Controversia del Siglo

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Controversia del Siglo
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Valiente y Naborí Controversia Siglo.png
Se decidió en campo Armada, San Miguel del Padrón
Fecha:5 de junio y 28 de agosto de 1955
Lugar:Teatro del Casino Español de San Antonio de los Baños
Estadio Campo Armada, San Miguel del Padrón
Resultado:
Declarador ganador Jesús Orta Ruiz
País(es) involucrado(s)
Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí y Angelito Valiente

Controversia del Siglo o La Controversia del Siglo fue una legendaria controversia entre Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí y Angelito Valiente que tuvo lugar, primero, el 15 de junio de 1955 en el teatro del Casino Español de San Antonio de los Baños y, después, el 28 de agosto en Campo Armada, San Miguel del Padrón. Esta controversia sigue siendo un hito del debate popular de la décima cubana y más que una porfía, fue un diálogo exaltado de dos pilares de la canturía del siglo XX. Su trascendencia como suceso del nepotismo rebasó la circunstancia local y nacional, y constituyó asimismo un jalón dentro de la poesía oral de la Lengua Española.

Los contendientes

  • Naborí el lírico prometedor y estudioso, llegó a situarse entre los mejores poetas de Cuba.
  • Valiente, bravo domador del octosílabo de pueblo, cargado siempre el verso de hondura y gracia.

Características de la controversia

  • Fueron necesarios dos actos para proclamar un vencedor: el Indio Naborí.
  • El primero de ellos tuvo lugar el 15 de junio de 1955, en el Teatro Casino Español de San Antonio de los Baños (La Habana), ante dos mil personas.
  • Allí Naborí con su prestigio nacional, ante el hijo de San Antonio disputándole en su propio patio los altos laureles… Fue una noche sin olvido en la que la perfección de las décimas improvisadas impidió al jurado declarar un vencedor.
  • El impacto popular y el nivel poético hizo que los dos encuentros pasaran al mundo de las leyendas, recordándose como los más grandes celebrados en Cuba.
  • El jurado propuso cinco temas a los contendientes: el amor, la muerte, la libertad, el campesino y la esperanza. Este jurado estuvo compuesto por los intelectuales:
  • Raúl Ferrer
  • José Sanjurjo
  • Rafael Enrique Marrero

Historia

Razones

La CMQ, principal emisora de radio cubana, transmitió entre las 10 y las 11 de la mañana (entre el 1954 y 1958) un programa llamado "Competencia Nacional del Trovadores" que consistía en animadas controversias entre los más importantes repentistas cubanos, entre ellos estaban Angel Valiente y Jesús Orta Ruiz "Indio Naborí"

A pedido de los radio-oyentes que siempres quedaban insatisfechos por la poca duración de aquellos encuentros radiales, se organizó un encuentro entre los dos poetas más populares del momento en un espacio abierto.

  • 1955, 15 de junio; en el Teatro del Casino Español de San Antonio de los Baños (La Habana) se reunieron más de dos mil personas para presenciar el desafío entre Valiente y Naborí.

Contenido

  • Se improvisó siguiendo tres temas clásicos: El Amor, La Libertad, La Muerte.
  • El encuentro fue declarado empate, hubo una revancha el 28 de agosto del mismo año celebrada en el estadio Campo Armada donde los poetas cantaron ante la algarabía y emoción de diez mil personas.
"Aún los campesinos de La Habana, Pinar del Río y Matanzas recuerdan la llamada ‘controversia de Campo Armada’, donde el Día del Campesino de 1955 se cantaron décimas que recogían la problemática guajira, en una fiesta que se hacía en oposición a la fiesta oficial demagógica que se llevaba a efecto, a la misma hora y el mismo día, con todos los recursos, en los jardines de La Tropical".
Indio Naborí rememorando el segundo encuentro.

Transcipción de la controversia

Gracias a la taquigrafía las décimas cantadas en ambos encuentros se pudieron recoger y publicar en Panorama, una revista de entonces, acompañadas de algunas fotos.

El amor
Naborí
1
Amor –bálsamo en la herida
y sol risueño en la frente–
es el Génesis, la fuente
universal de la vida.
Por su gracia indefinida,
yo explicaría el amor,
no con mi voz de cantor
sino con veinte violines
en un bosque de jazmines,
a los pies de un surtidor.
3
Érase la iniciación
del milagro de lo vivo:
salió Amor del primitivo
huevo de la Creación…
Todo sintió la pasión
de abrazarse y de fundirse;
acaso porque al abrirse
sus pupilas luminosas,
tuvieron seres y cosas
la necesidad de unirse.
5
Amor es el Todo: es
el cuerpo eterno de un dios
que quiso partirse en dos
para juntarse después.
Donde una pareja ves
fundiendo sus voluntades,
no veas dos unidades
juntas por afinidad,
sino una sola unidad
uniendo sus dos mitades.
7
Amor… ¿Qué cosa es amor?
Tal vez la ley misteriosa
que enseñó a la mariposa
el secreto de la flor.
Hoguera cuyo calor
salva de muerte al viajero
que transita por sendero
helado de invierno triste…
fuerza de atracción que existe
entre el imán y el acero.
9
Amor no es pedir: es dar
la casa, el lecho, la mesa…
Es –según Santa Teresa–
la alegría de alegrar…
Ser feliz al escuchar
la risa de los felices,
ver los humanos deslices
con el perdón más profundo,
y sentir que el tronco del mundo
tiene en nosotros raíces!
11
Hay el amor de cristal
de la novia soñadora,
embrujada por la hora
del beso y del madrigal…
La espera inquieta, puntual
como los rayos solares,
el Cantar de los Cantares
en voz de aire sedeño,
y la embriaguez de un ensueño
constelado de azahares.
13
Hay el amor a la esposa,
la sed joven que disfruta
la realidad de la fruta
y la ilusión de la rosa.
Mas, cuando madre amorosa
la mujer se nos ha dado
en el hijo bien amado
que hablará con nuestro dejo
el Amor es un espejo
vivo que nos ha copiado.
15
Madre –tierra que se inunda
de savia, vibra y florece–:
tu hijo es un árbol que crece
desde tu entraña fecunda…
Pero su raíz profunda
se ha quedado en tu matriz:
por eso no eres feliz
si tu hijo llanto derrama:
golpe asestado a la rama
siempre duele a la raíz.
17
Amar a un hijo es amar
nuestra carne, nuestros huesos;
es como ver nuestros besos
con el milagro de andar.
Y el padre que ve enterrar
a un hijo inmóvil y frío,
es un pájaro sombrío
que en un dolor de ala mustia
se pone a volar su angustia
al pie del nido vacío.
19
Para que con nuestra huella
se torne cristal el lodo,
hay que amar: amarlo todo,
desde el gusano a la estrella.
La fulminante centella
se hará un suave resplandor;
la espina se hará una flor,
el erial se hará una huerta,
cuando no quede una puerta
cerrada para el Amor.


Valiente
2
Amor es desprendimiento
del humano corazón;
una manifestación
íntegra del sentimiento.
Sublime florecimiento
de íntimas evocaciones;
pulmón de nuestros pulmones,
que más fuerza le pedimos
cuando en el alma sentimos
todas sus palpitaciones.
4
Amor es lágrima ardiente
y carcajada sonora:
está en el pecho que llora
y en el niño sonriente.
Nada le es indiferente,
en todas partes está;
y sólo el amor nos da
un aire de primavera,
cuando la ilusión primera
de la vida se nos va.
6
Por el amor a la vida
hay lucha de enero a enero,
y el hombre derrite acero
sudando sangre molida.
Con la influencia crecida
de su fuerza espiritual,
el trabajo corporal
tiene sus evoluciones
para las realizaciones
del progreso universal.
8
¡Qué sublime es el amor
de ese padre espiritual
que es el maestro rural
en su cívica labor!
Llegar al campo, al dolor
de tanto niño olvidado,
arrancarlo del arado
donde mata su destino
para enseñarle el camino
que el geófago le ha negado.
10
Y por el amor también
el hombre se ofusca y mata
cuando la mujer ingrata
no le corresponde bien.
Cuando traición y desdén
marchitan su amor profundo,
cuando un loco furibundo
se arrebata y busca el pecho
que le ha robado el derecho
de ser feliz en el mundo.
12
Amor de novia, embeleso
de ternura apasionada,
calabozo en la mirada
para la prisión de un beso.
Vemos el instinto preso
de unas inquietudes locas,
un afán rompiendo rocas
de vigilancia y cuidado,
cuando no se ha realizado
el impacto de dos bocas.
14
La esposa se da en amor
como en caminos la vida,
cuando es bien correspondida
por su firme adorador.
Pierde todo su esplendor
cuando la traición la hiere;
es un amor que requiere
justa reciprocidad,
porque sin felicidad
se enferma, se agrava y muere.
16
La madre siente un amor
hondo y desinteresado:
diríase un cuerpo alado
para un vuelo superior:
se crece junto al dolor,
ante el pecado medita;
es esa fuerza infinita
que el tiempo no la consume;
rosa que se da en perfume
hasta después de marchita.
18
Amar a un hijo es saber
que todo no se ha perdido,
que el árbol viejo y rendido
en otro empieza a crecer.
Verlo jugar y correr
es empezar a vivir…
¡qué dicha verlo reír,
porque en su risa inocente
se está abriendo una simiente
de luz para el porvenir.
20
Amor grande el que yo siento
por aquella madre anciana,
desde allá con una cana
me iluminó el pensamiento.
Levántate, monumento
de luz, de esperanza y fe;
mirarte es saber por qué
nadie tanta luz expande…
Allá está el amor más grande
del mundo, puesto de pie.

La muerte
Valiente
1
Ojalá tenga la suerte
pocas veces conseguida
de que florezca mi vida
para cantarle a la muerte.
Ella es la mirada fuerte
en incontenible acecho;
y como en un marco estrecho
la mentira de vivir
y la verdad de morir
se me juntan en el pecho.
3
Para hablar de las mañanas
y las tardes que se van,
la vida y la muerte están
juntas como dos hermanas.
Las inquietudes humanas
no tienen razón de ser,
si aceptamos que nacer
es la acción que nos convierte
en mas hijos de la muerte
que de la propia mujer.
5
Los que aceptan que morir
es pasar a mejor vida,
que sólo hay carne vencida
y no el derecho a vivir,
ésos, con un sonreír
de niños, la muerte esperan;
y nunca se consideran
íntegramente vencidos,
como si extraños fluidos
de otras vidas recibieran.
7
Los que niegan la existencia
del eterno “Más Allá”,
y entienden que todo está
del mismo cuerpo en la esencia,
ésos, con una impaciencia
triste que los desanima,
quieren que el tiempo se exprima,
que dé más de lo que puede;
y el tiempo no retrocede
y les pasa por encima.
9
La muerte, enorme gigante,
invisible, puesto en pie,
no se siente, no se ve
y en todo está vigilante.
nadie adivina el instante
de su exacta aparición;
brota de la confusión,
porque se proyecta igual
en la punta de un puñal
que en brazos de una pasión.
11
Muere un niño de igual modo
que morir puede un anciano:
en la amplitud de la mano
de la muerte, cabe todo.
hecha sombra, en el recodo
de cualquier camino, está;
y cuando a buscar se da
uno para su rebaño,
no le interesa el tamaño
ni hacia qué lugares va.
13
Por cuanto de radical
tiene la muerte, la quiero:
lo mismo quiebra el acero
como el más simple metal.
El orgullo personal
en sus garras se hace añicos;
y suelta como abanicos
sus tentáculos salobres,
sorda al clamor de los pobres,
sorda a la voz de los ricos.
15
Una muerte producida
por la vía del suicidio,
nos dice cómo el presidio
deja escapar una vida.
La muerte para el suicida
es vía de flor y estrella,
pues cuando bajo la huella
del dolor no puede estar,
lo hace, pensando encontrar
su liberación en ella.
17
No siempre la muerte deja
el dolor de lo perdido,
pues cuando muere el olvido
la alegría se refleja.
Y cuando muere una queja
hay alegría también;
y cuando yace el desdén
hay un entusiasmo igual,
porque el sepulcro del mal
es la cuna para el bien.
19
La muerte de algo está aquí
presidiendo la velada,
y puesta está su mirada
en Valiente o Naborí.
Si cae la derrota en mí
como en un duelo sombrío,
esta misma noche al río
desilusionado iré
y en su entraña dejaré
enterrado un sueño mío.


Naborí
2
La Muerte es desconocida
maga de tierra o de cielo,
que con tijeras de hielo
corta el hilo de la vida.
Ni la más enternecida
voz humana la conmueve;
trepa por la vida breve
como una invisible hiedra,
con sus oídos de piedra
y sus entrañas de nieve.
4
Como un alfiler de frío
la muerte, callada, viene
desde un palacio que tiene
forma de cráneo vacío.
Viene por un ancho río
de aguas negras y plomizas;
y después que ha vuelto trizas
la vida que le molesta,
vuelve a su casa, y se acuesta
en su cama de cenizas.
6
Acaso tal diosa helada,
más sorda que la sordera,
es pérfida mensajera
al servicio de la Nada.
Acaso empuña su espada
en donde nadie la ve
y deja bajo su pie
suicidio, enfermedad, guerra…
por devolverle a la Tierra
lo que de la Tierra fue.
8
La muerte es Emperadora
que nos impone su estigma,
y en la noche de su enigma
no se vislumbra la aurora.
no le responde a quien llora
el dolor de un hijo muerto,
ni supieron nada cierto
en torno suyo los sabios..
Es como el dedo en los labios
de la Esfinge del desierto.
10
Es para el místico anhelo
camino de salvación,
una breve transición
entre la tierra y el cielo;
la necesidad de un vuelo
hacia un lejano paraje;
algo como dar un viaje
de una orilla a la otra orilla;
una cosa tan sencilla
como cambiarse de traje.
12
Para los que no han querido
más detalle que la Ciencia,
la muerte es “la consecuencia
lógica de haber nacido”.
Ante su afán concluido
mito es la celeste Gloria;
mas, si hay alta ejecutoria,
hay un modo de quedarnos
vivos, y es el de sembrarnos
en el surto de la Historia
14
El hombre que plenamente
se ha dado a la Humanidad,
forjando una sociedad
de conciencia diferente,
muerto, como una simiente
espiga en un monumento;
y de pie, en el sentimiento
del pueblo que nunca olvida,
sigue viviendo la vida
abstracta del pensamiento.
16
¡Paz! Corazones humanos,
hoy que el hombre furibundo
tiene la muerte del mundo
como un juguete en las manos.
se envenenan oceanos
con una bomba homicida
que puede con su embestida
no dejar en el planeta
ni siquiera una silueta
vaga de lo que es la vida.
18
La muerte es casi cariño,
dulce descanso y consuelo,
cuando se posa en un pelo
que el dolor pintó de armiño.
pero la muerte de un niño
–flor de sonrisa y pureza,
albo soldado que empieza
los fragores del combate–,
tal parece un disparate
cruel de la Naturaleza.
20
Sin embargo, no es tan mala
la muerte de manos frías,
porque las categorías
más disímiles iguala…
Ella no establece escala
de edad, talento ni suerte…
Tal vez sería más fuerte
nuestra vida miserable,
si tuviera el invariable
socialismo de la muerte.

La Libertad
Valiente
1
Libertad, palabra de oro
con sabor a sangre pura,
y en la conciencia madura
de los pueblos, un tesoro.
en los hombres sin decoro
prospera la indignidad
porque sin la voluntad
de los corazones bravos,
de un semillero de esclavos
no brota la libertad.
3
Dijo el Apóstol ayer
con su palabra uniforme:
"La libertad es la enorme
tiranía del deber."
Para ser libre hay que ser
hombre de inmensas virtudes,
porque las ineptitudes
son fábricas de cadenas,
extorsionando las venas
de las grandes multitudes.
5
Libertad, prerrogativa
del espíritu elevado,
que lleva en lo más sagrado
su parte interpretativa.
En la acción suplicativa
no está su realización;
y hay en toda mediación
un propósito pigmeo,
como señaló Maceo
en el Pacto del Zanjón.
7
A mí no me gusta ver
ni a un pájaro en jaula de oro,
donde el canto más sonoro
un sollozo puede ser.
la obsesión mía es romper
la jaula, y decirle: “¡Al monte!
Date a volar, y disponte
a ser libre, sin más cruz
en las alas que la luz
para ver el horizonte.”
9
Cuando el pueblo americano
bajo el predominio inglés,
tenía grillos en los pies
y una traba en cada mano,
junto a Washington –su hermano
de luchas–, Lincoln se alzó:
a los suyos liberó,
hasta que por manos fuertes
la más triste de las muertes
en el camino encontró.



11
Del mundo que anda y progresa
para un rumbo más feliz,
es una enorme raíz
la Revolución Francesa.
Danton, con palabra gruesa,
fustigó la iniquidad,
y en su inmedible ansiedad,
aquel cíclope del verbo,
cogió al siervo y vistió al siervo
con alas de libertad.
13
Dessalines –según dijera
en sus versos Naborí–
fue del corazón de Haití
base, mástil y bandera.
Como si tenido hubiera
águilas en cada mano,
puso un vuelo en cada hermano
y un resorte en cada cosa,
para conquistar la hermosa
libertad del pueblo haitiano.
15
Palacios, el orador
de la Argentina que ardía,
en la palabra tenía
un puño libertador:
El recuerdo de su amor
por su patria, predomina
y a la Historia le camina
a pasos de paladín,
como lo hace San Martín
entre Chile y Argentina.
17
Donde hay esclavos, no hay gloria:
los esclavos en cuestión
no son una patria: son
la vergüenza de la Historia.
Eso prendió en la memoria
del Titán –sol y jinete–
hasta que en San Pedro, al fuete
de la batalla cayó
y Cuba se le encendió
en el filo del machete.
19
El primer sacrificado
por la humana redención
debía tener un panteón
en cada espíritu honrado.
Él cayó crucificado
para que le mundo avanzara,
y aquellos que él libertara
yendo al Calvario y la Cruz,
ciegos para tanta luz
le han escupido la cara.


Naborí
2
¿Libertad? La libertad
no tolera la estrechez:
anchura quieren el pez,
el ave y la humanidad.
quiere el ave inmensidad
azul para desplegarse;
puede el pez, al limitarse
fuera del mar, perecer,
y los hombres quieren ser
libres para no asfixiarse.
4
La libertad defendida
hasta el esfuerzo imposible,
no es más que el imprescindible
oxígeno de la vida.
Cuando en tierra sometida
nos asfixia la opresión,
para la respiración
necesaria del vivir,
un mártir déjase abrir
un hueco en el corazón.
6
Libertad, el indio Hatuey
–rosa de llamas rojizas–
te consagró sus cenizas
en el altar siboney.
Crueles soldados del Rey
incendian al indio bravo,
y el héroe con taparrabo
sonríe, muere contento…
El humo libre en el viento
siempre es más que un hombre esclavo.
8
El ejemplo es el quetzal
herido de Guatemala:
enjaulado, pliega el ala
en silencio funeral.
rechaza, en huelga mortal,
los alimentos vitales
que le dan las criminales
manos que lo han encerrado…
Pueblo digno, encadenado,
muere como los quetzales.
10
Jorge Washington, tu espada
digna de la loa homérica,
fue en las tinieblas de América
primer rayo de alborada.
Inglaterra desangrada
se va por el oceano,
y cuando es punto lejano
de lejana embarcación,
brilla otra constelación
bajo el cielo americano.



12
Francia, tu Revolución
te enderezó las rodillas
y lavó viejas mancillas
como un sangriento jabón.
Tu faro de redención
alumbró a la humanidad,
desde aquella tempestad
de liberador arrojo…
¡Jamás un traje tan rojo
se puso la Libertad!
14
Toussaint de betún y acero
con alma de claro día,
en la espalda te dolía
el látigo del negrero;
y el dolor te hizo guerrero
–vórtice de la inquietud–,
para que una multitud
de hombres en silencio largo,
despertara del letargo
zombie de la esclavitud.
16
Bolívar de acero y miel,
yo tiemblo cuando te evoco:
Capitán del Orinoco
con los Andes por cuartel.
Los cascos de tu corcel
iban soltando centellas,
y no dejando ni huellas
de siervos y de tiranos,
te salían de las manos
pueblos libres como estrellas.
18
Libertad, tú haces leones
de la paloma y el galgo:
así volvió el cura Hidalgo
arengas sus oraciones…
Por sucumbir en gestiones
de liberación humana,
linda enseña mejicana,
dulce bandera de gloria,
en el mástil de la Historia
flotando está su sotana.
20
¡Oh, Martí, la dignidad
tuvo tal grandeza en ti,
que basta decir Martí
para entender Libertad!
No has visto tu voluntad
realizada todavía;
pero confía, confía,
que, tras las sombras corsarias,
limpias manos proletarias
están haciendo tu día.

  • Los temas del segundo duelo fueron La Esperanza y El Campesino.

La esperanza
Valiente
1
Esperanza, teologal
virtud crecida en mi pecho,
y confianza hasta en el lecho
de la tragedia final.
Fortaleza espiritual
con las dudas en porfía,
pues sin ello no sería
el hombre vivo exponente
de lucha; y por consiguiente
el mundo se estancaría.
3
Cuando sorda y despiadada
la suerte nos abandona;
cuando todo nos traiciona
y en firme no queda nada;
cuando con fría mirada
la crueldad nos intimida,
la esperanza florecida
de virtudes milagrosas,
nos llena el alma de rosas
y sueños para la vida.
5
En todo lo que se mueve
hay una esperanza en pie,
y tiene junto a su fe
sueños de vapor la nieve.
Cuando trágico y aleve
el dolor, abriendo heridas,
destroza y silencia vidas,
ella, desde sus arcanos,
es un cuerpo con cien manos
moviendo cosas dormidas.
7
Novia cernida de estrellas
con una tiara de luz
para el hombre que en la cruz
dejara indelebles huellas.
Mano abstracta que las bellas
rutas del triunfo señala;
rosa que perfume exhala
hasta en la entraña del lodo,
eso es la esperanza en todo,
resumen de sueño y ala.
9
Casi que un adolescente,
Martí sufre en la cantera
el rigor que nadie hubiera
soportado heroicamente.
La negrura del presente
se siembra un feliz mañana,
porque como una campana
bronceada, en su pecho ardía
la esperanza que sería
libre la tierra cubana.
11
Cuando la callosa mano
del labriego tierras labra
y no dice su palabra
su intenso dolor humano,
abre el surco, deja el grano
en sus entrañas caer,
con la esperanza de ver
florecida su labranza:
ahí fue sudor la esperanza,
fue trabajo y fue deber.
13
Y cuando un niño ha nacido,
al que Dios su luz prodiga,
junto con él, una espiga,
de esperanza ha florecido.
Para los padres ha sido
un feliz alumbramiento;
y a partir de ese momento,
cuanto se agita en la cuna
–llanto o risa–, todo es una
esperanza en movimiento.
15
Cuando el látigo implacable
de las dudas nos fustiga,
la esperanza más que amiga
es la hermana inseparable.
Su influencia respetable
tiene la virtud del vuelo;
confianza frente al recelo
que nos sorprende y nos crispa
como una razón de chispa
rompiendo la acción del hielo.
17
Novia de la primavera
dándose en savia y retoño,
cuando en la angustia de otoño
se entristece la pradera.
Tu verde en el campo impera
igual que el agua en el río;
no te detiene el estío
y más en llegar persistes
cuando un dolor de hojas tristes
le da vueltas al bohío.
19
Aquí no hay un corazón
donde no esté la esperanza
creciendo en fuerza y confianza
como en sueños de ilusión.
Lo mismo está en la pasión
como en el juicio sereno,
porque paz y desenfreno
son fuerzas en desafío,
cuando ha tenido un vacío
la esperanza de estar lleno.


Naborí
2
La esperanza, siempre buena,
es una mujer encinta,
risueña, con una cinta
verde sobre la melena.
En sus manos de azucena
lleva capullos y granos;
y sonríe a los humanos
como luz entre lo oscuro,
sabiendo que está el futuro
en su vientre y en sus manos.
4
¿La esperanza? La esperanza
no retrocede jamás…
Dice el pesimismo: “¡Atrás!”
Y ella: “Caminante, avanza,
no cejes, que en lontananza
el sol que buscas descuella.”
Y el hombre sigue su huella
hasta que encuentra la suerte,
o lo sorprende la muerte
con la mirada en su estrella.
6
Abrió su caja secreta
Pandora, y se le fugaron
los Males que se adueñaron
de los hombres y el planeta…
Desde entonces, triste, inquieta,
la humanidad sufre y llora;
pero sueña con la aurora
de perpetua bienandanza,
porque aún está la Esperanza
en la caja de Pandora.
8
Es la Esperanza inmortal
el día recién nacido;
es la postura en el nido
y el botón en el rosal;
es el maná celestial
que cayó sobre el Desierto;
es la vida de lo muerto
y el dulzor de los abrojos;
es un niño con los ojos
fijos en un libro abierto.
10
La esperanza es una oruga
–fino estuche sin abrir–
donde late un porvenir
de alas en risueña fuga.
¡Cómo la frente se arruga
por una interrogación
cuando –minúsculo avión,
flor con alas, mariposa–
pasea de rosa en rosa
la dulce realización!
12
La esperanza es un pichón
–sangre de tecla y campana–
donde palpita un mañana
de plumas y de canción.
Un día, desde el jergón
del nido, algo se levanta,
y de una dulce garganta
surge un trino enamorado:
es un sueño que ha emplumado
vela, se detiene y canta.
14
Cuando vientos otoñales
verifican el presagio
campesino, en un naufragio
de cosechas y animales,
llora el guajiro sus males
sobre una caída palma;
pero una vez en la calma,
Ella –promesa de flores–
dice con siete colores
la paz de cielo y del alma.
16
¿Quién dio a Colón el anhelo
insomne de navegar
hacia donde forma el mar
un vértice con el cielo?
¿Quién endulzó su desvelo
salado de mar profundo?
¡Ella!, que ante un rubicundo
sol, ante un verde exquisito,
gritó ¡Tierra! y fue su grito
heraldo de un nuevo mundo.
18
Ella nace el mismo día
que el hombre; crece con él;
le dice: “La vida es miel
y el panal está en tu vía.”
El hombre no desconfía
de su promesa eternal;
y si no halla su ideal
por todo el camino largo,
muere con el labio amargo
y el sueño junto al panal.
20
Campesino y proletario
ansiosos de libro y pan,
junto a la esperanza, van
por el nuevo itinerario.
Ahora es la cruz, el calvario,
la búsqueda cotidiana,
pero mañana, mañana
lirios parirá el espino,
tocado por el destino
nuevo de la especie humana.

El Campesino
Naborí
1
Oh, campesino!, mirada
escrutante que se pierde
por toda una noche verde
que no sabe de alborada!
Persisten en tu morada
miserias precoloniales,
pues cual hojas otoñales
sobre tus melancolías
van descendiendo los días
lentos, pesados, iguales.
3
El tiempo se ha detenido
en ti, guajiro de acero,
por lo que hasta tu sombrero
tiene el color del olvido.
El progreso ha convertido
en ciudad más de un batey,
y ha mecanizado al buey,
a la carreta, al arado,
pero tú sigues parado
en la hora siboney.
5
Hay un monstruo feudalista
que sólo caña procura
y lleva en su sangre impura
diabetes capitalista.
Sordo, voraz, egoísta,
no tolera otro sembrado,
y por él, por su pecado,
el tiempo muerto es tan frío
como un caldero vacío
sobre un fogón apagado.
7
Hay otro monstruo sombrío
que en sus apetencias de amo
no quiere dejar un tramo
de tierra para un bohío.
Toma la loma, el bajío,
el río, los callejones,
derriba nobles horcones
y echa familias hambrientas
a las rutas polvorientas
que van a las poblaciones.
9
Cuando la zafra termina
cesan el “tiro” y el “corte”.
¡Cuánto champaña en el Norte!
En mis campos, ¡cuánta ruina!
Aquí la gota de harina,
el parásito, el dolor;
allá, ríos de licor
en pipas de grifo abierto…
¡Ay, sombra del tiempo muerto,
tiempo muerto y matador!
11
¡Oh, machetero –ciclón
que tumba y se tumba él!
Tumbas la caña de miel
y ella te tumba el pulmón.
Te viertes en profusión
de sudor por cada poro…
Caña, caña es tu tesoro,
pero hay una mano extraña
que te roba sangre y caña
para transfusiones de oro.
13
Jamás es tuyo, veguero,
el tabaco que es tan tuyo.
Tú le enciendes un cocuyo
en el labio al mundo entero.
Embriagas al extranjero
con la hoja más escogida;
pero una boca homicida
en el festín de un atraco,
como se fuma el tabaco
también te fuma la vida.
15
Hombre laborioso que
sobre el lomo de la sierra
le descubres a la tierra
el milagro del café:
trabajas con honda fe
y tu premio siempre ha sido
penas que han ennegrecido
el espejo de tu vida,
como cuando en agua hervida
echan tu pulmón molido.
17
Los afanes invasores
de la caña y el ganado
tierra casi no han dejado
para los frutos menores.
Pequeños agricultores
sin depósito de frío,
transporte ni regadío,
van a los intermediarios
como arroyos tributarios
que van a morir al río.
19
Eres, oh, tierra profunda
de quien te hace florecer,
del modo que es la mujer
del hombre que la fecunda.
El que de sudor te inunda,
el que te labra y te cuida,
debe vivir de tu vida
y ser tu dueño y señor…
No hay escritura mejor
que una mano encallecida.


Valiente
2
Campesino, tierra en pie
con surco de arriba abajo,
el oro de tu trabajo
lo amasa quien mal te ve.
El que no sabe el porqué
de tu mano encallecida,
y derrocha y dilapida
el fruto de tu dolor;
con burlas para el sudor
de tu ropa percudida.
4
Ninguna voz llega al alma
de Cuba como tu voz,
cortante como la hoz,
guajira como la palma.
En esas noches de calma
afiebradas por Vulcano,
tu voz sale por el guano
huyendo, como si fuera
un pájaro que le huyera
a la jaula del verano.
6
Cuba eres tú, campesino,
con tus manos laboriosas;
tú estás en todas las cosas
hondas del patrio destino.
En el dolor del camino
triste del desalojado,
en la reja del arado,
en la polaina, el machete
y el herido caballete
de un bohío abandonado.
8
Tu voz de engaños dolida
se queda en la guardarraya:
alguien le impide que vaya
al Palacio, y ser oída.
El que te exprime la vida
te amarra la voz también,
porque su holganza y su bien
tienen puntos elevados,
mientras más encarcelados
tus sentimientos estén.
10
La escuela rural no llega
más allá de cinco millas
de donde hiriendo rodillas
el político la entrega.
Allá en el monte, en la vega,
a respetable distancia,
llora de olvido una infancia,
y el eco de sus sollozos
se pierde en los calabozos
sombríos de la ignorancia.
12
En la vivienda con techo
de guano y piso de tierra,
manos de sombras te cierra
la portada del Derecho.
Tus hijos bajo el acecho
del parásito maldito,
claman justicia, y su grito
no más que mofas recibe
del indolente que vive
en Palacio de granito.
14
Cuando la maternidad
dice a la mujer que hay entre
el espacio de su vientre
viva una felicidad…
Allá en triste soledad,
tierra adentro, la mujer
campesina ve nacer
a su niño en triste cuna,
al aire, al sol, a la luna
queriendo otra estrella ser.
16
Los caminos vecinales
han sido una frustración;
el estrecho callejón
y tus penas son iguales.
Y cuando aguas torrenciales
inundan siembra y camino,
¿quién eres tú, campesino?
Un preso incomunicado…
¿Será porque el hombre honrado
no merece otro destino?
18
El político, funesto
mercader de tu conciencia,
para su concupiscencia
siempre es ánimo dispuesto.
Si te enfermas, está presto
a llevarte al hospital;
te lleva… cura tu mal
los médicos que has pagado;
y él, con eso te ha comprado
lo más puro: el ideal.
20
Tu día no es este día
de luz y música y fiesta:
el día de tu protesta
no ha llegado todavía.
Tu grito de rebeldía
será la mejor tonada;
y Cuba estará empinada
en el marco de tu base,
porque el triunfo de tu clase
es la patria liberada.

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Fuentes