Río Pita.

Las erupciones explosivas fueron del tipo pliniano y produjeron depósitos de caída de lapillis claros y obscuros, flujos piroclásticos (escorias y flujos de pómez) y depósitos de "surge" piroclástico.

A través del método de Carey & Sparks (1986), Barberi et al. (1992) han reconstruido la altura de la columna y la tasa eruptiva de siete distintas erupciones ocurridas en los últimos 2000 años de la historia del Cotopaxi. Las alturas de dichas columnas son considerables, pues varían entre 28 y 40 km. En cambio, los volúmenes de los productos de emisión, estimados con el método de Pyle, son bastante modestos (0.1 - 0.2 km3), si se les compara con columnas tan altas como las mencionadas.

El estudio estratigráfico de los depósitos de tefra ha evindeciado que existen por lo menos 17 niveles guía que representan otras tantas erupciones explosivas con columna sostenida (Barberi et al., 1992).

Las erupciones que indican los más grandes volúmenes (3 y 9 de la columna estratigráfica), son aquellas asociadas con coladas piroclásticas. La escasa presencia de depósitos de flujo indicaría que muy raras veces ocurrió la transición de una fase de columna convectiva a la de colapso.

La erupción (820+-80) fue un evento espectacular desde el punto de vista del volumen emitido, pues se manifiesta con depósitos de lapilli de alrededor de 20 cm de espesor, ubicados a una distancia de casi 40 km al occidente del volcán (Barberi et al., 1992). En épocas más recientes, las erupciones históricas 1 y 2 acumularon depósitos de alrededor de 20 cm de espesor en la zona de El Chasqui, ubicada a unos 20 km al occidente del volcán.

Durante los últimos 466 años del período histórico, que se inicia a partir de 1534 con la conquista española de los territorios de Quito, no han ocurrido erupciones explosivas con columna sostenida (Sodiro, 1877; Wolf, 1878; Almeida, 1994), pero sí, en cambio, varias erupciones explosivas de corta duración con pequeños ascensos de magma.

Ha sido muy frecuente el fenómeno del "boiling over", término inglés que define la emisión de una miscela piroclástica, pobre en volátiles, que origina nubes ardientes capaces de fundir el glaciar que recubre la cima del volcán y generar grandes flujos de lodo que adquieren una gran capacidad de trensporte, como lo demuestra, como ejemplo, el gigantesco bloque denominado "La Quilindosa", que yace cerca de Mulaló y mide 21 m de largo, 15 m de altura y 41 m de perímetro (Almeida, 1994).

A pesar de que la erupción del 26 de junio de 1877, descrita muy detalladamente en las crónicas, forma parte de esta tipología eruptiva, se la tratará in extenso, más adelante.

Actividad Histórica

El Cotopaxi es uno de los volcanes más activos del Ecuador y, por lo tanto, existe un apreciable número de crónicas históricas que comienzan en la época de la conquista española. La mayoría de ellas fueron recopiladas por Hantke y Parodi (1966), Hradecka et al. (1974), Hall (1977), Simkin et al. (1981), Barberi et al. (1995). Dichas crónicas confirman que en los últimos 466 años, han ocurrido solo 4 episodios lahariticos de grandes dimensiones: en 1534, 1742-1744, 1768 y 1877.

El estudio estratigráfico de los depósitos (Barberi et al., 1992) ha identificado estas cuatro erupciones y relacionado con los correspondientes niveles de tefra reconocibles en el terreno.

Almeida (1994) distingue cinco períodos eruptivos en la actividad histórica del Cotopaxi. Exceptuando el último, que corresponde a la erupción de 1877, que se halla bien documentado, los datos históricos sobre los cuatro restantes son bastante escasos y fragmentarios.

Las crónicas de Sodiro (1877) y Wolf (1878) presentan información sobre algunos lahares históricos del Cotopaxi. Adicionalmente, existen testimonios de eventos laharíticos anteriores a la conquista española que produjeron muerte y destrucción entre la población indígena (Cieza de León, Agustín de Zárate, citados en Wolf, 1873).

Agustín de Zárate menciona un pequeño pueblo, denominado "La Contiega", que fue alcanzado por la onda de crecida de un flujo de lodo. Desafortunadamente, no ha sido posible hasta ahora determinar su ubicación, pero, no obstante, éste sería el primer asentamiento humano destruido por un lahar del Cotopaxi, del que se tiene noticias en la historia del Ecuador.

A pesar de que se conoce poco sobre el lahar de 1534, las crónicas hablan de una "lluvia de cenizas" que afectó al pequeño ejército de Pedro de Alvarado, que en ese momento se encontraba movilizándose por el pie de la Cordillera Occidental (Wolf, 1878). Según el mismo autor, la población indígena que resistía a los conquistadores españoles, interpretó este fenómeno natural como una señal premonitoria contraria a esa causa.

La descripción más clara parecería ser la de Agustín de Zárate, que menciona "una corriente de agua y piedras".

En 1742 ocurrieron dos eventos laharíticos, descritos por Pedro Muñoz de Chamorro, escribano de Latacunga, quien advierte su enorme fuerza destructiva, cuando habla de puentes destruidos y molinos invadidos por los torrentes de lodo y piedras.

Wolf (1878) describe a estos episodios como "una enorme lluvia de arena y ceniza", a la cual siguieron "grandes avenidas de agua y lodo"que, dirigiéndose a lo largo de los valles que nacen en el volcán, devastaron todo lo que encontraban a su paso. El mismo autor sostiene que, a partir de 1742 y por la actividad del Cotopaxi, comenzó la decadencia de la provincia de León o Latacunga, antes muy rica y fértil.

En 1744 ocurrió una erupción explosiva, tipo 1877, con fusión de la nieve y formación de flujos de lodo destructivos en las tres principales cuencas hidrográficas que nacen en el Cotopaxi (Pita, Cutuchi y Napo). Existen varias crónicas sobre los daños causados por dichos flujos de lodo; la población de Napo fue alcanzada y destruida después de 6 horas del inicio de la erupción. En la ciudad de Latacunga se dañó el Colegio de la Compañía de Jesús y la Plaza Mayor de la ciudad.

En 1766, los flujos de lodo desencadenados por la erupción inundaron la planicie de Latacunga y acumularon tal cantidad de materiales, que el Río Alaquez fue obligado a cambiar su curso.

La erupción explosiva de 1768 estuvo caracterizada por una lluvia inicial de bombas, que provocó algunas víctimas en Mulaló. Luego continuó con una lluvia de cenizas y lapilli, la lava emergió del cráter, originando lahares que volvieron a devastar los valles de Chillo y Latacunga, causando ingentes daños materiales y víctimas. La ciudad de Latacunga fue, otra vez, gravemente afectada. En Tumbaco se destruyó un puente por efecto del lahar, que tomó una hora y media en llegar hasta el sitio.

No obstante, y contrariamente a lo que hasta ahora se suponía, el evento de 1768 tuvo menores dimensiones que el de 1877; esto se deduce de la información respecto al Inventario de Producción de la Fábrica Chillo, de fecha 22 de Septiembre de 1768 (cinco meses después de ocurrido el evento), que no indica novedades y, más bien, da cuenta de un apreciable envío de productos terminados. En vista que la fábrica estuvo ubicada justo en la orilla del Río Santa Clara, este hecho admitiría, como única posibilidad, la que el lahar no tuvo un caudal suficiente para desbordar el cauce del Río Pita, en el sitio "La Caldera" El Libro de Cuentas de la Hacienda Pedregal incluye los recibos de la producción de quesos de dos meses consecutivos; abril y mayo de 1768. De estos puede deducirse, que en esa hacienda ubicada bastante más cerca del volcán, los daños tampoco fueron graves (Archivo Nacional: Serie Haciendas,1768; Temporalidades, 1768).

Años más tarde, la Hacienda Chillo Compañía, incluida su floreciente fábrica de tejidos, pasó a ser de propiedad de la Familia Aguirre hasta que fue destruida por el paso del flujo de lodo del 26 de junio de 1877.

La erupción de 1853 produjo, aparte de la caída de cenizas y la formación de lahares, una colada de lava que se desplazó sobre la pendiente oriental del cono para bifurcarse en la parte inferior. Esta colada la utilizó Reiss como camino para su ascensión al cráter en 1874. Un viajero alemán que se encontraba de paso, H. Karsten, describió también esta erupción (Wolf, 1878). Según Sodiro (1877), se tiene noticias sobre 3 lahares producidos por este evento que ocurrió en el mes de septiembre; uno de estos, el del día 13, está descrito por el Gobernador de la Provincia en un informe remitido al Gobierno Central. En él se habla de la inundación de la planicie de Latacunga.

Entre 1855 y 1866 se verificaron por lo menos cuatro erupciones pequeñas y no muy bien descritas en las crónicas.

Después de la gran erupción de 1877, en el período 1878-1885, han ocurrido varias erupciones explosivas menores que han emitido nubes ardientes, flujos de lava y originado pequeños flujos de lodo.

Parece que después de 1885, aparte de la erupción no verificada de 1942, el Cotopaxi ha permanecido inactivo hasta el presente. =

La erupción y Flujo de Lodo de 1877

El 26 de junio de 1877 ocurrió la erupción histórica más importante de las que ha presentado el volcán. Desde el inicio de aquel año se manifestaron varias señales precursoras, como la aparición de una densa columna de humo y explosiones profundas que causaron gran sobresalto. El 21 de abril, entre las 7 de la mañana y 10 de la noche, ocurrió el primer episodio eruptivo que no causó daños, en vista que sus efectos estuvieron solamente restringidos a la periferia inmediata del cono.

La actividad explosiva continuó intermitentemente hasta el 25 de junio, cuando después de una fuerte explosión, se levantó del cráter una columna de humo negro y cenizas que se expandió por la atmósfera. Al día siguiente, al las 6:30 de la mañana, se reinició una fuerte actividad explosiva con la formación de una columna de cenizas.

A partir de las 10 de la mañana del mismo día, el volcán entró en la fase paroxísmica de la erupción; "...la lava ígnea del cráter del volcán entró en efervescencia y ebullición lanzándose con una rapidez extraordinaria sobre los flancos del cono".

Los habitantes de la zona describieron la actividad en la siguiente forma, recogida por T. Wolf , (1878):

.. una masa negra (la lava) brotaba humeante y con gran turbulencia simultáneamente sobre todo el rededor del cráter como la espuma que, de una olla de arroz colocada sobre el fuego, comienza de un improviso a hervir y rebosar....

Esta descripción, tremendamente gráfica, corresponde exactamente a la formación de flujos piroclásticos directamente desde el cráter, sin que exista un colapso de columna, denominada "boiling over", al punto que ahora constituye un ejemplo clásico, recogido en la literatura vulcanológica mundial (Cass y Wright, 1987).

Este tipo de actividad demostró ser particularmente eficaz para fundir una gran cantidad de hielo glacial, de modo que, en forma inmediata, se formaron enormes lahares que, al densificarse por la incorporación de sólidos a lo largo de los flancos del cono, incrementaron su capacidad destructiva y causaron graves tragedias cuando llegaron a los valles de Latacunga y Chillo.

Sodiro (1877) y Wolf (1878) presentan una prolija descripción del evento en sí y de los daños causados. Por la cuenca sur, el flujo llegó a Latacunga en menos de una hora y, por la cuenca norte, en el mismo lapso, a Alangasí, Guangopolo y Conocoto, que quedaron cubiertos por arena y piedras.

.. Eran inmensos raudales de agua con enormes masas de hielo, lodo, piedras y peñascos que con ímpetu inconcebible se precipitaban del cerro. A poco rato brotaban ya de las grandes quebradas del austro-occidental arrancando árboles, destruyendo casas y arrebatando consigo ganados, personas y cuanto encontraban en su curso... (Sodiro, 1877).

Al describir el movimiento de los flujos de lodo, Wolf percibe que: "...las aguas duplicaron su volumen y fuerza por las sustancias sólidas que recibieron cuales son peñascos y trozos de hielo, pedazos de lava nueva, piedra pómez, escorias menores, etc. ...".

Refeririéndose, en particular, a la cuenca septentrional , la descripción continúa como sigue:

"... Verdad es que por las quebradas del lado norte y noreste bajaron cantidades de agua, lodo y piedras tan considerables y aún más grandes que por las del lado de Latacunga, pero la mayor parte de los materiales y los más gruesos se depositaron en la altura de los páramos, en las llanuras de Limpiopungo, de Saltopamba y del Mutadero...".

"... El Río Pita corre desde su reunión con el río Pedregal encajonado en una quebrada profunda hacia el Valle del Chillo. Pero al entrar en las llanuras espaciosas se dividió en algunos brazos y devastó horriblemente ese ameno valle, que bien podría llamársele el vergel de Quito...".

...Después de haber bajado del volcán y recorrido la grande planicie que media entre éste y el punto llamado Llavepungo, la avenida se hallaba encajonada en el profundo cauce del Río Pita, entre los dos cerros Pasochoa y Sincholagua, y habría debido seguir en el, en cuyo caso los daños habrían sido mucho menores; pero llegando al sitio llamado La Caldera, a donde el cauce forma un recodo, por el ímpetu con que venía, una gran parte de ella saltó la orilla izquierda, que en aquel punto es bastante baja tomando la dirección de Pillocoto y Sangolquí, encanalada en el río Cunungyacu (o de San Rafael) ... (Sodiro, 1877).

En la actualidad, a este río se le denomina Santa Clara y, al igual que el Pita, cruza por áreas densamente pobladas (Selva Alegre, Sangolquí, Santa Clara, San Rafael); la descripción anterior explica la razón por la que, a pesar de que no desciende del Cotopaxi, sino de la vertiente oriental del Pasochoa, ha constituido un canal para el tránsito de los lahares originados en el primero.

Las diferencias que existían, a la época, en cuanto al desarrollo relativo entre Latacunga y Chillo y el hecho cierto que la avenida por el lado norte recorrió, por algunos kilómetros, una región deshabitada, hicieron que, en las crónicas, se haya consignado un mayor número de datos y referencias sobre la cuenca sur. Hacia el lado de Chillo, éstas son mas bien escasas y, generalmente, se refieren a unas pocas haciendas que, como es conocido, en aquel tiempo ocupaban extensos territorios, y a la fábrica de la familia Aguirre; esto dificultó, en cierta manera, la labor de adquisición y verificación de datos históricos; sin embargo, como se tratará más adelante, se ha logrado recuperar importante información y otras evidencias que estuvieron reservadas a la transmisión oral entre padres e hijos o desapercibidas en los archivos citadinos, a pesar de su gran valor para la reconstrucción del lahar de 1877.

Refiriéndose a los daños en el Valle de Los Chillos, Wolf dice que: "...El daño principal que hizo por este lado consiste sin duda en la completa destrucción de dos máquinas para hilados y tejidos pertenecientes a los señores Aguirre y situadas en su hacienda Chillo. Los perjuicios de los propietarios se calculan en 200.000 pesos. Los valles de Tumbaco y de Guayllabamba participaron de las devastaciones del de Chillo.

A las 4 de la mañana siguiente, es decir, 18 horas después del principio de la catástrofe, llegó la avenida en forma de una creciente del río Esmeraldas al Océano Pacífico. El nivel del anchuroso río se levantó en algunos pies y los cadáveres, pedazos de casas, muebles de toda clase, palos, árboles etc. que flotaban en el agua turbia, anunciaron a los habitantes del Litoral la desgracia que había sucedido a sus hermanos del interior...".

El impacto que causó el flujo de lodo sobre el Valle de Los Chillos fue tan intenso que, aparte de los graves estragos económicos derivados de la destrucción de los molinos, sembríos, puentes, caminos, acequias, etc., apareció un problemas inédito, atribuible a la intensa modificación de la red de drenaje; una epidemia de paludismo que afectó a los habitantes de Alangasí, a partir de septiembre de 1877. En abril de 1878 se continuaban presentando "...estragos de una mortandad, más de 100 enfermos que sufren fiebre y fríos." (Archivo Nacional, Gobernación de Pichincha 1877- 1878).

En la vertiente oriental, cuenca del Río Napo, también se produjeron estragos, que los refiere el Gobernador de la Provincia de Oriente, en un Informe fechado el 20 de julio de 1877:

"... El dia martes 26 de Junio a la una de la tarde, poco mas o menos, se oyó un bramido de volcan; media hora después un ruido como de carruaje, y hora y media después se presentó la creciente, la que era puro lodo, y vino asolando cuanto encontró.

Como desde el momento en que se oyó el ruido con que bajaba, oscureció la atmósfera, no se pudo distinguir lo que llevaba sobre las palizadas.

Finalmente dejó de crecer a las cinco de la tarde, y se aclaró como media hora, y después volvio a oscurecer de manera aterrante, resultando una lluvia de tierra, que duró hasta el amanecer del día siguiente.

Así que calmó un poco la creciente, pude descubrir que los indios que poblaban las cabeceras del río, han sido arrebatados con sus casas y sembríos de los cuales han salvado dos hombres y una mujer entre las palizadas; el uno bajó como una milla, y el otro dos, y la mujer con su criatura. Hasta hoy solo se nota la falta de veinte y siete personas entre hombres, mujeres y niños. Del puerto del pueblo se ha llevado doce casas, con muy pocos trastos. Así que rebajó un poco más, se ha encontrado una mula, cuatro caballos y seis cabezas de ganado.

Este particular da a conocer que hay alguna hacienda inmediata al río Napo. Con este motivo he resuelto hacer una explicación, así que entre el verano, que será el mes de Septiembre; pues ofrece mucha facilidad, porque la creciente ha pasado desmontado las playas, y pocos serán los obstáculos que haya que vencer; de suerte que no es difícil encontrar el sitio de donde arrebató las bestias y el ganado.

Previsiones sobre la actividad eruptiva del Cotopaxi

Tomando como base las informaciones sobre la actividad histórica y una precisa reconstrucción de la tefroestratigrafía, sustentada en quince nuevas dataciones14C, Barberi et al. (1995), han evaluado la frecuencia eruptiva de los eventos explosivos del Cotopaxi para un intervalo período. El período investigado se extiende desde el deslizamiento, y posterior avalancha de escombros dle Río Pita (5000 años A.P.), hasta el presente.

La tefroestratigrafía de los últimos 2000 años revela la existencia de 22 capas de material de caída (fallout). De éstas, siete se dataron con el método del 14C, y tres fueron atribuidas a las erupciones de 1534, 1768 y 1877, por relación con los datos históricos.

Para el período histórico, 1534 hasta el presente, se puede concluir que los mayores eventos explosivos ocurrieron en los años 1534, 1744, 1768 y 1877. Los análisis estratigráficos confirman la ocurrencia de tres erupciones y dejan dudas sobre la posibilidad de una cuarta, debido a que la reconstrucción estratigráfica requiere de una mayor precisión en el área más proximal, y en el sector sur del Cotopaxi (Barberi et al.,1995).

El análisis estratigráfico de la serie de depósitos prehistóricos de fallout de los últimos 2000 años les permitió identificar y contabilizar todos los mayores episodios eruptivos. En la Fig. 6 se presenta un cronograma de la actividad histórica y pre-histórica del Cotopaxi. Se observa que, en el período pre-histórico, y considerando todos los intervalos de reposo, la duración de los mismos varía entre 15 y 187 años. Estos valores concuerdan con los del período histórico, que tienen una duración variable entre 24 y 210 años.

Con base en los datos recabados sobre la extensión de los intervalos de reposo de los últimos 2000 años, se puede sostener que la extensión promedio del período de recurrencia entre dos erupciones sucesivas es de 117+- 70 años (Barberi et al. ,1995). Si se toma en cuenta que la última erupción ocurrió en 1877, la duración del actual intervalo de reposo coincide justo con ese promedio.

Si es que se asume una distribución poissoniana para la extensión de los períodos de reposo (Wickman, 1976) y un valor de 117 años como duración promedio de los mismos, la probabilidad de de que ocurra una erupción explosiva, similar o más grande que la de 1877, dentro de los próximos 50, 100 y 200 años es, respectivamente, igual a 0.35, 0.57 y 0.82 (Barberi et al. ,1995).

Fuente

La actividad volcánica en el Volcán Cotopaxi Publiespe.espe.edu.ec

Volcán Cotopaxi Ecuadorciencia.org

Atractivos turísticos en el Volcán Cotopaxi In-quito.com

El Volcán Cotopaxi Información General Igepn.edu.ec

FLUJO DE LODOS EN EL COTOPAXI Publiespe.espe.edu.ec

Parque Nacional Ecuador.travel

Geología del Volcán Cotopaxi Ecuadorciencia.org

Enlaces Externos

¿QUÉ ES UN VOLCÁN?: Educa.jcyl.es

PARTES DE UN VOLCÁN: Educa.jcyl.es