Batalla de Tannenberg

Batalla de Tannenberg
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Parte de Primera Guerra Mundial
Batalla de Tannenberg.jpg
Fecha 12 de agosto de 1914-3 de marzo de 1918
Resultado Victoria del Imperio Alemán
Beligerantes
Bandera del Imperio Alemán Imperio Alemán Bandera del Imperio Ruso Imperio ruso
Comandantes
Paul von Hindenburg, Erich Ludendorff, Max Hoffmann, Hermann von François Aleksandr Samsonov, Paul von Rennenkampf
Fuerzas en combate
150 000 206 000
Bajas
12 000 170 000

Batalla de Tannenberg. Batalla que ocurrió en las proximidades de la ciudad de Prusia Oriental, de Tannenberg. Enmarcada en la Primera Guerra Mundial que enfrentó al ejército 8 del Imperio Alemán y los ejército 1º y 2º del Imperio Ruso. La batalla de Tannenberg acabó con una victoria decisiva del Imperio Alemán.

Antecedentes

En los inicios de la Primera Guerra Mundial, el Imperio Alemán tenía dos frentes abiertos: el este y el oeste. Los alemanes llevaban mucho tiempo pensando en luchar a la defensiva en Prusia oriental, donde la red de ferrocarril facilitaba el movimiento rápido de las tropas. El general alemán Paul von Hindenburg pasó su retiro planificando hasta el último detalle para derrotar a una invasión rusa de Prusia oriental. No obstante, la planificación de guerra alemana para 1914 se basó en un despliegue de siete ejércitos en Francia, dejando sólo un ejército para enfrentarse a una fuerza rusa mucho más numerosa.

La defensa de Prusia oriental se convirtió en un asunto todavía más complicado cuando se produjo una movilización rusa más rápida de lo que los ale­manes habían pensado. Rusia derrotó a Alemania en la Batalla de Gumbinnen (20 de agosto). El coman­dante alemán Max von Prittwitz temía que las fuerzas rusas, más numerosas, lo rodeasen. Cuando propuso una retirada hacia el río Vístula, el alto mando ale­mán lo sustituyó por Hindenburg, recientemente llamado a filas después de su retiro. Además, Erich Ludendorff, uno de los héroes de la campaña ale­mana en Bélgica, fue nombrado jefe del estado ma­yor de Hindenburg.

Planificación, estrategias y tácticas

A pesar de su avance, los rusos ocupaban en reali­dad una mala posición. Los comandantes de los dos ejércitos rusos, Pavel Rennenkampf y Alexander Samsonov, tenían poca información sobre las posiciones exactas de los demás. El comandante del frente no­roeste, Yakov Zhilinsky, no intentó resolver la confu­sión de los comandantes ni su conocida enemistad. Así, los rusos avanzaron con cautela y de manera que ninguno de los dos ejércitos prestase apoyo al otro ante un posible ataque alemán. Sus comunicaciones, además, dependían de radio y mensajes sin codifi­car que daban importantes pistas a los espías ale­manes.

Al llegar al este, Hindenburg y Ludendorff revisa­ron un agresivo plan para introducir al Octavo Ejército alemán entre los ejércitos rusos Pri­mero y Segundo. El plan era arriesgado, pero encajaba con las enseñanzas del estado mayor sobre las líneas de comunicaciones internas y con las ideas que Hindenburg y Ludendorff habían discutido durante su via­je en tren. El plan alemán consistía en proteger Rennenkampf con una división de caballería y redirigir el resto de las fuerzas alemanas contra Samsonov. Mientras éste avanzaba hacia al oeste, inconsciente del peligro que se le avecinaba. Del mismo modo, un cuerpo alemán al mando del agre­sivo Herman von François se trasladó al este y rodeó a los rusos.

La Batalla

El ataque alemán principal llegó desde el sudoeste y atrapó al ejército de Samsonov. La llegada de fuerzas adicionales desde el norte completó el envolvimiento. Las unidades rusas pronto se vieron atacadas des­de diferentes flancos y sufrieron numerosas bajas. El 28 de agosto, el XIII y el XV Cuerpo de Samsonov lucharon en fiero combate con las fuerzas alemanas. Atrapado entre pantanos y lagos, Samsonov no pudo redesplegar sus fuerzas, lo que aumentó la confu­sión. Su decisión de avanzar y dirigir las operaciones desde el cuartel del XV Cuerpo le incapacitó para di­rigir la batalla en su conjunto. Al día siguiente, el XV Cuerpo no logró romper el envolvimiento y pron­to encontró a sus unidades mezcladas con las del XIII. Después de comunicar al jefe del estado mayor estas palabras: «El emperador confió en mí. ¿Cómo podré volver a mirarle a la cara después de este desastre?» No lo hizo, Alexander Samsonov se suicidó aquel mismo día.

Aunque la caballería de Rennenkampf se encon­traba a una distancia útil del ataque alemán princi­pal, permaneció impasible ante la crisis de Samsonov. Las fuerzas alemanas que atacaron a la derecha de Samsonov también bloquearon los accesos a la ciu­dad de Allenstein, dificultando todavía más cual­quier posible movimiento de Rennenkampf. Cuando se hizo patente que los alemanes estaban moviendo fuerzas muy numerosas a su alrededor, Rennenkampf reaccionó retirando sus efectivos hacia el este. Esta decisión le dio un respiro temporal frente a los mo­vimientos alemanes, pero dejó a Samsonov sin apo­yo.

Resultado

La batalla de Tannenberg ayudó a los Imperios Centrales a sobre­vivir durante los primeros meses de la guerra. Esta victoria compensó el revés sufrido por los alemanes en el río Marne, cerca de París, apenas dos semanas más tarde. Y ayudó a compensar la debilidad del Imperio Austrohúngaro, cuya caótica movilización y planificación de guerra provocaron las primeras de­rrotas. Quizá lo más importante y lo más destacable sea que Tannenbarg redujo en gran medida la ame­naza de que se produjera una invasión rusa del cen­tro de Alemania. Para Rusia, esta derrota aplastante llevó a sus prin­cipales aliados, Gran Bretaña y Francia, a abrigar se­rias dudas sobre la capacidad de lucha de su colosal pero torpe socio.

Legado

Tannenberg rompió el equilibrio y permitió que los alemanes ganasen de nuevo en la batalla de los lagos Masurianos. Entre los días 7 y el 14 de septiembre, las mismas fuerzas alemanas que destruyeron el Primer Ejército de Samsonov derro­taron al Segundo Ejército de Rennenkampf. Los ru­sos acusaron unas pérdidas de 140.000 hombres más. Junto con el fin del plan Schlieffen en el oeste, Tannenberg provocó un cambio fundamental en la estrategia alemana. Hindenburg y Ludendorff se convirtieron en «orientalistas» confirmados y creye­ron que era más probable ganar contra Rusia que en Francia. En 1915 tuvieron su oportunidad al provocar graves daños a Rusia en la campaña de Gorlice-Tarnów. Ni siquiera esta derrota logró destruir al gi­gante ruso, y Alemania se vio ante una guerra en dos frentes que reconocía como imposible de ganar.

Fuentes