Alzamiento de La Llorona

Alzamiento de La Llorona
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Parte de la Guerra de Liberación Nacional de Cuba
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Lugar donde en 1957 comienza la masacre contra un grupo de jóvenes de Cabaiguán que intentaban alzarse en armas en estas montañas del centro de la isla.
Fecha 6 de agosto de 1957
Lugar Loma de La Llorona, Cabaiguán, Las Villas, Bandera de Cuba Cuba
Resumen Infructuoso intento de alzamiento en armas, derrotado por la delación, ataque por sorpresa y posterior persecución y asesinato de la mayoría de sus implicados.
Beligerantes
Movimiento 26 de Julio Ejército de Batista
Comandantes
Félix Hurtado Manso Teniente Ramón Mirabal
Fuerzas en combate
16 -
Bajas
9 -

Alzamiento de La Llorona. Nombre dado a un levantamiento armado que se produjo durante la Guerra de Liberación Nacional de Cuba a raíz de a la convocatoria a Huelga General Revolucionaria y levantamiento armado, como respuesta de la conmoción provocada por el asesinato de Frank País García, en Santiago de Cuba.

El alzamiento había sido organizado y ejecutado por miembros del M-26-7 en Sancti Spíritus, los que se movilizaron hasta el lugar conocido como la Loma de La Llorona en Cabaiguán el 6 de agosto de 1957 donde esperarían el aporte de armas, municiones y avituallamiento necesarios para poder internarse en las lomas del Escambray.

Cuando aún estaba en etapa de formación sufrió la delación del dueño de la finca donde acampaban, el que facilitó que los atacaran por sorpresa, enfrentándose en desigual combate las inexpertas y mal armadas fuerzas del Movimiento 26 de Julio al ejército del dictador Fulgencio Batista.

Durante el ataque directo del ejército y la posterior persecución a los jóvenes en desbandada, realizada durante casi una semana como una verdadera cacería humana fueron asesinados 8 de los 16 revolucionarios involucrados en el alzamiento, así como el guía que los acompañaba -que resultó la primera víctima, en la entrada de la propia finca-.

El levantamiento fracasó al no conseguir su propósito de llegar a constituirse en un frente armado en el lomerío espirituano.

Antecedentes

Cabaiguán hervía de fervor patriótico ante la lucha liderada por Fidel en la Sierra Maestra. En protesta por el asesinato de Frank País García en Santiago de Cuba el día 30 de julio de este año se produjo en toda la nación el país un llamado a la huelga general, con el propósito inicial de movilizar grupos de acción en distintos sitios para apoyar el paro con sabotajes y acciones armadas.

Preparativos en la zona

Al conocerse la propuesta en la localidad, la Dirección del Movimiento 26 de Julio dio la orden a las distintas células de iniciar el paro y preparar a los grupos armados que ya estaban constituidos para que lo secundaran. Con este objetivo se orientó la recogida de las armas que el movimiento tenía localizadas, además de la ubicación de grupos en varios lugares cercanos de la ciudad para tomar las entradas y salidas de la misma.

También se orientó crear las condiciones para ejecutar un levantamiento armado en la zona y establecer un nuevo frente de combate en la región montañosa del Guamuhaya. Con este fin el día 3 de agosto varios miembros de la organización establecieron contactos en la zona de Neiva con Félix Hurtado Manso, jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio en Cabaiguán. En estas reuniones se acordó partir en diferentes grupos de jóvenes revolucionarios a los campos de la zona a confiscar las armas que estaban en poder de los campesinos y que se emplearían en la acción, planificando encontrarse al final del día todos los grupos en el Monte Fermín, en un punto convenido para coordinar las acciones posteriores.

En el cumplimiento de esta tarea el grupo dirigido por Félix Hurtado tuvo algunos contratiempos que le impidieron efectuar el encuentro con los demás. Según contó Enoel Salas Santos, uno de los sobreviviente del frustrado alzamiento de La Llorona:

“Comenzamos a recoger las armas unos días antes y el 5 de agosto, en un lugar que le dicen Echenique, cerca de Neiva, se empezó a enredar la cosa. El problema fue en la casa del viejo Zoilo Nápoles, un batistiano, quien no quiso entregar las suyas y lo que hizo fue esperar que viráramos las espaldas y nos cayó a tiros, por lo que respondimos y resultó muerto.”[1]

Este trágico incidente fue pronto conocido en la población y desató la rabia de los cuerpos represivos en la zona. Ello provocó mucha confusión que, unida a distintos imponderables, decidió al Comité de Huelga ordenar suspender las acciones previstas y desmovilizar a los hombres. Cuando Félix y sus compañeros llegaron al punto convenido de reunión en el Monte Fermín, ya avanzada la noche, no encontraron al grupo de Fausto Sosa, que había estado esperándolos allí, ni a los enviados del Comité de Huelga, quienes debían informarles de la contraorden, porque ya se habían retirado del lugar.

La decisión del alzamiento

En ese momento de incertidumbre el grupo se traslada para la casa de Lucio Paz, padre de Beremundo, -uno de los miembros del grupo-, y allí Félix dijo:

“Ya estamos comprometidos y tenemos a los soldados detrás nuestro. He tomado la decisión de irme para las lomas y el que quisiera seguirme que se sume ahora…”[2]

Solo uno abandonó la empresa ante aquel llamado ocurrido en la tarde del cuatro de agosto de 1957; los demás, 11 en total, marcharon a campo traviesa pasando entre Guayos y Cabaiguán hasta la finca El Guineo, y de allí a La Llorona, ya en las estribaciones del Escambray para concretar el alzamiento y allí abrir un frente de combate e incorporarse a la guerra de guerrillas. Luego se les sumaron otros tres bisoños rebeldes. A partir de ese momento se contactó con los colaboradores de la zona y se trató de establecer una línea de colaboración con los revolucionarios de la ciudad que serían los encargados de suministrar armamento, medicinas, alimentos, nuevos combatientes, etc. Y justamente ellos fueron quienes proporcionaron un guía conocedor de las particularidades de la zona para llevarlos a buen término.

La concentración en La Llorona

La decisión de permanecer en La Llorona, -un lugar de fácil acceso para la soldadesca-, a pesar de estar tan cerca de las montañas estuvo motivada por la necesidad de permanecer en un punto donde pudieran recibir la ayuda esperada del Movimiento 26 de Julio en Cabaiguan con ayuda del guía, Dionisio Rodríguez Mederos.

Por el camino se les une otro compañero. En la noche del 6 de agosto, ya en la finca La Llorona, los 16 hombres cantan el Himno Nacional e izan la bandera del 26 de Julio. Al día siguiente, según sus planes, el guía debía ir a Cabaiguán a recoger los suministros esperados para abastecer a la pequeña guerrilla antes de su subida al lomerío.

Ante la necesidad de encontrar que comer y a propuesta de Dionisio el guía, temprano en la mañana se contactó con Santos Piñero, un campesino acomodado como de 50 años conocido suyo, que vivía cerca. Se le pidió hacer un poco de comida para el grupo y respondió afirmativamente, pero dijo que tenía que ir a Santa Lucía a buscar arroz y grasa.

Según palabras de Enoel Salas Santos:

“Félix aceptó y le pidió que investigara dónde estaban los guardias. Eso fue por la mañana. Piñero salió para allá y por la tardecita todavía no había regresado, por lo que fuimos lentamente acercándonos a la casa para ver qué pasaba. Él dueño ya estaba allí y nos indicó que fuéramos para debajo de un árbol grande al lado de una cañadita y que esperáramos, que él nos llevaba la comida. Momentos después llegó, dejó los calderos y salió del lugar con prisa sospechosa.”[3]

La delación y el ataque

Según se confirmó más tarde, Santos Piñero, -un antiguo integrante del Partido Revolucionario Cubano-, los traicionó, pues pasadas las cuatro de la tarde del 7 de agosto de 1957, apenas les llevó el almuerzo, el grupo fue atacado por decenas de soldados que salieron disparando y gritando desaforados desde distintos puntos.[4]. A partir de ese momento se desató la represión, de la cual oficiales sanguinarios como el entonces teniente Ramón Mirabal sacaron “méritos” para obtener ascensos y cargos militares.

Beremundo Paz Sánchez, uno de los mártires de La Llorona.

Cuenta Enoel Salas:

“Cuando nos disponíamos a comer, sobre nosotros se desató un infierno de tiros. Estábamos rodeados de soldados que disparaban desde tres direcciones. Quedaba un solo flanco no cubierto por la parte de Caballete de Casa y por ahí escapé yo, por instinto de conservación, porque no conocía esa zona, herido en un brazo y con mi escopeta calibre 44. [5]

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Persecución y asesinatos

En los primeros minutos del ataque fue capturado, torturado y ultimado a golpes y culatazos de fusil el guía del pequeño grupo Dionisio Rodríguez, el cual fue apresado por los guardias después de haber hecho contacto con el campesino delator de los jóvenes rebeldes mientras salía hacia Cabaiguán.

Perseguidos con furia homicida por los esbirros, los jóvenes se dispersaron tratando cada uno de salvarse por su lado. Entre esa fatídica jornada y la del 12 de agosto, cuando es tirado en el cementerio de Santa Lucía el cuerpo de Rolando Monzón Rivero, oriundo de Villa Clara, -el último de los hombres asesinados-, en Cabaiguan y sus alrededores se vivieron días de pánico y zozobra.

Participantes

Del total de 17 participantes en el alzamiento (incluyendo al práctico), durante la acción y los días posteriores murieron el guía y 8 de los alzados contra la tiranía batistiana.

Sus nombres eran:

Lograron sobrevivir 8 combatientes:

Referencias

  1. «Lagrimas que no cesan Sitio Web del Periódico Escambray»
  2. «Lagrimas que no cesan Sitio Web del Periódico Escambray»
  3. «Lagrimas que no cesan Sitio Web del Periódico Escambray»
  4. «Sancti Spíritus, 1957: los crímenes que no se olvidan Sitio Web del Periódico Escambray»
  5. «Lagrimas que no cesan Sitio Web del Periódico Escambray»
  6. «Lagrimas que no cesan Sitio Web del Periódico Escambray»

Fuentes