Palacio de los Matrimonios de La Habana

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Palacio de los Matrimonio de La Habana
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Institución con sede en Bandera de Cuba Cuba
Palacio de los matrimonios de La Habana.jpg
Edificio de alto valor patrimonial
Fundación:15 de febrero de 1914
Tipo de unidad:Palacio
País:Bandera de Cuba Cuba
Dirección:Paseo del Prado, en su cruce con la calle Ánimas

Palacio de los Matrimonio de La Habana : Es uno de los edificios neorrenacentista más lujoso del Paseo del Prado construido en el siglo xx. En la actualidad es el lugar más popular para casarse en La Habana.

Historia

Alentados por un sentimiento comunitario e integracionista, los españoles que durante la colonia y la etapa republicana emigraron hacia Cuba —en su mayoría sin familia, amigos ni recursos— se agruparon en lo que denominaron centros regionales. Eran instituciones «que al principio no admitían socios cubanos, y luego no los aceptaban para formar parte de sus juntas directivas», comenta el historiador Emilio Roig de Leuchsenring en su libro La Habana: apuntes históricos. En la calle Prado, rebautizada más tarde como Paseo de Martí, se erigieron tres sociedades españolas: el Centro Gallego, el Centro de Dependientes y el Casino Español de La Habana. Este último con fecha de fundación el 11 de junio de 1869. Era considerado muy selecto por el nivel de sus socios. El Casino tenía como objeto promover, consolidar y difundir la hermandad entre cubanos y españoles residentes en la Isla. Además exaltaba los valores culturales de España y de Cuba y proporcionaba a sus socios actividades recreativas y de esparcimiento. Su primera sede estuvo en la calle San Rafael, esquina a Industria. Fue en 1914 cuando pasó a ocupar definitivamente el lujoso inmueble en el Prado. El proyecto fue del arquitecto Luis Dediot, quien contaba con obras relevantes en la capital, entre ellas las sedes de diferentes bancos. Dos años fueron suficientes para la construcción del palacio. Así, el 15 de febrero de 1914, se inauguró en presencia —entre otras distinguidas personalidades— del entonces presidente de la República, Mario García Menocal y su esposa Mariana Seva. Estuvieron además el ministro embajador de España, Alfredo Mariátegui y el Excelentísimo obispo de La Habana, monseñor Pedro González Estrada. Se trata de un edificio de tres plantas con un amplio portal público, logia y balcones corridos en el primer piso. Asomos individuales destacan en la segunda planta. Contaba con biblioteca, oficinas, salas de tresillo, de armas y de deportes, cocina, barbería, salón de taquillas y duchas, salón de billares, dominó y cantina y cuarto para uso de los empleados.

Restauración

Para el año 2005, el grado de deterioro del edificio iba en aumento. Entonces la Oficina del Historiador de la Ciudad asumió el reto de devolverle su antiguo esplendor. Según la memoria descriptiva del proyecto, el propósito fue recuperar el aspecto que lucía en sus orígenes el edificio. El servicio del Palacio de los Matrimonios tendría sus salones de ceremonias bien diferenciados. Este inmueble es un exponente de la arquitectura de principios del siglo XX, con elevados valores patrimoniales. Por ello, la acción restauradora se basó en el estudio de los materiales y técnicas originales. Además, fueron reintegrados únicamente los elementos faltantes o con mayor deterioro. A pesar de tratarse de una construcción centenaria, la fachada había mantenido su solidez y encanto. Por ello, solo se procedió a hacerle una limpieza general e iluminarla, con lo cual en las noches se resaltan los valores del edificio. Los dos faroles que custodian el acceso principal sí fueron restaurados. La aparición de una pintura mural, oculta por más de 40 años bajo sucesivas capas de otras pinturas sorprendió a los que allí laboraban. Hallada en las paredes del antes conocido como Salón Rosado, hoy Rojo. Se presume que este espacio fue la Sala de Juntas del Casino Español. Los restauradores lograron rescatar de la mayor parte del fresco.

Salón Dorado

Se trata de imágenes del león rampante, símbolo de lo «español». En heráldica, se dice así por representarlo de perfil, mostrando un ojo y una oreja, levantado sobre la pata trasera izquierda, con la garra derecha y la pata izquierda adelantadas, en disposición de agredir. Este animal evoca el espíritu guerrero, con las cualidades de vigilancia, dominio, soberanía, majestad y bravura.

Fuentes