Vuelo Bombardero North American B-25 Mitchell (accidente aéreo)

Vuelo Bombardero North American B-25 Mitchell
Accidente bombardero North American B25 Mitchell .jpg
Lugar del impactó en el emblemático edificio neoyorquino, entre los pisos 79 y 80
Fecha28 de julio de 1945
Hora9:49 a.m
CausaMala decisión del piloto
LugarNueva York, Edificio Empire State, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
DestinoBase aérea de Newark, en Nueva Jersey
FallecidosTripulación, 11 fallecidos en el Empire State
Implicado
Tripulación3
SobrevivientesNo

Vuelo Bombardero North American B-25 Mitchell. Accidente aéreo ocurrido el 28 de julio de 1945 cuando un avión militar North American B-25 Mitchell pilotado por el teniente coronel William Franklin Smith, un héroe de la Segunda Guerra Mundial, se impactó contra el emblemático edificio Empire State. La colisión generó pérdidas materiales valoradas en un millón de dólares de la época. Dentro del rascacielos se reportaron 11 fallecidos y un hombre que, desesperado, saltó al vacío por una ventana del piso 79 para intentar escapar del fuego, que requirió 40 minutos para ser sofocado, todo un récord para la época.

Los hechos

El 28 de julio de 1945, a las 08:55 am el teniente coronel William Franklin Smith, de 27 años de edad, recibió de sus superiores la misión de trasladar su aeronave desde la base aérea de Bedford, en Massachusetts, hasta la de Newark, en Nueva Jersey. Smith contaba con honores como la Cruz de Vuelo Distinguido, la Medalla Aérea y la Cruz de Guerra, todas conferidas por su valerosa actuación durante 18 meses en el conflicto mundial, donde tomó parte en casi 50 misiones de combate sobre Alemania y Francia.

En el vuelo lo acompañaban el sargento Christopher Domitrovich, de 31 años; y un pasajero de último minuto: el joven soldado Albert Perna, quien iba al encuentro de sus padres para compartir con ellos el dolor por la pérdida de su único hermano, muerto un día antes en el frente del Pacífico por un ataque kamikaze japonés contra el destructor USS Luce.

Había transcurrido una hora desde el despegue cuando Smith recibió un aviso desde la torre de control del aeropuerto Queens, en Nueva York, en el que le notificaron:

" Hay niebla en el área de Manhattan y la visibilidad es de solo tres kilómetros"

Le recomendaron no continuar viaje hacia Newark y aterrizar en Queens, para evitarle volar sobre la populosa área residencial.

Smith acusó el recibo del mensaje, pero hizo caso omiso del consejo y resolvió seguir rumbo a Newark. Confiado en su pericia profesional, apostó por el vuelo a ojo (técnica de navegación en la que el piloto estima la posición de la aeronave a partir del reconocimiento visual del terreno, ya sea de instalaciones como de accidentes geográficos).

Se conjetura que al acercarse a la isla de Manhattan, Smith tomó como referencia equivocada alguna construcción que le hizo intuir la cercanía de la pista de Newark. Entonces bajó el tren de aterrizaje. Los neoyorkinos, horrorizados, vieron cómo el avión, que volaba a solo 150 metros sobre la calle, tomaba rumbo a la populosa Quinta Avenida, sin tener en cuenta la prohibición de sobrevolar Nueva York a menos de 2 000 pies de altitud.

Una publicación de la época reseñó así aquellos dramáticos instantes:

"De pronto el bombardero descendió de las nubes y se encontró encerrado entre la trampa de concreto conformada por los altos rascacielos del centro de la ciudad. Logró esquivar el Grand Central a la altura del piso 22. Después culebreó con maniobras de infarto entre el laberinto de edificaciones, que se le atravesaban por todas partes"

Smith intentó desesperadamente ganar altura. Pero ya era demasiado tarde. A las 9:49 a.m., el avión de más de diez toneladas de peso y a 360 km/h de velocidad, se estrelló entre los pisos 79 y 80 del Empire State.

Luego de las pesquisas en el área del accidente, los expertos del Departamento de Defensa de Estados Unidos concluyeron que, al parecer, «el piloto no calculó bien cuando decidió volar sobre Manhattan en tan malas condiciones ambientales».

Consecuencias

El impacto abrió un boquete de seis metros de ancho por siete de alto. Una de las alas cayó sobre la calle 34. La otra se proyectó sobre la avenida Madison. Restos de fuselaje fueron encontrados en un radio de cuatro manzanas.

Además de arrasar con todo lo que encontró a su paso en el interior de los dos niveles afectados, hizo estallar los 800 galones del combustible de alto octanaje que atiborraban sus tanques, los cuales, al entrar en contacto con el gas doméstico del edificio, desataron un incendio de colosales proporciones. Uno de los motores del aparato, de 1 200 kilogramos de peso, fue a parar al sótano a través del hueco de un ascensor. Dejó tras de sí una estela de gasolina ardiendo. El otro motor, y parte del tren de aterrizaje, perforaron de lado a lado el rascacielos, salieron por su fachada sur y cayeron sobre el ático de un escultor en la planta 13 del edificio Waldorf, ubicado al frente.

Los tres ocupantes del bombardero murieron en el acto. Dentro del rascacielos se reportaron 11 fallecidos, entre ellos seis mujeres que participaban en una conferencia sobre asistencia social católica en tiempos de guerra, y un hombre que, desesperado, saltó al vacío por una ventana del piso 79, a todas luces para intentar escapar del fuego, que requirió 40 minutos para ser sofocado, todo un récord para la época.

La lista de occisos pudo ser mucho más extensa. Solamente que, por fortuna, todo ocurrió un sábado, y en el edificio apenas había unas 1 500 personas de las 15 000 que solían ocuparlo en días normales de labor. Los trabajadores de las plantas superiores, así como unos 60 visitantes que se encontraban en el observatorio de la planta 86, fueron rescatados sanos y salvos por las escaleras de incendios.

En las avenidas contiguas al Empire State, el siniestro no ocasionó estragos de consideración, a pesar de encontrarse enclavadas en una de las zonas más concurridas y transitadas del planeta. Los socorristas contaron apenas una veintena de lesionados en medio de la lluvia de fuego y escombros.

La colisión generó pérdidas materiales valoradas en un millón de dólares de la época.

Fuente

  • Un bombardero contra el Empire State. Disponible en:Diario Juventud Rebelde. Consultado el 7 de septiembre de 2015.