Hundimiento del buque Libertad

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Hundimiento del buque Libertad
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Buque auxiliar libertad.jpg
Fecha:4 de diciembre de 1943
Lugar:océano Atlántico
Descripción:
Buque auxiliar cubano con destino a Estados Unidos fue hundido por el submarino alemán U-129
Consecuencias:
Pérdida de 25 vidas
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Bandera de Alemania Alemania
Líderes:
tripulación en general
Ejecutores o responsables del hecho:
submarino alemán U-129


El buque Libertad fue víctima de un ataque de un submarino alemán, el U-129, en aguas del océano Atlántico frente a las costas de Estados Unidos, el 4 de diciembre de 1943.

Murieron 25 cubanos a bordo ―entre ellos, el capitán y todos los oficiales―, y 18 sobrevivieron.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) los alemanes hundieron (por ataques submarinos) cinco buques mercantes cubanos: Santiago de Cuba, Manzanillo, Mambí, Libertad y Veinticuatro de Febrero. Murieron 79 cubanos.

Datos del hecho

A fines de noviembre de 1943, el buque cubano Libertad salió del puerto cubano de Antilla (en la bahía de Nipe, a 84 km al este de la ciudad de Holguín) con un cargamento de azúcar destinado a un puerto estadounidense al norte del cabo Hátteras (estado de Carolina del Norte). El disco de carga no se veía.

El buque, como era usual en la guerra, iba sobrecargado: había que aprovechar hasta el último espacio de carga para cooperar con el esfuerzo bélico de Estados Unidos.

Un viaje rutinario cepillando la cayería cubana, llevó al Libertad hasta Port Everglades (el puerto de la ciudad de Fort Lauderdale]], 50 km al norte de Miami (estado de Florida) en donde se hizo escala para recibir instrucciones de ruta.De Port Everglades salió el carguero con órdenes de incorporarse a un convoy de once buques ―incluyendo el propio Libertad― por la ruta prefijada comenzaron todos a navegar siguiendo las normas del convoy.

Dos de los buques quedaron prontamente rezagados y el convoy quedó reducido a tres columnas de tres buques cada una. Al Libertad le correspondió la posición 1-3, es decir: el buque de la cola en la columna de tierra. Como protección llevaban dos cazasubmarinos navegando en descubierta y uno en cada flanco; pero la retaguardia quedó sin protección.

El submarino alemán

Desde el 14 de mayo de 1942, el submarino alemán U-129 estaba comandado por el capitán de corbeta Hans-Ludwig Witt. Era un U-Boot tipo IXC y en esa época era el buque comando de la segunda flotilla del Tercer Reich. Durante su carrera, el U-129 hundió 29 barcos en 10 patrullas. Fue sacado de servicio el 4 de julio de 1944 en el puerto de Loriente (Francia) y hundido allí el 18 de agosto de 1944. En 1946 fue reflotado por Francia liberada, y desguazado.

Los tripulantes cubanos

El capitán era Moisés Gondra, el primer oficial era Jorge Salvat y el segundo oficial era José Hernández Cabañas, en sustitución de Mateo Cisneros.

La plaza de tercero que hasta entonces ocupara Alejandro González Brito, había quedado vacante. González Brito, a pesar de que Hernández Cabañas quería quedarse en tierra por un mes para contraer nupcias, no había accedido a sustituir a este por un viaje y bromeando le había dicho: “Mira, Cabañas, las aguas del norte del Atlántico son muy frías y no quiero bañarme en ellas”.

Relato de la tragedia

En la madrugada del 4 de diciembre de 1943 el Libertad navegaba a rumbo 041. Se dirigía a un punto fijado a 50 millas al este del cabo Háteras (estado de Carolina del Norte), para de allí dirigirse a cabo Henry y proseguir después hacia Baltimore, que era el puerto de destino. A medianoche, el capitán Gondra y Hernández Cabañas habían abandonado el puente tras cumplir seis horas de guardia de mar y el primer oficial Jorge Salvat se había hecho cargo de la nueva guardía.

Exactamente al filo de las cuatro de la madrugada se sintió una explosión seguida de una gran sacudida y el buque comenzó a escorarse rápidamente por la banda de babor. Un submarino enemigo navegando por la banda de tierra y aprovechando la escasa vigilancia que había en la retaguardia del convoy se había anotado un blanco más en su record. Hernández Cabañas salió apresuradamente de su camarote y en la cámara se encontró con Mario González Cabrera que le dijo: “¡Nos han torpedeado!”.

Cabañas, que no iba provisto de su chaleco salvavidas, se orientó hacia el puente rápidamente, al mismo tiempo que lo hacía el capitán Gondra y quién ya en el puente comenzó a pitar para solicitar auxilio y alertar a los otros buques. Salvat se fue hacia la cubierta de los botes pero no había tiempo materialmente para nada y no pudo dirigir el zafarrancho de abandono en unión de algunos tripulantes. El buque sobrecargado y sin reserva de flotabilidad se iba rápidamente hundiendo de popa.

El contramaestre Calixto Aguayo tuvo tiempo de soltar la balsa grande de estribor y Cabañas al apreciar lo trágico de la situación bajo el puente a buscar su chaleco y al ver en la cubierta el anillo salvavidas se lo puso y segundos más tarde ya se iba hacia las profundidades de la mar arrastrado por la succión del buque. Sin embargo el anillo salvador lo sacó prontamente a flote saliendo junto a una escala pasarela en donde encontró otro anillo salvavidas. La desesperación. La noche era oscura, no había luna. Se escuchaban numerosas voces: unos pidiendo ayuda y otros alentando y animando a los que podían identificar.

Cabañas escuchó cerca de donde se encontraba los gritos de Rodríguez Iriepa (ayudante de máquinas) y quien estaba asido a una tabla y pedía ayuda, la cual prestó Cabañas enseguida, nadando hasta donde aquel se hallaba y dándole el salvavidas que había encontrado en la pasarela. Una hora más tarde, a las voces de Iriepa y Cabañas respondió Calixto Aguayo quien a bordo de la balsa grande había logrado rescatar a ocho supervivientes y les gritó: “¡Cabañas, no te muevas que te tengo localizado! Y poco después llegó hasta ellos, salvándolos de una muerte cierta.

El salvataje

Al amanecer divisaron a no mucha distancia a otra balsa y a la cual se acercaron, encontrando en ella al cocinero Pedroso y a otro ayudante de máquinas. A renglón seguido los supervivientes se repartieron entre las dos balsas y comenzaron a navegar en conserva.

Se hizo un recuento de las provisiones: había bastante y de todo. La mar era de fuerza cuatro con viento bastante frío del noreste.

Como la zona era recalada obligada para casi todos los convoyes, todos estaban animados de la esperanza de que pronto serían encontrados; sin embargo, descursó el día, volvió la noche y no fue hasta las cuatro de la tarde del día siguiente (5 de diciembre de 1943), que la fragata Nachez al mando del capitán Mac Coy los recogió a todos.

Al subir a la fragata se reunieron con Julio Cabarrocas y Melchor de León, que había sido rescatados primero.

A la mañana siguiente (6 de diciembre) como a las ocho, la fragata que había continuado la búsqueda de los posibles sobrevivientes, divisó un bote volcado y al cual se asían desesperadamente Salvador Norman, Rufino Nadal, el timonel Del Valle y otro tripulante más.

La búsqueda

La búsqueda se extendió por dos días más finalmente cuando ya se perdieron las esperanzas de dar con más tripulantes, la fragata se encaminó a Morehead City (estado de Carolina del Norte), 150 km al sur del cabo Hátteras), donde todos los marinos desembarcaron y fueron trasladados a Norfolk (200 km al norte del cabo Hátteras).

Tras las investigaciones y declaraciones de rigor fueron enviados por tren a Miami. Ya en este puerto les esperaban trers cazasubmarinos cubanos que se encargaron de conducirlos hasta La Habana, donde arribaron el 13 de diciembre de 1943.

El regreso

El regreso de los tripulantes fue una mezcla de inmensa alegría y dolor compartoda entre los familiares de los 18 supervivientes, y los 25 desaparecidos, perdiendo sus vidas cumpliendo con su deber.

Fuentes